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Estrategias para la administración de actividades de salud en el trabajo dirigidas a profesionales de áreas diferentes a la salud

Por: Nasli Miranda Arandia, Ingeniera Industrial, Especialista en Higiene y Salud Ocupacional, Magíster en Sistemas Integrados de Gestión. Profesional de Servicios II del CCS, auditora RUC® Cómo citar este artículo Arandia N. (2022). Estrategias para la administración de actividades de salud en el trabajo dirigidas a profesionales de áreas diferentes a la salud. Protección & Seguridad No. 402 (marzo– abril 2022), 17-83. https://ccs.org.co/portfolio/administracion-actividades-salud-trabajo/ Las actividades de medicina preventiva en los entornos laborales tienen entre sus propósitos controlar el impacto negativo de los peligros sobre las condiciones de salud de los trabajadores durante el desarrollo de sus actividades (Departamento de Empresa y Empleo, 2013). Se entiende por salud laboral o salud en el trabajo aquella que tiene como finalidad «promover y mantener el más alto nivel de bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las profesiones; prevenir todo daño causado a su salud debido a las condiciones de su trabajo; protegerlos contra los riesgos resultantes de la existencia de agentes nocivos a su salud; ubicar y mantener al trabajador en un empleo acorde con sus aptitudes fisiológicas y psicológicas y, en resumen, adaptar el trabajo al hombre y cada hombre a su tarea» (OIT, 1998). Las actividades de medicina preventiva en el trabajo constituyen una parte fundamental dentro del sistema de gestión y requieren experticia y competencia para su administración. La Guía RUC® define en su numeral 3.2.4 que “las empresas deben demostrar la existencia de un Subprograma de Medicina Preventiva y del Trabajo, presentar las estrategias y recursos para su realización y contar con un profesional del área de la salud con experiencia y licencia en Seguridad y Salud en el Trabajo” (RUC, 2021). Si bien es claro que las actividades de medicina preventiva en el trabajo deben ser desarrolladas por profesionales competentes en el área, existen limitantes en cuanto a la disponibilidad de recursos para las micro, pequeñas y medianas empresas. Estas conforman el 90 % del tejido empresarial colombiano (Ministerio del Trabajo, 2019) y suelen enfrentar limitaciones y dificultades para contar con profesionales en el área de medicina u otras áreas de la salud de manera permanente. En muchos casos, las organizaciones cuentan con el apoyo ocasional de estos profesionales para el diseño de las medidas de prevención y la ejecución de actividades especializadas en salud en el trabajo —exámenes médicos ocupacionales, aplicación de diagnósticos de riesgo psicosocial, estudios de puestos de trabajo, entre otros—, pero el desarrollo de las actividades preventivas queda en manos de los responsables del sistema de gestión en seguridad y salud en el trabajo, siendo estos, por lo general, profesionales en áreas diferentes a las de la salud. Este artículo tiene como propósito revisar algunos lineamientos básicos de apoyo para la administración de las actividades de salud en los entornos laborales por parte de los responsables del Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) que no cuentan con una formación específica en áreas de la salud, de cara a los lineamientos normativos y parámetros definidos dentro de la Guía RUC® y bajo el cumplimiento de las responsabilidades que tiene la empresa como empleador. Para poder identificar los componentes básicos dentro de la administración de las actividades de salud en el trabajo dentro del SG-SST se abordarán nueve componentes principales que constituyen el ciclo de seguimiento y prevención (ver figura 1). Así mismo, se revisará cómo desde la óptica del responsable del SG-SST se deben planear y ejecutar las actividades. La empresa debe identificar los peligros que pueden generar afectaciones a la salud de los trabajadores, valorando el nivel de riesgos con el fin de priorizar las actividades de intervención e integrarlas a las actividades del plan anual de trabajo en SST y de los respectivos programas de gestión, según aplique. 2. Exámenes Médicos Ocupacionales (EMO) Los exámenes médicos ocupacionales son el mecanismo para verificar y hacer seguimiento a las condiciones de salud de cada trabajador. Permiten identificar, con un enfoque preventivo, posibles patologías que puedan llegar a verse afectadas por el desarrollo de la actividad laboral. Para realizar una adecuada gestión de los EMO la empresa deberá considerar lo siguiente: Procedimiento: la organización debe establecer un procedimiento para la realización de exámenes médicos ocupacionales de ingreso, periódico, post incapacidad, reubicación laboral o por retiro, acorde con los lineamientos de la Resolución 2346 de 2007. Dicho procedimiento deberá ser divulgado entre los responsables del proceso de contratación y retiro de trabajadores, de forma que el proceso de remisión no recaiga solo en el responsable del SG-SST lo que puede generar incumplimientos en caso de omisión. Profesiograma: la definición del tipo de exámenes a realizar, la periodicidad y los criterios de aptitud laboral de los mismos se realiza con base en el análisis del perfil del cargo, las actividades a realizar y los peligros presentes en la tarea. Este análisis debe ser desarrollado por un profesional del área de la salud (médico con licencia en SST) y generará como resultado un documento denominado profesiograma, el cual será utilizado por la organización como guía en la programación de sus EMO. Remisión a exámenes médicos: para proceder con la realización de los EMO, la organización debe considerar lo siguiente: Gestión ante los resultados del EMO. Una vez recibido el certificado del examen médico, se deberá considerar lo siguiente: 3. Diagnóstico de condiciones de salud De acuerdo con lo establecido en la Resolución 2346 de 2007, este documento debe ser entregado a la empresa por parte de la IPS o del médico especialista en SST que haya realizado los exámenes a la población trabajadora y debe ser tomado como base para la formulación de las actividades de promoción y prevención en salud. El documento debe contener las recomendaciones a implementar por parte de la empresa de acuerdo conel análisis estadístico realizado por los profesionales de la salud. Estas, usualmente, están dirigidas a la creación de programas de vigilancia epidemiológica,programas de promoción y prevención, mecanismos de mejoramiento de las condiciones de los ambientesde trabajo, entre otras. La empresa deberá tomar estas recomendaciones

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El bienestar integral como pilar de las organizaciones saludables

Por: Carolina Antolinez Figueroa, líder técnica del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Enfermera / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo. Cómo citar este artículo Antolinez C. (2025). El bienestar integral como pilar de las organizaciones saludables. Protección & Seguridad No. 420 (marzo– abril 2025), 17-31. https://ccs.org.co/portfolio/el-bienestar-integral-como-pilar-de-las-organizaciones-saludables/ El concepto de salud que todos conocemos hoy en día es el descrito por la Organización Mundial de la Salud (OMS) “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Sin embargo, este ha sido fuertemente criticado por diferentes autores, quienes han sugerido su transformación. El primero de ellos fue Deitrich Bonhoeffer, quien en 1953 definió que la salud era «la fuerza de ser», dando a la persona la capacidad de continuar su trayectoria vital en ausencia de barreras que limiten su salud. Posteriormente, en 1970 Christopher Boorse redirigió el concepto bajo el enfoque biomédico en el que la salud se limita a un estado normal con ausencia de anomalías fisiológicas que alteren o deteriorensu estado. Los anteriores conceptos aún se quedaban cortos, por lo cual en 2011 Huber propuso que la salud hiciera referencia a la capacidad que tienen los individuos para adaptarse y autogestionarse. A este concepto, David Misselbrook refiere que la salud es el florecimiento del individuo con la superación de una enfermedad o discapacidad (Armitage, 2023). Conceptos y modelos de organizaciones saludables Ahora bien, en lo concerniente al entorno laboral, la OMS determinó que los lugares de trabajo deben ser escenarios generadores y promotores de la salud, por ello, define que los entornos saludables son aquellos en donde los trabajadores, jefes de área y alta dirección interactúan y trabajan colaborativamente en pro de la mejora continua de la promoción y protección de la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores (OMS, 2010). Es así como la OMS en su modelo de organizaciones saludables estableció que es indispensable diseñar e implementar acciones que abarquen las cuatro vías de influencia en el entorno laboral para la promoción de la salud como son: Según el modelo de la OMS, estas cuatro líneas de influencia deben ser abordadas mediante estrategias y programas elaborados bajo los principios fundamentales que deben orientar las acciones de las organizaciones con entornos saludables como son la ética y valores organizacionales, desarrollados desde el compromiso de los líderes y la participación de los trabajadores (OMS,2010). Bajo este concepto y líneas de acción establecidas por la OMS es que la gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) se constituye en un pilar fundamental para lograr organizaciones saludables y sostenibles. Lo anterior, se debe a que el objetivo principal del SG-SST es lograr la mejora continua del desempeño de la SST a partir de la asignación de responsabilidades a los actores clave, así como a través del compromiso del gobierno corporativo y los trabajadores, la identificación de los peligros y la gestión de los riesgos de SST, la organización del personal, el suministro de recursos, la comunicación, la información, la documentación y el monitoreo continuo. El modelo de la OMS tiene como principal valor lograr el bienestar y la salud de los trabajadores; sin embargo, hay otros autores que adicionan a este concepto y modelo la importancia de la integración del desarrollo del recurso humano. Para Argyris (1958) una organización saludable es donde se permite el óptimo funcionamiento humano. Bennis (1962) indicó que es la que permite la adaptabilidad y sentido de identidad y Schein (1965) afirmó que es en la que existe armonía entre las metas organizacionales y las necesidades de los trabajadores. Entre tanto, autores como Corbett (2004) y Tarride et al. (2008) indican que una organización saludable se instaura instaura a partir del comportamiento de la compañía y la articulación y esfuerzos conjuntos mediante una misión compartida entre trabajadores y líderes, contribuyendo al equilibrio de las relaciones interpersonales entre líder-trabajador-cliente, así como para lograr el bienestar laboral y la eficacia organizacional (Segura-Camacho et al., 2018) llevando a cabo el proceso de mejora continua (Hernández et al., 2022). Este concepto se asocia el término de bienestar integral haciendo alusión al bienestar psicológico y social, satisfacción y calidad de vida relacionado con la salud, la tranquilidad, la paz y el equilibrio entre el trabajo y la familia. Por su parte, Gomide y Nascimento (2012) mencionan la justicia, la cultura organizacional, los valores y la ética como aspectos predecesores de las organizaciones saludables (Cetina, et al., 2020). Salanova (2009) desde su primer modelo creado, así como en el actualizado en 2016, refiere que las organizaciones saludables son una versión más sólida y perdurable. Esto se debe a que han incorporado la salud y el bienestar de los empleados en su funcionamiento, integrándolos con los objetivos estratégicos de la organización. Precisamente, el modelo Healthy and Resilients Organizations (HERO, por sus siglas en inglés) desarrollado por Salanova, establece que la organización saludable es aquella que realiza esfuerzos sistemáticos, planificados y proactivos para mejorar la salud de los empleados mediante buenas prácticas relacionadas con la mejora de las tareas, el ambiente social y la organización. En su modelo propone tres pilares esenciales para conformar las organizaciones saludables (Salanova, 2009): 2. Empleados saludables: a partir de la corriente de la psicología positiva, el modelo de Salanova menciona el concepto del capital psicológico positivo que se relaciona con las fortalezas de los trabajadores, las cuales deben ser medibles y verificables, representando una ventaja competitiva para la empresa. Entre las fortalezas se destacan: autoeficiencia, engagement, optimismo, resiliencia, esperanza y demás emociones positivas. Es a través de este mecanismo psicológico que se logran los resultados saludables para la organización. 3. Resultados positivos: las organizaciones con empleados, prácticas y recursos saludables usualmente generan excelentes resultados, aspecto que aún no cuenta con evidencia científica y empírica sobre la relación de la psicología positiva y el buen desempeño laboral. Sin embargo, se ha evidenciado que los trabajadores que están comprometidos y satisfechos con su trabajo lo hacen de la mejor manera posible, obteniendo mejores resultados. De igual forma,

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“Purgantes naturales”: cuando el remedio es peor que la enfermedad

“Purgantes naturales”: cuando el remedio es peor que la enfermedad

Por: Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad. Cómo citar este artículo Salamanca L. (2022). “Purgantes naturales”: cuando el remedio es peor que la enfermedad. Protección & Seguridad No. 46 (octubre– diciembre 2022), 11- 13. https://ccs.org.co/portfolio/purgantes-naturales-riesgos-salud/ Purgantes que dicen ser ciento por ciento naturales. Algunos afirman ser una combinación de “plantas laxantes” capaces de expulsar parásitos, lombrices y amebas; otros prometen desintoxicar el hígado y entre sus beneficios aseguran limpiar el tracto digestivo, luchar contra las flatulencias y hasta eliminar manchas en la piel. Incluso, algunos más osados advierten que si el producto se consume al menos dos veces al año, la persona “gozará de un excelente estado de salud”. Nada más engañoso y alejado de la realidad. En los últimos meses, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) ha generado varias alertas sanitarias sobre “purgantes” que se comercializan de manera fraudulenta en las ciudades y municipios del país. Entre la lista negra figuran las denominaciones ‘Geolax’, ‘Bililax Q+’, ‘Golden Health Detox’ ,‘‘Quenopodio’ y sus similares, los cuales indican en sus empaques y etiquetas un registro sanitario falso que no ha sido otorgado por el Invima. Por ende, su venta en Colombia es ilegal. “De acuerdo con la normatividad sanitaria vigente, se trata de productos fraudulentos que, al no encontrarse amparados bajo un registro sanitario, no ofrecen garantías de calidad, seguridad y eficacia. Adicionalmente se desconoce su contenido real, trazabilidad, condiciones de almacenamiento y transporte”, advierte el Invima (2022). El Invima es contundente al manifestar que, en la actualidad, no existen evidencia científica suficiente y robusta para atribuirle propiedades desparasitantes o limpiadoras del organismo a un producto con un supuesto origen natural. Por el contrario, la autoridad sanitaria advierte que son más los riesgos que se han logrado documentar alrededor del consumo de estas sustancias. Un coctel peligroso Protección & Seguridad en la Comunidad consultó al Ministerio de Salud y Protección Social acerca de los efectos adversos que podría generar el consumo de “purgantes naturales”. Entre las consecuencias negativas para la salud, la cartera señala que la ingesta de este tipo de productos sin indicación y seguimiento médico puede aumentar el riesgo de desarrollar cuadros alérgicos, disfunciones hepáticas, intoxicaciones, dolor abdominal, irritación gástrica, náuseas, diarrea, vómito incontrolable, cefalea y deshidratación. Por si fuera poco, en muchos casos se desconoce a ciencia cierta la composición del producto. En otros, el boldo, el sen, la leche de higuerón, el paico, la acacia de india y el ruibarbo —de los cuales tampoco hay evidencia científica suficiente— están dentro de los ingredientes declarados. Además, como lo explica el Invima, algunos contienen componentes activos que se encuentran en laxantes disponibles en el mercado, pero es posible que su dosis y pureza no se controlen cuidadosamente. “La población puede tener la creencia de que todos los productos naturales son seguros. No obstante, al tratarse de combinaciones de diferentes sustancias herbarias, pueden llegar a ser más complejas y riesgosas que otro tipo de medicamentos, por lo que cobra especial relevancia controlar su calidad y seguridad”, indica el Ministerio de Salud y Protección Social. En otras palabras, los purgantes naturales que se comercializan de manera ilegal pueden llegar a ser un coctel peligroso para la salud. Adicionalmente, hay que tener en cuenta que solo un médico tiene la competencia para evaluar la situación de salud de las personas y establecer si se requiere o no un antiparasitario, previa realización de exámenes de laboratorio que así lo determinen. Por lo tanto, las personas no deberían “purgarse” a libre demanda. Otro aspecto de fundamental conocimiento para la ciudadanía es que en las bases de registros sanitarios del Invima y, de acuerdo con las normas farmacológicas actualizadas a enero de 2022, en Colombia no existen en la actualidad medicamentos aprobados para uso como “purgante”. Los que sí están aprobados son los antiparasitarios y, en ese sentido, “para la obtención del registro sanitario que permita su comercialización, el producto debe cumplir con los requisitos técnico- científicos y sanitarios previstos en Decreto 677 de 1995”, afirma el Invima. En resumen, el producto debe demostrar que es eficaz, seguro y que cumple con la calidad exigida por la norma. Errores comunes Entre los descuidos que comete con mayor frecuencia la ciudadanía y que ponen en riesgo su salud las autoridades sanitarias listan los siguientes: Claves para identificar y denunciar un producto fraudulento De acuerdo con el Invima, un producto se considera ilegal o fraudulento cuando: Desde el Invima se recomienda a los consumidores que antes de adquirir un producto verifiquen que el mismo cuente con aprobación sanitaria y que su registro sea real. Para ello, pueden ingresar al siguiente enlace y realizar la consulta con el nombre del producto o el registro sanitario indicado en el envase: https://consultaregistro.invima.gov.co/Consultas/consultas/consreg_encabcum.jsp En caso de comprobar la inexistencia del registro, se pueden realizar el reporte del producto fraudulento ante el Invima, a través de su portal web, en la sección de peticiones, quejas, reclamos y sugerencias, eligiendo la opción ‘Denuncias’. El procedimiento también se puede efectuar en las oficinas de atención a la ciudadanía, líneas telefónicas o por medio del correo electrónico invimafv@invima.gov.co. Referencias Invima. (2022). Entrevista. [Comunicación personal].Ministerio de Salud y Protección Social. (2022). Entrevista. [Comunicación personal].

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Estrategias para intervenir comportamientos inseguros a nivel organizacional

Por: Ricardo Montero Ingeniero industrial / Director de la especialización y maestría en Seguridad y Salud en el Trabajo, Facultad de Ingeniería, Universidad Autónoma de Occidente. Cómo citar este artículo Montero R. (2022). Estrategias para intervenir comportamientos inseguros a nivel organizacional. Protección & Seguridad No. 402 (marzo – abril 2022), ( 402), 69- 75. https://ccs.org.co/portfolio/estrategias-para-intervenir-comportamientos-inseguros-nivel-organizacional/ Desde comienzos de este siglo la comprensión del efecto de los factores organizacionales en la ocurrencia del comportamiento inseguro o seguro ha venido en aumento. Si bien las raíces conceptuales se hallan en la profundidad de la literatura del siglo XX (Khon et al, 2000; Perrow, 1984; Reason, 1990; 2000; Sagan, 1993; Sender y Moray, 1991) y desde los años 60 se hacía mención de estos factores, fue en este siglo XXI que la literatura al respecto se incrementó y se incorporaron nuevos autores alrededor del tema (ver, por ejemplo, a Dekker, 2005; Hollnagel, 2014; Kletz, 2001; Peter & Peter, 2006; Sarter et al., 2010; Sharit, 2012; Whittingham, 2004). Siguiendo el ‘Modelo del Queso Suizo’ de James Reason (2009) la ocurrencia de accidentes corresponde, usualmente, a una combinación de errores activos y latentes que se manifiestan en las áreas de ingeniería, de operaciones y mantenimiento en las industrias y de sus equivalentes en los servicios. Los errores activos son aquellos relacionados con comportamientos inseguros de quienes ejecutan acciones frente a los riesgos. Por su parte, los errores latentes están asociados a comportamientos inseguros que realizan personas que pueden no estar presentes en el momento de ocurrencia del accidente o que, incluso, están relacionados con una actividad bastante previa, como lo sería el diseño conceptual de la máquina o la herramienta que se utiliza en la operación donde ocurrió el accidente. Como su nombre lo indica, los errores latentes no conducen de inmediato al accidente, pero están ahí, y, en combinación con errores activos u otros aleatorios, vulneran las defensas establecidas y conducen al accidente en un momento dado. Se pueden identificar dos tipos de errores latentes: operacionales y organizacionales. Los errores latentes operacionales están más asociados al mantenimiento cuando no se logra dejar el sistema en un determinado nivel de seguridad o no se logra que el equipamiento crítico para la seguridad (alarmas, dispositivos de paradas automáticas o de mitigación automática, etc.) esté disponible cuando se necesita por razones que involucran dicho mantenimiento. Los errores latentes organizacionales van desde errores de diseño —los cuales provocan que el sistema donde opera el humano sea inseguro (incluyendo el diseño de los equipos, los procesos, los ambientes, las tareas y los procedimientos)— hasta los errores de gestión, los cuales inducen a errores activos por parte de los trabajadores. Prevención de los comportamientos inseguros a nivel macro Más que prevenir errores latentes de gestión, para comenzar, habría que asegurar y promover los Factores que Influencian el Desempeño (de las personas o grupos) o Performance Influencing Factors (PIFs). Para este caso, tales factores son de origen organizacional y están relacionados con la gestión. Parece lo mismo prevenir que asegurar, pero en realidad lo segundo es un enfoque mucho más positivo que prevenir errores. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el tema que se abordará a continuación no se produce de forma natural en las organizaciones. Cuando no se toman acciones conscientes para promover la cultura de la seguridad (que puede ser sinónimo de asegurar los factores que influencian el desempeño) y este asunto es dejado a la reacción natural de las personas, el resultado es tan aleatorio como lo puede ser el comportamiento humano sin ninguna guía o dirección. De hecho, la cultura organizacional se inclinará a darle prioridad a los temas de producción o servicios por encima de cualquier tema de seguridad ya que la mayoría de las organizaciones están diseñadas para esas funciones. Por supuesto, para promover la cultura de la seguridad no basta solamente con hacer declaraciones o diseñar políticas de seguridad y salud. Este es apenas un primer paso, pero es completamente insuficiente manifestar el deseo por sí solo, sin que esté seguido del resto de los componentes del ciclo Planear-Hacer-Verificar-Actuar o ciclo PHVA. Manifestar el deseo es solo un componente de la fase Planear y pudiera ser declarar la política. En muchas organizaciones hay una política de seguridad y salud establecida e, incluso, un sistema de gestión de la seguridad y salud diseñado y, al menos, parcialmente implementado. Sin embargo, la cultura de la seguridad tiene amplias posibilidades de ser mejorada. Casi nunca se cierra el ciclo PHVA desde el punto de vista de la gestión, principalmente por los jefes que no son los encargados de la seguridad y la salud. ¿De qué vale que el gerente general declare que lo más importante en la organización son las personas, su seguridad y su salud, si después, durante el resto del año, nadie percibe que él se está ocupando realmente de esos asuntos? En muchas ocasiones hay una percepción por parte de los especialistas en SST de que son los mandos medios los que “se resisten” a implementar las acciones de seguridad que son de su responsabilidad. “La alta gerencia está convencida” se les oye declarar a los especialistas en SST, “pero a esos jefes intermedios es a quien debe estar dirigida cualquier intervención para que mejore la cultura de la seguridad” es lo que se suele escuchar. Lamentablemente, y aunque las percepciones sean legítimas, pocas veces corresponden con la realidad. Los mandos medios saben perfectamente a qué deben responder para ser eficientes en lo que se les evalúa en sus puestos de trabajo y esto, como quizás todos sabemos, tiene que ver no con lo que el mando medio crea que es importante, sino, en primer lugar, con aquello por lo que su jefe de verdad se preocupa y le controla. Por ejemplo, si el mando medio tan solo es evaluado por la cantidad de producción, a ese aspecto le dedicará todos sus esfuerzos. Entretanto, la atención que le dedique a la seguridad será aleatoria, dependiente, quizás, de cuánta “sensibilidad humana” haga parte de

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Exposición diferenciada por género en la gestión de sustancias químicas

Por: David Andrés Combariza Bayona, médico cirujano Magíster en toxicología / Especialista en medicina del trabajo y epidemiología / Docente del departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. Cómo citar este artículo Combariza, D. (2024). Exposición diferenciada por género en la gestión de sustancias químicas. Revista Protección & Seguridad en la Comunidad No. 418. (noviembre– diciembre 2024). pág. 8-13. https://ccs.org.co/portfolio/exposicion-sustancias-quimicas-genero/ Las sustancias químicas pueden estar presentes en diferentes entornos, incluyendo los lugares de trabajo, las viviendas, los centros de entretenimiento e, incluso, el ambiente mismo tanto en las ciudades como en las zonas rurales. En muchos casos, estos agentes facilitan la vida de las personas, pero, en ocasiones y dependiendo de las circunstancias de manipulación, pueden generar riesgos para la salud. Estos efectos están determinados por aspectos específicos de la sustancia como sus características fisicoquímicas y su peligrosidad inherente, por condiciones de contacto como lavía de ingreso al organismo, la frecuencia y la magnitud de la exposición. A su vez, influyen aspectos relacionados con la persona expuesta, ya que el impacto puede variar en función de la edad, el género, las patologías preexistentes, los medicamentos que consume y los hábitos de vida adquiridos, como el consumo de alcohol y/o cigarrillo, que pueden generar efectivos sinérgicos con las sustancias químicas para la generación de efectos negativos en la salud. Particularmente, este artículo abordará el impacto de la exposición de las sustancias químicas en función del género, analizando cómo las diferencias biológicas y fisiológicas entre hombres y mujeres pueden influir en la susceptibilidad y la respuesta a las sustancias. Al observar el panorama general de la exposición diferenciada por género a sustancias químicas, se puede inferir que son pocos los estudios que permiten conocer a profundidad la relación entre dichas variables. No obstante, según la ‘Encuesta sobre las condiciones de trabajo en Europa’ de 2021, las mujeres tienen una mayor exposición a sustancias o roductos químicos (ya sea por manipulación o contacto con la piel) que los hombres en la Unión Europea. Para el caso de España, el 21,1 % de las mujeres encuestadas afirman estar“siempre” o “frecuentemente” expuestas a sustancias químicas, en contraste con sus pares masculinos donde esta participación alcanza el 15,3 %. Por otro lado, debido al rápido y permanente incremento en la producción de nuevas sustancias, muchas aún no cuentan con suficientes estudios que evalúen su seguridad antes de ponerlas en el mercado. Incluso, son muy pocos los casos que han explorado las diferencias en cuanto a efectos específicos sobre la salud de las mujeres, pues la gran mayoría de investigaciones relacionadas con efectos de la exposición ocupacional a químicos se han realizado, principalmente, en sectores en los que la población evaluada son hombres. Además de lo anterior, los roles sociales y ocupacionales definidos por la sociedad también influyen en la exposición a las sustancias químicas. Por ejemplo, las mujeres suelen ser las principales responsables de las tareas de cuidado y aseo que, a menudo, requieren el uso de productos químicos de limpieza y desinfección los cuales, si se utilizan de forma inadecuada, pueden representar un riesgo para la salud. Así mismo, en los entornos rurales, las mujeres pueden estar expuestas a plaguicidas durante su preparación y aplicación, así como en el desarrollo de las labores agrícolas o al efectuar la limpieza de ropa, herramientas y elementos utilizados por los hombres en la aplicación de estos productos, desconociendo las medidas de prevención necesarias para manipular dichos objetos. En el sector servicios el panorama es similar. En entornos laborales predominantemente feminizados como ocurre en este ámbito, las mujeres están expuestas de manera significativa a sustancias químicas. Tal es el caso de los servicios de aseo y limpieza, la elaboración de alimentos, la atención sanitaria, los centros de estética y belleza, la industria textil y la confección, entre otros. Lo peor sucede cuando estas labores se realizan de manera informal o sin las medidas de protección adecuadas y necesarias debido al desconocimiento de los riesgos que representan las sustancias, lo que conlleva a la manipulación inadecuada de los productos químicos tóxicos que afectan la salud a largo plazo. Sumado a las diversas formas de exposición y a pesar de que, en ocasiones, se utilicen Elementos de Protección Personal (EPP) para reducir el riesgo, estos no suelen estar diseñados ni ajustados teniendo en cuenta las características anatómicas de las mujeres. Por lo tanto, debido a que ellas pueden tener una complexión o una fisonomía más delgada, muchos de los EPP no suelen estar disponibles en tallas adecuadas o no permiten un ajuste preciso para reducir el riesgo de contacto con productos químicos. Por su parte, los niveles límites permisibles definidos para diferentes sustancias químicas han sido obtenidos, principalmente, a partir de estudios epidemiológicos efectuados en hombres con exposición ocupacional, asumiendo que dichos resultados son válidos también para sus pares femeninos, pero sin verificar su especificidad para la protección de aspectos de gran relevancia como la salud reproductiva de las mujeres. Perspectiva biológica: diferencias El panorama aquí expuesto demuestra la relevancia de incluir dentro de la gestión de las sustancias químicas la perspectiva de género, entendida esta última como un concepto que contribuye a entender, identificar, cuestionar, analizar e intervenir la desigualdad y exclusión de las mujeres en los escenarios y situaciones relacionadas con la exposición frente a las sustancias químicas. A su vez, contribuye a visibilizar y optimizar las acciones requeridas para el logro de la equidad de género frente al manejo de sustancias químicas. De acuerdo con el sexo, existen diferencias y factores que pueden influir en los impactos derivados de la exposición a estas sustancias. El sexo femenino, determinado biológicamente por dos copias del cromosoma X, se relaciona con algunas condiciones morfofisiológicas específicas como: Por su parte, los hombres presentan una menor respuesta inmunológica que las mujeres determinada por el cromosoma Y, cuentan con mayor masa muscular y acumulan menos grasa. Las diferencias en la producción hormonal determinan que en la mujer predominen los estrógenos y la progesterona producidos por el

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Los riesgos de consumir estimulantes para rendir más en el trabajo

Por José López Guzmán, doctor en farmacia de la Universidad de Valencia / Catedrático del departamento de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Navarra / Presidente de la Asociación Española de Farmacia Social / Académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia. Cómo citar este artículo López, J. (2024). Los riesgos de consumir estimulantes para rendir más en el trabajo. Revista Protección & Seguridad en la Comunidad No. 52. (junio – septiembre 2024). pág. 32-34. https://ccs.org.co/portfolio/riesgos-consumir-estimulantes-trabajo/ Desde la cafeína, el ginseng y el omega-3 hasta el metilfenidato, el LSD y la ayahuasca. En los últimos años se ha incrementado el uso de estos productos y medicamentos que ayudan a incrementar el rendimiento físico y mental, también en el ámbito laboral. La duda es: ¿son seguros? Existen estimulantes de distintos tipos, con efectos y riesgos muy diferentes. Básicamente, podemos distinguir tres grupos: Los menos agresivos son los denominados nootrópicos, suplementos que no requieren prescripción médica y que pueden mejorar el rendimiento físico, la motivación, etc. Entre los suplementos nootrópicos podemos encontrar la cafeína, el ginseng, el ginkgo biloba, el triptófano, el omega-3, etc. El segundo grupo está compuesto por aquellos medicamentos que, estando indicados para enfermedades específicas, se utilizan, de forma desviada, para mejorar el rendimiento físico o mental. Por ejemplo, el metilfenidato prescrito en TDAH es empleado por estudiantes (principalmente, en épocas de exámenes) y trabajadores (sometidos a horarios intensos) para aumentar la memoria o la concentración. Este tipo de sustancias requiere fórmula médica. El último grupo está integrado por las microdosis psicodélicas o lisérgicas. Se refiere al consumo de ciertos productos psicoactivos en dosis mínimas, por debajo del umbral de la experiencia psicodélica. Esta práctica se ha extendido entre trabajadores de empresas con elevada exigencia competitiva (ya sea por el grado de implicación, horarios, etc.). Así, entre los productos empleados se encuentran el LSD (dietilamina del ácido lisérgico), la ayahuasca y la mescalina que, a bajas dosis se asocian con un aumento del rendimiento y la confianza. Simultáneamente, también reducen la depresión y la ansiedad. Riesgos de los estimulantes para aumentar la productividad Al usar estimulantes en el trabajo lo que se pretende es mejorar el rendimiento físico o mental para lograr una mayor resistencia a la hora de cumplir horarios exigentes, incrementar el rendimiento en los exámenes o aumentar la capacidad en la práctica deportiva. Los problemas que ello acarrea dependen del producto utilizado. En general, los riesgos son mínimos en algunos suplementos nootrópicos por su inocuidad, por el aval de estudios científicos y por los controles de calidad a los que la mayoría de ellos están sometidos. En cambio, los riesgos son elevados en las microdosis psicodélicas por la falta de evidencia científica de sus efectos. A esto se le suma que se trata de productos que, por ser ilegales, no están comercializados en los canales ordinarios, lo que supone un riesgo añadido al no contar con los pertinentes controles de calidad. Ahora bien, independientemente del tipo de producto, el uso de estimulantes tiene efectos negativos por varias razones. Para empezar, obvia elementos básicos de la personalidad como lo son la voluntad o el esfuerzo. También puede llegar a enmascarar problemas personales o no detectar ciertas patologías, con productos paliativos que no se dirigen a la raíz del problema. Sin olvidar que puede llegar a tener efectos indeseables y, en algunos casos, ni tan siquiera ponderados. El desarrollo del mercado de los estimulantes Es muy difícil realizar un control de estos estimulantes y, por ello, es previsible que su consumo aumente en los próximos años. Para evitarlo, es importante que se adopten determinadas medidas legales. Las autoridades deben implicarse en el control de los productos estimulantes, la legislación tiene que ser clara y no hay que obviar la exigencia de evidencia científica y control de calidad de los productos involucrados. Todo ello sin esperar a reaccionar cuando sea tarde. Por su parte, las empresas deben crear un clima ético adecuado, con unos horarios y unas exigencias laborales proporcionadas a la realidad de sus trabajadores, ya que, en este ámbito, la utilización de los estimulantes suele estar incitada por la agresividad de los entornos corporativos. Una vez creado ese clima ético empresarial, los servicios de bienestar laboral y gestión del talento humano han de preocuparse por el cuidado de sus trabajadores, teniendo presente que muchos estimulantes suponen un riesgo tanto para el colaborador como para la propia empresa y, dado el caso, incluso, para sus clientes. Por último, en lo que respecta a la industria farmacéutica, esta suele ser vista como la “mala de la película” cuando, en realidad, solo tiene responsabilidad en el grupo de los nootrópicos. En este sentido, las compañías farmacéuticas pueden favorecer su buen uso, evitando crear expectativas que no se ajusten a la realidad o asignar propiedades que no estén avaladas por la evidencia científica. En cuanto a los productos de los otros dos grupos, los medicamentos de uso desviado requieren prescripción médica y los lisérgicos son ilegales. Por ello, la influencia de las compañías farmacéuticas en esas dos categorías es bastante limitada. Incentivado por una sociedad que no valora el esfuerzo Existe un claro componente social en el aumento del consumo de productos estimulantes. Por un lado, la presión ejercida por una sociedad que, prioritariamente, valora a las personas por sus resultados. Esta presión ocurre en un ambiente en el que se ha dejado de enseñar el valor del esfuerzo y la voluntad. Y en el que es palpable la falta de capacidad, principalmente entre los más jóvenes, para enfrentarse al fracaso. Lo que parece indiscutible es que su consumo tiene más riesgos que beneficios, puesto que no hacen al ser humano más humano, sino que le ayudan a soportar un entorno hostil o situaciones que suponen un esfuerzo, sin enfrentarse de verdad a los problemas.

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De las pymes y el arte de gestionar la incertidumbre para sobrevivir y prosperar en América Latina. Una referencia desde Colombia

Por: Ana María Corrales Estrada / Máster en continuidad del negocio / Profesional certificada en Resiliencia Organizacional / Investigadora de la Universidad de la Sabana y de INCAE Business School / Gerente de desarrollo de negocios e innovación de Smart IT Solutions Cómo citar este artículo Corrales A. ( 2024). De las pymes y el arte de gestionar la incertidumbre para sobrevivir y prosperar en América Latina. Una referencia desde Colombia. Protección & Seguridad No. 418 (noviembre – diciembre 2024), pág. 29-38.  https://ccs.org.co/portfolio/pymes_america-latina_colombia/ Para finales de 2024, las Américas y el Caribe se ubicaron como la segunda región más propensa a los desastres. De hecho, fue la zona con mayores pérdidas económicas a causa de estos durante el año pasado (CRED, 2023).  Entre tanto, la gestión de esta problemática se encuentra acompañada por un dato que lleva a la reflexión: el 90 % de los desastres registrados actualmente a nivel global están vinculados al clima. Por si fuera poco, para 2030 se espera un aumento del 40 % de los desastres mientras que, para el 2050 se calcula que más de 17 millones de personas en América Latina podrían verse obligadas a migrar para huir de los efectos del cambio climático. De ahí que el llamado a que la gobernanza de los territorios incorpore medidas que fortalezcan su resiliencia y sostenibilidad resulte imperativo. No obstante, la evolución de esta gobernanza no responde a la necesidad sentida de su desarrollo (UNDRR, 2023). En este contexto surgen las siguientes preguntas: ¿cómo se inicia un proceso de transformación para las pymes que mitigue los impactos que se proyectan desde el 2024 para que estas se encuentren mejor preparadas para el 2030?, ¿cuáles son los factores de éxito para sobrevivir y prosperar en ese camino?, ¿a cuál de dichos factores podemos contribuir desde la gestión del riesgo?, ¿qué casos de referencia podríamos tomar para identificar si estos procesos funcionan? La respuesta a estas preguntas requiere del abordaje desde diferentes visiones y múltiples disciplinas. Sin embargo, este artículo se propone impulsar el proceso de transformación desde las organizaciones que se conocen como el “motor de desarrollo” de los países, aquellas que representan “el poder de lo pequeño”: las pequeñas y medianas empresas o también llamadas “pymes” (OIT, 2019). En América Latina, las pymes constituyen un componente fundamental del tejido productivo en la región: representan alrededor del 99 % de las empresas y dan empleo a cerca del 67 % de los trabajadores. Su contribución al PIB es relativamente baja, una característica que se relaciona con sus bajos niveles de productividad. Por ende, la aplicación de políticas coherentes y coordinadas podría llevarlas a convertirse en los “agentes de cambio estructural” que están llamadas a ser, y el aumento de su contribución a la productividad del territorio es una prioridad para los Gobiernos de la Región (CEPAL, 2024). En consecuencia, comprender los factores clave de éxito para que ellas sobrevivan y prosperen es parte del ‘compromiso observable’ por parte de quienes se encuentran interesados en contribuir a su fortalecimiento procurando que se encuentren mejor preparadas para enfrentar los retos a los que están expuestas. Factores de éxito de las pymes para sobrevivir y prosperar En América Latina, los factores clave de éxito para que las pymes sobrevivan y prosperen en un entorno competitivo y en constante cambio se enmarcan en el acceso al financiamiento, las redes y las alianzas (Dini & Stumpo, 2020); la capacitación y el desarrollo de políticas públicas (González Díaz & Becerra Pérez, 2021); la innovación y la tecnología (Hernández C et al., 2008) y la adaptabilidad y la resiliencia (Adan Gallo et al., 2022).  Para lograr esto es necesario llevar a cabo iniciativas gubernamentales que implementen medidas de apoyo como la definición de tasas de interés preferenciales, el acceso a capital y los incentivos fiscales (OCDE, 2024), así como la formalización de sus negocios (CEPAL, 2021). Al mismo tiempo existen iniciativas globales para articular esfuerzos con los gobiernos y para crear programas de formación y capacitación, buscando generar redes y alianzas, a través de un marco estratégico que involucra a los sectores públicos y privados, las empresas, los responsables territoriales y la comunidad, generando así un desarrollo de comunidades y ciudadanos resilientes (ARISE, 2020), con habilidades empresariales, estratégicas y técnicas, que les permitan mejorar sus capacidades tecnológicas y digitales, así como las herramientas que las soportan (CEPAL, 2021). Finalmente, la iniciativa ‘Desarrollando ciudades resilientes’ de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDDR) plantea que en América Latina se requiere acelerar la gobernanza resiliente y sostenible, a través de la incorporación de medidas que lleven a la adaptabilidad y la resiliencia de las pymes (UNDRR, 2023). Con el propósito de tener una mejor comprensión de lo que se significa la adaptabilidad y la resiliencia, tomaremos como referencia las definiciones globalmente aceptadas de ambos conceptos. La adaptabilidad, se define desde el Fondo de Adaptación como el ajuste de los sistemas naturales o humanos a los estímulos climáticos actuales esperados o a sus efectos. Esto con el fin de moderar perjuicios o aprovechar oportunidades beneficiosas, relacionándola con la gestión del riesgo de desastres ya que lleva a la reducción de la vulnerabilidad o al mejoramiento de la resiliencia en respuesta a los cambios observados o esperados del clima y su variabilidad (Fondo Adaptación, 2024). Adicionalmente, desde la OCDE, se define como la utilización de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, como parte de una estrategia más amplia de adaptación para ayudar a las personas a acoplarse a los efectos adversos del cambio climático, integrándose al manejo sostenible, la conservación y la restauración de ecosistemas para proveer servicios que disminuyan la vulnerabilidad de los ecosistemas y las personas (OCDE, 2024). Por otro lado, la resiliencia es definida por el Marco de Sendai como la capacidad que tiene un sistema, una comunidad o una sociedad que presenta exposición a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse, transformarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficiente. Todo esto mediante

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Riesgos del futuro, prevención del presente: el rol actual de la IA en SST

Carlos Augusto Bermúdez Fonnegra / Gerente de tecnología del Consejo Colombiano de Seguridad / Ingeniero de sistemas, especialista en desarrollo y gerencia integral de proyectos con más de 20 años de trayectoria profesional en procesos de transformación tecnológica. Cómo citar este artículo Bermúdez, C. (2025). Riesgos del futuro, prevención del presente: el rol actual de la IA en SST. Revista Protección & Seguridad No. 421. (mayo – junio 2025). pág. 44-47. https://ccs.org.co/portfolio/riesgos-futuro-rol-actual-ia-sst/ En el marco del 58 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente, se abordaron dos temas de gran relevancia en el ámbito de la inteligencia artificial (IA) aplicada a la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST): la integración de la IA generativa en la gestión de la SST y el uso avanzado de la analítica de datos como herramienta estratégica para fortalecer la prevención de riesgos laborales. El éxito en la adopción de estas iniciativas depende fundamentalmente de tres factores clave: La implementación de la inteligencia artificial generativa en SST representa un cambio paradigmático en la forma de abordar la prevención de riesgos laborales. A continuación, se presentan cuatro pasos con acciones definidas que fueron desarrollados en profundidad durante la conferencia ‘Riesgos del futuro, prevención del presente: el rol actual de la IA en SST’, la cual brindé en el marco de nuestra cita anual más importante, en la que se exploraron con mayor detalle sus implicaciones, beneficios y desafíos para una integración responsable y efectiva en las organizaciones. Paso 1. Evaluación inicial. Bases para una implementación exitosa Esta primera etapa es fundamental para identificar necesidades, recopilar datos relevantes y preparar la infraestructura tecnológica necesaria para la implementación de la IA en el ámbito de la SST. Las actividades clave en esta fase incluyen: • Identificación de áreas de intervención prioritarias. • Diagnóstico de riesgos existentes. • Definición de objetivos claros y medibles. • Evaluación de compatibilidad tecnológica. • Garantía de la seguridad y privacidad de los datos. Es aquí donde se sientan las bases para una integración sólida, alineando la tecnología con los objetivos estratégicos de la organización. Paso 2. Plan de acción. Diseño estratégico de la implementación En esta fase se diseñan las metodologías específicas para integrar la IA generativa en los procesos de SST seleccionados y se establecen roles y responsabilidades claras. Las actividades principales son: • Definición precisa del problema a resolver. • Selección de tecnologías y herramientas de IA adecuadas. • Colaboración con expertos multidisciplinarios. • Formación de equipos interdisciplinarios. • Designación de responsables de calidad y soporte técnico. La planificación estratégica y la colaboración son esenciales para anticipar retos y asegurar una implementación eficiente Paso 3. Desarrollo, integración, pilotaje y ajustes (DIPA) Esta etapa crítica implica la implementación inicial de la IA en un entorno controlado, permitiendo realizar ajustes antes del despliegue completo. Incluye: • Selección del escenario piloto. • Definición de métricas de éxito y KPI. • Ejecución y monitoreo del piloto. • Ajustes basados en el feedback de los usuarios. • Comparación de resultados con las metas establecidas. • Optimización continua del modelo. • Documentación de aprendizajes. • Capacitación al personal involucrado. El pilotaje controlado minimiza riesgos y maximiza el aprendizaje organizacional. Paso 4. Escalabilidad y monitoreo continuo La fase final garantiza la expansión exitosa de la solución a toda la organización y su mejora continua. Las actividades clave son: • Identificación de nuevas aplicaciones y oportunidades de mejora. • Plan de escalamiento y optimización del recurso. • Actualización continua de la tecnología y procesos. • Implementación de indicadores clave de desempeño (KPI). • Auditorías periódicas y revisiones de cumplimiento. • Plan de comunicación interna y capacitación continua. • Recolección de feedback y ajustes iterativos. Este enfoque asegura que la integración de la IA en la SST sea sostenible y evolucione junto con las necesidades de la organización. La analítica de datos como herramienta estratégica en la prevención La incorporación estratégica de la analítica de datos en SST supone un salto cualitativo en la capacidad predictiva y prescriptiva de las organizaciones. El procesamiento de grandes volúmenes de información estructurada y no estructurada permite identificar patrones ocultos y correlaciones críticas para la toma de decisiones preventivas. Este enfoque, que supera las limitaciones del análisis reactivo tradicional, también fue desarrollado en profundidad durante la conferencia, en donde se presentaron los tres niveles de intervención que permitieron aprovechar al máximo el potencial de la analítica en la gestión de la SST. De hecho, la ponencia ofreció ejemplos prácticos, indicaciones y prompts específicos para cada etapa de la implementación. El objetivo fue proporcionar a los asistentes herramientas y estrategias concretas para liderar la transformación digital en SST de manera ética, efectiva y sostenible.

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La importancia de la SST en el marco de la doble materialidad

John Karakatsianis / Abogado / Especialista en derecho administrativo y derecho laboral / Docente universitario en derecho laboral, gestión sostenible, derechos humanos, ética y gobierno corporativo. Cómo citar este artículo Karakatsianis, J. (2025). La importancia de la SST en el marco de la doble materialidad. Revista Protección & Seguridad No. 419. (enero – febrero 2025). pág. 41-46. https://ccs.org.co/portfolio/doble-materialidad-sst-sostenibilidad/ La gestión sostenible de las organizaciones ha evolucionado hasta convertirse en el universo de mejores prácticas de gestión ambiental, social y de gobierno corporativo, incluyendo la gestión financiera, así como la ética y la transparencia en la toma de decisiones (ESG por sus siglas en inglés1). Estos aspectos son cada vez más relevantes para los grupos de interés de todas las organizaciones, especialmente de las empresas, quienes demandan evidencias objetivas para calificar el desempeño organizacional y su valor en el mercado. Este proceso se fundamenta en el análisis de los riesgos ESG que dichos grupos de interés perciben en relación con la organización. En este contexto, la doble materialidad ha llegado para quedarse, puesto que permite analizar no solo los riesgos financieros derivados de los factores ESG, sino también los impactos que las empresas generan en la sociedad y el medio ambiente (European Commission, 2019). Uno de los aspectos más importantes en la dimensión social de la sostenibilidad es la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), pilar fundamental de la gestión sostenible, pues afecta tanto el bienestar de los empleados como la sostenibilidad económica de las organizaciones y sus cadenas de suministro. Pero ¿cómo se encuentran relacionadas la doble materialidad y la SST?, ¿cuáles son los desafíos para su integración y cuáles las estrategias para la adecuada gestión de los riesgos laborales en el contexto local y global que atravesamos? Aquí presentamos algunos de ellos: El marco de doble materialidad introduce una perspectiva ampliada de la sostenibilidad. De acuerdo con la Comisión Europea (2019), este enfoque incluye: 1. Materialidad financiera: evalúa cómo los riesgos y oportunidades ESG afectan el desempeño económico de una organización. 2. Materialidad de impacto: analiza los efectos de las actividades empresariales en el entorno social y ambiental, incluyendo el impacto sobre los trabajadores y las comunidades. Esta dualidad permite a las empresas identificar y priorizar áreas donde sus operaciones tienen mayor relevancia, tanto desde una perspectiva interna (financiera) como externa (social y ambiental), ofreciendo un marco más integral para la gestión sostenible. La importancia de la SST en el marco de la doble materialidad La SST es una dimensión crítica dentro de los criterios sociales ESG. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cada año se producen aproximadamente 2,7 millones de muertes relacionadas con el trabajo y más de 374 millones de accidentes laborales no fatales (OIT, 2021). Estos números reflejan la magnitud del problema y subrayan la importancia de integrar comprensivamente la SST en las estrategias de sostenibilidad corporativa dada la creciente importancia que las prácticas y condiciones laborales vienen adquiriendo en los diversos instrumentos de evaluación de la gestión sostenible y cuyos resultados son tenidos cuenta por inversionistas y fondos de capital en sus políticas y decisiones de inversión. Materialidad financiera de la SST Desde la perspectiva financiera, las buenas prácticas en SST generan valor financiero para el negocio. La adopción y aseguramiento de estas prácticas amplía el acceso a mercados de inversión de impacto, fortalece la atracción y retención de talento humano, permite optimizar procesos, reducir costos operacionales y fortalecer la reputación, de las organizaciones. Todo lo anterior impacta de manera directa e indirecta un número importante de indicadores de gestión sostenible. A contrario sensu, la siniestralidad laboral (accidentes, enfermedades o muertes con ocasión del trabajo) representa riesgos y, en consecuencia, costos significativos para las empresas, tales como pérdida de capital humano, el activo más importante de las organizaciones que genera: • Interrupciones operativas: las bajas laborales pueden afectar la continuidad del negocio y, en cualquier caso, incrementar los costos y riesgos legales, reputacionales y de cumplimiento. • Indemnizaciones y sanciones: las empresas que no cumplen con las normativas de SST enfrentan sanciones y demandas legales. • Impacto reputacional: los incidentes relacionados con la SST impactan negativamente la reputación corporativa, reduciendo la confianza de los grupos de interés (stakeholders) Materialidad de impacto de la SST En términos de impacto social, la gestión adecuada de la SST se orienta hacia: • El bienestar físico y mental de los empleados: la prevención de riesgos laborales mejora la calidad de vida de los trabajadores impactando positivamente los indicadores de productividad, competitividad y disminuyendo riesgos de ausentismo, enfermedad laboral, accidentalidad y error humano. • La reducción de desigualdades: garantizar condiciones de trabajo seguras es un aspecto esencial de los derechos humanos3 y la totalidad de aspectos que los convenios fundamentales de la OIT que aseguran el trabajo decente4. En este sentido, las condiciones de trabajo seguras impactan directamente el derecho a la vida, a la integridad y seguridad, aa igualdad y los llamados derechos humanos del trabajo; que significan el derecho a condiciones de trabajo dignas y entre los cuales se destaca el derecho a un entorno de trabajo seguro y saludable. • Cultura organizacional sostenible: una empresa que prioriza la SST evidencia su compromiso con sus colaboradores, con el trabajo decente, sus valores y principios éticos y una sólida materialidad social; esto es, evidencia de buenas prácticas laborales, y de derechos humanos hacia la cadena de suministro, los clientes y, en general, los grupos de interés. Costos sociales Algunos de los riesgos de no integrar materialmente estas prácticas en la gestión de la organización para los trabajadores, la empresa y la sociedad misma, son: • Accidentes de trabajo que afectan al trabajador y a la empresa pudiendo generar impactos civiles, administrativos e incluso de orden penal. • Impacto negativo en atracción y retención de talento humano, haciendo más difícil reclutar el talento relevante para el cumplimiento del objeto de la organización. • Impacto en la reputación. La reputación es la percepción que tienen los grupos de interés sobre el cumplimiento de las expectativas generadas

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¿Por qué no debemos tomar antibióticos si tenemos gripe o resfriado?

Por: Jaime Barrio Cortés / Médico e investigador senior de la Fundación para la Investigación e Innovación Biosanitaria en Atención Primaria (FIIBAP) / Director del Máster en salud escolar y docente de la facultad de salud de la Universidad Camilo José Cela. Terín Beca / Médica especialista en medicina preventiva y salud pública / Profesora de la facultad de salud de la Universidad Camilo José Cela Cómo citar este artículo Barrio Cortés, J y Beca, T (2024). ¿Por qué no debemos tomar antibióticos si tenemos gripe o resfriado?. Revista Protección & Seguridad en la Comunidad No. 54. (octubre – diciembre 2024). pág. 21-23. https://ccs.org.co/portfolio/antibioticos_gripe_resfriado/ Muchas personas, al experimentar síntomas similares a los de la gripe, optan por automedicarse con antibióticos sin consultar a un profesional de la salud. A pesar de las numerosas advertencias de la comunidad médica y las campañas de concienciación, el uso inapropiado de antimicrobianos continúa siendo un problema global. Este hábito de automedicarse no solo puede ser ineficaz en casos de diferentes tipos de infecciones, sino que contribuye directamente a uno de los problemas de salud pública más alarmantes en la actualidad: la resistencia a los antimicrobianos, situación que contribuye a que la situación de salud empeore y al surgimiento de nuevas y más complicadas cepas de agentes biológicos patógenos. Las infecciones del tracto respiratorio superior como el resfriado o la gripe son frecuentemente causadas por virus. Aunque incómodas e incapacitantes —con signos y síntomas como tos, dolor de garganta, congestión nasal, fiebre, dolor de cabeza, fatiga y malestar general— son infecciones autolimitadas en la mayoría de los casos, que suelen durar entre tres y diez días. Durante este tiempo, el sistema inmunológico del cuerpo se encarga de combatir el virus. Los síntomas suelen desaparecer gradualmente sin la necesidad de intervenciones más allá del tratamiento sintomático. A pesar de esto, muchas personas recurren a los antibióticos con la falsa creencia de que acelerarán la recuperación. Pero esta práctica, además de inútil en el contexto de infecciones virales, resulta peligrosa. Los antibióticos están diseñados para combatir infecciones bacterianas y no tienen efecto alguno sobre los virus. Usarlos en estos casos no solo no mejorará los síntomas, sino que puede acarrear consecuencias graves tanto a nivel individual como colectivo. Consecuencias del uso inadecuado de antibióticos Una de las principales consecuencias del uso indebido de antibióticos es el desarrollo de bacterias resistentes. Este fenómeno ocurre cuando las bacterias son expuestas repetidamente a antibióticos, lo que les permite desarrollar mecanismos de defensa para resistir su acción. Con el tiempo, las bacterias que sobreviven a estos tratamientos se vuelven inmunes a los antibióticos que antes resultaban efectivos lo que dificulta o, incluso, imposibilita el tratamiento de infecciones que previamente eran fácilmente controlables. La resistencia bacteriana es una de las amenazas más graves para la salud global en la actualidad. De acuerdo con varios organismos internacionales, si no se toman medidas urgentes, las enfermedades infecciosas causadas por bacterias multirresistentes podrían superar al cáncer como una de las principales causas de muerte a nivel mundial para mediados de este siglo. Infecciones comunes que antes se trataban de manera rutinaria, como las neumonías, las infecciones urinarias o las infecciones de heridas, podrían volverse potencialmente mortales si los antibióticos dejan de ser efectivos. Además, la resistencia bacteriana también afecta a otros aspectos de la medicina moderna. Procedimientos médicos que dependen de los antibióticos, como las profilaxis en las cirugías y en los pacientes inmunodeprimidos —aquellos que reciben quimioterapia o trasplantes de órganos— se vuelven mucho más arriesgados. Si no se dispone de antibióticos efectivos, el riesgo de complicaciones graves y de infecciones posoperatorias aumenta significativamente. Otra consecuencia del mal uso de antibióticos son los efectos secundarios que pueden generar. Aunque estos medicamentos son generalmente seguros cuando se usan de manera adecuada y bajo prescripción médica, su uso innecesario puede desencadenar una variedad de reacciones adversas. Entre ellas se incluyen problemas gastrointestinales, como diarrea, náuseas y vómitos; infecciones secundarias por hongos, como la candidiasis; y, en casos graves, reacciones alérgicas que pueden poner en peligro la vida del paciente. Para colmo, el uso repetido de antibióticos puede dañar el microbioma intestinal, que juega un papel clave en la salud digestiva e inmunitaria. ¿Cuándo son necesarios los antibióticos? Es importante destacar que los antibióticos son medicamentos esenciales y salvan millones de vidas cuando se usan adecuadamente. Son necesarios para tratar infecciones bacterianas como algunas neumonías, meningitis, infecciones urinarias complicadas, infecciones cutáneas, faringitis estreptocócica y muchas otras más. Además, infecciones bacterianas de transmisión sexual, como la sífilis, la clamidia y la gonorrea, requieren tratamiento antibiótico adecuado para evitar complicaciones graves a nivel individual, congénito y colectivo. Sin embargo, es crucial que los antibióticos solo se utilicen cuando los prescriban profesionales de la salud, tras confirmar la presencia de una infección bacteriana. El diagnóstico debe basarse en una evaluación clínica cuidadosa y, en algunos casos, puede requerir pruebas diagnósticas adicionales, como la realización de exámenes de laboratorio y microbiología e imagenología y radiología para identificar el origen bacteriano. Alternativas para tratar infecciones virales En casos de infecciones virales, como los resfriados o la gripe, que son las causas más comunes de malestar respiratorio durante los meses fríos, los antibióticos no son una solución. En lugar de recurrir a ellos, es importante centrarse en medidas de soporte que alivien los síntomas y ayuden al cuerpo a recuperarse. Entre las recomendaciones para el tratamiento de estas infecciones virales se incluyen: 1. Descanso: el cuerpo necesita tiempo y energía para combatir el virus. Descansar lo suficiente es esencial para que el sistema inmunológico funcione de manera óptima. 2. Hidratación: beber abundantes líquidos, como agua, infusiones o caldos, ayuda a mantener la garganta hidratada, facilita la expulsión de mucosidad y previene la deshidratación. 3. Evitar el humo y ambientes contaminados: el humo del tabaco y otros irritantes pueden empeorar la congestión nasal y la irritación de las vías respiratorias. 4. Lavados nasales y vahos: los lavados con suero fisiológico o los vahos con eucalipto o sustancias similares pueden aliviar la congestión nasal y

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