Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Magíster en Salud Pública / Candidato a doctor en Ingeniería / Gerente técnico del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS).
Carlos Bermúdez / Ingeniero de Sistemas / Especialista en Dirección y Gerencia de Proyectos / Docente en Especialización y Pregrado de Gerencia de Proyectos, Gobierno TI, Negociación TI, Gestión de servicios TI y Calidad en desarrollo Tecnológico / Consultor en transformación digital, industria 4.0, innovación y nuevas tecnologías / Gerente de Tecnología e Informática del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS).
Los avances en ciencia y tecnología han hecho parte de la historia y evolución de la humanidad. La capacidad de dominar el fuego, la invención de la rueda, el desarrollo de la locomotora y, más tarde, la aparición del Internet sumado a un sinfín de avances logrados a través de las generaciones nos ha permitido visibilizar nuestra capacidad y nuestro potencial. No obstante, además de los grandes beneficios que nos presenta la tecnología y las posibilidades de aplicarlas en nuestra vida cotidiana, cada uno de estos desarrollos traen consigo nuevos peligros para los trabajadores y los usuarios.
Si se analiza desde la prehistoria, el dominio del fuego y la elaboración de las primeras herramientas pudo generar los primeros accidentes de trabajo: cortaduras, quemaduras y aplastamientos harían parte de las estadísticas de los principales accidentes sufridos por estos trabajadores.
Más adelante, la Primera Revolución Industrial provocó cambios en el mercado laboral con la invención de artefactos que sustituyeron algunas de las labores humanas. Por ejemplo, el trabajo manual fue reemplazado por una máquina de vapor, dejando de lado la dependencia del esfuerzo humano. Por su parte, la Segunda Revolución Industrial permitió la producción en masa utilizando energía eléctrica. Gracias a esto, la maquinaria fue cada vez menos voluminosa y funcionó más rápidamente (Badri et al., 2018; Min et al., 2019).
Los cambios provocados por estas dos revoluciones también transformaron los accidentes de trabajo y se empezó a evidenciar una mayor cantidad de enfermedades de origen laboral dadas las alteraciones en la forma de trabajar.
De hecho, hacia finales del siglo XIX, la exposición a productos químicos (polvos minerales, fibras, metales tóxicos), agentes biológicos (como el bacilo causante del ántrax), infecciones microbianas y radiaciones ionizantes estaba bien documentada. Lo mismo ocurría con respecto a la exposición a peligros físicos derivados de la utilización de maquinaria peligrosa, así como frente a los principales accidentes que tenían lugar en industrias como la minería, la marina mercante y las fábricas pequeñas y atestadas donde se registraban incendios y explosiones (Organización Internacional del Trabajo, 2019b).
Más adelante en el tiempo, la implementación de líneas de montaje motorizadas y el desarrollo de la electrónica permitió que la producción se volviera cada vez más automatizada y centrada en el rendimiento, dando origen a la Tercera Revolución Industrial.
Con la automatización surgieron oportunidades para optimizar los procesos de fabricación y mejorar la productividad a través del diseño de maquinaria más flexible, ergonómica y segura (Mesi, 2016, citado por Badri et al.,2018). Esta época también incorporó elementos de seguridad en las herramientas, equipos y máquinas, mientras que el desarrollo de la seguridad y la salud en el trabajo empezaba a evidenciar la importancia de la protección de los trabajadores, incorporando en las empresas los sistemas de gestión.
El World Economic Forum (2016) señaló que hoy se observa el comienzo de la Cuarta Revolución Industrial en la que resaltan avances en genética, inteligencia artificial, robótica, nanotecnología, impresión 3D y biotecnología, por nombrar solo algunas innovaciones que se están construyendo y amplificando entre sí. Estos elementos sentarán las bases para una revolución más completa y abarcadora que cualquier otra que hayamos visto. Los sistemas inteligentes (hogares, fábricas, granjas, redes o ciudades) ayudarán a abordar problemas que van desde la gestión de la cadena de suministro hasta el cambio climático.
Figura 1. Evolución de las revoluciones industriales
Se espera que los cambios demográficos y socioeconómicos tengan un impacto casi tan fuerte en los modelos comerciales y las estructuras organizativas como el cambio tecnológico. La aplicación de la tecnología ya ha generado cambios sobre cuándo y dónde se trabaja en prácticamente todas las industrias ya que los lugares de trabajo de la era industrial dan paso a las prácticas laborales de la era digital, incluido el trabajo a distancia, el trabajo flexible y el trabajo a pedido (World Economic Forum, 2016).
Se trata de una oportunidad de cambio y de repensar las dinámicas laborales. No en vano, la Organización Internacional del Trabajo (2019a) ha invitado a aprovechar el contexto actual para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial y mucho más.
Finalmente, es importante considerar la velocidad de los cambios y la rapidez con la que, cada vez más, logramos integrarlos en nuestra vida cotidiana. De hecho, hay que considerar que, en promedio, las transformaciones entre la primera, la segunda y la tercera revolución industrial tardaron en ocurrir más de 90 años. Sin embargo, hoy, en medio de la cuarta revolución, las alteraciones apenas han tardado 52 años. Esto impulsaría, incluso, una quinta revolución industrial, que podría no dar el tiempo suficiente para identificar y analizar los efectos y consecuencias de los cambios sobre la seguridad y la salud de los trabajadores.
Retos y oportunidades de la industria 4.0
El Banco Interamericano de Desarrollo (Basco et al., 2018) realizó una caracterización de la industria 4.0, encontrando los siguientes aspectos como los más relevantes de esta revolución industrial y sobre los cuales se pueden centrar los principales retos y oportunidades:
- La revolución 4.0 genera una amalgama ciberfísica que todo lo conecta en tiempo real: máquina-máquina, máquina-producto, producto-personas.
- Las empresas se integran en redes y colaboran con otros actores del ecosistema estableciendo modelos predictivos a merced de altos niveles de automatización, digitalización y conectividad.
- La reinvención de la geografía productiva global tiene efectos aún inciertos sobre el comercio internacional.
- Modelos 360° de negocios des-intermediados: productos personalizados, productos-plataforma, productos inteligentes con incorporación de servicios, producción a demanda, respuesta inmediata, producción cercana a los centros de consumo, tiendas online, plataformas de innovación abierta.
- Management de la improvisación y de la innovación. En la transición “a ciegas” hacia la fábrica inteligente, las empresas gestionan sus actividades con altos niveles de incertidumbre; faltan capacidades
- para analizar los datos y para tomar decisiones en un contexto competitivo y cambiante.
La tecnología ligada a la cuarta revolución industrial muestra alternativas interesantes para la gestión de la seguridad de los trabajadores en la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades laborales.
- Desigualdad robótica tridimensional: crea, destruye y desplaza empleos. Crece la adopción de robots industriales, pero de forma concentrada en pocos países y en empresas de gran tamaño.
- Habilidades híbridas soft-hard. La digitalización y la intensidad tecnológica de los distintos sectores de la industria impactan sobre las habilidades demandadas a los trabajadores y sobre las remuneraciones que perciben.
- Plataformas colaborativas como espacio de los empleos del futuro. Nacen emprendedores y startups que se nutren del ecosistema de innovación para acelerar sus proyectos, ganar escala y posicionarse en el mercado.
- Retos multidimensionales y reinvención de modelos. La transformación digital desafía a todos los actores sociales en distintos planos.
- De las ventajas comparativas y competitivas a las ventajas innovativas. La Revolución 4.0 desafía particularmente a los países emergentes; desplaza la competitividad basada en costos salariales y ventajas naturales; revaloriza el ecosistema productivo y el capital humano.
- La adopción de las nuevas tecnologías está en la agenda de las empresas, pero aún permanece baja y con heterogeneidades según el tamaño de la empresa.
- Inmersión 4.0 a plurivelocidades. Los sectores más competitivos y exportadores muestran una mayor adopción de las tecnologías de la industria 4.0, aumentando la brecha de productividades respecto a los sectores no transables.
- A nivel global se observa una tendencia reciente de los gobiernos a desarrollar estrategias que promuevan la evolución hacia la Industria 4.0, aunque la mayoría de estas se reduce a la difusión y el acceso de las empresas a las TIC.
Así mismo, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (Velásquez et al., 2019) ha señalado algunos de los desafíos para la implementación de la Industria 4.0:
- Problemas de seguridad en las TIC.
- Fiabilidad y estabilidad necesarias para la comunicación crítica de máquina a máquina (M2M), incluida una latencia muy corta y estable.
- Necesidad de mantener la integridad de los procesos de producción y evitar cualquier problema de TIC, ya que causaría costosas interrupciones.
- Necesidad de proteger el conocimiento industrial (incluido también en los archivos de control para equipos de automatización industrial).
- Falta de habilidades adecuadas para acelerar la marcha hacia la cuarta revolución industrial.
- La amenaza de acciones repetitivas en los departamentos corporativos de TIC.
- Renuencia general al cambio por parte de los agentes involucrados.
- Pérdida de muchos trabajos en favor de procesos automáticos y procesos controlados por TIC, especialmente para la población trabajadora con menos educación.
Aspectos que se deberán tener en cuenta para afrontar la seguridad y salud en el trabajo en la cuarta revolución industrial
Las revoluciones son momentos de cambio y tienen siempre diferentes impulsores que son los que facilitan la transición en el cambio de paradigmas. Así mismo, estos deberán responder a los contextos actuales y necesidades específicas de la sociedad. Es así como el rol femenino, la mayor longevidad, los canales de acceso a la información y los mecanismos de participación han venido transformando los trabajos y la forma de gestionar la seguridad y la salud de los trabajadores.
En este sentido, se resalta que el papel y la importancia de las mujeres en la economía es cada vez mayor. Adicionalmente, la mujer está transformando la composición de los equipos de trabajo en las organizaciones, las formas de trabajar, los objetivos organizacionales y, por extensión, los perfiles de habilidades de los trabajos requeridos. También se espera que la longevidad y el envejecimiento de la población en las economías avanzadas, así como las oportunidades y desafíos que este fenómeno presenta tenga un impacto en los modelos comerciales y, por ende, en las necesidades de talento, además de cambiar la composición del grupo de habilidades, particularmente en la mayoría de las economías desarrolladas (World Economic Forum, 2016).
Al interior de las empresas empezamos a notar que el perfil generacional es una mezcla de personas que van desde los 18 años hasta más de 60, quienes han tenido experiencias de vida muy distintas y una formación tecnológica completamente diferente. Por lo tanto, la gestión de los aspectos de la seguridad y salud en el trabajo en industrias 4.0 deberá tener este factor en consideración. Algunos trabajadores tendrán que utilizar la tecnología para sus actividades. Por el contrario, otros van a generar resistencia al uso de los dispositivos electrónicos y tardarán más tiempo en aprender a operarlos.
Así mismo, como se mencionó anteriormente, cada uno de estos cambios industriales vienen acompañados de nuevos peligros. En todos los casos siempre será un trabajador, ya sea del área de innovación y desarrollo o un investigador del área de producción, el primer expuesto a los peligros emergentes de los nuevos desarrollos. En diferentes casos, los efectos potenciales de la exposición aún son desconocidos. Tal es el caso de las sustancias químicas sobre las cuales la Agencia Europea de Medio Ambiente (2017) señala que, “entre 1950 y 2000, el volumen de producción mundial de sustancias químicas se multiplicó por más de 50 y cada día se registran numerosas sustancias nuevas en todo el mundo. Esto aumenta la presión química global sobre el medio ambiente y las personas y, consecuentemente, el riesgo de daños”. Sin embargo, la velocidad con que se investigan estos efectos es muy inferior a la incorporación de nuevos productos al mercado.
Por otro lado, “la automatización puede mermar la capacidad de control y la autonomía de los trabajadores, así como la riqueza del contenido del trabajo, lo que daría lugar a la pérdida de calificaciones y a la disminución de la satisfacción de los trabajadores” (Organización Internacional del Trabajo, 2019a) sumándose esto a los factores de riesgo psicosocial en los lugares de trabajo.
La tecnología ligada a la cuarta revolución industrial muestra alternativas interesantes para la gestión de la seguridad de los trabajadores en la prevención de accidentes de trabajo y enfermedades laborales. Puede liberar a los trabajadores de jornadas laborales arduas, de la suciedad, la monotonía, el peligro y la penuria. A su vez, los robots colaborativos, o «cobots», pueden reducir el estrés relacionado con el trabajo y los potenciales accidentes laborales (Organización Internacional del Trabajo, 2019a). Entre tanto, la Inteligencia Artificial (IA) se utiliza a menudo para apoyar la seguridad y la salud de los trabajadores de manera distinta, por ejemplo, en el diagnóstico médico (IBM, 2016, citado por Organización Internacional del Trabajo, 2019b).
Figura 2. Pilares tecnológicos de la Industria 4.0.
El uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), potenciado por la pandemia de la COVID-19 y los confinamientos a los que se vieron abocados los gobiernos para prevenir el contagio del virus, ha producido un aumento de los trabajadores que se desempeñan remotamente y se han ampliado las medidas de trabajo con horario flexible. Estas prácticas pueden brindar nuevas oportunidades para las personas y las empresas, inclusive en relación con la seguridad y la salud. Así, por ejemplo, el teletrabajo reduce el tiempo y el estrés de los traslados, así como el riesgo de sufrir accidentes del trabajo, y puede contribuir a un mejor equilibrio entre la vida laboral y la vida personal (Organización Internacional del Trabajo, 2019b).
También se han desarrollado dispositivos inteligentes portátiles para controlar la fatiga de los trabajadores, detectar las caídas y controlar la calidad del aire. Para la muestra, el control de la fatiga a través de dispositivos portátiles y vinculado con el Internet de las Cosas (IoT) se ha desarrollado para detectar el cabeceo de los conductores de camión y de los operadores de maquinaria pesada (Financial Times, 2016; 2017). Así mismo, Ed-Doughmi et al. (2020) desarrollaron un modelo mediante el uso de una aplicación móvil que utiliza la cámara del teléfono para capturar una secuencia de fotogramas a una frecuencia de cinco fotogramas por segundo. A través del modelo de predicción de somnolencia, los cálculos se realizan en tiempo real; si el modelo predice la somnolencia, se ejecuta un mensaje visual y de audio en el teléfono del usuario.
En conclusión, a la hora de afrontar la seguridad y salud en el trabajo en las industrias 4.0 habrá que tener en consideración dos focos principales. Por un lado, el uso de la tecnología como herramienta que facilita la labor en SST mediante equipos y dispositivos que mejoran los niveles de seguridad. Por otro lado, los peligros emergentes que incorporan los nuevos trabajos y formas novedosas de producción. En ambos casos, los responsables de la seguridad y salud deberán comprender sus contextos, los aspectos demográficos de su población trabajadora y la necesidad de adquirir nuevas competencias que les permita entender la tecnología y ponerla al servicio de su labor.
Bibliografía
- Badri, A., Boudreau-Trudel, B., & Souissi, A. S. (2018). Occupational health and safety in the industry 4.0 era: A cause for major concern? Safety Science, 109(May), 403–411. https://doi. org/10.1016/j.ssci.2018.06.012
- Basco, A. I., Beliz, G., Coatz, D., & Garnero, P. (2018). Industria 4.0 Fabricando el futuro. Banco Interamericano de Desarrollo.
- Ed-Doughmi, Y., Idrissi, N., & Hbali, Y. (2020). Real-time system for driver fatigue detection based on a recurrent neuronal network. Journal of Imaging, 6(3). https://doi.org/10.3390/ jimaging6030008
- Min, J., Kim, Y., Lee, S., Jang, T. W., Kim, I., & Song, J. (2019). The Fourth Industrial Revolution and Its Impact on Occupational Health and Safety, Worker’s Compensation and Labor Conditions. Safety and Health at Work, 10(4), 400–408. https://doi.org/10.1016/j. shaw.2019.09.005
- Organización Internacional del Trabajo. (2019a). El informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo: trabajar para un futuro más prometedor. In Trabajo y Derecho (Primera Ed, Issue 51). https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—cabinet/documents/publication/wcms_662442.pdf
- Organización Internacional del Trabajo. (2019b). Seguridad y salud en el centro del futuro del trabajo. In Sistema de Gestion: Vol. Primera ed.
- Trier, X. (2017). Sustancias químicas en Europa: comprender sus efectos en la salud de las personas y el medio ambiente — Agencia Europea de Medio Ambiente. https://www.eea.europa.eu/es/articles/sustancias-quimicas-en-europa-comprender
- Velásquez, L., Alba, L., & Palencia, A. (2019). Aspectos básicos de la industria 4.0. Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
- World Economic Forum. (2016). The Future of Jobs. Employment, Skills and Workforce Strategy for the Fourth Industrial Revolution (Issue January). https://doi.org/10.23943/ princeton/9780691172811.003.0009
Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 400 Noviembre – Diciembre – 2020