Boletín CCS al día

COVID-19: regreso al trabajo. Guía para salir de la cuarentena. Pautas para trabajadores, empleadores y profesionales de la salud

En esta guía rápida, los autores describen estos factores y presentan un enfoque simple paso a paso para informar las decisiones y facilitar el regreso seguro al trabajo.

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¿Muestran sus trabajadores signos de fatiga?

Si los trabajadores no duermen entre 7 y 9 horas por noche como se recomienda, podrían estar en peligro. En los EE. UU., uno de cada dos trabajadores de la extracción de minerales no duerme lo suficiente. Los trabajadores cansados pueden presentar un mayor número de consecuencias negativas para la salud, como diabetes, presión arterial alta, enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares y obesidad. Recuerde: El manejo correcto de la fatiga es una responsabilidad compartida que les permite a los trabajadores estar bien descansados y alertas en el trabajo. Tenga en cuenta la información a continuación para decidir cómo ayudar a los trabajadores a manejar la fatiga y asegúrese de que estén preparados para LEVANTARSE Y TRABAJAR EN LA MINA. La carga de la fatiga en los EE. UU. ¿Qué aumenta el riesgo de fatiga? ¿Qué reduce el riesgo de fatiga? Fuente: CDC – Niosh.

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El radón y sus efectos en la salud

El Consejo Colombiano de Seguridad – CCS comparte con su comunidad la referencia técnica de la Organización Mundial de la Salud con el fin de mantener a sus afiliados informados acerca de los efectos en la salud del Randón en su hogar o lugar de trabajo. Datos y cifras El radón es un gas radiactivo de origen natural que puede encontrarse en altas concentraciones en los espacios interiores, como las viviendas y los lugares de trabajo. Es una de las principales causas de cáncer de pulmón. Se estima que la proporción de los casos de cáncer de pulmón a nivel nacional atribuibles al radón con respecto al total varía de un 3% a un 14%, en función de la concentración media nacional de radón y de la prevalencia de consumo de tabaco. El riesgo de cáncer de pulmón es mayor para los fumadores debido a los efectos sinérgicos del radón y el tabaquismo. Existen métodos probados, duraderos y costoeficaces para prevenir la filtración de radón en viviendas de nueva construcción y reducir su concentración en las viviendas existentes. Sus concentraciones en los espacios interiores se pueden medir fácilmente con un pequeño detector pasivo. ¿Qué es el radón? El radón es un gas radiactivo incoloro, inodoro e insípido. Se produce por desintegración radiactiva natural del uranio presente en suelos y rocas. El agua también puede contener radón. El radón emana fácilmente del suelo y pasa al aire, donde se desintegra y emite otras partículas radiactivas. Al respirar se inhalan esas partículas, que se depositan en las células que recubren las vías respiratorias, donde pueden dañar el ADN y provocar cáncer de pulmón. Al aire libre, el radón se diluye rápidamente hasta alcanzar concentraciones muy bajas y no suele ser peligroso. Su concentración media1 en el aire libre varía de 5 Bq/m3 a 15 Bq/m3, pero en los espacios cerrados es más elevada, sobre todo en los lugares poco ventilados. Las minas, las cuevas y las centrales de tratamiento de aguas son algunos de los lugares donde se registran los niveles más altos. En los edificios como las viviendas, las escuelas y las oficinas, sus concentraciones oscilan entre 10 Bq/m3 y más de 10 000 Bq/m3. Habida cuenta de las propiedades de este gas, los ocupantes de tales edificios podrían estar viviendo o trabajando con niveles muy altos sin saberlo. Efectos del radón en la salud El radón es una de las principales causas de cáncer de pulmón. Las estimaciones actuales sobre la proporción de los casos de cáncer de pulmón atribuibles a este gas varían entre un 3% y un 14% según la concentración media de radón en el correspondiente país y de la prevalencia del consumo de tabaco. La primera vez que se detectó este efecto fue al comprobarse un aumento en la tasa de cáncer de pulmón entre trabajadores de minas de uranio expuestos a altas concentraciones de radón. Además, hay estudios realizados en Europa, Norteamérica y China que confirman que, incluso en concentraciones bajas como las que se encuentran en las viviendas, el radón también entraña riesgos para la salud y causa cáncer de pulmón en todo el mundo. El riesgo de este cáncer aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m3 en la concentración media de radón a largo plazo. Se sabe que la relación dosis-respuesta es lineal, es decir, que el riesgo de cáncer de pulmón aumenta de forma proporcional al aumento de la exposición al radón. La probabilidad de que este gas provoque cáncer de pulmón es mayor en los fumadores y, de hecho, se ha calculado que el riesgo asociado al radón que corre un fumador es 25 veces superior al de una persona que no fuma tabaco. Hasta la fecha, no se ha demostrado que este gas provoque otros tipos de cáncer u otros efectos para la salud, aunque, tras ser inhalado, puede llegar a otros órganos, si bien a un nivel mucho menor que a los pulmones. Presencia de radón en los edificios Para la mayoría de las personas, la exposición al radón tiene lugar sobre todo en el hogar, donde pasan gran parte de su tiempo, aunque los lugares de trabajo interiores también pueden ser una fuente de exposición. Las concentraciones de radón en los edificios dependen de: las características geológicas del lugar (por ejemplo, su contenido en uranio y la permeabilidad de las rocas y los suelos donde se asienta el edificio); las vías que el radón pueda encontrar para infiltrarse del suelo a las viviendas; su emanación procedente de los materiales de construcción; y la tasa de intercambio de aire entre el interior y el exterior, que depende del tipo de construcción, los hábitos de ventilación de sus habitantes y la estanqueidad del edificio. El radón se filtra en los edificios por las grietas en los pisos o en su unión con las paredes, los espacios alrededor de las tuberías o cables, los pequeños poros que puedan presentar las paredes construidas con bloques de hormigón huecos, los muros huecos o los sumideros y desagües. Por lo general, suele alcanzar concentraciones más elevadas en los sótanos, las bodegas y los espacios habitables que están en contacto directo con el terreno, pero por encima de la planta baja también se pueden hallar concentraciones importantes. Estas concentraciones varían considerablemente entre edificios adyacentes y dentro de una misma casa. También pueden cambiar de un día para otro o, incluso, en solo una hora. Debido a esas fluctuaciones, es preferible calcular la concentración media anual en el aire de los espacios interiores, midiéndola al menos durante tres meses. Las concentraciones de radón en las viviendas pueden medirse de un modo sencillo y económico gracias a los detectores pasivos, si bien las mediciones han de llevarse a cabo con arreglo a los protocolos nacionales, a fin de garantizar su uniformidad y su fiabilidad para que se puedan tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. Las mediciones de corta duración, si se efectúan de conformidad con los protocolos nacionales, pueden ayudar a tomar decisiones cuando

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