Mipymes sostenibles: su importancia, los desafíos y la ruta para avanzar

Jacqueline Mesa Sierra, Gerente técnica del CCS / Ingeniera forestal / Especialista en gestión medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo

Al hablar de mipymes es posible que su importancia se perciba de manera fragmentada, lo que dificulta comprender plenamente el impacto que tienen en las economías a nivel global. Aunque la definición y clasificación de micro, pequeña y mediana empresa (mipyme) se basa en criterios diferentes de acuerdo con cada país1, en términos generales es clara y evidente la importancia económica y social que representan para las regiones y los países siendo, en muchos casos, la base de los mercados mundiales, nacionales y locales.

Se estima que existen 162,8 millones de pymes establecidas, de las cuales, cerca de 96,3 millones se encuentran en mercados emergentes lo que representa casi el 90 % de todas las empresas y el 50 % del PIB en la mayoría de los países del mundo (UNDRR, Zodrow & Hendel-Blackford, 2020) citado por Mesa Sierra (2021). De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dos de cada tres personas trabajan en una pyme y en muchos países representan hasta el 99 % de las empresas en la economía.

Como ejemplo, en toda la Unión Europea (UE) el 99,8 % de todas las empresas son pymes, emplean al 66 % de la población activa total y representan el 56,4 % del valor agregado. Así mismo, son consideradas una de las más importantes fuentes de éxito para el desarrollo económico, por lo cual, para la UE, es clave garantizar un entorno beneficioso para estas organizaciones de tal manera que se asegure el éxito del desarrollo económico de Europa (Comisión Europea 2015 citado por Trenkle (2020).

Para el caso de Latinoamérica y el Caribe de acuerdo con la OCDE y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe -CAF (2024), las mipymes constituyen el 99,5 % de las empresas y casi nueve de cada diez pertenecen a la categoría de microempresas. Además, contribuyen con aproximadamente el 60 % del empleo productivo formal.

Estos aspectos demuestran el papel fundamental que tienen las mipymes en el panorama social y económico de las diferentes regiones, por lo que es clave y necesario que se dé relevancia a la sostenibilidad como factor transformador de las mismas.

Sin embargo, antes de hacer referencia a los beneficios que puede llegar a tener mipymes sostenibles, es necesario identificar las principales dificultades que tienen la gran mayoría (con pocas excepciones) de las mipymes en la región, entre los que se pueden destacar los siguientes:

Dificultades de financiación y acceso al crédito. Este es, quizá, uno de los principales retos para las mipymes, especialmente, para las micro y pequeñas empresas, que en sus primeros años dependen del capital propio de los fundadores o socios. Esta situación se agrava en el caso de aquellas que son lideradas por mujeres (OCDE, CAF, 2024). En Colombia, por ejemplo, casi no existen productos financieros para mipymes con menos tres años de creación formal, lo que limita su capacidad de crecimiento, genera una alta presión sobre los recursos personales y reduce considerablemente las oportunidades de mejora.

• Deficiencias en mejoras continúas a nivel operativo y bajo nivel de innovación. De acuerdo con el sector en el que se generen los productos o se presten los servicios, las mipymes enfrentan una dificultad significativa para avanzar a nivel operativo. Dado que las inversiones suelen ser limitadas, la asignación de presupuestos para la mejora continua y la innovación de procesos puede no ser necesariamente prioritaria puesto que los recursos disponibles se destinan principalmente a mantener la operación en funcionamiento. Lo anterior, limita su capacidad para desarrollar negocios o vínculos comerciales con empresas de mayor tamaño o integrarse a economías de escala. Además, según la OCDE y la CAF (2024), estas restricciones impiden acelerar la innovación, manteniendo los procesos productivos anclados a tecnologías obsoletas o de baja productividad.

• Sobrecostos y baja productividad. Aunque las mipymes generan una parte significativa del empleo, el valor que agregan en sus procesos es limitado. Dicha diferencia es mayor en las mipymes de América Latina y el Caribe, en donde la participación en el Producto Interno Bruto (PIB) regional es de tan solo el 25 %, situación que contrasta con la de los países de la Unión Europea, donde este indicador alcanza, en promedio, el 56 % (Dini & Stumpo, 2020)2. La productividad es especialmente baja en las micro y pequeñas empresas, lo que refleja desafíos estructurales que impiden su competitividad y sostenibilidad económica.

• Administración y operación multitareas. En las mipymes es común encontrar esquemas de administración multitarea en las cuales los propietarios y los trabajadores vinculados (en muchos casos familias) tienen roles y funciones múltiples, lo que impide visualizar de manera estratégica las necesidades de cambio y ajuste. Además, diversos estudios y reportes sobre el desempeño de estas empresas señalan una carencia generalizada de directivos con habilidades gerenciales y pensamiento estratégico.

• Dificultad en el acceso a tecnología. A pesar de los avances significativos en el acceso a tecnologías por parte de las mipymes tras la COVID-19 (de acuerdo con informes publicados sobre el tema), persisten brechas importantes en la adecuada identificación y adopción de soluciones tecnológicas y otras innovaciones. Esto incluye dificultades básicas en el acceso a internet de banda ancha, en desarrollo de habilidades digitales por parte de los trabajadores y en la digitalización de los procesos, entre otros aspectos. Esta brecha es aún más evidente en las mipymes de zonas rurales o alejadas de las zonas de mayor desarrollo.

• Falta de asociatividad. La ausencia de redes de colaboración y gremios fortalecidos impide a las mipymes integrarse en modelos asociativos con otras empresas para generar economías de escala y bienes colectivos con los cuales puedan verse fortalecidas. Esta falta de asociatividad también impide el aprendizaje continuo, derivado de las buenas prácticas que deberían ser diseminadas a través de estas redes de trabajo.

• Alta vulnerabilidad ante el cambio climático y los desastres. Los efectos del cambio climático tienen un impacto directo en los sectores productivos. Sin embargo, las mipymes tienen una mayor vulnerabilidad. De acuerdo con las Naciones Unidas (2013), es más probable que un solo desastre elimine toda o una gran parte del capital de los productores del sector informal y de las mipymes que se encuentren en zonas de alto riesgo. A su vez, debido a las restricciones de capital y a la menor disponibilidad de capacidades técnicas, es poco probable que inviertan en planes de adaptación y reducción del riesgo.

En este contexto, queda clara la importancia económica y social de las mipymes a nivel mundial y regional. Sin embargo, al contrastarlo con las dificultades y retos generales que enfrentan para operar, surgen varios interrogantes: ¿es la sostenibilidad en términos ASG una prioridad para las mipymes? Y, dado su contexto, ¿es viable que los millones de gerentes y/o administradores de estas empresas orienten su estrategia hacia la sostenibilidad? La respuesta es sí, pero no se logrará de manera individual y, mucho menos, sin la colaboración de diversos actores. Entre estos, se incluyen el gobierno, los gremios, las asociaciones, las empresas de mayor tamaño que actúan como eslabones clave en sus cadenas de suministro, y la sociedad, que debe reconocer y valorar los esfuerzos que estas organizaciones realicen en pro de la sostenibilidad.

Y es en esfuerzos conjuntos en los cuales se ven claramente las grandes posibilidades de incluir la sostenibilidad en los aspectos de desarrollo y mejora que pueden darse. Entre muchas otras, se destacan las siguientes:

• Eficiencia energética y reducción de desperdicios. En este aspecto las mipymes tienen grandes oportunidades, enfocando la optimización de costos y de sus procesos en mejoras energéticas y ahorro de recursos. Tan solo con una reducción de mudas desde los conceptos de lean manufactuing dirigidas a los ocho grandes desperdicios³, las mipymes pueden realizar mejoras significativas, sin requerir grandes inversiones de capital y, en cambio, llevar a cabo una gran optimización de los recursos disponibles. Este aspecto no solo impacta en términos de valor agregado y mejora de procesos, sino que es una evidencia clara de prácticas sostenibles.

• Gestión de residuos. En línea con lo anterior, una reducción de desperdicios y una optimización de los recursos claramente impacta en la reducción de los residuos generados en los procesos productivos. Resta a las mipymes incluir estrategias sencillas de separación en la fuente y la vinculación con otras compañías que se enfoquen en la gestión de residuos para lograr una disposición final adecuada conforme a las disposiciones ambientales.

• Economía circular. Mapear en la estrategia aspectos que fomenten el reúso de los elementos sobrantes, como materias primas en los procesos de otras empresas, no solo impulsa la reducción del impacto de los residuos, sino que también puede generar ingresos adicionales que se integren a sus flujos de caja. Es este aspecto, por ejemplo, una mipyme de producción de calzado puede ofrecer los residuos de materias primas a otras empresas de confección o textil que usen estos elementos para aplicaciones. La entrega de material reciclable a empresas dedicadas a este rubro puede implicar pequeños ingresos y también una evidencia de la reducción de los impactos derivados de su propio proceso.

• Producción limpia. Se debe verificar dentro de los procesos la mejora o el recambio por materias primas de menor impacto, ya que esto puede ayudar a las mipymes dedicadas a procesos industriales a reducir su huella ambiental y a posicionarse en nuevos mercados. Los aspectos mencionados también actúan como un impulso y una oportunidad para ser visibles ante clientes (ya sean empresas o personas) con mayor conciencia sobre sostenibilidad. Además, procesos más limpios fomentan un mayor compromiso de los trabajadores, quienes se verán menos expuestos a sustancias nocivas y a impactos negativos tanto en el ambiente como en la salud humana.

• Capacidad del personal y mejora de condiciones laborales. Este es un aspecto en el cual las mipymes pueden transitar con mayor facilidad. Para ello, es clave fortalecer los procesos de capacitación de los trabajadores en aspectos relevantes relacionados con las condiciones de trabajo y las mejoras en los procesos. Esto es fundamental para que las organizaciones logren mantenerse y prosperar a lo largo del tiempo. Como se mencionó al inicio, la principal dificultad de las mipymes es sobrevivir a largo plazo, y esto depende en gran medida del activo más valioso que poseen: el recurso humano, que debe ser cuidado y capacitado. Por lo tanto, los esfuerzos e inversiones en este sentido siempre generarán un impacto positivo y duradero.

• Financiamiento y apoyo a mipymes sostenibles. Es fundamental que el mercado financiero genere más productos que apoyen a estas empresas a avanzan en términos de prácticas sostenibles. Sin embargo, cada vez más aparecen algunos portafolios disponibles que apoyan iniciativas de este tipo, por lo que es también tarea de los gerentes o de los gremios de estas empresas empezar a hacer visibles as prácticas y llevar a cabo una búsqueda de las fuentes de financiación actuales de manera individual, aunque hacerlo de manera colaborativa resulta más eficaz.

Impulsar el desarrollo de las mipymes en estos aspectos es transcendental y no es una tarea que se deba desarrollar de manera desarticulada. Es necesario que los diferentes actores, ya sean públicos o privados, se vinculen a políticas y programas consolidados. El diálogo permanente y la divulgación de prácticas sostenibles puede apoyar la escalabilidad de soluciones a problemas de base productiva. La asociatividad puede impulsar el crecimiento y el acceso a mercados, no solo nacionales, sino también internacionales.

 Este especial comparte un análisis y visión de las mipymes en el camino a la sostenibilidad. Se identifican los retos y las necesidades para que este gran actor de la economía mundial, regional y local logre avanzar de manera significativa en aspectos econó micos, sociales y ambientales.

Referencias:

Banerjee, C., Bevere, L., Garbers, H., Grollimund, B., Lechner, R., & Weigel, A. (2024). Natural catastrophes in 2023: gearing up for today’s and tomorrow’s weather risks. 1, 1–37.

Dini, M., & Stumpo, G. (2020). Mipymes en América Latina. Un frágil desempeño y nuevos desafíos para las políticas de fomento. https:// repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44148/1/S1800707_es.pdf

Congreso de la República Colombia. (2004). Ley 905 de 2004. https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=14501

Mesa Sierra, J. (2021). Resiliencia y continuidad de negocios: un reto para las pymes en la gestión del riesgo y la reducción de desastres. Protección & Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/resiliencia-y-continuidad-de-negocios-un-reto-para-las-pymes-en-la-gestion-del-riesgo-y-lareduccion-de-desastres/

OCDE, CAF, S. (2024). Índice de Políticas para Pymes: América Latina y el Caribe 2024. Hacia una recuperación inclusiva, resiliente y sostenible. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. https://doi.org/10.1787/807e9eaf-es.

Trenkle, J. (2020). Digital Transformation in Small and Medium-Sized Enterprises. In Digital Transformation in Small and Medium-Sized Enterprises. Library of Congress Cataloging-in-Publication Data. https://doi.org/10.5771/9783748922131

UNDRR, Zodrow, I., & Hendel-Blackford, S. (2020). Reducción del riesgo y construcción de resiliencia de las pymes ante los desastres.