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Estrategia Nacional de Economía Circular: ¿en qué va el país?

Estrategia Nacional de Economía Circular: ¿en qué va el país?

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora Social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social Empresarial / Líder de Comunicaciones / Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). “Producir conservando y conservar produciendo”. Esta es la lógica para desarrollar nuevos modelos de negocio que plantea la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC), un instrumento con el que Colombia cuenta desde noviembre de 2018 y que sienta las bases para optimizar la eficiencia en la producción y consumo de materiales, reducir la huella hídrica y de carbono, valorizar continuamente los recursos y cerrar ciclos. Se trata entonces de una transformación no solo productiva sino también cultural hacia donde el país ya empieza a transitar. La estrategia surge en un contexto en el que urge acelerar las acciones y compromisos adquiridos por los países en el Acuerdo de París (alcanzado en la COP 21) de cara a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C. Así mismo, está el llamado a los estados miembro de la ONU a trabajar decididamente en el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que la Economía Circular aparece como un eje transversal a varios de ellos. Sin embargo, no solo se trata de que el país esté alineado a las agendas internacionales en materia ambiental y social. Las condiciones económicas propias también apremian. Según lo advierte el documento de la ENEC, la economía colombiana presenta bajos niveles de productividad en prácticamente todos los sectores productivos, escasa diversifi cación en productos de mayor valor agregado y rezagos en innovación tecnológica e inversión en investigación. Todo esto reduce las oportunidades de generar empleo, así como de crear factores diferenciales en los mercados (ENEC, 2018). A la realidad económica se le suma la tensión ambiental. “Desde hace varios años, Colombia viene experimentando una fuerte presión sobre sus rellenos sanitarios que ya están alcanzando su capacidad máxima de almacenamiento, las basuras son un problema ambiental, la contaminación por plásticos afecta las costas, los ríos y los mares. Adicionalmente, tenemos un bajo uso de biomasa. Entonces, necesitamos con urgencia modelos de negocio que reduzcan la presión sobre los recursos naturales”, afi rma Andrea Corzo, directora de Asuntos Ambientales, Sectorial y Urbana del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS). Considerando este escenario, el país ya venía dando algunos pasos en la senda hacia la transformación de su modelo económico, especialmente, en materia normativa. De esta forma, la ENEC se asienta sobre varios instrumentos desarrollados previamente y que le otorgan razón de ser. En ese sentido, Corzo refi ere la Política Nacional de Producción y Consumo Sostenible, documento publicado en 2010 y en el que se actualizan e integran la Política Nacional de Producción más Limpia y el Plan Nacional de Mercados Verdes; el Conpes 3874 de 2016 que establece la Política Nacional para la Gestión Integral de Residuos Sólidos, incluyendo la responsabilidad extendida del productor y la gestión de residuos peligrosos; el Conpes 3866 que promueve la generación de encadenamientos productivos y el fortalecimiento de cadenas de valor a través de la Política de Desarrollo Productivo; y el Conpes 3934 de 2018 que instaura la Política de Crecimiento Verde y se traza como objetivo “impulsar a 2030 el aumento de la productividad y la competitividad económica del país, al tiempo que se asegura el uso sostenible del capital natural y la inclusión social, de manera compatible con el clima”. Bajo este marco normativo, la ENEC asume una naturaleza de “instrumento integrador” como lo resume la funcionaria. Esta característica tiene dos fundamentos. Por un lado, su desarrollo involucró un proceso de concertación entre diversos actores del sector público y privado, la academia y la sociedad civil, así como la participación de distintos ministerios acompañados por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Por otro lado, le permite al gobierno “identificar prioridades, mecanismos de gestión y necesidades de articulación interinstitucional para avanzar hacia esa transformación de los sistemas de producción y consumo”, explica Corzo. Y es que al fi nal lo que se busca es implantar en el país un nuevo modelo económico, una alternativa de desarrollo con miras a dejar atrás el actual sistema lineal de producir, usar y botar. “En cambio, a través de la Economía Circular, buscamos la optimización en el uso de los recursos y el fomento de la responsabilidad extendida del productor, donde los residuos o desechos que generan los productos o servicios de la industria se integren nuevamente en el ciclo productivo y se conviertan en un insumo para otras empresas y para la generación de nuevos emprendimientos”, agrega la funcionaria. Metas país En América Latina, Colombia se convirtió, en 2018, en el primer país en adoptar una estrategia de Economía Circular. Con este avance pretende ser, para el año 2030, el líder en la implementación de este modelo económico en la región. “Esta visión implica incrementar la efi ciencia en el uso de materiales, agua y energía, teniendo en cuenta la capacidad de recuperación de los ecosistemas y el uso circular de los flujos de materiales, maximizando su valor agregado y su vida útil”, como lo expone el documento oficial. Para lograrlo, cuenta con seis líneas priorizadas: flujos de materiales industriales y productos de consumo masivo; flujos de envases y empaques; flujos de biomasa; flujos de agua; fuentes y flujos de energía; y flujos de materiales de construcción. Adicionalmente, para cada una, se han establecido metas e indicadores de cumplimiento en un periodo establecido entre el 2021 y el 2028. Por ejemplo, respecto a los materiales industriales y productos de uso masivo, se espera que el 69 % de los Aceites Lubricantes Usados (ALU) que se generan en el país sean valorizados energéticamente y que unas 17 corrientes o subcategorías de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos sean reguladas bajo la responsabilidad extendida al productor. Para el caso de materiales de construcción se proyecta una tasa de aprovechamiento del 90

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¿Cómo ha estado la siniestralidad laboral en el sector de la construcción?

¿Cómo ha estado la siniestralidad laboral en el sector de la construcción?

El Observatorio de la Seguridad y Salud en el Trabajo, del Consejo Colombiano de Seguridad, entregó cifras sobre accidentes de trabajo, enfermedades laborales y muertes con causas asociadas al trabajo, particularmente en lo correspondiente al sector económico de la construcción, con relación al comportamiento los últimos tres años (desde 2018 hasta febrero de 2021). Octubre presenta las tasas más altas de accidentalidad en los tres años consecutivos 2018, 2019 y 2020. El reporte de enfermedad laboral para el año 2020 tuvo un aumento porcentual de 27,1% en comparación con el año 2018 y un aumento de 145% en relación con el año 2019. La actividad “Construcción edificaciones para uso residencial” presentó el mayor número de enfermedades laborales acumuladas, con un total de 328 (37,7 %), para 2018 a 2021. Durante 2020 se presentaron 57 muertes de trabajadores de la construcción, con una tasa de 6,4 muertes por cada 100.000 trabajadores. Enero de 2018 presentó la más alta tasa de mortalidad, en los últimos tres años. A continuación, se presenta el informe. Sobre los trabajadores Durante el periodo analizado, se evidencia una disminución de 6,7 % en el número de trabajadores dependientes en el sector, pasando de cerca de 924.772 trabajadores en 2018 a 862.782 en 2020. En lo transcurrido del año 2021, el promedio de trabajadores a febrero aumentó levemente a 876.668. Aunque, en general, los trabajadores independientes para el año 2020 representan solo el 3,5 % del total de los trabajadores reportados, en este grupo se presenta una tendencia diferente en comparación con los trabajadores dependientes, ya que tuvo un aumento de 57,8 %, pasando de 18.229 trabajadores en 2018 a 28.769 trabajadores en 2020. En lo transcurrido del año 2021 esta tendencia sigue en aumento y cierra el mes de febrero con un promedio de 30.912 trabajadores. Gráfica 1. Trabajadores dependientes vs independientes por año. La actividad que concentra el mayor número de trabajadores independientes es Construcción de edificaciones para uso residencial, que incluye solo la construcción de casas, edificios, caminos, ferrocarriles, presas, calles y/o oleoductos, con un 31% del total reportado para el año 2020. Es Bogotá la que reporta el mayor número de trabajadores independientes, con 9.689. Ver Gráfica 2. Gráfica 2. Trabajadores independientes por departamento. Accidentalidad laboral Al realizar el análisis de las tasas de accidentalidad anual y de manera mensual en diferentes años, que incluyen 2018, 2019, 2020 y 2021 (enero y febrero), se identifican los siguientes aspectos relevantes: Durante el año 2020 se presentaron un total de 984 accidentes en el sector construcción, con una tasa de 6,4 accidentes por cada 100 trabajadores, siendo esta la mayor con respecto a la tasa nacional que fue de 4,4 accidentes por cada 100 trabajadores. Teniendo en cuenta lo anterior, se podría inferir que en promedio se presentaron 156 accidentes laborales por día en el sector construcción durante ese año. Gráfica 3. Tasa de accidentalidad por año y mes. Los meses con mayor tasa mensual de accidentalidad para el año 2020 fueron septiembre y octubre con 0,7 accidentes por cada 100 trabajadores; abril fue el que presentó menor tasa con 0,1 accidentes por cada 100 trabajadores. Octubre presenta las tasas más altas de accidentalidad en los tres años consecutivos 2018, 2019 y 2020. Durante enero y febrero de 2021 se han reportado 9833 accidentes de trabajo (que representa el 17,3 % del total de accidentes reportados en el 2020). Para enero y febrero de 2021, la tasa de accidentalidad es menor comparada con las presentadas durante los años 2018, 2019 y 2020 para los mismos meses. Al revisar con detalle la distribución de la accidentalidad por actividades económicas dentro de este sector, se encontraron los siguientes aspectos a resaltar: Durante 2020, las actividades que presentaron las mayores tasas de accidentalidad fueron Construcción de edificaciones para uso no residencial y Trabajos de preparación de terrenos para obras civiles, con una tasa de 7,4 accidentes por cada 100 trabajadores, cada una. Sin embargo, Construcción de edificaciones (que incluye construcción de casas, edificios, caminos, ferrocarriles, presas, calles y/o oleoductos) es la actividad que acumuló el mayor número de accidentes, con un total de 20.875 accidentes (37 % del total de accidentes del sector), con 57 accidentes diarios en promedio. En contraste, “Trabajos de pintura y terminación de muros y pisos” (que incluye talleres de pintura duco) presentó la menor tasa de accidentes del sector, con 1,8 accidentes por cada 100 trabajadores. La actividad Construcción de edificaciones para uso no residencial presentó para febrero y septiembre del 2020 la mayor tasa de accidentalidad mensual, con 0,8 accidentes por cada 100 trabajadores, comparada con los demás meses del mismo año. En lo transcurrido del año 2021 (enero y febrero), las actividades “Construcción de edificaciones para uso no residencial” y “Trabajos de preparación de terrenos para obras civiles” han presentado las mayores tasas de accidentalidad mensuales, con 0,7 accidentes por cada 100 trabajadores. Sin embargo, es la actividad Construcción de edificaciones para uso residencial la que tiene en esos dos meses del año, el mayor número de eventos, con 3550 accidentes (36 % de total de accidentes del sector durante los dos meses). Relacionado con la distribución geográfica de la accidentalidad, se puede evidenciar los siguientes datos relevantes en el análisis: Para el año 2020, el departamento de Risaralda presentó la mayor tasa de accidentalidad con 11,3 accidentes por cada 100 trabajadores, seguido por Guaviare, con una tasa de 11,0 accidentes por cada 100 trabajadores. Sin embargo, Antioquia reporta el mayor número de eventos, con 15.686 accidentes de trabajo, seguido por Bogotá, con un total de 13.778 accidentes. La menor tasa de accidentes la presentó el departamento de Amazonas, con 0,8 accidentes por cada 100 trabajadores. Del mismo modo, durante febrero, Guaviare presentó la tasa de accidentalidad mensual más alta de todos los departamentos durante el año, con 2,4 accidentes por cada 100.000 trabajadores. En lo trascurrido del año 2021, en enero de 2021, Guaviare presentó la tasa de accidentalidad mensual más alta histórica desde 2018, con 3 accidentes por cada

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