Ocho propósitos para un 2024 más sostenible y resiliente

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad.

Cómo citar este artículo:
Salamanca, V. 2024. Ocho propósitos para un 2024 más sostenible y resiliente. Revista Protección & Seguridad en la Comunidad No. 51 pág. 16 – 19. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/ocho-propositos-para-un-2024-mas-sostenible-y-resiliente

En la búsqueda constante de un estilo de vida más consciente y respetuoso con nuestro entorno, el 2024 se presenta como una oportunidad para redefinir nuestras metas personales y hacer ajustes en nuestros hábitos. Todo esto en aras de crear un estilo de vida más responsable y sostenible. Cada acción, por más mínima y cotidiana que parezca, tiene un impacto sustancial.

Por eso, en esta edición de Protección & Seguridad en la Comunidad te presentamos ocho propósitos prácticos y alcanzables para integrar la sostenibilidad en tu día a día ¡Anímate a adoptarlos!

Reducir la huella de carbono personal: Reducir nuestra huella de carbono personal es esencial para combatir el cambio climático y preservar nuestro planeta. Optar por medios de transporte más ecológicos, como el transporte público, las bicicletas o los vehículos eléctricos e híbridos, puede reducir significativamente las emisiones de carbono asociadas a los desplazamientos. Asimismo, la elección de alimentos de origen local y de temporada, así como la reducción del consumo de carne, contribuyen a disminuir la huella ambiental asociada con la producción de alimentos.

Reducir, reutilizar y reciclar son prácticas clave para minimizar los desechos, al igual que optar por productos con envases sostenibles.

Además, el uso eficiente de la energía en el hogar, a través de la instalación de tecnologías más eficientes y la disminución del consumo eléctrico, es fundamental. Pequeñas acciones cotidianas como apagar los dispositivos electrónicos cuando no se utilizan o utilizar bombillas de bajo consumo también suman para alcanzar un estilo de vida más respetuoso con el medio ambiente.

Entrar en la “onda” de la economía circular: Adoptar la economía circular en la vida cotidiana implica cambiar nuestra perspectiva hacia los recursos, fomentando la reducción de residuos y la reutilización de productos. Una manera práctica de comenzar es comprar productos duraderos y de calidad, evitando el consumo impulsivo. Así mismo, al reparar y dar una segunda vida a los objetos antes de desecharlos se contribuye significativamente a la economía circular.

La práctica del reciclaje adecuado de residuos, incluyendo el compostaje de desechos orgánicos, también es esencial para cerrar el ciclo de los materiales. A su vez, la compra de productos de segunda mano o la participación en intercambios y “pulgueros” son excelentes formas de extender la vida útil de los artículos. De otro lado, vale la pena preguntarse sobre el origen y el ciclo de vida de los productos que adquirimos, consultar las etiquetas, investigar sobre los procesos de producción y apoyar empresas que adopten prácticas sostenibles y circulares para aumentar la demanda de estas prácticas en el mercado.

Conservar la biodiversidad: Adopta un papel activo en la preservación de la biodiversidad. Planta árboles, participa en proyectos de reforestación, únete a campañas de voluntariado y sé parte de iniciativas comunitarias para proteger los ecosistemas locales.

Cuando desarrolles actividades turísticas opta por destinos y operadores turísticos que implementen prácticas ecoamigables, que apoyen y respeten a las comunidades locales y que contribuyan a la preservación de los recursos naturales de las zonas en las que operan. Así mismo, sé un turista responsable: no dejes residuos en las áreas visitadas, no realices fogatas en zonas no aptas o que generen riesgo de incendios, haz un uso racional de los recursos y no extraigas fauna o flora de los ecosistemas que visites.

Otro paso crucial para conservar la biodiversidad es tener en cuenta la procedencia de productos que sean elaborados con materiales extraídos de la naturaleza, como el cuero, la madera, el marfil y la palma, para citar algunos ejemplos. Antes de comprar artículos de ese tipo, investiga y asegúrate de que su obtención no fomente el comercio ilegal de especies, la degradación ambiental o la pérdida de biodiversidad. Procura que cuenten con certificaciones ambientales.

Finalmente, a la hora de consumir pescados y mariscos respeta los periodos de veda que contribuyen directamente a la conservación de la biodiversidad marina y la preservación de los ecosistemas acuáticos. Estos períodos son esenciales para permitir que las poblaciones de peces se reproduzcan y se regeneren, fortaleciendo así la sostenibilidad de la pesca.

Hacer un uso racional del agua: Reducir los desperdicios de agua y optimizar su uso es, quizá, uno de los desafíos más apremiantes de la humanidad para preservar este recurso vital y enfrentar la escasez hídrica. Basta con adoptar prácticas sencillas pero contundentes en la vida diaria. Tomar duchas más cortas, reparar inmediatamente las fugas, utilizar dispositivos de bajo consumo y captar y reutilizar aguas lluvia para labores de aseo o mantenimiento de jardines son acciones clave para conservar este recurso.

Ahora bien, en el lavado de ropa, también se puede optimizar la demanda de agua. Una manera efectiva de hacerlo es asegurarse de cargar la lavadora completamente antes de cada ciclo, maximizando así la cantidad de ropa lavada por litro de agua utilizado. Preferir la configuración de carga completa o la opción de carga económica en la lavadora ayuda a reducir el consumo de agua y energía. Asimismo, utilizar detergentes ecológicos y en cantidades moderadas no solo es beneficioso para el medio ambiente, sino que también disminuye la cantidad de agua necesaria para enjuagar la ropa.

Apoyar la agricultura sostenible: Opta por alimentos cultivados de manera sostenible y apoya a agricultores locales. Elige productos orgánicos y promueve prácticas agrícolas que respeten la salud del suelo y reduzcan el uso de pesticidas o fertilizantes químicos. Procura adquirir tus frutas y verduras en mercados campesinos o plazas locales para apoyar la economía campesina.

Optar por una alimentación más consciente: Reducir el consumo de carnes rojas es una acción valiosa para disminuir la huella ambiental. ¿Sabías que la cría de ganado, en particular, genera emisiones considerables de gases de efecto invernadero como metano y óxido nitroso que contribuyen al cambio climático? Por eso, una estrategia efectiva es adoptar dietas más balanceadas, incorporando fuentes alternativas de proteínas como legumbres, nueces y alimentos a base de plantas. Implementar la práctica de “días sin carne” a la semana es una buena idea para disminuir la dependencia de productos cárnicos, brindando beneficios tanto para la salud personal como para el medio ambiente. Además, vale la pena explorar opciones de alimentos basados en plantas y descubrir nuevas recetas para lograr que la transición hacia una dieta menos centrada en carne sea más variada y deliciosa.

“Opta por alimentos cultivados de manera sostenible y apoya a agricultores locales. Elige productos orgánicos y promueve prácticas agrícolas que respeten la salud del suelo y reduzcan el uso de pesticidas o fertilizantes químicos”.

Reciclar (pero de verdad): Reciclar de manera eficiente es esencial para reducir la cantidad de residuos y minimizar el impacto ambiental. Para lograrlo, es fundamental separar adecuadamente los materiales reciclables en casa asegurándose de seguir las pautas locales para tal fin. Clasificar el papel, cartón, plástico, vidrio, metal y los residuos orgánicos de manera individual facilita el proceso de selección y aprovechamiento al tiempo que mejora la eficiencia de la cadena de reciclaje. Asegúrate de enjuagar los envases antes de depositarlos en los contenedores correspondientes para evitar la contaminación de los materiales reciclables y procura reducir la cantidad de productos de un solo uso, prefiriendo en su lugar aquellos con envases reciclables o retornables.

Si no confías al ciento por ciento en la separación de residuos que realiza la empresa de aseo de tu ciudad o municipio, indaga y familiarízate con los puntos de reciclaje más cercanos o contacta con asociaciones de recicladores para hacerles la entrega directa del material.

Cultivar la resiliencia familiar y comunitaria: Involucrarse en la gestión del riesgo en la comunidad es crucial para fortalecer la resiliencia ante posibles desastres. Es fundamental que este 2024 tu hogar cuente con el plan de emergencias actualizado. Allí deberás incluir información clave como números de contacto, puntos de encuentro seguros, rutas de evacuación y roles o responsabilidades de cada integrante de la familia. Además, asegúrate de contar con un kit de emergencias bien dotado con suministros básicos como agua potable, alimentos no perecederos, copias de documentos y elementos esenciales para la supervivencia.

Sumado a lo anterior, colabora con vecinos cercanos para establecer estrategias de ayuda mutua y compartir recursos en situaciones críticas. Participar en talleres locales
sobre preparación y respuesta ante emergencias y programas de capacitación en primeros auxilios también son pasos valiosos para adquirir conocimientos y habilidades
prácticas.

Por último, pero no menos importante, mantente informado sobre los riesgos específicos de la zona donde vives, así como de las indicaciones de las autoridades. Es esencial que participes activamente en la creación y actualización de planes de emergencia locales, colaborando con autoridades y vecinos para hacer frente a situaciones críticas.

“Involucrarse en la gestión del riesgo en la comunidad es crucial para fortalecer la resiliencia ante posibles desastres. Es fundamental que este 2024 tu hogar cuente con el plan de emergencias actualizado”.