Por: Gerencia de Comunicaciones y Gerencia Técnica del Consejo Colombiano de Seguridad.
Cómo citar este artículo
Gerencia de Comunicaciones & Gerencia Técnica. (2025). Enfoque integral de los sistemas de alerta temprana para la reducción del riesgo de desastres. Protección & Seguridad, (423), 22–29. Recuperado a partir de https://publicaciones.ccs.org.co/index.php/pys/article/view/397
Los sistemas de alertas tempranas son herramientas clave para anticipar emergencias y reducir el impacto de los desastres. A propósito de este importante tema, Protección & Seguridad conversó con Nahuel Arenas García, jefe para las Américas y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).
Con más de 20 años de experiencia en la dirección de programas humanitarios, de reducción del riesgo de desastres y de cooperación internacional en América Latina y el Caribe, África y la región de Asia y el Pacífico (UNDRR, 2023), Arenas aporta una mirada integral y estratégica sobre los desafíos actuales.
El propósito central de esta conversación fue profundizar en cómo la tecnología puede convertirse en una aliada clave para la implementación de sistemas de alerta temprana y explorar el enfoque integral que la UNDRR impulsa para la protección de la vida y la preservación de los medios de subsistencia.
Protección & Seguridad (en adelante P&S): ¿cuál es la visión de la UNDRR sobre la importancia de los sistemas de alerta temprana multiamenaza en la reducción del riesgo de desastres?
Nahuel Arenas García (en adelante N.A.G.): para la UNDRR, los sistemas de alerta temprana multiamenaza son una de las herramientas más poderosas para salvar vidas y reducir pérdidas. No se trata únicamente de emitir una señal cuando se aproxima una amenaza, sino de una estrategia integral que combina conocimiento del riesgo, monitoreo científico, comunicación accesible y preparación comunitaria. Es ese tejido lo que convierte la información en acción oportuna y efectiva.
Las cifras lo confirman: los países con limitada cobertura de alerta enfrentan una mortalidad hasta ocho veces mayor frente a los desastres que aquellos con sistemas robustos. Y sabemos que los fenómenos extremos se intensificarán con el cambio climático, aumentando la urgencia de actuar. Por eso, el secretario general de las Naciones Unidas fijó un objetivo concreto: que para 2027 todas las comunidades del mundo estén protegidas por sistemas de alerta tem-prana, a través de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’, o Early Warnings for All (EW4All).
Dentro de la visión del sistema de las Naciones Unidas, una alerta temprana no es un mensaje aislado ni un lujo tecnológico, es un derecho. La sociedad debe asegurar que llegue a todas las personas: desde una comunidad rural hasta una gran ciudad, desde un pequeño Estado insular hasta una metrópoli latinoamericana.
P&S: ¿cómo se conecta la agenda de alertas tempranas con el Marco de Sendai y con la iniciativa “Early Warnings for All” impulsada por la ONU?
N.A.G.: el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 reconoce que los sistemas de alerta temprana son esenciales para proteger vidas y medios de subsistencia. Su meta G establece el compromiso de aumentar sustancialmente la disponibilidad y el acceso a sistemas de alerta multiamenaza y a información y evaluaciones de riesgo para 2030.
La iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’ es un llamado que imprime urgencia a ese mandato para lograr universalizar la cobertura de sistemas de alerta temprana. Su estructura en cuatro pilares —conocimiento del riesgo, monitoreo y pronóstico, diseminación y comu-nicación y preparación para la respuesta— permite alinear las políticas nacionales con la visión global del Marco de Sendai.
La conexión es directa: el Marco de Sendai establece la brújula y la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’ aporta el mecanismo para llegar al destino en un plazo más corto. Se trata de transformar com-promisos internacionales en una realidad concreta, sobre todo para las personas más vulnerables.
P&S: según los datos más recientes de la UNDRR, ¿qué porcentaje de la población mundial está actualmente cubierta por sistemas de alerta temprana eficaces?
N.A.G.: todavía cerca de un tercio de la humanidad carece de protección adecuada frente a amenazas múltiples. En muchos de los países menos desarrollados y en los pequeños Estados insulares, las poblaciones más expuestas siguen sin acceso a sistemas básicos que podrían anticipar tormentas, inundaciones, sequías o cualquier otra amenaza, ya sea de forma individual o aislada, o en simultáneo.
Esto significa que alrededor del 66 % de la población mundial sí cuenta con algún nivel de cobertura, pero las brechas son profundas y revelan desigualdades estructurales. De ahí surge la urgencia de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’. La meta de 2027 busca cerrar esa brecha de forma acelerada, con un esfuerzo coordinado entre gobiernos, organismos internacionales, sector privado y comunidades locales. No se trata solo de ampliar cobertura técnica, sino de garantizar que las alertas sean inclusivas, comprensibles y accionables para cada persona.
P&S: ¿qué papel juega América Latina y el Caribe en la iniciativa global de “Early Warnings for All”?
N.A.G.: América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo más vulnerable frente a desastres. La región enfrenta múltiples amenazas de origen natural, combinadas con alta vulnerabilidad social, urbana y económica. Huracanes, terremotos, sequías prolongadas, incendios, inundaciones y erupciones volcánicas: todos estos eventos pueden convivir en un mismo territorio.
El informe de ‘Evaluación Regional sobre el Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe’, o RAR24 por sus siglas en inglés, muestra la magnitud del desafío: seis de los diez países con mayores pérdidas económicas relativas al PIB por desastres están en la región y, de acuerdo con los casos de estudio incluidos en el informe, la inversión pública en gestión del riesgo se concentra mayoritariamente en la respuesta y reconstrucción, en lugar de enfocarse en la prevención. Esta realidad refuerza la necesidad de acelerar la cobertura de sistemas de alerta temprana.




Pero la región no solo es vulnerable; también es fuente de soluciones. Existen plataformas regionales como las de la Agencia Caribeña para el Manejo de Emergencias por Desastres (CDEMA) en el Caribe y el Centro de Coordinación para la Pre-vención de los Desastres en Améri-ca Central y República Dominicana (CEPREDENAC) en Centroamérica que son referentes en cooperación multilateral.
Además, varios países han dado pasos concretos al elaborar planes nacionales de implementación para cerrar sus brechas en sistemas de alerta temprana multiamenaza: Antigua y Barbuda, Barbados, Haití, Ecuador y Guatemala ya cuentan con sus planes, mientras que Belice y Guyana se encuentran en fase de desarrollo. En este sentido, América Latina y el Caribe es un gran ejemplo de implementación y coordinación: aporta lecciones valiosas a la agenda global y demuestra que el objetivo de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’ es alcanzable.
P&S: ¿qué rol cumplen las empresas y el sector privado en la construcción de sistemas de alerta temprana efectivos?
N.A.G.: el sector privado es un socio estratégico en la implementación de sistemas de alerta efectivos. No hablamos solo de financiamiento, sino de innovación, gestión y responsabilidad compartida.
En lo tecnológico, muchas de las soluciones que hoy permiten difundir alertas en tiempo real —desde mecanismos de monitoreo, redes de telecomunicaciones hasta plataformas digitales— han sido innovaciones y desarrollos provenientes de empresas. Las alianzas con gobiernos permiten que esos avances se utilicen en beneficio de comunidades enteras.
En lo operativo, las compañías también implementan sistemas internos de alerta para proteger a sus trabajadores e infraestructuras críticas. Cuando estas medidas se articulan con los sistemas nacionales, fortalecen la resiliencia de la economía en su conjunto.
Y, en lo estratégico, el sector privado tiene la capacidad de movilizar recursos, articular diferentes actores y generar y transferir capacidades. Como lo muestra el RAR24, la inversión preventiva sigue siendo baja en la región. Involucrar a las empresas en el esfuerzo de fortalecer las inversiones en reducción del riesgo de desastres es clave para revertir esa tendencia y avanzar hacia sistemas más sostenibles.
P&S: ¿de qué manera las empresas, sin importar su tamaño, pueden aprovechar la información que proveen los sistemas de alerta temprana para fortalecer su gestión del riesgo?
N.A.G.: la información prove-niente de los sistemas de alerta temprana multiamenaza (SATMA, o MHEWS por sus siglas en inglés) es esencial para todos los actores, incluidos los del sector privado. Una gran empresa puede utilizarla para anticipar interrupciones en sus cadenas de suministro, implementar sistemas automatizados de contención o proteger infraestructuras críticas; mientras tanto, una mipyme puede ganar tiempo vital para resguardar inventarios, ajustar horarios laborales o asegurar la protección de su personal.
Es clave aquí entender que el primer rol que tienen las empresas con los MHEWS es asegurarse el acceso a las alertas, así como contribuir a la creación de una cultura de prevención con sus partes interesadas, ampliando así el entendimiento sobre lo que se debe hacer frente a estas alertas y qué medidas de reducción del riesgo se pueden implementar.
A partir de los principios de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’, integrar esas alertas en los planes de continuidad de negocio no solo fortalece la resiliencia individual, sino también el tejido económico y social en su conjunto. Es decir, cada pequeño gesto preventivo suma para generar un impacto colectivo significativo: una alerta deja de ser un mensaje distante y se convierte en una decisión práctica que favorece la recuperación y la seguridad.
En este esfuerzo se inserta el recién publicado ‘Reporte especial sobre el uso de la Tecnología para la Reducción del Riesgo de Desastres’ ( Te ch-4DRR, por sus siglas en inglés), un informe de UNDRR que plantea la necesidad de democratizar la innovación tecnológica para la reducción del riesgo de desastres. La idea central es que la tecnología no debe ser un privilegio exclusivo de quienes cuentan con soluciones costosas o de alta complejidad, sino un recurso accesible, útil y contextualizado para empresas de todos los tamaños y comunidades en cualquier territorio. Tech4DRR impulsa el desarrollo y uso de herramientas inclusivas —desde aplicaciones móviles hasta sistemas de monitoreo locales— que permiten transformar los datos de riesgo en decisiones concretas y oportunas.
De este modo, la tecnología se convierte en un aliado para que las alertas no solo lleguen a más personas, sino que también puedan ser comprendidas y aplicadas por todos los actores. Al democratizar la innovación, Tech4DRR fortalece la meta de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’: que ninguna empresa, grande o pequeña, quede al margen de la capacidad de anticipar, actuar y proteger.

P&S: ¿cuáles son los principales retos técnicos y financieros que enfrentan los países para implementar sistemas de alertas tempranas?
N.A.G.: los retos son múltiples y están profundamente interconectados.
Por un lado, muchos países carecen de infraestructura adecuada para observación y monitoreo, carecen de sistemas de conectividad e interoperabilidad confiables para transmitir alertas o no cuentan con capacidad institucional adecuada para coordinar respuestas. La fragmentación entre organismos es otro obstáculo frecuente, que dificulta el flujo continuo de información.
En la parte financiera, el desafío es garantizar recursos sostenidos y predecibles. Un sistema de alerta no es un proyecto que se instala una vez: requiere mantenimiento constante, capacitación continua y renovación tecnológica. Sin financiamiento a largo plazo, los sistemas pierden efectividad.
En América Latina y el Caribe, de acuerdo con la evidencia que aparece en el RAR24, la mayor parte de los recursos aún se destinan a la respuesta y reconstrucción. Cambiar esa lógica hacia una inversión preventiva es, quizás, el mayor reto. La iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’ busca, justamente, responder a esa brecha, movilizando cooperación internacional, sector privado y financiamiento climático para asegurar sistemas sostenibles.
Por otra parte, Tech4DRR también resalta la importancia de fomentar innovaciones inclusivas, asequibles y basadas en la demanda, capaces de adaptarse a los contextos locales. Desde soluciones de alta tecnología, como inteligencia artificial aplicada al modelado de riesgos, hasta enfoques de baja tecnología que incorporan saberes locales y tradicionales se evidencia que cerrar la brecha tecnológica no depende únicamente de grandes inversiones, sino también de generar herramientas funcionales, abiertas, accesibles y sostenibles.
La iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’ busca no solo movilizar cooperación internacional, financiamiento climático y alianzas con el sector privado, sino también asegurar que la innovación tecnológica se traduzca en sistemas más equitativos, interoperables y resilientes para todas las personas.


P&S: ¿cuál es el rol de la educación y la cultura de prevención en el éxito de los sistemas de alerta temprana?
N.A.G.: la educación y la cultura de prevención son la base del éxito de cualquier sistema de alerta temprana. La tecnología por sí sola no basta, ya que la alerta solo cumple su función cuando las personas saben qué significa y cómo deben reaccionar.
La educación formal, desde las escuelas hasta la capacitación profesional, crea esa base de conocimiento. Al mismo tiempo, la cultura de prevención genera confianza en los sistemas, fomenta la participación en simulacros y convierte la anticipación en un valor compartido por la sociedad.
En el Caribe, por ejemplo, iniciati-vas como la Caribbean Safe School Initiative (CSSI) han mostrado cómo integrar la gestión del riesgo en la educación fortalece esta cultura preventiva. Pero el principio es válido para toda la región: cuando la educación y la cultura de prevención se combinan, los sistemas de alerta se vuelven herramientas vivas que movilizan a la comunidad y protegen vidas.
Así mismo, el sector privado tiene un rol muy importante aquí, las empresas son motores de transformación cultural para los trabajadores y sus familias, así como con las comunidades aledañas y se extiende a sus cadenas de suministro. A través de sus programas de capacitación y entrenamiento, sus acciones de responsabilidad social corporativa, iniciativas de sostenibilidad y resiliencia y la construcción de relaciones de colaboración con clientes y proveedores, pueden amplificar la educación y cultura sobre los sistemas de alerta temprana.
P&S: ¿qué recomendaciones daría la UNDRR a los gobiernos y al sector privado y empresarial para lograr sistemas más resilientes y sostenibles?
N.A.G.: la primera recomendación es invertir estratégicamente en prevención. Los sistemas de alerta requieren recursos estables, modernización y capacitación técnica continua. Sin inversión sostenida, el progreso se diluye y los avances corren el riesgo de quedar obsoletos.
La segunda es construir alianzas amplias. Ningún gobierno puede hacerlo solo. Se necesitan la capacidad de innovación, la información y las capacidades del sector privado, la cooperación internacional, la participación comunitaria y la voz de la academia para consolidar sistemas sólidos y sostenibles.
La tercera es garantizar inclusión. Un sistema de alerta no es completo si no llega a todas las personas, particularmente a aquellos grupos que suelen ser marginalizados. Eso implica procesos de consulta, además de mensajes claros, accesibles, culturalmente pertinentes y disponibles en múltiples canales y formatos.
Y, finalmente, es indispensable que los países promuevan soluciones tecnológicas abiertas, asequibles y adaptadas a las realidades locales. No se trata únicamente de grandes infraestructuras, sino también de herramientas prácticas que permitan a comunidades y empresas de todos los tamaños usar la información de manera efectiva. Estas innovaciones, cuando se diseñan con enfoque de equidad y pertinencia cultural, son las que realmente aseguran que las alertas se conviertan en acción.
Los sistemas de alerta tempra-na no son proyectos aislados, sino políticas de Estado y estrategias de desarrollo sostenible. Esa es la esencia de la iniciativa ‘Alerta Temprana para Todas las Personas’: transformar la alerta en un derecho universal y garantizar que, para 2027, ninguna persona quede atrás.

