El panorama general de la 5G sobre la salud humana

Por Leidy Liceth Pérez Claros / Enfermera / Especialista en salud ocupacional / Magíster en salud y seguridad en el trabajo / Líder técnica el Consejo Colombiano de Seguridad.

A través de la historia, el envío de mensajes y la retroalimentación de información entre emisores y receptores se ha traducido en una de las necesidades básicas del ser humano: la comunicación. En este proceso, las redes para dispositivos móviles se han transformado en uno de los principales canales y han venido evolucionando conforme la tecnología ha dispuesto cambios de generación.

Específicamente en Colombia, la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET, 2021) afirma que, cada vez más, se han ido reduciendo los tiempos de incorporación de las nuevas generaciones.

En la década de los 90’s apareció la primera generación o G1, caracterizada por el uso de sistemas análogos para transmitir voz con una baja seguridad en las comunicaciones. Más adelante, hacia finales de esa misma década, surgió la segunda generación (G2) la cual permitió la evolución a sistemas digitales que, además de la comunicación por voz, admitía el transporte de datos a baja velocidad, mediante el servicio de mensajes cortos (Short Message Service – SMS). Posteriormente, en 2003, apareció la tercera generación (3G), que evolucionó a velocidades de banda ancha dando paso al uso de la Internet.

Una década después, en 2013, surgió la cuarta generación (4G) brindando velocidades mayores que la 3G y adicionando servicios multimedia más avanzados, tales como videollamadas, uso de aplicaciones y plataformas digitales como YouTube, entre otros.

Estas tecnologías han continuado en permanente proceso de mejora hasta el punto de que hoy la quinta generación o 5G se encuentra en proceso de estandarización. Este hito representa una revolución tecnológica importante ya que, a la conectividad entre personas permitida por las generaciones anteriores, se le suma la pretensión de conectar también objetos (lo que se ha denominado “Internet de las Cosas”) entre otras tecnologías emergentes que sugieren avances e impactos en los diferentes ámbitos de la vida. En la gráfica 1 se muestra la evolución tecnológica de las redes móviles.

Gráfica 1. Evolución tecnológica de los servicios móviles

Puntualmente, con respecto a la implementación de la 5G en Colombia, es relevante mencionar que en la actualidad se encuentra en ejecución el Plan 5G, el cual consiste en la realización de pruebas piloto en diferentes puntos del país, toda vez que la transición de la 4G a la 5G (o la coexistencia entre ambas) implica prepararse para las características técnicas, los desafíos de seguridad y privacidad de la información, la infraestructura y los insumos e interfaces, entre otros retos (Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, 2019).

Adicional a las consideraciones tecnológicas, la 5G ha traído consigo grandes dudas frente a las implicaciones que pudiese tener sobre la salud. Tal es así que en el mundo se han llevado a cabo diferentes investigaciones con el propósito de evaluar sus posibles efectos adversos, precisamente, por los requerimientos electromagnéticos que involucra esta generación, los cuales están dados por la frecuencia de la emisión, es decir, por la velocidad de las ondas electromagnéticas, ya que, como tal, siguen siendo no ionizantes.

Dando alcance a lo anterior, se hace preciso exponer las principales diferencias entre las ondas ionizantes y no ionizantes, partiendo de la definición de radiación, como cualquier proceso en el que la energía emitida por un cuerpo viaja a través de un medio o del espacio, para, finalmente, ser absorbida por otro cuerpo.

Según los efectos que produzca sobre la materia, la radiación se clasifica en ionizante o no ionizante (OIT, s. f.). Así, la principal diferencia entre estos tipos de radiación consiste en que la ionizante (que incluye los rayos cósmicos, los rayos X y la radiación de los materiales radiactivos) cuenta con la energía suficiente para eliminar un electrón de una molécula generando su ionización, de tal forma que, en términos prácticos, se genera un cambio estructural en las células, modificando de esta manera el ADN. En cambio, la radiación o ionizante (que incluye el calor radiante, las ondas de radio, las microondas, la radiación de terahercios, la luz infrarroja, la luz visible y la luz ultravioleta) no genera este tipo de afectación.

No obstante, tanto las radiaciones ionizantes como las no ionizantes son materia de estudio y seguimiento por parte de diferentes organismos internacionales. Por ejemplo, a lo largo de los años, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha desarrollado una serie de instrumentos de política en materia de protección contra las radiaciones, que incluyen convenios y recomendaciones. Prueba de ello es el Convenio número 115, la Recomendación número 114, repertorios de orientaciones, guías prácticas e informes. Algunos de estos instrumentos y publicaciones se han desarrollado y promovido en colaboración con otras organizaciones internacionales como el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organismos de profesionales como la Asociación Internacional de Protección Radiológica (IRPA), la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP) y la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP) (OIT, s. f.).

De igual forma, desde 1996, la OMS estableció el Proyecto CEM (EMF International Electromagnetic Fields), el cual investiga el impacto en la salud de la exposición a campos eléctricos y magnéticos en un rango de frecuencia de 0 a 300 GHz y ha brindado asesoría a las diferentes autoridades sobre la protección radiológica de los campos electromagnéticos. Así mismo, se han promovido investigaciones relacionadas y se ha desarrollado material de información pública, fomentando el diálogo entre científicos, gobiernos y la ciudadanía en general para aumentar la comprensión en torno a la salud y las comunicaciones móviles (OMS, s. f.).

A la fecha, la OMS afirma que, después de muchas investigaciones realizadas, no se ha evidenciado ningún efecto adverso para la salud frente a la exposición a tecnologías inalámbricas. No obstante, aclara que las conclusiones relacionadas con la salud han surgido de estudios realizados en todo el espectro de radio, pero, hasta ahora, solo se han llevado a cabo unos pocos estudios alrededor de las frecuencias que utilizará la 5G. Lo anterior, debido a que esta tecnología se encuentra en una etapa temprana de implementación, por lo que aún se está investigando el alcance de cualquier cambio frente a la exposición a los campos de radiofrecuencia (OMS, 2020).

Lo que sí es un hecho es que, frente a los efectos de la 5G sobre la salud humana, siendo el calentamiento de los tejidos el principal mecanismo de interacción entre los campos de radiofrecuencia y el cuerpo humano, se conoce que la exposición a los niveles de radiofrecuencia de las tecnologías actuales da como resultado un aumento de la temperatura en el cuerpo humano (OMS, 2020).

Por su parte, en la literatura científica se reportan importantes revisiones que pueden dar cuenta de la investigación que se viene adelantando en la materia. Por ejemplo, Karipidis et al. desarrollaron una revisión de la literatura en la cual incluyeron 107 estudios experimentales que analizaron los posibles efectos biológicos de los campos electromagnéticos necesarios en la 5G. Como hallazgo principal, los estudios mostraron poca evidencia de efectos sobre la salud, como cáncer, consecuencias sobre la reproducción y otras enfermedades. De esta forma, no se mostró evidencia confirmada frente a la posibilidad de que los campos de radiofrecuencias de bajo nivel por encima de 6 GHz, como los que utiliza la red 5G, sean peligrosos para la salud humana. Sin embargo, sí concluyeron que es necesario mejorar los estudios experimentales con especial atención a la dosimetría y el control de la temperatura y que se continúen haciendo estudios epidemiológicos con el fin de seguir monitoreando los efectos a largo plazo sobre la salud (Karipidis et al., 2021).

Simkó M. et al. coincidieron con los resultados anteriores puesto que, como resultado de su estudio, determinaron que no hubo una relación consistente entre la densidad de potencia, la duración de la exposición o frecuencia y los efectos de exposición a la radiofrecuencia. Sin embargo, enfatizan en la necesidad de investigar sobre el desarrollo de calor local en superficies pequeñas, por ejemplo, en la piel o en el ojo y sobre cualquier impacto ambiental (Myrtill Simkó & Mats-Olof Mattsson, 2019).

Por otro lado, con una posición un poco más crítica, Kostoff R. et al. concluyeron que los estudios publicados a corte del 2020 no estarían diseñados para identificar los efectos adversos más graves que refleja el entorno operativo de los sistemas de radiación inalámbricos. A su vez, afirman que varios experimentos no han incluido la pulsación y modulación de la señal portadora y que la gran mayoría no tiene en cuenta los efectos adversos sinérgicos de otros estímulos tóxicos (como químicos y biológicos). Por último, afirman que existe evidencia de que la tecnología específica de redes móviles 5G afectará no solo la piel y los ojos, como se cree comúnmente, sino que también tendría efectos sistémicos adversos (Kostoff et al., 2020).

Frente a lo anterior y teniendo en cuenta las posiciones contrariadas que pueden existir en este momento, la OMS ha anunciado que, actualmente, se está llevando a cabo una evaluación de los riesgos para la salud derivados de la exposición a todo el rango de radiofrecuencias, incluyendo especialmente el de la 5G, y que los resultados de esta investigación estarían disponibles para mediados del año 2022 (OMS, 2020). Mientras se logra certeza acerca de los posibles efectos, este será un tema de interés científico, no solo desde el punto de vista de la salud pública, sino también respecto a los beneficios que implica su uso y el avance en las diferentes disciplinas a las que puede dar lugar. Por esta razón, las entidades y organismos asignados deben seguir regulando los valores límites de exposición y deberán mantener la vigilancia frente a las novedades que traiga la implementación de la 5G.

Finalmente, es importante resaltar que, respecto al plano normativo,cada país define los límites de exposición a los campos electromagnéticos. En Colombia ya se adoptaron los lineamientos establecidos internacionalmente por la ICNIRP, y desde 2005 se ha adelantado un trabajo normativo para poder regular la exposición. Actualmente, existe la Agencia Nacional del Espectro (ANE) la cual es una entidad colombiana que brinda atención al Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones en la planeación, atribución, vigilancia y control del espectro radioeléctrico en Colombia y comprende, dentro de sus funciones (en el marco de la Ley 1341 de 2009), la expedición de las normas relacionadas con el despliegue de antenas, las cuales contemplan, entre otras, la potencia máxima de operación o límites de exposición de las personas a campos electromagnéticos y las condiciones técnicas para cumplir dichos límites, Por otra parte, la ANE lidera el desarrollo de funciones de vigilancia y control en torno a los límites de exposición
a campos electromagnéticos y atiende las consultas de la comunidad relacionadas con el cumplimiento de los límites de exposición a campos electromagnéticos (ANE, 2019).

Referencias bibliográficas

  • ANE. (2019). Agencia Nacional del Espectro | Marco estratégico. https://www.ane.gov.co/Agencia/SitePages/MarcoEstrategico.aspx?p=1&d=8
  • Karipidis, K., Mate, R., Urban, D., Tinker, R., & Wood, A. (2021). 5G mobile networks and health—A state-of-the-science review of the research into low-level RF fields above 6 GHz. Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology, 31(4), 585-605. Scopus. https://doi.org/10.1038/s41370-021-00297-6
  • Kostoff, R. N., Heroux, P., Aschner, M., & Tsatsakis, A. (2020). Adverse health effects of 5G mobile networking technology under real-life conditions. Toxicology Letters, 323, 35-40. Scopus. https://doi.org/10.1016/j.toxlet.2020.01.020
  • Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, S. (2019). Plan 5G Colombia (p. 93). https://mintic.gov.co/micrositios/plan_5g//764/articles-162230_recurso_1.pdf
  • Myrtill Simkó, & Mats-Olof Mattsson, M.-O. (2019). 5G wireless communication and health effects—A pragmatic review based on available studies regarding 6 to 100 GHz. International Journal of Environmental Research and Public Health, 16(18). Scopus. https://doi.org/10.3390/ijerph16183406
  • OIT. (s. f.). Protección contra las radiaciones (Seguridad y salud en el trabajo). Recuperado 21 de octubre de 2021, de https://www.ilo.org/safework/areasofwork/radiation-protection/lang–es/index.htm
  • OMS. (s. f.). The International EMF Project. Recuperado 21 de octubre de 2021, de https://www.who.int/initiatives/the-international-emf-project
  • OMS. (2020, febrero). Radiation: 5G mobile networks and health. https://www.who.int/news-room/q-a-detail/radiation-5g-mobile-networks-and-health

Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 400 Noviembre – Diciembre 2021