Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del CCS.
Este residuo tiene un alto potencial contaminante cuando se desecha incorrectamente. Para evitar su impacto ambiental existen iniciativas que lo recuperan y lo transforman en biocombustibles, entre otros productos. Tus hábitos en la cocina pueden marcar la diferencia.
¿Te has puesto a pensar qué pasa con el aceite usado de cocina que desechas? Parece una práctica común y cotidiana: terminas de freír, el aceite perdió sus propiedades, quizá cambió de color contiene residuos de alimentos. Entonces, decides reemplazarlo. Deshacerte de él, vaciándolo en el lavaplatos o en la caneca de la basura tal vez sea lo habitual.
Lo que pocas personas saben es que este residuo, si bien no es considerado como “peligroso”, sí tiene un alto potencial de contaminación. En el primer caso, cuando se desecha por los sifones del hogar, genera una carga contaminante al sistema de alcantarillado, problemas por obstrucción de las redes a las que se adhiere, pérdida de presión y sobrecostos en las plantas de tratamiento de aguas residuales. Lo peor ocurre en las zonas donde no existe infraestructura para tal tratamiento: el aceite llega directamente a los cuerpos de agua receptores afectando su capacidad de intercambio de oxígeno y alterando el ecosistema. Además, por tener baja solubilidad en el agua y mínima densidad, generan costras flotantes que quedan suspendidas en los acuíferos (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2017). Esa grasa, incluso, puede llegar a cubrir la piel y las branquias de los peces, generándolesasfixia y la muerte (Observatorio Ambiental de Bogotá, 2019).
Datos del estudio ‘Aceites Usados de Cocina: problemática ambiental, incidencias en redes de saneamiento y coste del tratamiento en depuradoras’ elaborado por González & González (2012) y citado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), señalan que un litro de aceite usado puede llegar a contaminar cerca 40 000 litros de agua, lo equivalente al consumo de agua anual de una persona en su domicilio. Además, señalan los investigadores, contiene 5000 veces más carga contaminante que el resto del agua residual que circula por las alcantarillas. No obstante, otros estudios más conservadores mencionan que un litro de aceite usado puede contaminar 1000 litros de agua (Observatorio Ambiental de Bogotá, 2019).
Por otra parte, cuando el aceite es depositado en la basura termina en los sitios de disposición final o botaderos donde contribuye a la generación y permeabilidad de los lixiviados mientras que, si se vierte directamente en el suelo, en lugares al aire libre, puede causar erosión, pérdida de fertilidad y destrucción de hábitats para animales.
Pero además del impacto ambiental, la mala gestión de este residuo representa una amenaza para la salud pública ya que es obtenido por personas inescrupulosas que se dedican al comercio ilegal de aceite de cocina usado. Al revenderlo y ser reutilizado muchas veces se convierte en una sustancia potencialmente cancerígena. De acuerdo con Asograsas, en Colombia el mercado de aceites ilegales alcanza el 30 % del consumo nacional.
Considerando esta problemática, en Colombia el MADS expidió la Resolución 316 de 2018 mediante la cual establece las disposiciones para una adecuada gestión de los Aceites Usados de Cocina (ACU). Esta aplica a productores, distribuidores y comercializadores de aceites vegetales comestibles, a generadores (industriales, comerciales y de servicios) y a gestores de residuos a quienes impone diversas obligaciones en materia del manejo adecuado de los ACU.
Además, particularmente, el artículo 13 afirma que “toda persona está obligada a abstenerse de verter aceite de cocina usado en fuentes hídricas, en los sistemas de alcantarillado o en el suelo y a evitar que este entre en contacto con otras sustancias o residuos peligrosos” (MADS, 2018).
Grosso modo lo que busca este instrumento es promover y garantizar la eficiencia en la recolección, el reciclaje y la correcta gestión de este residuo de modo que pueda ser aprovechado bajo una estrategia de economía circular como lo sería su uso en calidad de materia prima para producir productos con valor agregado como biodiesel, aditivos de caucho, jabones, aceites epoxidados, polioles poliuretano, surfactantes, tintas para artes gráficas, ceras, velas y resinas, entre otros, como lo establece el mismo MADS (2017), en su Documento de Soporte Técnico Preliminar.
Actualmente, el país cuenta con varias iniciativas de reciclaje y recolección de ACU dirigidas tanto a generageneradores industriales, comerciales y de servicios, como a los ciudadanos en general, catalogados como “generadores domésticos”.
Entre estas destaca el Programa Manos Verdes de la Alianza Team, que desde el 2016 se encarga de cerrar el ciclo del aceite de cocina usado haciendo su recolección en los principales restaurantes, hoteles, casinos, supermercados y en conjuntos residenciales del país.
También está el trabajo de Green- Fuel Colombia, Ecogras y RecOils, algunas de las más reconocidas empresas gestoras de ACU en Colombia, las cuales cuentan con “puntos limpios” para el reciclaje del aceite en varias zonas del territorio nacional y ofrecen también el servicio de recolección ‘puerta a puerta’.
Actualmente, el país cuenta con varias iniciativas de reciclaje y recolección de ACU dirigidas tanto a generadores ndustriales, comerciales y de servicios, como a los ciudadanos en general, catalogados como “generadores domésticos”.
¿Cómo reciclar el aceite de cocina usado?
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