Gestión de la Salud

La mujer trabajadora en estado de gestación, una oportunidad para mejorar la gestión de los riesgos ocupacionales

Por Luis  López Médico cirujano / Especialista en Salud Ocupacional / Magíster en Seguridad y Salud en el Trabajo con énfasis en Ergonomía Cómo citar este artículo: López L. ( 2024). La mujer trabajadora en estado de gestación, una oportunidad para mejorar la gestión de los riesgos ocupacionales. Protección & Seguridad No. 414 (marzo – abril 2024), ( 414), 56- 60. https://ccs.org.co/portfolio/mujer_trabajadora_estado_gestacion/ El trabajo es un reconocido determinante social de la salud (DSS) que permite a las personas mejorar su calidad de vida, sus ingresos económicos y el acceso a servicios sociales esenciales lo que impacta positivamente en su bienestar físico y mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los DSS como las circunstancias en las cuales las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen, así como el conjunto de fuerzas y sistemas (políticos, laborales, sociales y económicos) que influyen sobre la vida cotidiana (Urbina Fuentes & González Block, 2012). A pesar de la positiva influencia del trabajo en la salud, la existencia de contaminantes físicos, químicos y biológicos, así como las condiciones de carga física y mental presentes en todos los ambientes de trabajo conduce a circunstancias de exposición que pueden afectar la salud de los trabajadores. Esto adquiere especial importancia cuando la organización cuenta con trabajadoras en estado de embarazo ya que el feto es inmaduro y mucho más sensible a los riesgos ocupacionales (Marrero Santos et al., 2015). Esta particularidad insta a revisar la exposición de la mujer trabajadora a contaminantes y condiciones riesgosas que pueden repercutir en la salud de la diada madre-hijo. Los empleadores en Colombia están obligados a identificar los peligros, así como a evaluar y a controlar los riesgos ocupacionales presentes en los centros de trabajo (Decreto 1072 de 2015). Sin embargo, la evaluación específica de la exposición ocupacional en mujeres en estado de gestación no se encuentra en el marco jurídico mientras que los principios de la ética han limitado los estudios que abordan a las trabajadoras en esta condición (Sáenz et al., 2017). Sin duda esta particularidad representa un reto para las organizaciones, pero invita a crear Entornos Laborales Saludables (ELS) que incluyan la gestación en sus panoramas de exposición como una variable crucial. De esta forma, ante la notificación de una trabajadora en estado de embarazo, se deberán adoptar medidas de control de forma preventiva y no reactiva con el fin de iniciar su respectivo seguimiento y control por la ruta integral de atención materno-perinatal. Gestión de los riesgos ocupacionales en las trabajadoras gestantes Muchos peligros ocupacionales pueden afectar directamente el embarazo y causar teratogenicidad. Los teratógenos son agentes que causan alteraciones irreversibles en el crecimiento, la estructura o la función del embrión o el feto en desarrollo (Morgan-Ortiz et al., 2016). El daño que causan los contaminantes físicos y químicos durante la gestación es bastante conocido: teratogenicidad por exposición a radiaciones ionizantes y sustancias químicas, hipoacusia fetal y materna por ruido y amenaza de aborto por vibraciones de cuerpo entero son algunos ejemplos de peligros ocupacionales lesivos en el embarazo (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo [INSHT], 2011). Los contaminantes biológicos también pueden afectar la gestación. A este grupo pertenecen el citomegalovirus, la varicela y el virus de la hepatitis B presentes en el sector salud, así como el toxoplasma gondii, agente causal de la toxoplasmosis, que afecta a quienes laboran en el sector veterinario, ganadero y agrícola. Sin embargo, hay otros peligros para esta población trabajadora específica que se encuentran subestimados en las organizaciones. Tal es el caso de las condiciones de seguridad (superficies, impactos, caídas, desnivel, herramientas), la carga física (manipulación de cargas, esfuerzo físico, postura prolongada, movimientos repetitivos) y la carga mental (trabajo nocturno, horas extras, estrés laboral). Por ejemplo, las mujeres que trabajan prolongadamente de pie y aquellas que se desempeñan en turnos nocturnos, tienen mayor riesgo de tener hijos con bajo peso al nacer (inferior a 2500 gramos) y partos prematuros (antes de las 37 semanas de gestación) (Martínez et al., 2017). Es fundamental que el profesional de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) que realice la evaluación de los riesgos ocupacionales en la empresa tenga en cuenta que los riesgos pueden ser mayores en las mujeres embarazadas y decida la implementación de controles dirigidos a esta población. En este sentido, cuando las organizaciones tienen trabajadoras en estado de embarazo, la gestión de los riesgos ocupacionales requiere la participación de varias disciplinas (profesionales en SST, ergónomos, psicólogos, médicos obstetras, médicos ocupacionales, entre otros) que articulen conocimientos según el área de experticia para desarrollar estrategias efectivas de gestión de los riesgos para el embarazo y garantizar que la mujer gestante trabaje en condiciones de seguridad. Además, se recomienda la participación de los diferentes niveles jerárquicos de la organización (supervisores, mandos medios y gerentes) para facilitar la adopción de estas medidas que protegen el embarazo. A continuación, se recomienda una secuencia de acciones para la gestión de riesgos ocupacionales en el contexto de trabajadoras gestantes (ver figura 1): 1. Individualizar los casos. Cada mujer embarazada tiene características particulares de salud y cada cargo tiene particularidades de exposición, razón por la cual la toma de decisiones sobre el manejo de la gestante no debe seguir un protocolo estandarizado aplicable a todas las trabajadoras en dicha condición, sino un conjunto de medidas que respondan a la realidad ocupacional de cada caso. 2. Evaluar los puestos de trabajo donde se emplean mujeres en edad fértil y en estado de embarazo. La notificación del estado de gestación debe desencadenar una serie de acciones que comienzan en los controles duros de la exposición, como la eliminación/sustitución del riesgo para la salud materno-perinatal (reemplazo de sustancias químicas teratógenas) o la ejecución de controles de ingeniería (aislamiento de fuentes de radiación o ruido, sistemas de ventilación según el riesgo químico e implementación de cabinas de seguridad biológica). Además, el empleador debe adoptar controles administrativos para disminuir la exposición (como el ajuste del tiempo de trabajo al eliminar horas extras e implementar rotación de tareas o de personal).

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¿Cómo saber si es víctima de acoso laboral?

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) ( 2024). ¿Cómo saber si es víctima deacoso laboral?. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 51, pág. 34- 37. https://ccs.org.co/portfolio/como-saber-si-es-victima-de-acoso-laboral/ Llamados de atención desproporcionados y humillantes, despidos injustificados, asignación excesiva de trabajo, intimidación, invasión de la privacidad… la lista de conductas lesivas de superiores hacia subordinados o entre pares en los ambientes de trabajo puede ser extensa. No obstante, hoy por hoy, la población trabajadora tiene una mayor conciencia de sus derechos laborales, de la gestión de la carga mental, los aspectos psicosociales y del cuidado de su salud mental. El abordaje de hechos que vulneren su bienestar adquiere, cada vez, una mayor atención. Por eso, no es casualidad que las denuncias sobre presuntos casos de acoso laboral estén a la orden del día y ocupen los titulares de los principales medios de comunicación. Pero ¿cómo saber si una determinada conducta en el entorno laboral puede ser tipificada como tal?, ¿cómo establecer el límite entre el ejercicio de la autoridad y el hostigamiento? Para salir de dudas, es preciso remitirse a la definición de acoso laboral. En Colombia, la Ley 1010 de 2006 indica que es “toda conducta persistente y demostrable, ejercida sobre un empleado o trabajador por parte de un empleador, un jefe, un superior jerárquico inmediato o mediato, un compañero de trabajo o un subalterno, que está encaminada a infundir miedo, intimidación, terror y angustia, a causar perjuicio laboral, generar desmotivación en el trabajo o inducir la renuncia del mismo” (Congreso de la República, 2006). Por su parte, en 2011 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) definió el acoso laboral como la acción verbal o psicológica de índole sistemática, repetida o persistente por la que, en el lugar de trabajo o en conexión con el mismo, una persona o un grupo de personas hiere a una víctima, la humilla, ofende o amedrenta. Partiendo de estas definiciones, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) se dio a la tarea de establecer cuáles son esas conductas que hacen parte del universo del acoso laboral y cuáles se inscriben en el ámbito del cumplimiento de obligaciones en la relación contractual. “Es importante tener claro que toda relación laboral implica el cumplimiento de derechos y deberes; así mismo, involucra exigencias técnicas, requerimientos de eficiencia, peticiones de colaboración que siempre deberán estar justificados, fundados en criterios objetivos y no discriminatorios”, señala Lizeth Pérez, magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo y ex líder técnica del CCS. Modalidades de acoso laboral Según una investigación desarrollada por Pérez (2022) y publicada en la revista Protección & Seguridad del CCS, el acoso laboral puede darse, entre otras, bajo las siguientes modalidades establecidas también en la Ley 1010 de 2006: Entonces, ¿qué no es acoso laboral? Es crucial saber distinguir entre el ejercicio de la autoridad y la exigencia del cumplimiento contractual de las situaciones de acoso para evitar malentendidos y, así, fomentar relaciones laborales basadas en el respeto y la cooperación. No todo conflicto, seguimiento a la ejecución de labores o llamado de atención se clasifica como acoso laboral mientras se desarrollen en el marco de la supervisión legítima y las decisiones de gestión objetivas. Las siguientes son acciones que no constituyen acoso laboral de acuerdo con lo descrito por Pérez (2022) con base en lo establecido por el artículo 8 de la Ley 1010 del 2006: ¿Qué hacer en caso de ser víctima de acoso laboral? El acoso laboral es un fenómeno, que abarca diversas manifestaciones perjudiciales e impacta no solo la salud emocional de las personas afectadas, sino también la eficiencia y la moral en el entorno laboral. De ahí su importancia de reconocerlo y actuar a tiempo para gestionar la situación y ponerle fin. Para ello, el Ministerio de Justicia ofrece una “ruta de actuación” con las alternativas que tienen las víctimas, ruta que tiene los siguientes pasos: Paso 1. Acudir al comité de convivencia laboral de la empresa u organización donde trabaja o al inspector del trabajo del lugar de domicilio para poner en conocimiento la situación y aportar las pruebas que se tengan. Paso 2. El comité de convivencia o la autoridad correspondiente deberá darle un tratamiento confidencial a la queja. En el proceso de investigación del caso, procederán a citar y escuchar a las partes involucradas, y de ser posible, buscarán acuerdos que incluyen la formulación de un plan de mejoramiento para reconstruir la convivencia laboral. Paso 3. Si el comité de convivencia no dio solución al problema o pese a los acuerdos establecidos la situación se sigue presentando, la víctima podrá acudir ante el inspector de trabajo, a quien se deberá presentar una copia de la solicitud o queja enviada al comité de convivencia de la empresa. En caso de que el municipio o ciudad no cuente con Inspección de Trabajo, la víctima podrá acudir a la inspección de policía o Defensoría del Pueblo para poner en conocimiento la situación. A falta de las anteriores autoridades, podrá acudir al personero municipal. “En tal sentido, el Ministerio del Trabajo, a través de sus inspectores, al recibir la denuncia, conminará preventivamente al empleador para que ponga en marcha los procedimientos confidenciales y programe actividades pedagógicas o terapias grupales de mejoramiento de las relaciones entre quienes comparten una relación laboral dentro de una empresa”, indica esa cartera en su página web (MinTrabajo, 2022). Ahora bien, si la víctima desea ser reparada por los daños causados o exige que se castigue al infractor mediante una multa o sanción penal, podrá presentar una demanda ante un juez laboral o civil o ante un juzgado de pequeñas causas. Identificar y denunciar a tiempo situaciones de acoso laboral es esencial para preservar la integridad emocional de los trabajadores. La pronta identificación de comportamientos inapropiados permite implementar medidas preventivas y correctivas, evitando que el acoso persista y se intensifique. Además, denunciar a tiempo contribuye a crear un entorno laboral más seguro y respetuoso, promoviendo

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Trabajadores al aire libre, los más afectados por las altas temperaturas

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad. Cómo citar este artículo:Salamanca, V. ( 2024). Trabajadores al aire libre, los más afectados por las altas temperaturas. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 52, pág. 26- 30. El 22 de abril de 2024, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó un informe en el que revela que el calor excesivo y la radiación ultravioleta son algunos de los efectos del cambio climático que tienen un gran impacto sobre la Salud y la Seguridad en el Trabajo (SST). El estudio llega en un momento en que las oleadas de calor se han intensificado. Para la muestra, el 2023 fue, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el año más cálido jamás registrado en la historia con un promedio anual de 1,45 °C de temperatura, lo que indica que la humanidad continúa acercándose rápidamente al umbral crítico de 1,5 °C establecido por el Acuerdo de París. Como si fuera poco, recientemente la ONU advirtió que existe una «alta probabilidad» de que en 2024 también se registren temperaturas récord que pondrán cada vez más en riesgo la fuerza laboral de los países (como se citó en France 24). De hecho, la OIT (2024) señala que, cada año, al menos 2410 millones de trabajadores se ven expuestos al calor excesivo en el trabajo y unos 1600 millones a la radiación ultravioleta.En este último caso, el organismo advierte que los trabajadores al aire libre reciben entre dos y tres veces mayor radiación que quienes se desempeñan en interiores e, incluso, dosis diarias cinco veces superiores a los límites recomendados internacionalmente. “La OIT señala que, cada año, al menos 2410 millones de trabajadores se ven expuestos al calor excesivo en el trabajo y unos 1600 millones a la radiación ultravioleta». Aquellas personas que corren un mayor riesgo son quienes se desempeñan en trabajos físicamente exigentes como lo son las labores de la agricultura, la ganadería, la pesca, la construcción, la recolección de residuos, las reparaciones de infraestructura, el transporte, el turismo, los deportes y la gestión ambiental (por ejemplo, guardaparques e ingenieros ambientales). El listado de los efectos que el aumento de las temperaturas genera en la salud, según la OIT, es extenso: estrés térmico, insolación, agotamiento por calor, calambres, sarpullido, enfermedad cardiovascular, lesión renal aguda, enfermedad renal crónica y lesiones físicas, entre otros. Y es que según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), el estrés térmico y el cansancio pueden reducir el nivel de atención, la productividad y la capacidad laboral “lo que conduce a errores en la seguridad y aumenta el riesgo de sufrir lesiones”. El impacto de este fenómeno es tal que, cada año, se registran 22,85 millones de accidentes profesionales y 18.970 fallecimientos atribuibles al calor excesivo en el trabajo.} De otro lado, producto de la radiación, los trabajadores al aire libre pueden sufrir “quemaduras solares, ampollas en la piel, lesiones oculares agudas, debilitamiento del sistema inmunitario, cataratas, degeneración macular y cáncer de piel, entre otros”, advierte la OIT. Incluso, con relación a este último efecto se han presentado cerca de 19 mil muertes relacionadas con el trabajo solo por cáncer de piel no melanoma (Pega et al. 2023, citado por OIT). Pérdidas en la productividad El calor excesivo no solo pone en riesgo la salud, sino que también afecta la productividad de los trabajadores. En 2019 un informe titulado ‘Trabajar en un planeta más caliente’ la OIT advertía que la capacidad laboral “disminuye cuando la temperatura supera los 24 a 26 °C, mientras que, al alcanzar los 33 o 34 °C, con una intensidad de trabajo moderada, lostrabajadores pierden un 50 por ciento de su capacidad”. Por ende, el organismo estima que, para 2030, se habrá perdido un 2,2 % del total de horas de trabajo en todo el mundo. “Si pensamos que las tareas agrícolas y de construcción se realizan a pleno sol, en 2030 la pérdida prevista de horas de trabajo en todo el mundo aumentará a un 3,8 %, el equivalente a 136 millones de puestos de trabajo”, añade la OIT. En otras palabras, para ese año, alrededor del 60 % de la reducción prevista de las horas de trabajo como consecuencia del estrés térmico se concentrará en este sector. Por ello, no resulta extraño que los trabajadores del sector agropecuario estén entre los más perjudicados, especialmente, en países donde los índices de precarización laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia son más elevados. “Los grupos y comunidades vulnerables de la población, incluidos los pueblos indígenas y tribales que dependenpara su sustento de la agricultura o de los medios de vida del litoral, tienen mayor riesgo de sufrir las consecuencias adversas del aumento de temperaturas”, indica el informe., A lo anterior se suma el hecho de que el estrés térmico es un factor que obliga a los trabajadores agrícolas a abandonar las zonas rurales no solo por la pérdida de productividady degradación de los suelos, producto de las intensas sequías, sino por el empeoramiento de sus condiciones de trabajo. “No resulta extraño que los trabajadores del sector agropecuario estén entre los más perjudicados, especialmente, en países donde los índices de precarización laboral, empleo informal y agricultura de subsistencia son más elevados». Recomendaciones para “lidiar” con las altas temperaturas en labores al aire libre Para evitar golpes de calor y otro tipo de efectos adversos para la salud producidos por las altas temperaturas, los empleadores, los supervisores de campo y los trabajadores al aire libre deben tener en cuenta las siguientes medidas proporcionadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y por el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS): “Las operaciones, tareas, turnos y condiciones de trabajo se deben planificar considerando los aumentos de temperatura para reducir la exposición de los trabajadores al calor”. Las consecuencias del calentamiento global sobre la seguridad laboral son evidentes. Poner en práctica estas medidas contribuirá a proteger la vida de los trabajadores

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Entornos de trabajo saludables y sostenibles: retos y oportunidades

Por Johan Andrés García Meneses / Líder técnico del CCS / Ingeniero químico / Magíster en Ingeniería Química Cómo citar este artículo:García, J. ( 2024). Entornos de trabajo saludables y sostenibles: retos y oportunidades. Protección & Seguridad No. 413 (enero – febrero 2024), pág. 35- 39. https://ccs.org.co/publicaciones/proteccion_seguridad/6/413/creando-valor-sostenible La seguridad y la salud son aspectos fundamentales en cualquier entorno laboral. Por eso, comprender los riesgos asociados a los puestos de trabajo es esencial para garantizar un ambiente ocupacional saludable. Los riesgos que representan amenazas para la seguridad física de los trabajadores son variados y abarcan diversas categorías. Por ejemplo, están los peligros mecánicos asociados al uso de maquinaria, los riesgos eléctricos y los riesgos de caída de alturas. No obstante, pese a que suelen estar asociados a la seguridad laboral, los factores físicos no siempre son los únicos que inciden en el bienestar de los trabajadores. Otro tipo de riesgos, como los psicosociales, llegan a tener un impacto significativo tanto en la seguridad física como en la salud mental y el bienestar general. Muestra de ello es la carga laboral excesiva, estrechamente vinculada con accidentes de trabajadores jóvenes (Función Pública, s.f.). Además, los riesgos de este tipo pueden derivar en problemas como trastornos de sueño, automedicación, consumo excesivo de alcohol y sentimientos de depresión, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, intolerancia y enojo. Y, si bien la eliminación de peligros en el entorno laboral contribuye a la protección de la salud y a la prevención de enfermedades, esto no garantiza el bienestar de los trabajadores. La salud de un empleado también se ve influida por sus hábitos personales. De ahí la importancia de abordar tanto los factores ambientales como los individuales para promover un entorno laboral seguro y saludable, propósito que ha surtido una evolución en el tiempo. Anteriormente, el enfoque se centraba en prevenir accidentes laborales y mantener la infraestructura física en condiciones óptimas. No obstante, en la actualidad este concepto se ha ampliado para abarcar aspectos como la promoción de estilos de vida saludables, la prevención de enfermedades y accidentes, la organización del trabajo, el ambiente laboral y la gestión del estrés (Caroca Marchant, s.f.). Además, se ha reconocido la importancia de considerar factores externos al entorno laboral que puedan influir en la salud de los trabajadores. Un cambio que refleja una comprensión más integral y holística de la salud y de la seguridad laboral. ¿Qué es un entorno laboral seguro y saludable? Un entorno de trabajo saludable debe proporcionar un ambiente accesible en el que se entiendan las capacidades y habilidades de cada persona, donde se minimicen las diferencias o dificultades y se otorguen herramientas tanto para la promoción de la salud, como para la prevención de enfermedades (Secretaría de Salud de México, 2022). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), un entorno laboral saludable es “aquel en el que los trabajadores y jefes colaboran en un proceso de mejora continua para promover y proteger la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores, así como la sustentabilidad del ambiente de trabajo” (WHO, 2010). Lo anterior, enmarcado en los siguientes indicadores: En cuanto a la normatividad colombiana, el Ministerio de Salud define que un entorno laboral saludable es aquel centro de trabajo en el que las condiciones del mismo están dirigidas a lograr el bienestar de los trabajadores, no solo en el sentido de crear un buen ambiente físico, sino de que existan buenas relaciones personales, organización adecuada de las tareas y procesos, salud emocional y promoción del bienestar familiar y social de los trabajadores a través de la protección de riesgos, estimulando su autoestima y el control de su propia salud y del espacio en el que están inmersos (Ministerio de Salud, 2016). Este Ministerio establece los siguientes principios fundamentales en la promoción de la salud en los lugares de trabajo los cuales hacen parte de las políticas y actividades que el empleador debe tener en cuenta favoreciendo la productividad y competitividad de las organizaciones. Este último punto contribuye al alcance de los compromiso adquiridos por los países en cuanto al cumplimiento de la Agenda 2030 enmarcada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de las Naciones Unidas en 2015, así como las metas de descarbonización definidas en el Acuerdo de París. En ambos ámbitos, se insta a las organizaciones a incorporar, según corresponda, las consideraciones aplicables a los entornos laborales en las hojas de ruta definidas para tales propósitos. ¿Cómo incluir la sostenibilidad en los entornos de trabajo? El bienestar y la sostenibilidad se han convertido en aspectos fundamentales a la hora de diseñar los espacios de trabajo contemporáneos, reflejando así un mayor grado de conciencia de la interconexión entre la responsabilidad ambiental y el bienestar de los trabajadores. Existen diversas formas de incluir la sostenibilidad en el diseño y mantenimiento de dichos espacios como las que se describen a continuación: Eficiencia energética y productividad. La optimización en el uso de la energía constituye un elemento esencial en el diseño sostenible de los nuevos entornos laborales. Al aprovechar mejor la entrada de luz natural, reducir la dependencia de la iluminación artificial y emplear colores claros y superficies reflectantes, se logran reducciones en el consumo de energía con su consecuente impacto positivo en el medio ambiente— al mismo tiempo que contribuye a mejorar la productividad y el bienestar de los empleados gracias a la creación de ambientes más luminosos y acogedores (Corporate Wellness, 2023). Incorporación de materiales de construcción y mobiliario sostenibles. Estos elementos desempeñan un papel esencial en el desarrollo de espacios de trabajo social y ambientalmente responsables. La procedencia de los materiales debe reflejar un compromiso con la promoción de prácticas empresariales éticas. La preferencia por fuentes locales para materiales y productos no solo respalda las prácticas de sostenibilidad, sino que también contri buye a la reducción de la huella de carbono. Entre los materiales respetuosos con el medio ambiente se encuentran las pinturas ecológicas, adoquines y cementos sostenibles, maderas de fuentes certificadas con cero deforestación y otros provenientes

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Reintegro laboral, hacia la reconstrucción de la dignidad laboral. Una mirada más allá del deber normativo

Por Gerencia técnica del CCS. El reintegro laboral es un proceso fundamental que busca restaurar los derechos y la estabilidad de aquellos trabajadores afectados por situaciones adversas, con especial enfoque en aquellos siniestros relacionados con las condiciones de trabajo (tanto accidentes como enfermedades laborales) y, de esta forma, evitar el despido injustificado, la discriminación o la violación de sus garantías laborales. En Colombia, este tema cobra especial relevancia debido a la creciente necesidad de garantizar condiciones justas y equitativas en el entorno laboral, así como fomentar ambientes de trabajo seguros, sanos y con bienestar que contribuyan a la gestión sostenible en las organizaciones. En ese sentido, se busca que las acciones estén encaminadas a contribuir al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 8 “lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos los trabajadores, incluidas las personas con discapacidad” tal como lo plantea la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Según cifras e indicadores de riesgos laborales reportados por el Ministerio de Salud y Protección Social, desde el 2019 y hasta mayo de 2024, más de 81 mil trabajadores han presentado una incapacidad parcial permanente (IPP) derivada de un siniestro laboral lo que ha dado origen a una pérdida de capacidad laboral de entre el 5 % y el 50 %. A su vez, más de 2500 incidentes se han presentado generando como consecuencia una pérdida de capacidad laboral que supera el 50 % y por lo cual se ha otorgado una pensión de invalidez. Puntualmente, tan solo en 2023 se determinaron 15.833 IPP, un 10,5 % más que las del año anterior. De esta cifra, el 62,6 % correspondieron a IPP derivadas de accidentes de trabajo (AT) y el 37,4% restante fueron originadas por enfermedades laborales (EL). Adicionalmente, para ese mismo año, 471 trabajadores fueron calificados para una pensión de invalidez donde el 80,9 % de los casos se debió a un accidente de trabajo y el 19,1 % restante a enfermedades de origen ocupacional. Esta cifra se ubicó un 4,2 % por encima de lo reportado en 2022. De otro lado, el análisis evidencia que el sector que presentó el mayor número de incapacidades parciales permanentes durante el 2023 fue el de ‘Industrias manufactureras’, con 3397 IPP, equivalente al 21,5 % de los casos. Le siguen los sectores de ‘Construcción’ (1692 IPP) y ‘Comercio al por mayor y al por menor’ (1422 IPP), con una participación del 10,7 % y 9,0 %, respectivamente. Con relación a las pensiones de invalidez, los sectores con mayores registros fueron ‘Construcción’ (18,0 %), ‘Industrias Manufactureras’ (14,9 %) y ‘Transporte y Almacenamiento’ (10,0 %). Por distribución geográfica, las IPP se ubicaron principalmente en Bogotá D.C. (27,3 %), Antioquia (20,4 %) y Valle del Cauca (12,9 %), comportamiento similar al presentado para las pensiones de invalidez donde estos departamentos tuvieron las siguientes participaciones: Bogotá D.C. (23,4 %), Antioquia (18,9 %) y Valle del Cauca (11,5 %). Reintegro laboral, clave ¿Qué pasa, entonces, con los trabajadores que se ven afectados por una incapacidad parcial permanente (IPP)? De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el reintegro laboral es el “proceso por el cual una persona logra compensar en el mayor grado posible las habilidades y destrezas afectadas por una condición de discapacidad que repercute directamente en su desempeño ocupacional”, el cual debe considerar las necesidades del trabajador, de la empresa y de la sociedad en general. De igual manera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al reintegro laboral como el “proceso de facilitar que una persona con discapacidad recupere su estado de salud y capacidad de trabajar”. Por su parte, para efectuar el reintegro laboral (definido como reincorporación laboral) el marco normativo colombiano señala, a través de la Resolución 3050 de 2022, que “al terminar el período de incapacidad temporal, los empleadores están obligados a ubicarlo en el cargo que desempeñaba o a reubicarlo en cualquier otro, de la misma categoría, para el cual esté capacitado”. Para lograrlo, es necesaria una etapa fundamental previa: la rehabilitación integral. En esta fase se debe garantizar el mejoramiento de la calidad de vida del trabajador y de sus condiciones de salud por medio de una rehabilitación funcional para recuperar, mantener y potencializar las capacidades físicas, sensoriales, intelectuales, cognitivas, psíquicas y/o sociales. Así mismo, se debe garantizar la inclusión de los trabajadores mediante una rehabilitación laboral, ocupacional, social y familiar, a través de procesos terapéuticos, educativos y formativos. La rehabilitación integral y la reincorporación laboral son procesos que, más allá de los aspectos legales y administrativos de la organización, tienen un impacto en la calidad de vida de los afectados puesto que desarrollan acciones de forma simultánea desde tres aristas: (1) la promoción de la salud y la prevención de limitaciones físicas y mentales, (2) el desarrollo, recuperación y mantenimiento funcional, y (3) la integración social y ocupacional, donde se promueve la inclusión y la igualdad de oportunidades. Todo lo anterior, fomenta la dignidad y el valor humano, reduce la estigmatización asociada a enfermedades y discapacidades e incentiva la cohesión social y la prevención de la exclusión social. Bajo este enfoque, las empresas que diseñan sus programas de rehabilitación y reincorporación laboral de forma adecuada e integral tienen la capacidad de alcanzar la resiliencia organizacional, la retención del talento humano y la diversidad e inclusión ayudan a alcanzar niveles de madurez cada vez mayores en el Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST), reduciendo el riesgo de reincidencia de los eventos al implementar políticas y prácticas destinadas a proteger a los trabajadores y promover ambientes de trabajos seguros, minimizando el impacto en los equipos de trabajo y los costos asociados. En este contexto, el CCS insta a las organizaciones a establecer programas de reincorporación laboral integrales, una apuesta que no solo debe abordar desde el cumplimiento normativo, sino también desde la oportunidad de mejora continua de las condiciones laborales y la generación de entornos de trabajo cada vez más seguros, saludables y de calidad que propendan por el

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Riesgos emergentes y desafíos en SST: nuevas tecnologías e impacto en la salud mental

Este contenido es la tercera parte de una serie de tres artículos en los que se exponen los cinco riesgos emergentes más críticos para las organizaciones e industrias, y presenta algunas recomendaciones para abordarlos. El Consejo Colombiano de Seguridad – CCS, en conmemoración del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, presenta estos desafíos. Riesgos psicosociales derivados del uso de tecnologías 4.0 La llegada de nuevos avances tecnológicos, como la inteligencia artificial (IA), la robótica, el big data, el internet de las cosas (IoT) y la realidad aumentada, entre otros, ha revolucionado los procesos industriales y comerciales. Si bien estas innovaciones ofrecen numerosas ventajas como la eficiencia operativa y la reducción de costos, también introducen riesgos potenciales para la seguridad y salud de los trabajadores. Por ende, surgen cuestionamientos frente a la transformación de las relaciones humanas, la interacción hombre-máquina, la desconexión laboral y el bienestar integral de la fuerza laboral. Se debe considerar que los procesos de digitalización y automatización asociados a estas tecnologías están influyendo drásticamente en la transformación de puestos de trabajo al tiempo que exacerban peligros psicosociales. Efectos como la ansiedad, el (tecno)estrés, la sobrecarga de información, la destrucción de puestos de trabajo, la despersonalización y la falta de control o habilidad para adaptarse a los cambios tecnológicos que derivan en tecnofobia o tecnoadicción son parte del nuevo escenario que impacta en la salud mental de los trabajadores. A ello se suman los cambios en la naturaleza del trabajo como el aumento del trabajo remoto y el teletrabajo, que plantea nuevos desafíos para la gestión de la SST. La falta de supervisión directa y la separación física de los equipos de trabajo pueden aumentar la probabilidad de accidentes laborales y problemas psicosociales. En el Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST) se vuelve prioritario identificar peligros y evaluar riesgos, con especial atención en contrarrestar situaciones relacionadas con el riesgo psicosocial. En este sentido, urge la implementación de políticas que contemplen el derecho a la desconexión laboral, la capacitación en el uso y adaptación, la transición laboral justa y un liderazgo efectivo que apoye a los trabajadores en los procesos de integración de las nuevas tecnologías. De otro lado, se requiere aprovechar el potencial tecnológico para reducir o eliminar riesgos laborales producto de la ejecución de tareas repetitivas y peligrosas que pueden ser realizadas por cobots, la mayor disponibilidad de datos para tomar decisiones, la reducción de incidentes como consecuencia de mantenimientos predictivos y el desarrollo de dispositivos de protección personal inteligentes, capaces de identificar situaciones de riesgo y emitir alertas. Un llamado a la acción Como se evidencia, los diversos riesgos emergentes que han surgido tras las dinámicas climáticas, económicas, tecnológicas y de salubridad son indispensables de abordar y gestionar desde cada una de las empresas, con el fin de lograr organizaciones resilientes, decentes y sostenibles, que velan por la garantía de trabajos seguros, saludables y de bienestar para cada uno de sus actores. En las siguientes dos series encontrarás los riesgos emergentes relacionados con cambio climático, riesgo de desastres y nuevos productos químicos y amenazas biológicas. Lee la primera parte del artículo: Riesgos emergentes y desafíos en SST: cambio climático, riesgo de desastres y transición energética. Lee la segunda parte del artículo: Riesgos emergentes y desafíos en SST: nuevos productos químicos y amenazas biológicas.

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Las Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) se presentan con mayor frecuencia en la población laboralmente activa

Bogotá, 8 de febrero de 2024. El Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) hace un llamado acerca de la importancia de prevenir el contagio y transmisión de las enfermedades respiratorias agudas (ERA) e infecciones respiratorias agudas (IRA). A pesar de que próximamente se cumplirá un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró, en marzo de 2023, el fin de la pandemia por la COVID-19, este organismo ha insistido en la necesidad de protegerse y no bajar la guardia frente a las variantes del virus SARS-CoV-2 y otros como la influenza y el virus sincitial respiratorio (VSR), cuyos casos vienen en aumento pese a que, para esta época del año, se esperan picos respiratorios usuales, por el retorno a actividades educativas y laborales. Para el caso de Colombia, el Instituto Nacional de Salud (INS) se encuentra vigilando la situación epidemiológica de los virus respiratorios que generan las Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), teniendo en cuenta su incidencia en poblaciones priorizadas, como los menores de 5 años y los adultos mayores de 60 años. De acuerdo con los boletines epidemiológicos que presentó el INS, entre el 24 de diciembre 2023 y el 20 de enero de 2024, se evidenció un incremento de las IRA en 19 municipios con una población superior a los 100.000 habitantes. Adicionalmente, se evidenció que el grupo mayormente afectado es la población que está entre los 20 y los 39 años, con 145.104 casos que equivalen al 33,1 %, seguido por el grupo de 40 a 59 años con 100.264 casos (22,9 %). Esto indica que la población mayormente afectada es la que se encuentra en edad laboral activa. Adicionalmente, entre el 14 y 20 de enero, el país registró una tendencia de circulación viral relacionada con el VSR, enterovirus, rinovirus, adenovirus, parainfluenza e influenza B.   Adicionalmente, en Colombia se están experimentando los impactos del Fenómeno de El Niño el cual ha generado un aumento de las temperaturas y reducción de las precipitaciones en varias zonas del país. Esta situación ha exacerbado la aparición y frecuencia de incendios de cobertura vegetal, lo que ha ocasionado significativas pérdidas de hectáreas y migración de la fauna silvestre. Estos eventos pueden aumentar el contagio de enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar, que pueden afectar el sistema respiratorio. De hecho, la Organización Mundial de Sanidad Animal indica que como consecuencia, cuando se pierde más del 25 % de la cubierta forestal, hay mayor probabilidad de contacto entre fauna silvestre y humanos. De igual manera, los incendios forestales aumentan la emisión y concentración de material particulado (específicamente de partículas finas inferiores a 10 micras) y demás sustancias en el ambiente que son potencialmente irritantes de la vía respiratoria (como monóxido de carbono, óxido nitrógeno, entre otras), que  afectan mayoritariamente a las poblaciones priorizadas ─anteriormente mencionadas─ o con comorbilidades como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), rinitis, asma y demás e incrementando la aparición de ERA. Esto se debe a que, las capas de aire caliente presentes en el ambiente por presencia de El Niño y el calentamiento global imposibilitan la dispersión de este material particulado. Recomendaciones para prevenir las enfermedades respiratorias Dadas estas circunstancias, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) hace un llamado para que las organizaciones gestionen los riesgos para la salud asociados a las condiciones climáticas y situación epidemiológica por la que está atravesando el país en la actualidad. Dada la alta presencia de enfermedades respiratorias en la población en edad productiva, se pueden generar consecuencias negativas en los entornos laborales como consecuencia de ausentismos por contagios, incapacidades o bajo rendimiento y productividad del personal afectado. “En este contexto, desde el Consejo Colombiano de Seguridad instamos a todas las organizaciones a implementar un seguimiento proactivo de la salud de sus trabajadores a través de sus programas de vigilancia epidemiológica y a promover una cultura de autocuidado. Es crucial adoptar medidas como el uso de tapabocas en personas sintomáticas, prácticas de higiene, reporte oportuno de síntomas, así como evaluar las condiciones de trabajo incluyendo la flexibilidad laboral en el personal que presente síntomas respiratorios. Además, es fundamental asegurar entornos laborales con ventilación mecánica y/o natural adecuada, entre otras medidas, para salvaguardar la salud y bienestar de nuestra fuerza laboral y sus familias”, indicó Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del CCS. Algunas recomendaciones a nivel individual son: A nivel organizacional:

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Salud auditiva y de la voz en el teletrabajo y trabajo en casa

Por Claudia Carolina Velásquez Bernal / Fonoaudióloga / Especialista en Gerencia en Seguridad y Salud en el Trabajo / Maestrante en Salud y Seguridad en el Trabajo Universidad Nacional de Colombia. Cómo citar este artículo:Velásquez, C. 2021. Salud auditiva y de la voz en el teletrabajo y trabajo en casa. Revista Protección & Seguridad No. 397 pág. 34 – 42. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/salud-auditiva-y-de-la-voz-en-el-teletrabajo-y-trabajo-en-casa/ Introducción La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el teletrabajo como: “una forma de trabajo en la cual: a) el mismo se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, separando así al trabajador del contacto personal con colegas de trabajo que estén en esa oficina y, b) la nueva tecnología hace posible esta separación facilitando la comunicación” (Martino, 2004). El teletrabajo en Colombia está regulado por la Ley 1221 de 2008 y la Circular 0021 de 2020 del Ministerio de Trabajo. Establece el teletrabajo como uno de los mecanismos de protección al empleo en Colombia, a partir de la declaración de la emergencia sanitaria debido a la pandemia por la enfermedad COVID-19. Alonso & Cifre (2002) indican los tipos de teletrabajo: trabajo desde casa, teletrabajo combinado, teletrabajo móvil y centros de trabajo. El trabajo en casa como modalidad de teletrabajo y enmarcado en el contexto actual se entiende como un traslado de las funciones del trabajador hacia un espacio diferente al habitual, debido a una circunstancia excepcional, en este caso la pandemia por la COVID-19, y donde se haga uso predominante de las tecnologías de la información y comunicación – TIC. Algunos autores señalan los beneficios de esta modalidad de trabajo: conciliación de la vida laboral con la personal, disminución en los tiempos de desplazamiento, además de permitirle al trabajador pasar más tiempo con sus seres queridos (García y Guevara, 2008). No obstante, aún se desconocen varios aspectos acerca de esta modalidad de trabajo en la vida personal y familiar del trabajador (López, Fondevilla & Sainz, 2009). Además de otras condiciones de salud, las relacionadas con la función vocal y la función auditiva son de vital interés en el trabajo y en el trabajo en casa. Recientemente se ha visto cómo algunas ocupaciones y trabajos han tenido una acelerada transformación en sus procesos productivos, trasladando su quehacer a sus hogares, donde las reuniones virtuales y las clases, además de la permanente comunicación con jefes y compañeros de trabajo, ha requerido tanto de una demanda vocal distinta a la habitual, como del uso permanente de dispositivos de audio (parlantes, auriculares) para escuchar de forma óptima a los interlocutores. Estas nuevas condiciones derivarán en un impacto sobre la salud auditiva y de la voz, manifestándose, por ejemplo, en la fatiga vocal, que es la sensación de cansancio posterior a un uso prolongado de la voz durante la jornada de trabajo, o en signos como acúfenos o descenso temporal del umbral auditivo debido a la exposición prolongada a ruido derivado del uso constante de auriculares. Efectos del teletrabajo y el trabajo en casa sobre la salud Si bien el uso de las TIC ha dado pie a una revolución en la vida diaria y en las formas de trabajo permitiendo el contacto entre las personas (familia, compañeros de trabajo y amigos) de forma inmediata, también ha generado una intrusión de las actividades del trabajo en los espacios y momentos de la vida personal (OIT, 2017). Al hablar acerca de los efectos que tiene esta modalidad de trabajo sobre la salud, cabe mencionar los relacionados con la organización del trabajo y los horarios, el desempeño individual, el balance entre la familia y el trabajo, la inserción laboral y el bienestar y salud ocupacional (Lampert Grassi & Poblete, 2018). Por su parte, las condiciones físicas, así como las herramientas y los factores biomecánicos son determinantes en la aparición de riesgos para la salud mientras se realizan actividades laborales. Los principales riesgos a los cuales está expuesto el teletrabajador están relacionados con los factores psicosociales, las alteraciones musculoesqueléticas (Arévalo & Guerrero, 2006), las condiciones del ambiente físico del trabajo, la fatiga visual, auditiva y de la voz. Particularmente, entre los factores de riesgo de disfonía en el contexto ocupacional, además del uso prolongado de la voz, se encuentran: factores físicos (temperatura, ruido, ventilación), el ruido y reverberación, polvo en el ambiente, tierra y factores de la organización del trabajo como el horario laboral (Mora, & Otros, 2018). Salud auditiva y de la voz en el teletrabajo y trabajo en casa Tanto la salud auditiva como de la voz genera un interés particular en el teletrabajo. Particularmente, las patologías auditivas y de la voz afectan significativamente a las empresas, ya que generan un importante número de incapacidades laborales y ausentismo, derivando en un impacto negativo a nivel productivo y económico (CESLA, 2017). Actualmente, el uso de dispositivos como auriculares, parlantes y micrófonos, junto con otras herramientas tecnológicas como los teléfonos celulares y los computadores, ha ido generalizándose y posicionándose como tendencia para el teletrabajo. El uso de estos elementos de forma inadecuada, las herramientas defectuosas, la exposición prolongada al ruido o una carga vocal permanente durante la jornada de trabajo constituyen factores desencadenantes de patologías auditivas y de voz de origen ocupacional. Las personas cuyo entorno laboral y condiciones de trabajo impactan en el sistema auditivo y vocal; quienes hacen un uso permanente de la voz y, de igual manera, quienes exponen su sistema auditivo durante el uso de dispositivos como diademas telefónicas, presentarán problemas de salud relacionados con afectaciones otorrinolaringológicas, puntualmente de sintomatología de vías respiratorias, problemas de la voz e hipoacusia (Chala, 2012). El mecanismo de la audición El oído es uno de los cinco sentidos del ser humano, encargado de percibir los estímulos sonoros que nos rodean durante las 24 horas del día, lo que quiere decir que la audición es un sentido que siempre está en funcionamiento; la audición permite percibir los sonidos, su volumen, tono, timbre y la dirección de la cual provienen, también nos ayuda a escuchar la voz,

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Crecen los accidentes de trabajo en el primer semestre de 2023: se presentaron 274.381 casos, un promedio de 1524 eventos diarios

De acuerdo con el más reciente Informe de Siniestralidad Laboral elaborado por el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), para el periodo correspondiente al primer semestre de 2023, el número de accidentes de trabajo creció con respecto al mismo periodo de 2022. “Las cifras aquí expuestas no dejan de ser preocupantes por su magnitud e impacto en el tejido social. Debemos enfocar nuestros esfuerzos no solo en lograr que más trabajadores hagan parte del SGRL, sino también en mejorar las condiciones en las que se desempeña la fuerza laboral del país con el objetivo de garantizar un entorno laboral más seguro y saludable para todos, como condición principal del desarrollo sostenible de las organizaciones”, comentó Adriana Solano Luque, presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Aumentan accidentes laborales frente al 2022 Durante el primer semestre del 2023 se presentaron 274.381 accidentes de trabajo con una tasa de 2,32 eventos por cada 100 trabajadores, siendo mayor con respecto a la tasa registrada en el mismo periodo del 2022 (2,20 accidentes por cada 100 trabajadores). De esta forma, se evidencia que, en promedio, se presentaron 1524 eventos diarios, lo que refleja un incremento del 9,3 % en el total de accidentes reportados frente al mismo periodo del año anterior. Así las cosas, el indicador continúa con la tendencia al alza que se viene registrando desde el 2020. A su vez, los sectores que presentaron las mayores tasas de accidentalidad fueron ‘Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca’[1] (6,65 por cada 100 trabajadores) —cerca de triplicar la tasa nacional de accidentalidad del semestre— seguido por ‘Explotación de minas y canteras’ (5,81), y ‘Distribución y tratamiento de agua’[2] (4,56). Así mismo, los sectores que presentaron el mayor número de accidentes en el periodo analizado fueron ‘Industrias Manufactureras’ con 47.538 eventos (17,3 %) y ‘Construcción’ con 33.264 reportes (12,1 %). En ambos casos, se evidenció un aumento del 13,9 % y del 10,9 %, respectivamente, frente al primer semestre de 2022.En cuanto a la distribución geográfica de la accidentalidad, el departamento de Magdalena presentó la mayor tasa con 3,50 accidentes por cada 100 trabajadores y continúa ocupando el primer lugar del periodo por quinto año consecutivo. Incluso, registra un incremento en la tasa con respecto al primer semestre de 2022. Le siguen los departamentos de Caldas y Boyacá con tasas semestrales de 3,00 y 2,99 reportes por cada 100 trabajadores, respectivamente.  Sin embargo, Bogotá fue la ciudad que mayor número de eventos reportó con 74.880 accidentes de trabajo seguida por el departamento de Antioquia con 60.764 casos. De manera conjunta, representan el 49,4 % del total de los registros. Se califican, en promedio, 31 enfermedades laborales al día En cuanto a las enfermedades laborales calificadas, el primer semestre de 2023 dejó un saldo de 5601 casos. En otras palabras, se reportaron, en promedio, 31 enfermedades de origen laboral por día. Esto equivale a una tasa de 47,41 eventos por cada 100.000 trabajadores, menor en comparación a la registrada en el mismo periodo del 2022 que se ubicó en 185,43. Así mismo, el número de reportes para el primer semestre del 2023 tuvo una reducción de 73,6 % en comparación con el mismo periodo de 2022. Sin embargo, continúa siendo superior en un 33,2 % a las enfermedades calificadas en 2019, antes de la pandemia de la COVID-19. El sector con la mayor tasa de enfermedades ocupacionales fue ‘Actividades de atención de la salud humana y de asistencia social’ con 148,64 registros por cada 100.000 trabajadores, triplicando así la tasa semestral nacional. No obstante, el indicador para este caso fue 13 veces menor a la tasa presentada en el mismo periodo de 2022. Le siguen los sectores de ‘Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca’ (116,21) —con una tasa mayor frente al 2022— y ‘Explotación minas y canteras’ (90,71).  A su vez, el sector ‘Actividades de atención de la salud humana y de asistencia social’ presentó el mayor número de enfermedades calificadas con un total de 1221 eventos que corresponden al 21,8 % del total de los casos reportados durante el semestre. Es de resaltar que este indicador tuvo una disminución del 92,4 % al compararlo con el mismo periodo de 2022. El segundo sector con más enfermedades laborales fue ‘Industrias Manufactureras’ con 1166 reportes (20,8 %) y un incremento del 11,3 % frente al primer semestre de 2022. Así mismo, frente al comportamiento por distribución geográfica se identificó que Arauca presentó la tasa de enfermedad laboral más alta con 188,82 casos calificados por cada 100.000 trabajadores. Fue el único departamento en el cual el número de fatalidades registró un notable incremento del 91,7 %. Le siguen Cundinamarca y Cesar con tasas de enfermedad laboral de 78,89 y 76,59, respectivamente. Aquellos territorios que reportaron el mayor número de enfermedades laborales calificadas fueron Bogotá D.C. con 2145 enfermedades (38,3 %), seguido por Valle del Cauca con 709 enfermedades (12,7 %) y Antioquia con 638 enfermedades (11,4 %). Mortalidad laboral:  la menor tasa registrada en los últimos cinco años En contraste con la tendencia de la accidentalidad laboral, la mortalidad por causas asociadas al trabajo reportó la menor tasa que se haya registrado para este periodo durante los últimos cinco años. A pesar de esto, la cifra sigue siendo alarmante ya que se presentaron 221 muertes con una tasa semestral de 1,87 fallecimientos por cada 100.000 trabajadores. Lo anterior indica que, en promedio, cada semana, nueve trabajadores perdieron la vida en el desarrollo de sus labores. El número de muertes relacionadas con el trabajo experimentó una reducción del 17,5 % en comparación con el primer semestre de 2022 y del 26,8 % en relación con el mismo período del 2021. De otro lado, los sectores económicos con mayores tasas de mortalidad por cada 100.000 trabajadores fueron ‘Explotación de minas y canteras’ con una tasa de 30,79 muertes, siendo 16 veces mayor con respecto a la tasa nacional del semestre; le siguen  ‘Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado’[1] con

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Prevención del suicidio: un abordaje desde la salud mental en los entornos laborales

Por Gerencia Técnica del Consejo Colombiano de Seguridad En un informe publicado en 2022, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) refieren que, anualmente, se registra una pérdida de aproximadamente 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que genera pérdidas económicas a nivel mundial de alrededor de un billón de dólares y la reducción en la productividad por cuenta de incapacidades y ausentismos laborales. Esto se debe, precisamente, a que existe relación entre factores de estrés psicosocial relacionados con el trabajo con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades físicas como las cardiovasculares, especialmente, cuando la exposición a dichos estresores es prolongada debido a las reacciones fisiológicas que se generan en el organismo cuando el trabajador experimenta altas cargas de estrés, lo cual involucra la liberación de hormonas que impactan de manera adversa la circulación sanguínea, la frecuencia cardiaca y los niveles de glucosa en sangre. Además, influyen en el deterioro de la función inmunológica y la acumulación acelerada de daño molecular y celular, ocasionando que el trabajador se encuentre más vulnerable a desarrollar enfermedades de todo tipo (Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo EU-OSHA, 2023). La llegada de la pandemia por la COVID-19 desató y vislumbro aún más las necesidades de abordar la salud mental de la población trabajadora, ya que fue esta emergencia sanitaria la que incrementó en un 25 % la presencia de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión a nivel mundial, trastornos mentales que para el 2019 ya afectaban a alrededor del 15 % de los adultos en edad productiva activa, pues, para ese año, se evidenciaba que 301 millones de personas sufrían de ansiedad, otras 280 millones tenían depresión y 703.000 personas habían fallecido a causa del suicidio. Sin embargo, a pesar de evidenciarse la necesidad de generar acciones de mitigación y prevención de los factores psicosociales en los entornos laborales, aún existe un gran desafío en términos de inversión para implementar estos programas: solo durante el 2020, los gobiernos de todo el mundo invirtieron apenas el 2 % del presupuesto sanitario en acciones para la salud mental, cifra que fue inferior (menos del 1 %) para los países de mediano y bajo ingreso. Para el caso específico de Colombia, de acuerdo con lo encontrado en la Tercera Encuesta Nacional de Condiciones de Salud y Seguridad en el Trabajo, los riesgos psicosociales ocupan el segundo lugar de los riesgos mayormente referidos en los centros de trabajo (con un 68,17 % para aquellos trabajadores que brindan atención directa al público y un 62,59 % para los trabajadores que realizan tareas monótonas y repetitivas). Sin embargo, a pesar de ser uno de los mayores peligros referidos en los entornos de trabajo encuestados, las actividades de promoción y prevención (PyP) dirigidas a la prevención de estos riesgos no se encuentran priorizadas y actualmente representan porcentajes menores al interior de las organizaciones con tan solo el 57,51 %, en comparación con el 96 % de las actividades encaminadas a la gestión del riesgo mecánico, público y de explosiones, toda vez que estos riesgos fueron referenciados en menor porcentaje (46,23 %, 44,63 % y 31,76 %, respectivamente). Cifras para reflexionar Otras cifras desalentadoras y que permiten ver el panorama nacional son las que se reportan al Consejo Colombiano de Seguridad, a través del Centro de Información de Seguridad Sobre Productos Químicos (CISPROQUIM) que, mediante una alianza con el Ministerio de Salud y Protección Social estableció la línea de referencia nacional de toxicología en Colombia. En el último reporte, procesado por el Observatorio de la Seguridad y Salud en el Trabajo del CCS se encontró que, para el primer semestre de 2023, se presentaron 6474 emergencias toxicológicas. De estas: Al hacer una distribución geográfica de las emergencias, los principales departamentos donde ocurrieron los eventos fueron los siguientes (top 10): Departamento No. Casos Participación 2023-1 Variación frente a 2022-1 Antioquia 574 16,1% 7,5% Valle del Cauca 485 13,6% 40,6% Bogotá D.C. 275 7,7% 4,6% Santander 266 7,4% 30,4% Atlántico 206 5,8% 76,1% Córdoba 201 5,6% 55,8% Cundinamarca 185 5,2% 10,1% Risaralda 174 4,9% 4,2% Sucre 136 3,8% 78,9% Nariño 118 3,3% 51,3% Así mismo, se destaca que la vivienda es el principal lugar donde ocurren estos eventos (96,5 %), seguido de los espacios públicos (1,3 %) y de los lugares de trabajo (0,7 %). Frente a los productos involucrados en los intentos de suicidio se tiene que: No obstante, debido a que en las intoxicaciones, especialmente, las de carácter suicida puede estar involucrado uno o más productos de la misma clase o con diferentes usos, se tiene que para el primer semestre de 2023, se registraron 5572 productos: Comparando frente al mismo periodo de 2022, se tiene que hubo un incremento de los casos en estos tres grupos del 23,3 %, 14,5 % y 29,6 %, respectivamente. Recomendaciones Con este panorama, desde el Consejo Colombiano de Seguridad se invita a que las empresas se encuentren en continua actualización y capacitación en torno a las políticas y normativas nacionales que propenden por la mejora de la calidad de vida y de condiciones laborales de sus trabajadores para así poder generar programas y acciones más específicos al interior de las organizaciones para la promoción de la salud mental, la prevención de las enfermedades mentales y el control de los riesgos psicosociales en los entornos laborales bajo los principios que plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS) como lo son: Una vez conocido el marco normativo se pueden establecer acciones más específicas en los entornos laborales, como: Así mismo, se deben desarrollar en las empresas programas de bienestar integrales que comprometan todas las esferas de la salud (física, mental, emocional, social) del trabajador con la inclusión de la flexibilización del horario laboral, pausas activas, organización de tareas, horarios y espacios de relajación y meditación en el entorno laboral, actividad física, casinos saludables, respeto por la jornada laboral y la desconexión digital, bonificaciones por productividad, entre otros aspectos que influyen en un clima laboral satisfactorio. Estas grandes acciones permitirán

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