Porfolio

Colombia registra la tasa de mortalidad laboral más baja en los últimos siete años, pero la accidentalidad no cede

Bogotá, septiembre de 2024. El Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) publicó el Informe de Siniestralidad Laboral del primer semestre de 2024 basado en los datos reportados por Fasecolda, revelando un panorama de avances y desafíos persistentes en la gestión de riesgos laborales en Colombia. Preocupante descenso en las afiliaciones al SGRL Durante el primer semestre de 2024, el número de afiliados al Sistema General de Riesgos Laborales (SGRL) disminuyó un 12,4 %, alcanzando un total de 10.343.378 trabajadores, frente a los 11.813.554 del mismo periodo en 2023. Este comportamiento contrasta con los tres periodos anteriores, en los que, cada año, se había registrado un aumento en la cantidad de trabajadores afiliados. A su vez, se evidenció que el número de empresas afiliadas al SGRL descendió en un 15,1 %, al pasar de 1.144.353 empresas en 2023 a 971.715 empresas en 2024. «No podemos permitirnos retroceder en la formalización del empleo y la protección social de nuestros trabajadores. La disminución de afiliaciones al Sistema General de Riesgos Laborales es un llamado de atención urgente. Necesitamos redoblar esfuerzos para que cada trabajador y cada empresa estén debidamente protegidos, asegurando condiciones dignas y seguras que prevengan la siniestralidad laboral y promuevan el bienestar de la fuerza laboral”, señaló Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). La accidentalidad laboral no da tregua Durante el primer semestre de 2024 se presentó un total de 242.813 accidentes de trabajo, es decir, se registraron 1342 eventos al día. Este indicador experimentó una reducción del 11,5 % frente al mismo periodo de 2023, contrario al comportamiento registrado en los cuatro años anteriores donde el número de casos había incrementado progresivamente. No obstante, la tasa de accidentalidad laboral no cede. En el periodo analizado se registró una tasa semestral de 2,35 accidentes por cada 100 trabajadores, siendo esta tasa ligeramente mayor con respecto a la tasa del mismo semestre de 2023 cuando se ubicó en 2,32 accidentes por cada 100 trabajadores, y siendo la mayor tasa registrada desde el 2019. El sector de ‘Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca’ encabeza la lista de actividades productivas con mayor accidentalidad con una alarmante tasa de 7,64 eventos por cada 100 trabajadores, triplicando la tasa nacional e, incluso, superando en una unidad su propio registro del semestre del año anterior. Le siguen de cerca ‘Explotación de minas y canteras’ (6,46) y ‘Distribución y tratamiento de agua’ (5,70), mostrando, en ambos casos, un incremento con respecto al mismo período de 2023. En términos numéricos, las ‘Industrias manufactureras’ lideran con 40.387 accidentes (16,6 % del total), seguidas por ‘Construcción’ con 28.597 eventos (11,8 %) y las ‘Actividades de servicios administrativos y de apoyo’ con 27.714 casos (11,4 %). Sin embargo, estos tres sectores mostraron descensos significativos del 15 %, 14 % y 6,2 %, respectivamente, en comparación con el primer semestre de 2023. Curiosamente, el sector de ‘Transporte y almacenamiento’ fue el único que registró un aumento en el número de accidentes, con un incremento del 1,7 %. En cuanto a la distribución geográfica de la accidentalidad laboral, Magdalena continúa liderando por sexto año consecutivo con una tasa de 3,35 accidentes por cada 100 trabajadores, aunque muestra una reducción respecto al año anterior. Caldas (3,20), Antioquia (3,15), Meta (3,09) y Cundinamarca (3,00) completan el ‘top 5’ de departamentos con mayores tasas en este ámbito. La mayor cantidad de accidentes se registró en Bogotá D.C. con 70.994 (29,2 % del total nacional), seguida por Antioquia con 57.070 (23,5 %) y Valle del Cauca con 25.310 (10,4 %). Es destacable que, a pesar de estos altos números, estos departamentos lograron reducciones del 5,2 %, 6,1 % y 8,8 %, respectivamente, en comparación con el mismo período del año anterior. Mortalidad laboral semestral registra la tasa más baja en siete años La nota más positiva proviene de la mortalidad laboral. Con una tasa de 1,84 muertes por cada 100.000 trabajadores, Colombia registra su cifra más baja en siete años en el mismo periodo. En total, se presentaron 190 fallecimientos de trabajadores con una reducción del 14 % frente al mismo periodo de análisis de 2023, un comportamiento que, además, se viene registrando en los últimos tres años. No obstante, el hecho de que aún se produzca un deceso por causas asociadas al trabajo al día subraya la necesidad de realizar mayores esfuerzos en prevención y control de riesgos. Del total de vidas perdidas, cabe resaltar que una inmensa mayoría (98,9 %) se debió a accidentes de origen laboral mientras que las muertes calificadas por enfermedad laboral representan el 1,1 % restante. El sector ‘Explotación de minas y canteras’ continúa ostentando el deshonroso primer lugar en mortalidad con una tasa de 27,51 muertes por cada 100.000 trabajadores, siendo 15 veces mayor con respecto a la tasa nacional del semestre, aunque ligeramente inferior si se compara con la tasa registrada para este sector en el mismo periodo del 2023 la cual se ubicó en 30,79 fallecimientos por cada 100.000 trabajadores. A su vez, es el sector productivo que mayor número de defunciones por causas asociadas al trabajo reportó con 33 decesos lo que equivale al 17,4 % del total de casos. Los otros sectores con mayor tasa de mortalidad laboral fueron ‘Distribución y tratamiento de agua’ (3,42) y ‘Construcción’ (3,20), este ultima también destacándose por ocupar el segundo lugar en cuanto al número de fatalidades con 27 muertes correspondiente al 14,2 % del total. La mayor tasa de mortalidad laboral semestral se presentó en Boyacá, departamento que ocupa esta posición por tercer año consecutivo, con una tasa de 10,72 fatalidades por cada 100.000 trabajadores, superior frente a la registrada en el mismo periodo de 2023. El ‘top 5’ lo completan los departamentos de Casanare, Cundinamarca, Cauca y Norte de Santander. Por su parte, Bogotá D.C. es el territorio que mayor número de muertes por causas relacionadas con el trabajo presentó en el primer semestre de 2024 (59 eventos y una participación del 31,1 %) lo

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¿Cómo saber si es víctima de acoso laboral?

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) ( 2024). ¿Cómo saber si es víctima deacoso laboral?. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 51, pág. 34- 37. https://ccs.org.co/portfolio/como-saber-si-es-victima-de-acoso-laboral/ Llamados de atención desproporcionados y humillantes, despidos injustificados, asignación excesiva de trabajo, intimidación, invasión de la privacidad… la lista de conductas lesivas de superiores hacia subordinados o entre pares en los ambientes de trabajo puede ser extensa. No obstante, hoy por hoy, la población trabajadora tiene una mayor conciencia de sus derechos laborales, de la gestión de la carga mental, los aspectos psicosociales y del cuidado de su salud mental. El abordaje de hechos que vulneren su bienestar adquiere, cada vez, una mayor atención. Por eso, no es casualidad que las denuncias sobre presuntos casos de acoso laboral estén a la orden del día y ocupen los titulares de los principales medios de comunicación. Pero ¿cómo saber si una determinada conducta en el entorno laboral puede ser tipificada como tal?, ¿cómo establecer el límite entre el ejercicio de la autoridad y el hostigamiento? Para salir de dudas, es preciso remitirse a la definición de acoso laboral. En Colombia, la Ley 1010 de 2006 indica que es “toda conducta persistente y demostrable, ejercida sobre un empleado o trabajador por parte de un empleador, un jefe, un superior jerárquico inmediato o mediato, un compañero de trabajo o un subalterno, que está encaminada a infundir miedo, intimidación, terror y angustia, a causar perjuicio laboral, generar desmotivación en el trabajo o inducir la renuncia del mismo” (Congreso de la República, 2006). Por su parte, en 2011 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) definió el acoso laboral como la acción verbal o psicológica de índole sistemática, repetida o persistente por la que, en el lugar de trabajo o en conexión con el mismo, una persona o un grupo de personas hiere a una víctima, la humilla, ofende o amedrenta. Partiendo de estas definiciones, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) se dio a la tarea de establecer cuáles son esas conductas que hacen parte del universo del acoso laboral y cuáles se inscriben en el ámbito del cumplimiento de obligaciones en la relación contractual. “Es importante tener claro que toda relación laboral implica el cumplimiento de derechos y deberes; así mismo, involucra exigencias técnicas, requerimientos de eficiencia, peticiones de colaboración que siempre deberán estar justificados, fundados en criterios objetivos y no discriminatorios”, señala Lizeth Pérez, magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo y ex líder técnica del CCS. Modalidades de acoso laboral Según una investigación desarrollada por Pérez (2022) y publicada en la revista Protección & Seguridad del CCS, el acoso laboral puede darse, entre otras, bajo las siguientes modalidades establecidas también en la Ley 1010 de 2006: Entonces, ¿qué no es acoso laboral? Es crucial saber distinguir entre el ejercicio de la autoridad y la exigencia del cumplimiento contractual de las situaciones de acoso para evitar malentendidos y, así, fomentar relaciones laborales basadas en el respeto y la cooperación. No todo conflicto, seguimiento a la ejecución de labores o llamado de atención se clasifica como acoso laboral mientras se desarrollen en el marco de la supervisión legítima y las decisiones de gestión objetivas. Las siguientes son acciones que no constituyen acoso laboral de acuerdo con lo descrito por Pérez (2022) con base en lo establecido por el artículo 8 de la Ley 1010 del 2006: ¿Qué hacer en caso de ser víctima de acoso laboral? El acoso laboral es un fenómeno, que abarca diversas manifestaciones perjudiciales e impacta no solo la salud emocional de las personas afectadas, sino también la eficiencia y la moral en el entorno laboral. De ahí su importancia de reconocerlo y actuar a tiempo para gestionar la situación y ponerle fin. Para ello, el Ministerio de Justicia ofrece una “ruta de actuación” con las alternativas que tienen las víctimas, ruta que tiene los siguientes pasos: Paso 1. Acudir al comité de convivencia laboral de la empresa u organización donde trabaja o al inspector del trabajo del lugar de domicilio para poner en conocimiento la situación y aportar las pruebas que se tengan. Paso 2. El comité de convivencia o la autoridad correspondiente deberá darle un tratamiento confidencial a la queja. En el proceso de investigación del caso, procederán a citar y escuchar a las partes involucradas, y de ser posible, buscarán acuerdos que incluyen la formulación de un plan de mejoramiento para reconstruir la convivencia laboral. Paso 3. Si el comité de convivencia no dio solución al problema o pese a los acuerdos establecidos la situación se sigue presentando, la víctima podrá acudir ante el inspector de trabajo, a quien se deberá presentar una copia de la solicitud o queja enviada al comité de convivencia de la empresa. En caso de que el municipio o ciudad no cuente con Inspección de Trabajo, la víctima podrá acudir a la inspección de policía o Defensoría del Pueblo para poner en conocimiento la situación. A falta de las anteriores autoridades, podrá acudir al personero municipal. “En tal sentido, el Ministerio del Trabajo, a través de sus inspectores, al recibir la denuncia, conminará preventivamente al empleador para que ponga en marcha los procedimientos confidenciales y programe actividades pedagógicas o terapias grupales de mejoramiento de las relaciones entre quienes comparten una relación laboral dentro de una empresa”, indica esa cartera en su página web (MinTrabajo, 2022). Ahora bien, si la víctima desea ser reparada por los daños causados o exige que se castigue al infractor mediante una multa o sanción penal, podrá presentar una demanda ante un juez laboral o civil o ante un juzgado de pequeñas causas. Identificar y denunciar a tiempo situaciones de acoso laboral es esencial para preservar la integridad emocional de los trabajadores. La pronta identificación de comportamientos inapropiados permite implementar medidas preventivas y correctivas, evitando que el acoso persista y se intensifique. Además, denunciar a tiempo contribuye a crear un entorno laboral más seguro y respetuoso, promoviendo

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Síndrome de Boreout: del aburrimiento a la insatisfacción laboral

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Salamanca. L. ( 2024). Síndrome de Boreout: del aburrimiento a la insatisfacción laboral. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 53, pág. 13- 16. https://ccs.org.co/portfolio/sindrome-de-boreout-del-aburrimiento-a-la-insatisfaccion-laboral/ Imagina llegar a la oficina o a tu lugar de trabajo cada día y sentir que las horas se hacen eternas. Tus tareas son repetitivas y monótonas hasta el aburrimiento. Te sientes desmotivado. No encuentras nuevos retos y sientes que tu potencial está siendo desperdiciado. Este es el día a día de muchas personas que sufren del “Síndrome de Boreout”, un problema cada vez más común en el entorno laboral. El término fue acuñado en 2007 por los psiquiatras suizos Philippe Rothlin y Peter R. Werder para conceptualizar las manifestaciones psicológicas y comportamentales que aparecen en un trabajador cuando experimenta escasa exigencia por parte de sus superiores y aburrimiento o desinterés crónico en su trabajo de manera prolongada. Como consecuencia, se siente insatisfecho, desinteresado y apático con la labor que desempeña e, incluso, puede llegar a sentirse inútil y despreciado (García, 2012, como se citó en Medina, 2015). Así, a diferencia del burnout que surge del estrés y la sobrecarga de trabajo, el boreout se origina en la falta de estímulo y motivación laboral, siendo un fenómeno que aqueja, cada vez, a mayor número de trabajadores. Según un estudio realizado por la consultora Plurum y citado por el diario económico Portafolio (2021), tan solo en 2019 el 80 % de los más de 45.000 trabajadores colombianos pertenecientes a 60 organizaciones nacionales y multinacionales que fueron encuestados, manifestaron que se sentían insatisfechos con sus trabajos. A su vez, un 40 % admitió sentirse poco valorados en sus empresas “mientras que el 77 % afirmó que, de sentirse mucho menos aburridos con las actividades que realizaban, harían sus tareas con mayor entusiasmo y rendimiento” (Portafolio, 2021). Impacto en la productividad Dado que el boreout les impide a las personas desempeñarse satisfactoriamente, el fenómeno tiene un alto impacto en la productividad de las organizaciones. Rothlin y Werder señalan que los trabajadores que padecen este síndrome, suelen permanecer en sus trabajos ya sea por necesidad económica, por falta de nuevas oportunidades laborales o por resignación frente a las circunstancias (como se citó en Agudelo, 2020). Esta situación los obliga a desarrollar mecanismos para paliar el aburrimiento y así, poder sentirse algo más productivos. Por ello, como lo indica EUDE Business School (2022) en uno de los artículos de su blog, terminan “matando” el tiempo realizando otras actividades como hacer compras en línea, desarrollar quehaceres personales o consultar redes sociales. Otras estrategias incluyen parecer agobiados por la cantidad de trabajo que tienen a cargo para, así, poder rechazar trabajo extra o hacer solo aquello que les corresponde, sin ningún grado de proactividad, innovación y agregación de valor, lo que se explica por la falta de autoexigencia. El síndrome de boreout es un preludio del presentismo laboral y se trata de sentir la obligación de estar en el lugar de trabajo durante horas sin saber qué hacer”, advierten los expertos de EUDE Business School (2022). Lo peor, según Sinergye (s.f.), una consultora en gestión de recursos humanos con presencia en 17 países es que “el problema puede alargarse durante meses o años, ya que quien sufre síndrome de boreout no colapsa tan rápidamente como sí ocurre cuando hay mucho estrés o sobrecarga. Además, el estigma que recae sobre la falta de productividad hace que se evite hablar del tema”, indica. Esto no solo repercute en la eficiencia y calidad de los procesos que están a cargo del trabajador afectado y, por ende, en la productividad de la organización en general, sino también en el crecimiento personal y profesional del trabajador, así como en su salud mental, ya que la desmotivación puede conducir a generar enfermedades laborales que afectan el bienestar de los trabajadores como lo son trastornos de estrés, ansiedad y depresión. De igual forma, se pueden producir accidentes laborales debido a actos inseguros cometidos por el trabajador. “Las consecuencias perjudiciales para las empresas son altas tasas de rotación, pérdida de productividad e insatisfacción laboral en el seno de la plantilla, lo que generaría un mal ambiente y, como consecuencia, dificultades tanto para retener talento como para atraerlo”, añaden los especialistas de Sinergye. Síntomas a los que se debe prestar atención Una cosa es que identifiquemos que ciertas funciones o tareas nos producen tedio y otra muy diferente es sentir apatía por el trabajo de manera constante, siendo esta una sensación que se prolonga por días, semanas y/o meses. Por eso, es clave estar alerta a los síntomas del boreout. De acuerdo con Juan Moisés de la Serna (2024), doctor en psicología, entre las manifestaciones más habituales se encuentran las siguientes: Principales causas Si bien la desmotivación y el aburrimiento en el trabajo puede estar asociados a factores propios del trabajador como la falta de interés personal en las tareas asignadas, una baja autoevaluación de sus propias capacidades o una actitud pasiva hacia su desarrollo profesional, en muchos casos, este fenómeno hunde sus raíces en factores organizacionales. Al respecto, los académicos de EUDE Business School (2022) enlistan algunas de las causas que podrían influenciar el nivel de satisfacción laboral de los trabajadores: Lo anterior revela que, para fomentar un entorno de trabajo seguro y saludable, es fundamental que las organizaciones implementen estrategias que aborden estos factores, promoviendo una cultura de reconocimiento, desarrollo profesional y oportunidades de crecimiento de su talento humano, aspectos que también contribuirán a un buen clima laboral y a la mejora en el desempeño, compromiso y productividad de los trabajadores. Además, es esencial identificar de manera proactiva los casos de boreout dentro de la empresa, partiendo de la sensibilización de los equipos —a todo nivel jerárquico— sobre este fenómeno, sus síntomas y señales de alarma. De esta manera, se podrán generar intervenciones oportunas y ofrecer soluciones personalizadas que revitalicen el compromiso y la motivación de los trabajadores afectados. Referencias

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Los riesgos de consumir estimulantes para rendir más en el trabajo

Por José López Guzmán, doctor en farmacia de la Universidad de Valencia. Catedrático del Departamento de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Navarra. Presidente de la Asociación Española de Farmacia Social. Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia. Tomado de The Conversation. Consulte la versión original en https://theconversation.com/profiles/jose-lopezguzman-1512237 Desde la cafeína, el ginseng y el omega-3 hasta el metilfenidato, el LSD y la ayahuasca. En los últimos años se ha incrementado el uso de estos productos y medicamentos que ayudan a incrementar el rendimiento físico y mental, también en el ámbito laboral. La duda es: ¿son seguros? Existen estimulantes de distintos tipos, con efectos y riesgos muy diferentes. Básicamente, podemos distinguir tres grupos: Los menos agresivos son los denominados nootrópicos, suplementos que no requieren prescripción médica y que pueden mejorar el rendimiento físico, la motivación, etc. Entre los suplementos nootrópicos podemos encontrar la cafeína, el ginseng, el ginkgo biloba, el triptófano, el omega-3, etc. El segundo grupo está compuesto por aquellos medicamentos que, estando indicados para enfermedades específicas, se utilizan, de forma desviada, para mejorar el rendimiento físico o mental. Por ejemplo, el metilfenidato prescrito en TDAH es empleado por estudiantes (principalmente, en épocas de exámenes) y trabajadores (sometidos a horarios intensos) para aumentar la memoria o la concentración. Este tipo de sustancias requiere fórmula médica. El último grupo está integrado por las microdosis psicodélicas o lisérgicas. Se refiere al consumo de ciertos productos psicoactivos en dosis mínimas, por debajo del umbral de la experiencia psicodélica. Esta práctica se ha extendido entre trabajadores de empresas con elevada exigencia competitiva (ya sea por el grado de implicación, horarios, etc.). Así, entre los productos empleados se encuentran el LSD (dietilamina del ácido lisérgico), la ayahuasca y la mescalina que, a bajas dosis se asocian con un aumento del rendimiento y la confianza. Simultáneamente, también reducen la depresión y la ansiedad. “Los riesgos son elevados en las microdosis psicodélicas por la falta de evidencia científica de sus efectos”. Riesgos de los estimulantes para aumentar la productividad Al usar estimulantes en el trabajo lo que se pretende es mejorar el rendimiento físico o mental para lograr una mayor resistencia a la hora de cumplir horarios exigentes, incrementar el rendimiento en los exámenes o aumentar la capacidad en la práctica deportiva. Los problemas que ello acarrea dependen del producto utilizado. En general, los riesgos son mínimos en algunos suplementos nootrópicos por su inocuidad, por el aval de estudios científicos y por los controles de calidad a los que la mayoría de ellos están sometidos. En cambio, los riesgos son elevados en las microdosis psicodélicas por la falta de evidencia científica de sus efectos. A esto se le suma que se trata de roductos que, por ser ilegales, no están comercializados en los canales ordinarios, lo que supone un riesgo añadido al no contar con los pertinentes controles de calidad. Ahora bien, independientemente del tipo de producto, el uso de estimulantes tiene efectos negativos por varias razones. Para empezar, obvia elementos básicos de la personalidadcomo lo son la voluntad o el esfuerzo. También puede llegar a enmascarar problemas personales o no detectar ciertas patologías, con productos paliativos que no se dirigen a la raíz del problema. Sin olvidar que puede llegar a tener efectos indeseables y, en algunos casos, ni tan siquiera ponderados. “Las empresas deben crear un clima ético adecuado, con unos horarios y unas exigencias laborales proporcionadas a la realidad de sus trabajadores, ya que, en este ámbito, la utilización de los estimulantes suele estar incitada por la agresividad de los entornos corporativos”. El desarrollo del mercado de los estimulantes Es muy difícil realizar un control de estos estimulantes y, por ello, es previsible que su consumo aumente en los próximos años. Para evitarlo, es importante que se adopten determinadas medidas legales. Las autoridades deben implicarse en el control de los productos estimulantes, la legislación tiene que ser clara y no hay que obviar la exigencia de evidencia científica y control de calidad de los productos involucrados. Todo ello sin esperar a reaccionar cuando sea tarde. Por su parte, las empresas deben crear un clima ético adecuado, con unos horarios y unas exigencias laborales proporcionadas a la realidad de sus trabajadores, ya que, en este ámbito, la utilización de los estimulantes suele estar incitada por la agresividad de los entornos corporativos. Una vez creado ese clima ético empresarial, los servicios de bienestar laboral y gestión del talento humano han de preocuparse por el cuidado de sus trabajadores, teniendo presente que muchos estimulantes suponen un riesgo tanto para el colaborador como para la propia empresa y, dado el caso, incluso, para sus clientes. Por último, en lo que respecta a la industria farmacéutica, esta suele ser vista como la “mala de la película” cuando, en realidad, solo tiene responsabilidad en el grupo de los nootrópicos. En este sentido, las compañías farmacéuticas pueden favorecer su buen uso, evitando crear expectativas que no se ajusten a la realidad o asignar propiedades que no estén avaladas por la evidencia científica. En cuanto a los productos de los otros dos grupos, los medicamentos de uso desviado requieren prescripción médica y los lisérgicos son ilegales. Por ello, la influencia de las compañías farmacéuticas en esas dos categorías es bastante limitada. Incentivado por una sociedad que no valora el esfuerzo Existe un claro componente social en el aumento del consumo de productos estimulantes. Por un lado, la presión ejercida por una sociedad que, prioritariamente, valora a las personas por sus resultados. Esta presión ocurre en un ambiente en el que se ha dejado de enseñar el valor del esfuerzo y la voluntad. Y en el que es palpable la falta de capacidad, principalmente entre los más jóvenes, para enfrentarse al fracaso. Lo que parece indiscutible es que su consumo tiene más riesgos que beneficios, puesto que no hacen al ser humano más humano, sino que le ayudan a soportar un entorno hostil o situaciones que suponen un esfuerzo, sin enfrentarse de verdad a los problemas.

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Trabajadores al aire libre, los más afectados por las altas temperaturas

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad. Cómo citar este artículo:Salamanca, V. ( 2024). Trabajadores al aire libre, los más afectados por las altas temperaturas. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 52, pág. 26- 30. El 22 de abril de 2024, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó un informe en el que revela que el calor excesivo y la radiación ultravioleta son algunos de los efectos del cambio climático que tienen un gran impacto sobre la Salud y la Seguridad en el Trabajo (SST). El estudio llega en un momento en que las oleadas de calor se han intensificado. Para la muestra, el 2023 fue, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el año más cálido jamás registrado en la historia con un promedio anual de 1,45 °C de temperatura, lo que indica que la humanidad continúa acercándose rápidamente al umbral crítico de 1,5 °C establecido por el Acuerdo de París. Como si fuera poco, recientemente la ONU advirtió que existe una «alta probabilidad» de que en 2024 también se registren temperaturas récord que pondrán cada vez más en riesgo la fuerza laboral de los países (como se citó en France 24). De hecho, la OIT (2024) señala que, cada año, al menos 2410 millones de trabajadores se ven expuestos al calor excesivo en el trabajo y unos 1600 millones a la radiación ultravioleta.En este último caso, el organismo advierte que los trabajadores al aire libre reciben entre dos y tres veces mayor radiación que quienes se desempeñan en interiores e, incluso, dosis diarias cinco veces superiores a los límites recomendados internacionalmente. “La OIT señala que, cada año, al menos 2410 millones de trabajadores se ven expuestos al calor excesivo en el trabajo y unos 1600 millones a la radiación ultravioleta». Aquellas personas que corren un mayor riesgo son quienes se desempeñan en trabajos físicamente exigentes como lo son las labores de la agricultura, la ganadería, la pesca, la construcción, la recolección de residuos, las reparaciones de infraestructura, el transporte, el turismo, los deportes y la gestión ambiental (por ejemplo, guardaparques e ingenieros ambientales). El listado de los efectos que el aumento de las temperaturas genera en la salud, según la OIT, es extenso: estrés térmico, insolación, agotamiento por calor, calambres, sarpullido, enfermedad cardiovascular, lesión renal aguda, enfermedad renal crónica y lesiones físicas, entre otros. Y es que según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), el estrés térmico y el cansancio pueden reducir el nivel de atención, la productividad y la capacidad laboral “lo que conduce a errores en la seguridad y aumenta el riesgo de sufrir lesiones”. El impacto de este fenómeno es tal que, cada año, se registran 22,85 millones de accidentes profesionales y 18.970 fallecimientos atribuibles al calor excesivo en el trabajo.} De otro lado, producto de la radiación, los trabajadores al aire libre pueden sufrir “quemaduras solares, ampollas en la piel, lesiones oculares agudas, debilitamiento del sistema inmunitario, cataratas, degeneración macular y cáncer de piel, entre otros”, advierte la OIT. Incluso, con relación a este último efecto se han presentado cerca de 19 mil muertes relacionadas con el trabajo solo por cáncer de piel no melanoma (Pega et al. 2023, citado por OIT). Pérdidas en la productividad El calor excesivo no solo pone en riesgo la salud, sino que también afecta la productividad de los trabajadores. En 2019 un informe titulado ‘Trabajar en un planeta más caliente’ la OIT advertía que la capacidad laboral “disminuye cuando la temperatura supera los 24 a 26 °C, mientras que, al alcanzar los 33 o 34 °C, con una intensidad de trabajo moderada, lostrabajadores pierden un 50 por ciento de su capacidad”. Por ende, el organismo estima que, para 2030, se habrá perdido un 2,2 % del total de horas de trabajo en todo el mundo. “Si pensamos que las tareas agrícolas y de construcción se realizan a pleno sol, en 2030 la pérdida prevista de horas de trabajo en todo el mundo aumentará a un 3,8 %, el equivalente a 136 millones de puestos de trabajo”, añade la OIT. En otras palabras, para ese año, alrededor del 60 % de la reducción prevista de las horas de trabajo como consecuencia del estrés térmico se concentrará en este sector. Por ello, no resulta extraño que los trabajadores del sector agropecuario estén entre los más perjudicados, especialmente, en países donde los índices de precarización laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia son más elevados. “Los grupos y comunidades vulnerables de la población, incluidos los pueblos indígenas y tribales que dependenpara su sustento de la agricultura o de los medios de vida del litoral, tienen mayor riesgo de sufrir las consecuencias adversas del aumento de temperaturas”, indica el informe., A lo anterior se suma el hecho de que el estrés térmico es un factor que obliga a los trabajadores agrícolas a abandonar las zonas rurales no solo por la pérdida de productividady degradación de los suelos, producto de las intensas sequías, sino por el empeoramiento de sus condiciones de trabajo. “No resulta extraño que los trabajadores del sector agropecuario estén entre los más perjudicados, especialmente, en países donde los índices de precarización laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia son más elevados». Recomendaciones para “lidiar” con las altas temperaturas en labores al aire libre Para evitar golpes de calor y otro tipo de efectos adversos para la salud producidos por las altas temperaturas, los empleadores, los supervisores de campo y los trabajadores al aire libre deben tener en cuenta las siguientes medidas proporcionadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y por el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS): “Las operaciones, tareas, turnos y condiciones de trabajo se deben planificar considerando los aumentos de temperatura para reducir la exposición de los trabajadores al calor”. Las consecuencias del calentamiento global sobre la seguridad laboral son evidentes. Poner en práctica estas medidas contribuirá a proteger la vida de los trabajadores

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¿Cómo sé si mi empresa debe implementar el PESV?

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) Cómo citar este artículo:Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) ( 2024). Seguridad Vial: ¿Cómo sé si mi empresa debe implementar el PESV? Protección & Seguridad en la Comunidad No. 52, pág. 11- 14. https://ccs.org.co/portfolio/como-se-si-mi-empresa-debe-implementar-el-pesv/ Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los accidentes de tránsito causan el fallecimiento de 1,3 millones de personas al año, mientras que otras 50 millones resultan heridas de gravedad en todo el mundo. La magnitud de la cifra ha llevado a calificar el fenómeno como “una epidemia silenciosa y ambulante”, tal como lo afirmó el Secretario General de la ONU, António Guterres. A lo anterior se suma que el 90 % de los accidentes de tráfico ocurre en países de renta baja y media mientras que las carreteras inseguras generan pérdidas anuales de entre el 2 y el 5 % de su Producto Interno Bruto según cálculos del organismo, un factor que obstaculiza el avance de las naciones en desarrollo. Entre los riesgos de accidentalidad vial, la ONU indica factores como el exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol o de cualquier sustancia psicoactiva o droga, la falta de uso de cinturones de seguridad, la infraestructura vial insegura y los vehículos inseguros. “Colocar la seguridad en el centro de nuestros sistemas de movilidad es un imperativo urgente para la salud, la economía y la moral”, conminó Etienne Krug, director del Departamento de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS. Dado el contexto, en septiembre de 2020, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución para proclamar el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030 y fijó como meta de reducir a la mitad el número de víctimas fatales y lesionadas para 2030. Con respecto a ese objetivo, las empresas están instadas a fortalecer la seguridad vial tanto en sus propias operaciones como en sus cadenas de valor. Esto se debe a que muchas actividades económicas usan el transporte como parte de su logística, convirtiéndolas en un actor corresponsable en la reducción de la accidentalidad y la gestión del riesgo en la vías. En ese marco, Colombia reglamentó los Planes Estratégicos de Seguridad Vial (PESV) a través del Decreto 1252 del 2021 como un mecanismo para incentivar la gestión del riesgo en seguridad vial en las organizaciones y fortalecer la responsabilidad social empresarial en esta materia. ¿Qué es un Plan Estratégico de Seguridad Vial (PESV)? El artículo 1 del mencionado decreto indica que “es una herramienta de gestión que contiene las acciones, mecanismos, estrategias y medidas de planificación, implementación, seguimiento y mejora que deben adoptar las diferentes entidades, organizaciones o empresas del sector público o privado del país encaminadas a generar hábitos, comportamientos y conductas seguras en las vías para prevenir riesgos, reducir la accidentalidad vial y disminuir sus efectos nocivos”. De acuerdo con la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), el PESV tiene como objetivo principal promover una cultura vial responsable y prevenir los comportamientos riesgosos en la vía, así como mejorar la infraestructura y la tecnología relacionadas con la seguridad vial. “Las empresas están instadas a fortalecer la seguridad vial tanto en sus propias operaciones como en sus cadenas de valor (…). Son un actor corresponsable en la reducción de la accidentalidad y la gestión del riesgo en la vías». El plan incluye diversas medidas, como la educación y sensibilización de los actores viales, la modernización de la infraestructura vial, la regulación y vigilancia de la circulación vehicular y la atención integral a las víctimas de accidentes. “Las empresas tienen un papel clave en la implementación de este proyecto, ya que sus colaboradores son usuarios frecuentes de las vías y están expuestos a situaciones de riesgo. Por esta razón, el programa busca involucrar a las empresas en la promoción de una cultura de seguridad vial en el ámbito laboral y en la adopción de prácticas seguras en sus operaciones”, indica la ANSV. Otro aspecto clave es que los PESV deberán estar articulados al Sistema Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) de cada organización. ¿Cómo sé si mi empresa debe implementar el PESV?La empresa, organización o entidad debe cumplir con al menos una de las siguientes condiciones: ¿Por dónde arrancar? Lo primero que las organizaciones deberán hacer es evaluar la situación actual de la seguridad vial en la organización, la definición de los objetivos y metas a alcanzar, la identificación de los actores involucrados y sus roles, la determinación de los recursos necesarios y la elaboración de un cronograma de actividades, es decir, de aquellas acciones específicas que se llevarán a cabo con el objetivo de reducir la siniestralidad. El plan deberá contener como mínimo los siguientes aspectos, tal como lo determina la Resolución 20223040040595 de 2022: “Para conocer, paso a paso, cómo adoptar el PESV, las empresas pueden consultar el anexo de la Resolución 20223040040595 de 2022 del Ministerio de Transporte”. Para conocer, paso a paso, cómo adoptar el PESV, las empresas pueden consultar el anexo de la Resolución 20223040040595 de 2022 del Ministerio de Transporte que definela metodología para el diseño, implementación y verificación de dichos planes. Adicionalmente, la ANSV, a través de su ‘Escuela Virtual de Seguridad Vial’ disponible en ansv.gov.co/es/escuela/ 9864, ofrece a las empresas diversas herramientas y recursos paraque puedan mejorar la seguridad vial en sus operaciones y reducir los riesgos de siniestros. Estas herramientas incluyen la capacitación de los colaboradores en temas de seguridadvial, la implementación de programas de prevención de accidentes, la promoción del uso responsable de los vehículos y la adopción de prácticas seguras en la gestión logística.Además, las empresas pueden participar activamente en la implementación de campañas de educación y concientización en sus comunidades y en la promoción de una cultura de seguridad vial en el país. ¿Qué tipo de riesgos para la seguridad vial se deben tener en cuenta? Uno de los pasos cruciales de la metodología de implementación del PESV es la caracterización de los riesgos en

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Decálogo para crear entornos laborales mentalmente saludables

Por Gerencia de Comunicaciones y Gerencia Técnica del Consejo Colombiano de Seguridad En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) presenta 10 pasos clave que las organizaciones deberían seguir para convertirse en entornos protectores de la salud mental. El suicidio se puede prevenir. Ese es el mensaje del Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se conmemora anualmente el 10 de septiembre. Para 2024, el llamado se centra en la reducción del estigma alrededor de los trastornos de salud mental que pueden llevar a una persona a quitarse la vida, así como a la creación de conciencia en las organizaciones para que gestionen proactivamente los factores de riesgo psicosocial que puedan estar asociados a este fenómeno. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han señalado que el suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado. Según sus indicadores, cada año, más de 703.000 personas fallecen, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.  En Colombia, un estudio del Observatorio de la Seguridad y la Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) señaló que entre el 2012 y el 2022 se reportaron más de 162 mil intentos de suicidio en población en edad productiva (de 15 a 64 años) y, en ese mismo periodo, fallecieron 22.504 personas por esta causa. Abordar la complejidad de las conductas suicidas comienza por identificar los factores psicosociales, con el fin de potenciar aquellos que son protectores y gestionar e intervenir proactivamente los que representan un riesgo psicosocial*, aspectos que permitirán crear entornos protectores de la salud mental. Es ahí donde los lugares de trabajo juegan un rol importante ya que algunas condiciones de vulnerabilidad tienen que ver con problemas relacionados con el empleo. En este contexto, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) presenta un decálogo de buenas prácticas y recomendaciones para que las empresas y organizaciones de cualquier tamaño se conviertan en ‘entornos laborales mentalmente saludables y protectores’:

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Se buscan empresas con cadenas de suministro entre Canadá y Colombia para construir resiliencia ante el cambio climático

El Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), como miembro de la Red Arise Colombia y su presidenta ejecutiva, Adriana Solano Luque, en calidad de miembro de la junta global de la Alianza del Sector Privado para las Sociedades Resilientes a los Desastres (ARISE),extienden la invitación a participar en el proyecto de investigación ‘Construcción de resiliencia a los desastres en las cadenas de suministro: una herramienta de innovación co-producida para comprender, planificar e invertir en la adaptación al cambio climático’. La convocatoria está dirigida a empresas colombianas que exporten productos a Canadá y empresas canadienses que cuenten con relaciones comerciales en Colombia. El objetivo del proyecto es diseñar herramientas para apoyar las estrategias de adaptación en las cadena de suministro y los planes de inversión para ayudar a las organizaciones a hacer frente a los efectos de los eventos climáticos extremos y promover así la reducción del riesgo de desastres. El estudio es liderado por el Instituto del Clima de la Universidad de Waterloo y financiado por el Gobierno del Canadá en alianza con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres en las Américas y el Caribe (UNDRR), la Oficina para la Facilitación del Comercio de Canadá (TFO Canadá) y la Alianza del Sector Privado para las Sociedades Resilientes a los Desastres ARISE Canadá. Como parte de esta iniciativa, se busca desarrollar capacidades en las empresas para que estas logren reconocer, planificar e invertir en la resiliencia ante los desastres. Por eso, el equipo de investigación está organizando una serie de talleres gratuitos que constan de un día de capacitación y co-diseño y que se llevarán a cabo durante octubre y noviembre de 2024. En Colombia, la cita será en Bogotá, el próximo 29 de octubre. En la sesión, los participantes accederán a: Además, en el desarrollo de los talleres se espera seleccionar a empresas que deseen continuar con un estudio en profundidad para mapear los riesgos y planificar la adaptación y la reducción de riesgos a lo largo de sus cadenas de abastecimiento. Para más detalles, los interesados pueden registrarse aquí y acceder a una sesión informativa virtual que se llevará a cabo en septiembre o comunicarse directamente con José DiBella, investigador principal del proyecto, a través del correo jose.dibella@uwaterloo.ca

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Cuidar al cuidador: gestión de riesgos en los trabajadores de la salud

Carolina Antolinez Figueroa / Líder Técnica del CCS Enfermera / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo. Cómo citar este artículo:Antolinez, C. ( 2024). Cuidar al cuidador: gestión de riesgos en los trabajadores de la salud. Protección & Seguridad No. 413 (enero – febrero 2024), pág. 69- 73. El derecho a la salud es universal y constituye un pilar fundamental para el bienestar, el desarrollo y el crecimiento económico tanto de los individuos como de sus familias y de la sociedad en su conjunto. No en vano, en la Agenda 2030 se planteó el Objetivo del Desarrollo Sostenible (ODS) número 3 ‘Salud y bienestar’ que insta a atender, entre otros aspectos, las necesidades en seguridad y salud laboral de aquellas personas que brindan cuidado, es decir, los trabajadores de la salud (TS). Por lo tanto, el sector salud se constituye en uno de los principales rubros para el funcionamiento de la sociedad y la economía, así como para la generación de empleos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que existen alrededor de 136 millones de trabajadores en el sector de la salud y los servicios sociales a nivel mundial, de los cuales el 70 % son mujeres. En consecuencia, es imperativo fortalecer todas las estrategias destinadas a asegurar que los trabajadores de la salud disfruten de condiciones laborales dignas, con el objetivo de garantizar la prestación de servicios de atención integral y de alta calidad a toda la población. Se ha evidenciado que la labor de los trabajadores de la salud bajo condiciones precarias de trabajo ocasiona altos costos a las instituciones de salud. Esto, debido a la accidentalidad, enfermedad y mortalidad laboral por condiciones y/o prácticas de trabajo inseguras. Además, puede conllevar a la generación de infecciones intrahospitalarias (nosocomiales) y, en el peor de los casos, a la muerte de quien recibe una inadecuada atención en salud (Luengo-Martínez et al; 2021). En relación con este tema, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado los costos asociados, señalando que la accidentalidad y las enfermedades laborales representan aproximadamente el 2 % del gasto en salud, mientras que los daños y perjuicios causados a los pacientes constituyen alrededor del 12 %. Así las cosas, para generar trabajo decente, seguro y saludable es importante reconocer que los lugares donde se presta la atención en salud son entornos de trabajo únicos y complejos. Estos espacios presentan una variedad de riesgos que deben ser gestionados, desafíos que requieren superación y oportunidades que merecen atención. Esta consideración debe responder a cambios significativos que han sufrido las condiciones laborales a lo largo del tiempo, que abarcan desde modalidades de contratación hasta el progreso y la integración de tecnologías y digitalización en el ámbito de la salud. La pandemia, por supuesto, ha acentuado la urgencia de prestar una atención más detenida y cuidadosa al trabajo, la salud y la vida de esta fuerza laboral. A lo anterior se suman las cifras de accidentalidad y enfermedad laboral del sector salud. Tan solo en Colombia, según cifras del Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad, para el primer semestre del 2023 se evidenció un total de 821.448 trabajadores del sector afiliados al Sistema General de Riesgos Laborales (SGRL). De esta población se registró una tasa de accidentalidad laboral de 2,33 accidentes de trabajo (AT) por cada 100 trabajadores (con 19.113 eventos). Esta cifra muestra una tendencia a la baja desde el 2019, cuando la tasa de accidentes de trabajo se ubicó en 3,11 por cada 100 trabajadores. La situación contrasta notablemente en el caso de las enfermedades laborales para esta población, especialmente, después de la emergencia sanitaria de la COVID-19. En el primer semestre de 2023, la tasa de enfermedades laborales (EL) en este rubro fue de 148,64 por cada 100,000 trabajadores, con un total de 1221 enfermedades laborales registradas. Este indicador aún no muestra una disminución en comparación con el periodo anterior a la pandemia, ya que en el primer semestre de 2019 la tasa de enfermedades laborales fue de 35,3 por cada 100,000 trabajadores. Además, las enfermedades laborales en el sector de la salud alcanzaron niveles nunca antes vistos en comparación con otros sectores. La tasa más elevada se registró en el año 2021, con 2829 casos por cada 100,000 trabajadores (para un total de 21.088 eventos registrados). Este aumento se atribuye a que los trabajadores de la salud fueron la primera línea de defensa y respuesta ante la pandemia de la COVID-19. En respuesta a esta situación, el gobierno colombiano emitió el Decreto 676 de 2020 «por el cual se incorpora una enfermedad directa a la tabla de enfermedades laborales y se dictan otras disposiciones» cuyo artículo 2, incluye el virus del SARS-CoV-2 como una enfermedad laboral directa para todos los trabajadores de este sector (Presidencia de la República de Colombia, 2020). Teniendo en cuenta estos aspectos, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) coinciden en la diversidad de riesgos que enfrentan los trabajadores de la salud que pueden ir desde lesiones frecuentes en esta fuerza laboral tales como pinchazos con objetos cortopunzantes, como agujas; lesiones musculoesqueléticas que resultan en dolor lumbar o cervical; alergias dermatológicas originadas por el uso de sustancias químicas en los procedimientos de atención en salud o por los elementos de protección personal (EPP); enfermedades infecciosas transmitidas por vía aérea, parenteral, entre otras; y trastornos de la salud mental derivados de la violencia y el estrés laboral. ¿Cuáles son los peligros y riesgos laborales de los trabajadores de la salud? La OMS define que los trabajadores de la salud son todas las personas que en sus actividades laborales tienen como objetivo el mejoramiento de la salud de la población. Entre ellos se encuentran los médicos, el personal de enfermería y partería, los auxiliares de enfermería, los técnicos de laboratorio, los técnicos de la salud, los agentes de salud y gestores comunitarios, los curanderos y los practicantes

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Ergonomía organizacional, clave para una prevención efectiva en el trabajo

Por Victorio Martínez Castro / Experto certificado en ergonomía aplicada y salud ocupacional / Magíster en Ergonomía y en Desarrollo Humano Organizacional. / Miembro del consejo consultivo de la Sociedad de Ergonomistas de México. Cómo citar este artículo:Martínez, V. ( 2024). EErgonomía organizacional,clave para una prevenciónefectiva en el trabajo. Protección & Seguridad No. 413 (enero – febrero 2024), pág. 62- 66. https://ccs.org.co/portfolio/ergonomia-organizacionalclave-para-una-prevencionefectiva-en-el-trabajo/ En el ámbito laboral actual, el sistema preventivo requiere de profesionales conocedores de la importancia de la multiplicidad y diversidad de factores que producen los riesgos ergonómicos y psicosociales que afectan a las personas. Estos profesionales deben sistematizar y aplicar procedimientos de intervención que modifiquen las condiciones laborales de forma que, al menor costo de recursos, logren el mayor beneficio posible para la salud de los trabajadores. La ergonomía y la psicosociología que, en su conjunto, conforman la macroergonomía o ergonomía organizacional, son especialidades preventivas esenciales para abordar los peligros ocupacionales y son fundamentales según las normas internacionales de prevención de riesgos laborales. Esta disciplina implica una serie de obligaciones que, a menudo, resultan difíciles de cumplir y cuyas consecuencias legales pueden ser perjudiciales cuando la seguridad de los sistemas y la integración del factor humano terminan siendo marginados. Esa exclusión tiene una traducción inmediata: ni se diseñan ni se adaptan los puestos a las características psicofísicas de los ocupantes. En otras palabras, el envejecimiento, el retorno a las actividades tras un accidente, la falta de aptitudes o cualquier otra alteración, tiene consecuencias sobre la organización y las características técnicas y organizativas de los procesos y los puestos de trabajo. Sin embargo, factores como el sexo, la edad, el tipo de contrato, el estado físico del trabajador, la implementación de nuevas tecnologías, entre otros, aun cuando estén en la cadena de causalidad de los accidentes, no suelen implicar la tan repetida “adaptación del puesto de trabajo”. Se cae, entonces, en un círculo vicioso donde la mejora sigue estando asociada exclusivamente a la reducción de los indicadores negativos producto de los fracasos de las estrategias como los accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, incidentes, entre otros, mientras que los indicadores predictores de la cultura de autocuidado y prevención como el comportamiento, los valores, las actitudes y la interacción entre el individuo y la organización, son ignorados. Adicionalmente, algunas condiciones organizacionales como la presión del tiempo, los procedimientos de trabajo poco realistas, los equipos inadecuados, la falta de entrenamiento o el mantenimiento insuficiente de equipos, entre otras, representan riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores. Estas condiciones están estrechamente relacionadas con otros aspectos laborales deficientes y constituyen la raíz de los accidentes. Por lo tanto, es fundamental abordar estos factores no solo desde una perspectiva teórica, sino también desde un enfoque práctico y completo para prevenir accidentes e incidentes en el entorno laboral. No habrá una adecuada prevención si en la etapa inicial de identificar el peligro y evaluar el riesgo se ignora el análisis de la actividad de trabajo y la importancia del factor humano (figura 1). Aclaraciones relevantes 5. Falacia del andamio. En ocasiones se comete el error de pensar que lo ergonómico y lo psicosocial se relacionan exclusivamente con riesgos relacionados con el confort y no con los accidentes y enfermedades que son objeto de otras técnicas de prevención. En el ámbito de la prevención de riesgos laborales, es importante comprender que las consecuencias no necesariamente están limitadas al mismo ámbito que las causas. En otras palabras, los factores de riesgo psicosociales no solo conllevan consecuencias psicosociales, al igual que los factores de riesgo ergonómicos no solo generan consecuencias relacionadas con la comodidad. Por lo tanto, en cualquier análisis del trabajo es necesario tener en cuenta, como mínimo, las siguientes variables del puesto de trabajo: Métodos ergonómicos Lo que se emplea en la práctica son técnicas, herramientas o instrumentos valiosos para llevar a cabo el diagnóstico ergonómico. Lamentablemente, de acuerdo con la experiencia del autor de este artículo, el uso inapropiado de la palabra «método» (por ejemplo, en el «método psicosocial») ha dado lugar a la idea equivocada de que la aplicación de un solo cuestionario, sin importar quién lo realice o en qué contexto, proporcionará la solución a los problemas que enfrenta un lugar de trabajo. Como Maurice de Montmollin (1971) afirmó: “estas técnicas no son métodos de análisis, sino procedimientos útiles y rápidos que nunca deben reemplazar un análisis exhaustivo del trabajo”. De este modo, la mejor forma de aproximarnos a la realidad de un puesto de trabajo no es, evidentemente, mediante la aplicación de un cuestionario aislado (por muy prestigiosa que sea la institución o la entidad que lo haya desarrollado), sino desde una estrategia investigativa que comprenda toda una serie de técnicas e instrumentos relevantes al caso como entrevistas, análisis de documentos (por ejemplo, índices estadísticos sobre siniestralidad o defunciones en el trabajo), observación del puesto y cuestionarios. Evaluación ergonómica La evaluación es el proceso de investigación que tiene por finalidad esclarecer las causas potenciales de los factores de riesgo estudiados para evitar que se materialicen. Este proceso incluye la toma de decisiones sobre técnicas a emplear, recolección de datos, análisis de resultados y elaboración de propuestas de mejora. De forma general, se entiende por evaluación de riesgos “el proceso de valoración de factores que entrañan riesgospara la salud y la seguridad de los trabajadores y la posibilidad de que se verifique un determinado peligro en el lugar de trabajo” (SLIC, 2018). A partir de la información recopilada sobre la organización, las características y la complejidad del trabajo, así como sobre las materias primas y los equipos utilizados en la empresa y teniendo en cuenta el estado de salud de los trabajadores, se procederá a identificar los elementos peligrosos y a determinar qué trabajadores están expuestos a ellos”. A partir de la información recopilada sobre la organización, las características y la complejidad del trabajo, así como sobre las materias primas y los equipos utilizados en la empresa, y teniendo en cuenta el estado de salud de los trabajadores, se procederá

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