Nuevo estudio indica que el 88 % de los humedales de Colombia no está protegido
Por Antonio José Paz Cardona. Tomado de: Mongabay Latam (https:// es.mongabay.com/2021/11/nuevo-estudio-humedalescolombia-o-estanprotegidos/). Colombia es un país de agua, un país de humedales. Colombia es anfibia, como lo mencionan dos grandes publicaciones del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. El país cuenta con cerca de 31 millones de hectáreas de humedales, lo que representa el 26 % de su territorio continental e insular. Aunque los humedales siempre han estado presentes, su posicionamiento reciente en la agenda política colombiana vino a tomar fuerza después del fenómeno de La Niña 2010-2011 que causó grandes inundaciones y pérdidas económicas. Esto llevó a que, un año después, en 2012, se creara el Fondo Adaptación, una entidad dedicada a la construcción, reconstrucción y reactivación económica de las zonas afectadas por La Niña, pero con criterios de mitigación y prevención del riesgo. Uno de los grandes proyectos se concentró en la zona de La Mojana, una de las más afectadas por el fuerte invierno y donde hay muchos humedales debido a la influencia de tres grandes ríos: Magdalena, Cauca y San Jorge. Aunque gran parte de esta región tiene presencia permanente de agua y muchos de sus habitantes están acostumbrados a sus dinámicas, las lluvias fueron tan fuertes que se inundaron zonas que históricamente nunca lo habían estado. Una década después de los impactos dejados por una Niña para la que el país no estaba preparado, los científicos todavía hacen fuertes llamados para que se conozcan y protejan los humedales. En el más reciente informe Biodiversidad, publicado anualmente por el Instituto Humboldt, se analiza el estado de conservación y transformación de los humedales en Colombia y se concluye que “los ecosistemas de humedal deben ser incorporados en los procesos de planificación territorial. No hacerlo no solamente pone en peligro las dinámicas y funciones ecohidrológicas que los caracterizan sino que aumenta la vulnerabilidad de las comunidades ante eventos climáticos extremos”. ¿Un país que ignora sus humedales? Sandra Vilardy, profesora de la Universidad de Los Andes y directora de Parques Nacionales Cómo Vamos, es una de las voces expertas en humedales en Colombia. La bióloga dedicó su más reciente columna de opinión en el diario El Espectador a estos ecosistemas y manifestó una gran preocupación por lo que ocurre con ellos. “La insistencia en invisibilizar los humedales en Colombia no tiene explicación […] Almacenar agua de manera natural debería ser una de las principales funciones a proteger ante la crisis climática, ya que el ciclo del agua será uno de los procesos más afectados por el calentamiento global. Sin embargo, las acciones de política pública en los últimos años y gobiernos han ido en franco retroceso, ante una deuda histórica que tenemos con los humedales”, comenta Vilardy. De hecho, el informe del Instituto Humboldt revela que aproximadamente el 88 % de los humedales del país no se encuentran bajo figuras de protección. El 5 % son áreas que, además de la conservación, permiten el uso sostenible de los recursos y solo el 7 % de los humedales están dentro de parques nacionales, la figura de protección más estricta. Ronald Ayazo, investigador del instituto, explica que desde la época de la colonia, los humedales “no eran bien vistos” y se desecaban, a diferencia de lo que pasaba con las comunidades precolombinas, que los consideraban sitios sagrados. “Los primeros proyectos agropecuarios de Colombia desecaban los humedales para volverlos supuestamente tierra productiva. Actualmente se sabe que los humedales no son improductivos, pero en zonas rurales ves cómo a algunas personas no les gusta tener cerca un humedal”, dice Ayazo. Sandra Vilardy va más allá y comenta que, aún hoy, las políticas agropecuarias mantienen incentivos para la adecuación de tierras, que no es otra cosa que desecar humedales. “¿Cómo es posible que llevemos décadas en esta incongruencia con políticas ambientales que intentan proteger los humedales y por otro lado se otorguen recursos públicos para desecarlos?”, se pregunta en su columna. Los investigadores destacan las importantes funciones y servicios que prestan estos ecosistemas. “La regulación hidrológica es una de sus principales funciones, por ejemplo, la amortiguación ante inundaciones. En el caso de muchas comunidades, ese espejo de agua es lo que los surte de agua y alimentos”, destaca Jaime Burbano, investigador que también participó en la publicación del Instituto Humboldt. El Instituto Humboldt, en una de sus más recientes publicaciones, reconoce que los humedales permanentes del país son especialmente frágiles y recomienda la conservación estricta de sus espejos de agua. Por otra parte, cada vez hay mayor preocupación por el aumento de la temperatura global, que ha llevado a mensajes alarmantes en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), donde se indica, entre otras cosas, que los daños causados al planeta son irreversibles y la humanidad es la responsable. En ese escenario los humedales juegan un papel clave ya que estos ecosistemas fijan grandes cantidades de carbono. Por ejemplo, la UNESCO, Conservación Internacional y la UICN, en su iniciativa Blue Carbon, destacan que cada hectárea de manglares captura y almacena más carbono que cualquier otro bosque pero en el mundo se están perdiendo a una tasa de 2 % anual, liberando el 10 % de las emisiones de CO2 causadas por la deforestación, a pesar de que solo cubren el 0,7 % de la superficie terrestre. Ignorar a los humedales en la planificación territorial y en el desarrollo de las poblaciones que conviven con ellos puede traer consecuencias ecosistémicas, sociales y económicas profundas. Ronald Ayazo resume el problema de la siguiente manera: “los humedales no tienden a ser muy valorados, a pesar de brindar servicios ecosistémicos muy importantes para el bienestar de todos, y por ende no se les da la protección y el manejo adecuado”. La ganadería y los cultivos les roban espacio a los humedales En el 2015, cuando el Instituto Humboldt publicó los dos tomos de Colombia Anfibia —uno de los estudios más completos sobre humedales en el país—, clasificó a estos ecosistemas en permanentes, temporales y potenciales. Los permanentes son
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