Condiciones de Seguridad

La seguridad y la salud de los trabajadores: impulsoras de empresas eficientes, sostenibles y constructoras de equidad social

Por Jacqueline Mesa Sierra / Gerente técnica del CCS / Ingeniera forestal / Especialista en Gestión Medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo Cómo citar este artículo:Mesa, J. ( 2024). La seguridad y la salud de los trabajadores: impulsoras de empresas eficientes, sostenibles y constructoras de equidad social. Protección & Seguridad No. 413 (enero – febrero 2024) pag. 19- 21. https://ccs.org.co/portfolio/la-seguridad-y-la-salud-de-los-trabajadores/ Los recientes resultados del ‘Life Evaluation Index’, una encuesta realizada a nivel mundial¹ para medir la percepción de las personas con respecto a su vida actual y futura, indican que solo cerca de una cuarta parte de los encuestados consideran que están prosperando. Por el contrario, más de tres cuartas partes reporta estar experimentando dificultades o padeciendo algún tipo de sufrimiento. Así mismo, de acuerdo con las memorias de la 111ª Conferencia Anual de la OIT, una gran parte de las personas tienen la percepción de que algo entro de la sociedad es injusto, aspecto que aumenta aún más la posibilidad de encontrar fenómenos de inestabilidad social. Aquí es donde las organizaciones y empresas enfrentan un desafío real: la imperante necesidad de impulsar la prosperidad de las personas. Una prosperidad que incida directamente en el reconocimiento de los seres humanos desde sus circunstancias y condiciones individuales, que fomente la igualdad de oportunidades laborales y propicie condiciones adecuadas de trabajo. Esta sensación de prosperidad se debe manifestar, especialmente, a través de la actividad productiva, proporcionando a las personas la posibilidad de asegurar su bienestar económico y social, elevar su calidad de vida, reducir la desigualdad y promover la inclusión. En este sentido, el trabajo decente desempeña, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo – OIT (2023) el papel central en la promoción de la justicia social, ya que los ingresos provenientes del empleo constituyen la fuente principal de sustento para la mayoría de los hogares a nivel mundial. Por lo tanto, unas mejores condiciones de seguridad y de salud en el trabajo inciden directamente en el logro de una sociedad más equitativa, contribuyendo a la reducción de la inestabilidad social y el alcance de un desarrollo económico justo e inclusivo. Y es aquí donde las empresas sostenibles tienen un rol fundamental al diseñar y desarrollar modelos de negocio capaces de crear nuevas oportunidades, redistribuir el valor económico y potencializar el valor social en las comunidades en las que operan. En este contexto, la mejora de las condiciones laborales, la atención prioritaria a la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) y la identificación peligros y gestión proactiva de riesgos, se revelan como pilares cruciales que las empresas y organizaciones deben robustecer en su aspiración a la sostenibilidad. En términos generales, el bienestar de los trabajadores es el cimiento de una sociedad económicamente activa y productiva. Pero, además, representa un compromiso auténtico con el crecimiento empresarial sostenible enmarcado en los principios de equidad y justicia. Este enfoque contribuye a moldear una comunidad que aprecia no solo la prosperidad económica, sino también el progreso social. Por eso, al abordar la sostenibilidad dentro de las organizaciones, la salud de la población trabajadora emerge como un factor determinante no solo para la productividad empresarial, sino también para el desarrollo a nivel nacional. En primer lugar, un equipo de trabajo saludable es fundamental para garantizar una fuerza laboral productiva y comprometida. Los empleados que gozan de buena salud física y mental tienden a ser más eficientes, creativos y comprometidos en sus funciones y metas. Esto se traduce en una mejora directa de la productividad y la calidad del trabajo contribuyendo así, al éxito a largo plazo de la empresa y por ende, al aporte de esta a la economía nacional. En el ámbito nacional, la salud de la población trabajadora se convierte en un elemento clave para el desarrollo sostenible. Un país cuya fuerza laboral disfruta de buenas condiciones de salud experimenta menos interrupciones en la productividad, disminuye la carga en los sistemas de salud y fomenta la estabilidad económica. Además, la inversión en la salud de los trabajadores se evidencia en una sociedad más próspera, equitativa y resiliente, reduciendo las desigualdades y mejorando la calidad de vida de la población en general. Según estimaciones de la OIT, en la región de las Américas se presentaron de 2,9 millones de muertes por accidentes y enfermedades laborales y 402 millones de personas sufrieron lesiones laborales no mortales en 2022. Lo anterior significó pérdidas económicas por el orden del 5,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) de la región, es decir, un aproximado de 4 billones de dólares por año (OIT, 2023). Así mismo, estimaciones conjuntas realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la OIT refieren que al garantizar condiciones de trabajo adecuadas se puede reducir el absentismo por enfermedad laboral hasta en un 27 % y los costos de atención en salud de las empresas en un 26 % (WHO- ILO, 2021). Así las cosas, una organización que no priorice a los trabajadores y la mejora de sus condiciones como prioritarios dentro de sus grupos de interés y de sus estrategias, posiblemente, será una organización que carece de sentido. En un sistema interconectado y vivo, como lo es una organización, la desatención de su activo más importante —su capital humano—no solo conlleva consecuencias inmediatas, sino que también socava los cimientos mismos de la empresa y pone en riesgo la continuidad del negocio. En este tejido interdependiente, la exposición a peligros y no reducción de riesgos, la falta de garantías para desarrollar una actividad productiva en un ambiente sano y seguro y la desmotivación de los equipos de trabajo, actúan como agentes corrosivos, debilitando la cohesión interna y generando un entorno propenso a accidentes laborales, enfermedades y, en el peor de los casos, mortalidad laboral. Esto no solo mina su productividad y competitividad, sino también su capacidad para adaptarse, crecer y perdurar en un mundo empresarial cada vez más dinámico y preocupado por crear valor para la sociedad. En este contexto, invertir en el bienestar y desarrollo de

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Efectividad en la gestión de los programas de mantenimiento preventivo dentro del sistema de gestión de SSTA para las empresas contratistas RUC®

Efectividad en la gestión de los programas de mantenimiento preventivo dentro del sistema de gestión de SSTA para las empresas contratistas RUC®

Por Nasli Miranda Arandia / Ingeniera industrial / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Magíster en Sistemas Integrados de Gestión / Profesional de Servicios II del CCS / Auditor RUC®. La inadecuada administración de un programa de mantenimiento de equipos, instalaciones y herramientas puede conllevar a la materialización de accidentes o fallas con impacto negativo a las personas, la operación o el medio ambiente. La implementación de actividades de mantenimiento preventivo y predictivo busca asegurar la capacidad de funcionamiento de los recursos  disponibles en la organización, que pueden sufrir deterioro debido a las condiciones de almacenamiento, exposición, tiempo de uso o desarrollo de los propios procesos productivos. La Guía RUC® indica que “toda empresa contratista, en armonía con las disposiciones legales vigentes, debe demostrar la existencia por escrito de su programa de mantenimiento preventivo de instalaciones, redes eléctricas, equipos de emergencia y otros equipos pertinentes” (RUC, 2021). Así mismo, el Decreto 1072 de 2015, en su artículo 2.2.4.6.24, establece que el empleador debe realizar, dentro de las medidas preventivas, el mantenimiento de las instalaciones, equipos y herramientas de acuerdo con los informes de inspecciones y los manuales de uso (Ministerio de Trabajo, 2015). De igual forma, los estándares mínimos en Seguridad y Salud en el Trabajo definidos mediante la Resolución 0312 de 2019 solicitan la implementación de “mantenimientos periódicos de instalaciones, equipos, máquinas y herramientas de acuerdo con los manuales y/o las fi chas técnicas de los mismos” (Ministerio de Trabajo, 2019). En este artículo se presenta una revisión de las principales estrategias útiles para tener en cuenta en el proceso de implementación de los programas de mantenimiento preventivo, buscando generar herramientas de apoyo para los responsables de su administración y lograr un impacto positivo en el sistema de gestión en SSTA, propendiendo siempre por la prevención de accidentes. Mantenimiento: conjunto de las acciones técnicas, administrativas y gerenciales durante el ciclo de vida de un bien destinadas a mantenerlo o repararlo para ponerlo en un estado en el que pueda realizar las funciones requeridas (UNE, 2018). Los recursos técnicos, tecnológicos y físicos requieren la adopción de actividades que aseguren el buen estado y funcionamiento de estos para poder identificar las estrategias de intervención. A continuación, presentamos los principales tipos de mantenimiento que se pueden presentar: Figura 1. Tipos de Mantenimiento Fuente: elaboración propia.   El objetivo de la implementación de los programas de mantenimiento preventivo es, precisamente, prevenir la falla del recurso y evitar la necesidad de acudir a mantenimientos correctivos. El mantenimiento preventivo puede ser programado en periodos definidos, predeterminado acorde al tiempo o unidades de uso, o con base en la condición y el estado identificado a través de los procesos de verificación. También se utilizan estrategias de mantenimiento predictivo que, por medio de actividades de inspección, análisis y diagnóstico, buscan identificar la degradación o desgaste de un elemento de forma que sea reparado, modificado o cambiado preventivamente para evitar un fallo. Por su parte, un mantenimiento correctivo implica la interrupción no programada de un proceso o actividad, y/o la afectación por consecuencias que la falla pudiese haber generado, como los son las fugas, un mayor consumo de recursos naturales para su funcionamiento (agua, energía, combustible), el daño de materiales, materias primas o insumos, la generación de accidentes que afecten a las personas o al medio ambiente, la parada no programada en los procesos y los retraso en las líneas de producción o servicios, entre otros. Esto indica que un mantenimiento correctivo siempre representará pérdidas para la organización. Estrategias para considerar en la formulación de un programa de mantenimiento preventivo 1. Identificar los recursos El primer paso será identificar los equipos, la maquinaria, las herramientas, la infraestructura y los demás elementos sensibles de mantenimiento que utiliza o se ven involucrados durante el desarrollo de las actividades, como se evidencia en la siguiente gráfica: Figura 2. Recursos a incluir dentro del programa de mantenimiento Fuente: elaboración propia. 2. Determinar las recomendaciones propias para el adecuado funcionamiento de cada recurso Surtido el paso anterior, se deberán definir los criterios particulares que cada recurso debe cumplir para poder mantener un adecuado funcionamiento y trazabilidad en su vida útil, definiendo, entre otros, los siguientes elementos con base en las recomendaciones del fabricante y los criterios técnicos aplicables (figura 3): Figura 3: Criterios a considerar frente a los recursos incluidos dentro del programa de mantenimiento Fuente: elaboración propia. La identificación de criterios adecuados para la selección, uso y mantenimiento, permiten contar con una menor probabilidad de daño o fallas en el recurso. 3. Establecer la periodicidad y tipo de intervención preventiva Con base en las recomendaciones del fabricante y la vida útil del recurso, se requiere definir la periodicidad y el tipo de intervención a realizar. Un mantenimiento preventivo puede estar constituido por actividades de inspección, cambio de piezas, lubricación y limpieza de partes, pruebas de funcionamiento, entre otros, a intervalos predeterminados de tiempo o periodos regulares como horas de operación, kilómetros recorridos, toneladas producidas, ciclos ejecutados. La complejidad y detalles de las actividades de intervención preventiva dependerán del tipo de recurso (equipo, máquina, infraestructura o herramienta). Con los programas de mantenimiento preventivo se conserva un grado de incertidumbre frente a la potencial falla de un equipo. Aunque se procede bajo recomendaciones del fabricante, las condiciones de uso, almacenamiento u operación pueden ocasionar deterioros o desgastes ocasionando una falla no identificada de alguno de sus componentes. En estos casos, los mantenimientos predictivos generan un gran aporte preventivo a la organización. A su vez, el mantenimiento predictivo también puede ser parte del mantenimiento preventivo, y busca, a través de actividades de inspección, análisis y diagnóstico, identificar la degradación o desgaste de un elemento de forma que sea reparado, modificado o cambiado preventivamente para evitar un fallo. Los mantenimientos predictivos generan un gran aporte preventivo a la organización; también puede ser parte del mantenimiento preventivo La planificación de las actividades de mantenimiento preventivo y/o predictivo estarán en concordancia con las recomendaciones del fabricante y criterios técnicos aplicables al recurso a intervenir. La organización debe

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