Por Johan Andrés García Meneses / Líder técnico del CCS Ingeniero químico / Magíster en Ingeniería Química
A lo largo del tiempo, la agroindustria ha sido definida como aquella actividad económica que se dedica a transformar los insumos provenientes de la agricultura, la ganadería, la avicultura, la acuicultura y la silvicultura (actividades forestales). En Colombia, la historia de la agroindustria se remonta a 1904 cuando ya existían algunas pequeñas empresas artesanales dedicadas al procesamiento de productos agrícolas, como el algodón y el tabaco (Mineducación, 2017).
Con el transcurso de los años, el sector agroindustrial ha experimentado un rápido desarrollo dando lugar a dos categorías principales: la tradicional y la moderna. La agroindustria tradicional se caracteriza por su dependencia, en gran medida, de las materias primas de origen agropecuario y por el uso de tecnología relativamente sencilla. Por otro lado, la agroindustria moderna se destaca por su enfoque en una mayor transformación de las materias primas, llegando a un nivel intermedio de desarrollo industrial (Mineducación, 2017).
Con el paso de los años, el sector agroindustrial se ha convertido en una de las bases fundamentales de la economía colombiana, englobando una gran cantidad de actividades laborales desempeñadas por la mayoría de la población del país. La industria de alimentos, en particular, ha surgido como uno de los sectores más prometedores para la competitividad de Colombia en los mercados globales gracias a la diversidad regional y la calidad de los productos colombianos reconocidos en todo el mundo.
Agroindustria en Latinoamérica

El sector agroindustrial ha desempeñado un papel crucial en la recuperación económica de América Latina y el Caribe (ALC) tras la pandemia. De acuerdo con el Banco Mundial, en el 2022, este sector representó el 6,5 % del Producto Interno Bruto (PIB) de la región y empleó alrededor del 14 % de la fuerza laboral. En el caso de Colombia, la contribución de la agroindustria al PIB alcanzó el 8,3 % el año pasado (The World Bank) (la figura 1 muestra el comportamiento de este indicador a lo largo del tiempo). En la década de los sesenta, el aporte del sector al PIB sobrepasaba el 25 % destacándose como uno de los principales pilares de la economía del país. Hoy en día su contribución es mucho menor dados los ingresos por hidrocarburos y por el desarrollo del sector industrial. Sin embargo, esto no significa que el sector no haya crecido en los últimos años.
A pesar de estos logros, la agroindustria enfrenta desafíos relacionados con las demandas del mercado y la adopción de nuevas tecnologías. Para integrarse a las cadenas de valor agroalimentarias modernas, los productores deben cumplir con estándares de calidad y satisfacer las condiciones comerciales exigidas por los compradores internacionales (FAO, 2013). Además, los consumidores cada vez desean más información sobre el impacto social y ambiental de los productos que consumen.
Por otra parte, la región de ALC ha experimentado un aumento en la complejidad, la competencia y las demandas del mercado. Los inversores, acreedores y consumidores finales, así como otros actores sociales, esperan que los productores rurales implementen buenas prácticas dentro de sus procesos productivos como un factor fundamental para su éxito. Contar con prácticas sólidas y establecidas se ha vuelto esencial para que las empresas del sector agroindustrial enfrenten diversos desafíos, como aumento de la productividad, implementación de nueva tecnología, aspectos logísticos, nuevas políticas comerciales y regulaciones ambientales. Aquí es donde se empieza a hablar de agroindustria sostenible.
¿Qué es la agroindustria sostenible?
Muchas personas se preguntarán qué se entiende por agroindustria sostenible. Desde la perspectiva ambiental, social y de gobernanza (ASG), la agroindustria sostenible se basa en promover buenas prácticas y principios en estos ámbitos. Estas prácticas y principios se aplican en la producción, el procesamiento y la comercialización de productos agrícolas, forestales, marinos y otros sectores naturales (Zapata Dávila, 2021).
Por tanto, es crucial capacitar y asesorar a los agricultores sobre los avances y tendencias en las prácticas medioambientales que se demandan a nivel global, ya que ellos proveen la materia prima del sector. Además, para lograr una agroindustria sostenible y exitosa, es esencial establecer alianzas y promover la colaboración entre los sectores público, privado y la comunidad en general. Esto permitirá desarrollar proyectos que beneficien a cada uno de estos sectores. Así mismo, es necesario integrar a los pequeños productores, muchos de ellos provenientes de la agricultura familiar campesina o de comunidades indígenas, en las cadenas de valor modernas. Estos productores difícilmente podrían integrarse de forma individual, por lo que se agrupan en cooperativas o asociaciones, o trabajan con empresas más grandes que les brindan asistencia técnica, financiamiento y los conectan con las oportunidades que ofrece un mundo globalizado.
Otros aspectos importantes de inclusión son la digitalización y el acceso a servicios financieros para el desarrollo del campo y el aumento de la productividad (FAO, 2013). A pesar de que el sector agropecuario representa el 6,5 % del PIB en la región de América Latina y el Caribe, apenas un 3 % de los créditos se dirigen hacia este sector (Sbardellini Cossi & Azevedo, 2021). La crisis relacionada con la pandemia y los períodos prolongados de inactividad comercial han afectado los pagos y cobros en las cadenas que incluyen múltiples actores. Es importante el apoyo financiero sobre todo para aquellos productores primarios.

¿Qué beneficios trae una agroindustria sostenible?
Cuando se habla de nuevos conceptos relacionados con sostenibilidad a menudo se tiende a creer que, en el sector agroindustrial, este propósito se queda en buenas intenciones. Sin embargo, una agenda de sostenibilidad puede contribuir a aumentar la rentabilidad de este, especialmente en regiones como América Latina y el Caribe (ALC), que es responsable del 14 % de la producción agrícola a nivel mundial y se espera que represente el 25 % de las exportaciones globales de productos agrícolas y pesqueros para el 2028 (Sbardellini Cossi & Azevedo, 2021).
En esta región se cuenta con una oportunidad única que muchas otras partes del mundo no tienen: aprovechar la última revolución tecnológica teniendo en cuenta los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y aumentar así la rentabilidad de manera sostenible. Los factores ASG están cambiando la forma en que las empresas operan en todo el mundo, pero también están transformando la manera de evaluar la actividad de estas empresas, lo cual tiene un impacto particular en mercados emergentes como los de esta zona. En Brasil, por ejemplo, durante el 2020, el PIB experimentó una contracción del 4,1 %. Sin embargo, el sector agrícola logró crecer un 2 %, lo cual evitó que la caída fuera aún mayor. Lo mismo ocurrió en Colombia, donde el PIB se contrajo un 6,8 %, pero el sector agrícola registró un crecimiento del 2,8 % (Azevedo & Valencia, 2021).
Colombia se encuentra entre los países con mayor disponibilidad de tierras para el desarrollo de actividades agroindustriales, además de contar con vastos recursos naturales, una ubicación geográfica estratégica que abarca diversos pisos térmicos, la posibilidad de producción durante los 12 meses del año y una población que gradualmente está fortaleciendo sus capacidades instaladas. Esta posición privilegiada podría permitir que en el futuro el país se convierta en uno de los principales proveedores de alimentos del mundo, satisfaciendo la demanda de los 8000 millones de personas que ya habitan en el planeta y contribuyendo al objetivo de ‘Hambre Cero’ establecido por los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.
¿Cómo lograr una agroindustria sostenible?
Debido a la envergadura y la complejidad del desafío, no existe una única solución para lograr una agroindustria sostenible. La colaboración juega un papel fundamental y existen varios elementos que se pueden conjugar para promover la sostenibilidad en el sector.
1. Aprovechar la investigación y la innovación
La investigación proporciona un mejor entendimiento de los desafíos que enfrentan las empresas y ofrece evidencia sobre las soluciones requeridas. La innovación se utiliza para crear soluciones escalables que apoyen a los agricultores y a los demás actores de la cadena de valor, acelerando así la transición hacia la sostenibilidad.
2. Aplicar prácticas regenerativas y soluciones basadas en la naturaleza
Las soluciones basadas en la naturaleza son rentables y brindan beneficios ambientales, sociales y económicos que contribuyen a la creación de resiliencia. La restauración de tierras no solo busca evitar daños, sino también restaurar activamente la naturaleza y revertir los daños previos. Un ejemplo de esto es la agricultura regenerativa, que se basa en prácticas diseñadas para revertir los impactos negativos y promover la regeneración del suelo. La agricultura regenerativa tiene como objetivo mejorar la salud del suelo y aumentar la biodiversidad (Newholland, 2022).
3. Brindar capacitación y educación
La formación a lo largo de toda la cadena de valor también es fundamental, desde la educación de los consumidores sobre el origen de los productos hasta la capacitación de los agricultores (FAO, 2013). Los productores de alimentos pueden tener dudas sobre posibles pérdidas debido al clima o a la situación del mercado, lo que dificulta su participación en la puesta a prueba de nuevas soluciones. Al unirse a iniciativas y redes de formación, los agricultores pueden colaborar con otras partes interesadas del sector para desarrollar sus capacidades y adoptar nuevas tecnologías.
4. Aumentar la transparencia y la trazabilidad es crucial para promover la agroindustria sostenible

Mejorar la transparencia permite que los consumidores desempeñen un papel más activo al tener acceso a información clara y oportuna sobre la sostenibilidad de los alimentos. Esto les permite tomar decisiones informadas y dar prioridad a las marcas comprometidas con la agricultura sostenible. Aunque los agricultores son considerados el grupo más confiable en el sistema alimentario, los consumidores desean tener un mayor conocimiento del proceso productivo. Esto les brinda la oportunidad de presenciar de primera mano las prácticas que los agricultores están implementando para hacer la transición hacia enfoques más sostenibles.
5. La colaboración intersectorial es fundamental para abordar estos desafíos
El sector agroindustrial debe trabajar en conjunto, participando en redes y asociaciones que fomenten el intercambio de conocimientos, experiencias y perspectivas. Esto garantiza que todos los actores estén capacitados para realizar la transición hacia una agroindustria sostenible. Existen iniciativas que reúnen a organizaciones y partes interesadas que representan cada etapa de la cadena de valor, con el objetivo de descarbonizar y promover beneficios adicionales como la salud del suelo y la resiliencia de los agricultores. Finalmente, la transición hacia una agroindustria sostenible implica el desarrollo de técnicas industriales y agrícolas más avanzadas. Esto permitirá una mayor inserción de nuestros productos en el mercado global y mejorará las condiciones de vida de todos aquellos involucrados en el sector agroindustrial. Además, contribuirá a combatir la pobreza. En definitiva, estamos hablando de una propuesta ganadora en todos los aspectos.
Referencias
Azevedo, L. G., & Valencia, P. (2021). Sostenibilidad en Agronegocios (1): Cómo agregar valor usando tecnología e inclusión. BID Invest. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://www.idbinvest.org/es/blog/agronegocios/sostenibilidad-en-agronegocios-1-como-agregar-valorusando-tecnologia-e-inclusion?_ga=2.43139299.754557015.1689087214-721209476.1689087214
FAO. (2013). Agroindustrias para el desarrollo. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Roma. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://www.fao.org/3/i3125s/i3125s.pdf
Mineducación. (2017). Sector Agroindustria. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://www.mineducacion.gov.co/portal/micrositiossuperior/Fomento-a-la-Educacion-tecnica-profesional-y-Tecnologica/Sector-Agroindustria/#:~:text=Tradicionalmente%2C%20se%20define%20 agroindustria%20como,%2D%20y%20forestal%20%2Dsilvicultor%2D
Newholland. (2022). Cinco formas de lograr una agroindustria sostenible y conectada. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://newhollandmitsui.com/agricultura/formas-lograr-agroindustria-sostenible-conectada/
Sbardellini Cossi, B., & Azevedo, L. (2021). La sostenibilidad en la agroindustria (2): el fomento de las buenas prácticas de gobernanza. BID Invest. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://idbinvest.org/es/blog/agronegocios/la-sostenibilidad-en-la-agroindustria-2-el-fomento-de-lasbuenas-practicas-de
The World Bank. (s.f.). Agriculture, forestry and fishing, value added (% of GDP) – Latin America & Caribbean, Colombia. Recuperado el 12 de julio de 2023, de https://data.worldbank.org/indicator/NV.AGR.TOTL.ZS?end=2022&locations=ZJ-CO&start=1965&view=chart
Zapata Dávila, C. (2021). Agroindustria sostenible como alternativa de inversión y desarrollo. Stakeholders. Obtenido de https://stakeholders.com.pe/medio-ambiente/agroindustria-sostenible-como-alternativa-de-inversion-y-desarrollo/