Prevenir la generación de residuos y gestionarlos como nuevos materiales, claves para transitar hacia la economía circular

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora Social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social Empresarial / Líder de Comunicaciones / Consejo Colombiano de Seguridad (CCS).

El aprovechamiento de los residuos sólidos en Colombia presenta serias difi cultades. Por un lado, la falta de estándares de compostaje, el escaso conocimiento sobre la producción y aplicación de abono y biogás de calidad y las bajas tarifas de compra, hacen que sea mucho más eficiente y económico llevar a los vertederos las más de 9 mil toneladas de residuos orgánicos que se producen diariamente en el país en lugar de recuperarlos.

Por otro lado, el sector de los residuos y la economía circular está subfi nanciado. A pesar de los esfuerzos desarrollados en los últimos años por el Gobierno Nacional, el país todavía carece de sufi cientes instrumentos fi nancieros para estimular las inversiones. A esto se le suma que, en algunos sectores como el de la construcción, hay poco conocimiento sobre cómo cerrar el ciclo de los materiales, comenzando por el ecodiseño.

Estos son algunos de los hallazgos identifi cados por el capítulo ‘Informe de país sobre gestión de residuos: Colombia’, que hace parte del estudio ‘Oportunidades de negocio para los Países Bajos en el sector de la economía circular y residuos en ocho países de América Latina’, desarrollado por olland Circular Hotspot, una plataforma público-privada en la que empresas, institutos de conocimiento y autoridades gubernamentales promueven la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos sobre la economía circular holandesa.

El documento fue lanzado durante el primer semestre de este año e identifi ca el estado actual de la gestión de residuos, el marco regulatorio y los desafíos que enfrentan Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá y Perú al tiempo que establece coincidencias con las necesidades y demandas del mercado holandés. Por ejemplo, para el caso colombiano, se estima que las empresas holandesas podrían intervenir y proporcionar tecnología y soluciones de infraestructura para la producción de compost y biogás, entre otras oportunidades.

“Colombia va muy bien en comparación con otros países de América Latina: la recolección de residuos está en un 98 %, ya casi no existen botaderos a cielo abierto y la gran mayoría de residuos llega a un relleno sanitario. Es un avance muy grande en los últimos 20 años. Ahora, el país tiene que dar el siguiente paso y es transitar de la recolección al aprovechamiento, dejar de pensar en construir más rellenos y empezar a trabajar en la valorización de los desechos en la cadena de valor. El siguiente nivel es la economía circular”, sostiene Linda Breukers, directora de Holland House Waste Window y una de las investigadoras del citado estudio.

De nacionalidad holandesa, esta experta en manejo de residuos y economía circular fue asesora del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia en el diseño de la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC), especialmente, en la línea de empaques y envases. También ha colaborado en varios proyectos de impacto ambiental con gobiernos locales y entidades gremiales como la Andi. Actualmente, es consultora de empresas privadas para la gestión de residuos sólidos y, a través de su organización, Holland House Waste Window, promueve la cooperación sostenible entre los gobiernos, las empresas y las instituciones de investigación de Holanda y Colombia, en el sector de residuos sólidos y aguas residuales.

Para Linda Breukers, experta en manejo de residuos
y economía circular, la transformación inicia en el
diseño mismo de los productos.

De la prevención a la creación de nuevos modelos de negocio

Para Breukers, el primer paso para transitar hacia la economía circular es la prevención, es decir, evitar la generación de residuos innecesarios como el plástico de un solo uso, por mencionar un ejemplo. Este salto lo acaba de dar el “viejo continente” con la entrada en vigor, hace unas semanas, de la ‘Directiva Europea sobre Plásticos de un solo Uso’ que obliga a los países miembro a aplicar una serie de medidas contra los plásticos desechables, entre ellas, su prohibición.

No obstante, Breukers reconoce que llegar a este punto implica abordar una serie de confl ictos con la industria. Muestra de ello fueron las complejas e intensas negociaciones que tuvieron que surtir los gobiernos europeos con sus sectores productivos. “Sabemos que cambiar los plásticos de un solo uso por otros materiales reutilizables o biodegradables signifi ca también que vamos a quitar el ingreso de una empresa. Incluso, hoy las empresas de aseo tienen un modelo de negocio establecido en el que lo más rentable es el relleno sanitario. Entonces, si vamos a transitar hacia la economía circular, tenemos que pensar en esas empresas ¿qué va a pasar con todos los empleos que generan?, ¿qué va a pasar con las inversiones que hicieron en los últimos 20 años?, ¿cómo gestionamos sus intereses que también son legítimos?, ¿cómo les ayudamos a transformar sus modelos de negocio?, ¿qué va a pasar con los recicladores? Hay que analizar cómo logramos construir un modelo económico realmente inclusivo”, señala la experta.

En este sentido, Breukers resalta el rol del Gobierno Nacional, el cual debe generar las políticas públicas y los incentivos adecuados para que las empresas y el mercado se sumen y, lo más importante, se preparen para el cambio, empiecen a transformar sus esquemas de operación y adopten innovaciones. Desde su perspectiva, no se trata de cambiar el modelo de un día para otro sino de ir haciendo cambios graduales y progresivos. Por eso el tránsito hacia una economía circular es un proyecto a largo plazo que debe contar con metas bien claras y concretas, plazos prudentes, planes de implementación y responsables de llevar a cabo las actividades establecidas.

“Es necesario comprender que la economía circular no es un capricho de unos ambientalistas, no es un tema netamente ambiental. Es un modelo económico y, por eso, no debe ser un asunto tan solo del Ministerio de Ambiente, sino que aquí se tiene que involucrar el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, así como el Ministerio de Hacienda en el diseño de incentivos económicos para hacer que el material reciclado sea más interesante y atractivo que la materia prima. Hay muchas alternativas que se podrían implementar y que son necesarias para hacer crecer y ampliar este mercado: prohibir la disposición fi nal de ciertos materiales aprovechables, quitar el IVA
para productos que incorporen más del 80 % de materiales reciclados en su elaboración o gravar la materia prima. No puede ser que sacar petróleo de nuestra tierra sea más barato que reciclar”, explica Breukers.

Sumado a lo anterior, la especialista considera que todavía hay muchas empresas que continúan trabajando en la mitigación de sus impactos al fi nal de ciclo productivo, cuando ya existe el problema, y no en la prevención desde el inicio. Tal es el caso de las grandes empresas productoras de bebidas que realizan alianzas con ONG con el fi n de desarrollar campañas de limpieza en playas y océanos,
pero que no están pensando decididamente en dejar de producir envases plásticos. “Esas empresas todavía están trabajando en los residuos y no en los materiales, no están abordando el ecodiseño, cumplen con la normatividad de envases, pero no hacen nada más allá para generar el cambio que necesitamos en el mundo. En este caso, la limpieza ayuda, pero no es la solución”, advierte.

De residuo a material

Cambiar la perspectiva del residuo para enfocarse en el material aprovechable es clave dentro del modelo de economía circular. Ahí es donde entra el ecodiseño como un elemento fundamental para prevenir esa generación de desechos de la que habla Breukers. “Si hablamos de economía circular ya no vamos a hablar de residuos sino de materiales. Tenemos un material que es el plástico, el aluminio, el vidrio, el papel o el cartón. Y con este vamos a producir un envase o un empaque. Tenemos que asegurarnos que este no va a ser un desecho. Tenemos que tratar de prevenir la contaminación, extender la vida útil del producto y cuando esto ya no sea posible, pensar en el reciclaje”, añade.

Beneficios

Como buena conocedora del tema, esta licenciada en comunicación y magíster en Gerencia Ambiental de la Universidad de los Andes no duda en acompañar sus argumentos con datos contundentes. Para hablar de los benefi cios que Colombia podría obtener si migrara a un modelo económico circular se remite a Holanda, su tierra natal. En 2013, el Reino de los Países Bajos desarrolló un estudio que permanece vigente y que arrojó cifras muy interesantes: gracias a la circularidad en los procesos productivos se podrían ahorrar 7,3 mil millones de euros al año en adquisición de materias primas y disminuir el uso de estas en unas 100 mil kilotoneladas anuales. Adicionalmente, se generarían más de 54 mil empleos, se reducirían las emisiones en 17 mil kilotoneladas al año, se dejarían de usar más de 2 mil km2 de tierra y se reduciría el consumo de agua en 0,7 mil millones de metros cúbicos.

“Y estamos hablando de un país que tiene 17 millones de habitantes y cuya superfi cie es similar a la del departamento de Casanare. Si eso ocurre en un país tan pequeño, imagínense lo que pasaría en Colombia”. Breukers considera que uno de los mayores benefi cios que traería la economía circular es la generación de empleo. Una cadena de aprovechamiento sólida con rutas selectivas implementadas requiere personal en la separación, clasifi cación, transporte y aprovechamiento. Así lo demuestran las pequeñas experiencias e iniciativas que se están desarrollando en Colombia y que, para Breukers, demuestran que este tema se está abriendo camino en la industria nacional y tiene grandes oportunidades por aprovechar.

Pero los benefi cios también se transfi eren hacia el interior de las organizaciones. Todo depende del nivel de conocimiento que se tenga de cada negocio. Por ejemplo, el ecodiseño permite alcanzar grandes ahorros de dinero en la compra de materia prima al igual que la valorización de residuos y su reincorporación en el proceso productivo propio o de terceros permite desarrollar nuevas líneas
de negocio y abrir otros mercados. Para lograrlo, Breukers insiste en que es esencial entender muy bien los procesos productivos, analizar los costos, identifi car la huella hídrica y energética, conocer a profundidad el impacto que generan sus productos o servicios y, a partir de ahí, identifi car oportunidades y desarrollar innovaciones. Si bien para muchos esta apuesta puede representar un costo,
no se puede olvidar que genera un retorno y es la posibilidad de mejorar un producto, generar un valor añadido. “Hoy sabemos que cada vez hay una creciente tendencia de clientes que están dispuestos a pagar más por un producto elaborado con productos reciclados, orgánicos o biodegradables. Se trata de ampliar la perspectiva y dar el salto”, concluye.

Hacia un modelo de economía circular ¿cómo trazar la ruta?

Dada su experiencia acumulada como consultora en el sector privado, Linda Breukers ofrece algunos consejos a todos aquellos emprendedores y empresarios que quieran empezar a implementar un modelo de economía circular en sus organizaciones, sin importar el tamaño, naturaleza o sector.

  1. Conozca su negocio

En la economía circular es clave conocer cómo opera su modelo de negocio. El primer paso es identifi car cómo funciona el “metabolismo” de su empresa, es decir, identifi car con el mayor nivel de detalle qué entra (todas y cada una de las materias primas y recursos utilizados) y qué sale (hasta el más mínimo e insignifi cante de los residuos).

Así mismo, debe conocer con total precisión cuáles son los costos asociados a cada unidad de producto o servicio que genera y analizar los recursos utilizados en cada una de las actividades de la cadena de valor.

Involucre a todos los colaboradores, de todos los niveles y áreas de la organización, en el desarrollo de este ejercicio. Los trabajadores que están en el día a día de la operación son los que más conocen el proceso productivo y pueden identifi car problemas y proponer soluciones o alternativas que muchas veces no se logran identificar desde los escritorios de las juntas directivas.

2. Establezca metas

Estas pueden estar orientadas a la reducción en el consumo de materias primas y recursos naturales, así como a la incorporación de materiales reciclados o biodegradables en sus procesos de producción, por mencionar algunos ejemplos. De ahí que el conocimiento de los procesos sea clave porque solo comprendiendo qué está pasando en su empresa, usted podrá establecer metas. Nadie puede decir «voy a disminuir mis gastos de consumo de energía en un 10 %” si no sabe a ciencia cierta cuánto gasta.

Recuerde que la economía circular signifi ca cerrar ciclos y, al final, eso se traduce en emplear menos recursos o disminuir el consumo de materiales lo que representa un ahorro para la empresa. Si no tiene ninguna ventaja económica no va a funcionar.

3. Estructure un plan de acción

Establezca una hoja de ruta a corto, mediano y largo plazo. Esto incluye defi nir objetivos y actividades muy concretas y accesibles, tipo SMART (específi cos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales). Empiece por pequeños pasos.

4. Analice la disponibilidad de recursos

Revise los recursos técnicos, humanos y financieros disponibles para llevar a cabo el plan de acción y realizar ajustes, de ser necesario. No olvide que uno de esos recursos es la voluntad, el interés para iniciar los cambios y transformaciones que se requieren.

5. Sensibilice

Explíqueles a los accionistas, colaboradores, proveedores, clientes y demás partes interesadas por qué la organización quiere implementar un modelo de economía circular y cuál es el benefi cio que este trae consigo ¿reducir costos?, ¿aportar a la conservación
del medio ambiente?, ¿reducir la huella ecológica? Así mismo, es necesario establecer si se van a reinvertir los recursos obtenidos por
cuenta de las optimizaciones adoptadas y en qué.

6. Implemente

Ejecute las actividades defi nidas en el plan de acción con un enfoque de mejoramiento continuo.

7. Coopere

La articulación es clave. Para lograr cambios sistémicos se requiere cooperar en la cadena y trabajar con los proveedores, los clientes, la academia, el gobierno e, incluso, con la competencia, para intercambiar conocimientos, lecciones aprendidas y buenas prácticas, así como para escalar y replicar innovaciones.

PUM, red de expertos que fortalece y asesora a Pymes en temas de desarrollo sostenible.

Desde 1978 PUM (Programma Uitzending Managers, por sus siglas en nerlandés) viene ayudando a las Pymes de los países en desarrollo y de los mercados emergentes a crecer y a crear un impacto positivo en la economía, el medio ambiente y la sociedad. La organización cuenta con el con el apoyo económico del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos y el trabajo de 1.700 expertos voluntarios que, cada año, comparten sus conocimientos y experiencias con emprendedores y empresarios de 45 sectores distintos en 35 países del mundo. Los interesados pueden solicitar asesoramiento a través de la página web www.pum.nl/es/obtenga-asesoramiento.

Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 398 Julio – Agosto – 2021