Estado de las carreteras

Cómo afecta el mal estado de las carreteras a la seguridad en el vehículo

A la hora de conducir existen factores determinantes que contribuyen a hacer de cada viaje una experiencia única. Desde luego, el comportamiento del conductor, el estado y el mantenimiento del vehículo, las condiciones del tráfico y las condiciones meteorológicas juegan un papel fundamental. Sin embargo, hay otro factor igualmente decisivo y al que no siempre le prestamos la atención suficiente. El estado de las carreteras es causa de un porcentaje importante de averías en vehículos y/o accidentes y puede comprometer sobremanera la seguridad durante el trayecto.

En efecto, una carretera en mal estado puede ser causa de percances al volante y de desperfectos en el automóvil. La presencia en la calzada de grietas, baches, socavones, u otro tipo de deformaciones incrementan el riesgo de sufrir un siniestro, bien por una pérdida de control del vehículo, bien por una mayor fatiga del conductor, o bien por inclemencias meteorológicas que incrementen la posibilidad de desprendimientos, acumulación de agua, etc. en aquellos tramos de vía en malas condiciones.

Pero además de la situación de la calzada en sí misma, existen otros elementos importantes en la vía que son esenciales y contribuyen a la seguridad del vehículo ante cualquier contratiempo. La señalización de la vía ya sea vertical u horizontal debe ser perfectamente visible y estar situada en los tramos adecuados de la carretera. Un mantenimiento apropiado de la calzada y del entorno favorece la visualización y la legibilidad en este sentido.

Junto a la correcta señalización, la presencia de barreras de contención en todo el trayecto es de vital importancia ante cualquier posible percance: los guardarraíles son clave para proteger de las salidas involuntarias de la carretera, así como postes, vallas y otro tipo de mobiliario propio de las vías de circulación. Lo mismo ocurre con la iluminación, sobre todo en vías secundarias donde la luz escasea. Las luminarias son fundamentales durante la conducción nocturna o con circunstancias meteorológicas adversas ya que el reflejo de la luz sobre el pavimento favorece la mejora del campo de visión y, por ende, determina la seguridad del vehículo y de los ocupantes en todos los tramos del viaje.

Evitar baches

Cuando se ponga en camino, esté atento a estos peligros y sepa qué hacer si alguno es evitable.

  • Mantenga los neumáticos inflados adecuadamente. Un neumático podría reventar si la llanta roza contra el borde dentado de un bache.
  • Tenga cuidado con los charcos, podrían ser baches profundos y con bordes filosos llenos de agua.
  • Reduzca la velocidad. Si se da con un bache, pero a una menor velocidad el daño suele ser menor.
  • Frene levemente. Pisar el freno de forma violenta puede dañar más los neumáticos y también comprime el sistema de suspensión delantera del vehículo.
  • No vire bruscamente. Su vehículo podría golpear el bache con un ángulo inadecuado causando así más daño al neumático, la llanta y el alineamiento.

Qué hacer si golpea un bache

  • Haga un peritaje de los daños lo antes posible.
  • Asegúrese de que sus neumáticos siguen inflados para reducir el daño en las llantas.
  • Si su vehículo se va hacia un lado, podría haber un problema con la alineación.
  • Muchas ciudades tienen un proceso de registro de baches. Si ve un bache que necesita ser reparado, comuníquese con el departamento que controla las calles de su localidad.

Referencias

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