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Prevenir la generación de residuos y gestionarlos como nuevos materiales, claves para transitar hacia la economía circular

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora Social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social Empresarial / Líder de Comunicaciones / Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). El aprovechamiento de los residuos sólidos en Colombia presenta serias difi cultades. Por un lado, la falta de estándares de compostaje, el escaso conocimiento sobre la producción y aplicación de abono y biogás de calidad y las bajas tarifas de compra, hacen que sea mucho más eficiente y económico llevar a los vertederos las más de 9 mil toneladas de residuos orgánicos que se producen diariamente en el país en lugar de recuperarlos. Por otro lado, el sector de los residuos y la economía circular está subfi nanciado. A pesar de los esfuerzos desarrollados en los últimos años por el Gobierno Nacional, el país todavía carece de sufi cientes instrumentos fi nancieros para estimular las inversiones. A esto se le suma que, en algunos sectores como el de la construcción, hay poco conocimiento sobre cómo cerrar el ciclo de los materiales, comenzando por el ecodiseño. Estos son algunos de los hallazgos identifi cados por el capítulo ‘Informe de país sobre gestión de residuos: Colombia’, que hace parte del estudio ‘Oportunidades de negocio para los Países Bajos en el sector de la economía circular y residuos en ocho países de América Latina’, desarrollado por olland Circular Hotspot, una plataforma público-privada en la que empresas, institutos de conocimiento y autoridades gubernamentales promueven la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos sobre la economía circular holandesa. El documento fue lanzado durante el primer semestre de este año e identifi ca el estado actual de la gestión de residuos, el marco regulatorio y los desafíos que enfrentan Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá y Perú al tiempo que establece coincidencias con las necesidades y demandas del mercado holandés. Por ejemplo, para el caso colombiano, se estima que las empresas holandesas podrían intervenir y proporcionar tecnología y soluciones de infraestructura para la producción de compost y biogás, entre otras oportunidades. “Colombia va muy bien en comparación con otros países de América Latina: la recolección de residuos está en un 98 %, ya casi no existen botaderos a cielo abierto y la gran mayoría de residuos llega a un relleno sanitario. Es un avance muy grande en los últimos 20 años. Ahora, el país tiene que dar el siguiente paso y es transitar de la recolección al aprovechamiento, dejar de pensar en construir más rellenos y empezar a trabajar en la valorización de los desechos en la cadena de valor. El siguiente nivel es la economía circular”, sostiene Linda Breukers, directora de Holland House Waste Window y una de las investigadoras del citado estudio. De nacionalidad holandesa, esta experta en manejo de residuos y economía circular fue asesora del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia en el diseño de la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC), especialmente, en la línea de empaques y envases. También ha colaborado en varios proyectos de impacto ambiental con gobiernos locales y entidades gremiales como la Andi. Actualmente, es consultora de empresas privadas para la gestión de residuos sólidos y, a través de su organización, Holland House Waste Window, promueve la cooperación sostenible entre los gobiernos, las empresas y las instituciones de investigación de Holanda y Colombia, en el sector de residuos sólidos y aguas residuales. De la prevención a la creación de nuevos modelos de negocio Para Breukers, el primer paso para transitar hacia la economía circular es la prevención, es decir, evitar la generación de residuos innecesarios como el plástico de un solo uso, por mencionar un ejemplo. Este salto lo acaba de dar el “viejo continente” con la entrada en vigor, hace unas semanas, de la ‘Directiva Europea sobre Plásticos de un solo Uso’ que obliga a los países miembro a aplicar una serie de medidas contra los plásticos desechables, entre ellas, su prohibición. No obstante, Breukers reconoce que llegar a este punto implica abordar una serie de confl ictos con la industria. Muestra de ello fueron las complejas e intensas negociaciones que tuvieron que surtir los gobiernos europeos con sus sectores productivos. “Sabemos que cambiar los plásticos de un solo uso por otros materiales reutilizables o biodegradables signifi ca también que vamos a quitar el ingreso de una empresa. Incluso, hoy las empresas de aseo tienen un modelo de negocio establecido en el que lo más rentable es el relleno sanitario. Entonces, si vamos a transitar hacia la economía circular, tenemos que pensar en esas empresas ¿qué va a pasar con todos los empleos que generan?, ¿qué va a pasar con las inversiones que hicieron en los últimos 20 años?, ¿cómo gestionamos sus intereses que también son legítimos?, ¿cómo les ayudamos a transformar sus modelos de negocio?, ¿qué va a pasar con los recicladores? Hay que analizar cómo logramos construir un modelo económico realmente inclusivo”, señala la experta. En este sentido, Breukers resalta el rol del Gobierno Nacional, el cual debe generar las políticas públicas y los incentivos adecuados para que las empresas y el mercado se sumen y, lo más importante, se preparen para el cambio, empiecen a transformar sus esquemas de operación y adopten innovaciones. Desde su perspectiva, no se trata de cambiar el modelo de un día para otro sino de ir haciendo cambios graduales y progresivos. Por eso el tránsito hacia una economía circular es un proyecto a largo plazo que debe contar con metas bien claras y concretas, plazos prudentes, planes de implementación y responsables de llevar a cabo las actividades establecidas. “Es necesario comprender que la economía circular no es un capricho de unos ambientalistas, no es un tema netamente ambiental. Es un modelo económico y, por eso, no debe ser un asunto tan solo del Ministerio de Ambiente, sino que aquí se tiene que involucrar el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, así como el Ministerio de Hacienda en el diseño de incentivos económicos para hacer que el material reciclado sea más interesante y atractivo que la

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Agentes carcinógenos de tipo biológico, peligros presentes en el Trabajo

Por: Leidy Liceth Pérez Claros / Enfermera / Especialista en Salud ocupacional / Magister en Salud y Seguridad en el Trabajo / Líder técnica del CCS / Bogotá, Colombia / Agosto de 2020. Introducción El cáncer es una causa de morbilidad y mortalidad de impacto a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el último informe publicado este año: World Cancer Report (OMS, 2020) estableció que una de cada seis personas muere al año por esta causa y este comportamiento se encuentra en ascenso. Por su parte para el año 2018, 18,1 millones de personas de todo el mundo presentaron cáncer y 9,6 millones murieron por esta enfermedad, estimando la OMS que para el 2040 la carga se duplicará a unos 29-37 millones de nuevos casos. Esta enfermedad corresponde a un proceso fisiopatológico en el cual las células presentan un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados cuya etiología es multicausal; específicamente, cuando se hace referencia a cáncer ocupacional, concierne al desarrollo de esta patología contraída como resultado de la exposición a agentes con capacidad de inducir carcinogénesis en el ser humano, presentes en las actividades inherentes a la labor o en el medio en que se desarrolla. Tal como sucede con la mayoría de las enfermedades laborales, el cáncer se desarrolla en un tiempo prologado supeditado al tiempo de exposición y a las características individuales propias de cada trabajador, por lo que la determinación del origen laboral se dificulta, incluso cuando no se tiene una trazabilidad de la exposición a los agentes carcinógenos en la historia laboral del trabajador, o cuando por desconocimiento de los profesionales de la salud no se contemplan los aspectos laborales dentro de la evaluación de los factores de riesgo de las personas que se diagnostican con esta enfermedad. En Colombia, mediante el Decreto 1477 de 2014 (modificado por el Decreto 676 de 2020) se establece la Tabla de Enfermedades Laborales expedida por el Ministerio del Trabajo, en la cual se han incluido algunos tipos de cáncer, sin embargo, no corresponden al grupo de enfermedades directas, es decir que para determinarse de origen laboral se debe demostrar relación causal de índole ocupacional. Los peligros que se han relacionado con estos tipos de cáncer son físicos (radiación ionizante y ultravioleta) y químicos, no obstante, aunque no se encuentren incluidos, los peligros biológicos son de gran importancia puesto que algunos agentes tienen la capacidad de desarrollar cáncer de forma directa (alterando la dinámica celular normal) e indirecta (afectando el sistema inmunológico o generando procesos de inflamación crónica). Agentes cancerígenos de tipo biológico La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer – IARC (por sus siglas en inglés: International Agency for Research on Cancer) como organismo de la OMS especializado en las investigaciones oncológicas, ha establecido 4 grupos de clasificación para cancerígenos (Grupo 1: el agente es carcinógeno para los humanos, Grupo 2A: el agente es probablemente carcinógeno para los sereshumanos, Grupo 2B: el agente es posiblemente carcinógeno para los seres humanos, Grupo 3: el agente no es clasificable en cuanto a su carcinogenicidad en seres humanos), concretamente dentro del grupo 1 a la fecha la IARC ha relacionado 11 agentes biológicos que se han comprobado como cancerígenos para los seres humanos, distribuidos de la siguiente manera: 1 bacteria, 7 virus y 3 parásitos, los cuales se enlistan en la tabla 1 y se relacionan con el tipo de cáncer que se ha asociado a cada uno. Es importante aclarar que esta clasificación no está relacionada con el ámbito laboral. Tabla 1. Agente cancerígeno de tipo biológico clasificado en el grupo 1 por la IARC. Exposición ocupacional a agentes cancerígenos de tipo biológico Dentro de los 11 agentes clasificados como cancerígenos para el ser humano en el grupo 1 de la IARC (Tabla 1), se encontró principalmente el reporte de 4 de estos agentes como peligros en lugares de trabajo, en los que se presenta la fuente y el mecanismo de transmisión ocupacional. En primera medida se destaca la bacteria incluida, la cual corresponde al bacilo Helicobacter pylori (H. pylori) que ha sido estudiado por la IARC desde 1994 y determinado como agente cancerígeno, dentro de los tipos de cáncer asociados en adultos se encuentra, el cáncer de estómago, linfoma MALT gástrico (tejido linfoide asociado a mucosas, MALT por sus siglas en inglés), esófago y otros tipos de cáncer menos frecuentes de: hígado, colon y recto, páncreas, pulmón, cabeza y cuello. La IARC plantea que existen varias líneas de evidencia que apuntan a que la carcinogénesis gástrica está asociada a la inflamación gástrica crónica y el estrés oxidativo resultante de la H. pylori, puesto que produce un recambio celular alterado acompañado por cambios en la expresión génica, metilación y mutación (OMS, 2020). El mecanismo de transmisión de este agente es de persona a persona y en el ámbito laboral se establece que es un peligro biológico que puede encontrarse en aquellos trabajos en los que hay contacto estrecho entre trabajadores con pacientes portadores de la H. pylori. A continuación, se exponen algunas publicaciones que muestran esta relación: Durante el 2018 se realizó una revisión de la literatura científica (Ofori et al. 2018) con el objetivo de identificar los peligros laborales para gastroenterólogos, dentro de los principales hallazgos relacionados con el agente causal H. pylori, los autores afirman haber encontrado varios artículos que exponían un alto riesgo de transmisión de la bacteria entre el personal del área de endoscopia, así mismo señalan que mediante un estudio de casos y controles con 122 gastroendoscopistas y enfermeras del área de endoscopía, se determinó que la infección por H. pylori fue más común en el personal del área de endoscopía que en la población general por lo que los investigadores concluyeron que este agente causal debería considerarse un riesgo ocupacional (Peters, 2011). Así mismo, en otro estudio, se informó que la incidencia de infección por H. pylori fue aproximadamente del 2,6% por año entre los endoscopistas y que en comparación con los casos control (no médicos), los endoscopistas tenían

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Kit para atención de derrames de sustancias peligrosas

Por: Daniela Murcia Cadena / Asesor Técnico CISPROQUIM® / Bogotá, Colombia / Junio 2020. Introducción Se llama derrame a una fuga, descarga o emisión que resulta de un incidente con sustancias peligrosas; cuyos aspectos más críticos son la posible contaminación de las áreas adyacentes y el impacto que pueda incidir en la salud de las personas y en el medio ambiente. La Resolución 1209 del 29 de junio de 2018 establece que los usuarios que exploren, exploten, manufacturen, refinen, transformen, procesen, transporten o almacenen hidrocarburos o sustancias nocivas para la salud y para los recursos hidrobiológicos, deberán estar provistos de un plan de contingencia para el manejo de derrames. Con respecto a la contención de derrames durante el transporte de sustancias peligrosas, la NTC 4532 del 2010 señala en el contenido de la sección 7.2 de las tarjetas de emergencia, que las técnicas de contención pueden incluir procedimientos de represamiento o cubrimiento. Entre los procedimientos y equipos de limpieza se encuentran neutralización y descontaminación, materiales absorbentes, técnicas de barrido o aspirado, incluyendo el uso de herramientas y equipos que no produzcan chispas. ¿Qué debe tener un kit de derrames? El contenido de un kit para atención de derrames de sustancias químicas es, de forma general, el siguiente: Guantes de seguridad: pueden ser guantes de nitrilo, que son resistentes a la acción de una amplia variedad de sustancias químicas. Gafas de protección ocular: evitan el contacto de los ojos por salpicadura o vapores de la sustancia química derramada. Cubierta de zapatos: protegen los pies y el calzado del contacto directo con la sustancia química. Sustancias neutralizantes: entre las sustancias neutralizantes empleadas en la atención de derrames están: Bicarbonato de sodio: se puede utilizar para neutralizar ácidos y álcalis. Carbonato de sodio anhidro: es un agente neutralizante muy efectivo para ácidos fuertes. Hipoclorito de sodio: se puede usar para neutralizar derrames biológicos (sangre, heces, vómito, bacterias, esporas, tejidos). Material absorbente: Algunas sustancias por su toxicidad para el ser humano y sus efectos potenciales sobre el medio ambiente tienen recomendaciones específicas para la atención de derrames, entre ellas las siguientes: Entre los materiales absorbentes más empleados en los kits de derrames, se encuentran: Vermiculita: es un mineral que tiene alta capacidad de absorción de líquidos solubles como ácidos, bases refrigerantes, solventes y lubricantes. Retiene los líquidos entre los espacios interlaminares de sus partículas, así como también sobre las mismas partículas. Absorbentes sintéticos: están diseñados a partir de microfibras sintéticas con buena capacidad de absorción para contener todo tipo de sustancias, ya sean de tipo hidrocarburo, álcalis, disolventes, ácidos, entre otros. La presentación puede ser en forma de almohadillas, cordones, hojas o rollo. Bolsa de eliminación: es importante tener una bolsa de polipropileno o algún tipo de contenedor para depositar los residuos recolectados, hasta que puedan ser desechados adecuadamente. Señales de seguridad: debe contarse con señales de seguridad o cinta de peligro, para demarcar la zona de derrame, con el fin de evitar el ingreso de personas al área. Palas anti-chispa antiestática: son fabricadas con material que no produce chispa ante la fricción, con el fin de evitar convertirse en una fuente de ignición. Existen kits de derrames específicos para sustancias biológicas (fluidos corporales y sangre), que además del contenido mencionado anteriormente, están constituidos por los siguientes elementos: Absorbentes de riesgo biológico: son materiales especializados para sustancias biológicas que vienen en forma de tapete, almohadas, entre otros. Guantes de neopreno: evitan el contacto directo del material con las manos; pueden venir con mangas más largas. Toallas desinfectantes para superficies: empleadas para desinfectar las superficies, eliminando bacterias o virus expuestos en el área del derrame. Toallas desinfectantes para manos: servirán para desinfectar manos y brazos luego de limpiar el derrame. Sin embargo, es recomendable que luego de atender este tipo de eventos se realice un baño en el menor tiempo posible. Recomendaciones para la atención de una emergencia por derrame de sustancias peligrosas: Además de contar con un kit de derrames equipado y que satisfaga las necesidades ante una eventual emergencia, se precisan las siguientes recomendaciones para la atención de esta: La capacitación del personal es primordial, para que este se familiarice con los procedimientos necesarios en la atención, además de evitar que entre en pánico ante una emergencia. También es importante para que se conozcan las líneas de emergencias que pueden brindar asesoría ante la materialización de un evento. Los empleados deben abordar la emergencia teniendo en cuenta los peligros potenciales de las sustancias que manejan en relación a la salud y posibles peligros al medio ambiente. El kit de derrames debe establecerse teniendo en cuenta las necesidades de contención, la peligrosidad de las sustancias manipuladas y el tipo de derrames que pueden ocurrir en el sitio de trabajo. Existen kits de derrames para sustancias específicas, por lo que se debe evaluar qué tipo de eventualidad puede ocurrir en el sitio. En el caso de contar con varios kits de derrames específicos, se deben almacenar de tal manera que sean fácil de identificar. Siempre se debe mantener un kit de derrames en inventario y su contenido debe ser revisado para verificar que pueda emplearse ante una eventualidad. Referencias consultadas: 3M Company. (2012). Productos para el Control de Derrames. https://multimedia.3m.com/mws/media/737839O/productos-para-el-controlde-derrames.pdf Creative Safety Supply. (2018). What PPE is included in spill kits? https://www.creativesafetysupply.com/qa/spill-cleanup/ppe-included-in-spill-kits Ferraro, T. (2015). OSHA Spill Kit Requirements and Tips | Creative Safety Supply Blog. https://blog.creativesafetysupply.com/osha-spill-kit-requirements-and-tips/ ICONTEC. (2010). Norma Técnica Colombiana – NTC 4532 – Transporte de mercancías peligrosas. Tarjetas de emergencia para transporte de materiales. Elaboración. Online, 571, 63. http://web.mintransporte.gov.co/consultas/mercapeli/Reglamento/Anexos/NTC4532.pdf The University of Melbourne. (2019). Health & Safety Managing Spills.https://safety.unimelb.edu.au/__data/assets/pdf_file/0007/1705912/health-and-safety-managing-spills.pdf Vermiculita Intersum. (2011). Vermiculita expandida. http://www.vermiculitaintersum.com.ar/index.html. Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 393 Septiembre – Octubre – 2020

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Los indicadores de desempeño en la industria desde la perspectiva de seguridad de procesos: diferencias, usos y lecciones aprendidas

Por María Camila Suárez Paba / Ingeniera Química / Magíster en Ingeniería Química / Doctora en Ingeniería – Universidad de Kioto (Japón) / Conocimiento y experiencia en desastres naturales que desencadenan accidentes industriales (Natech), medidas de prevención y mitigación para mejorar la capacidad de recuperación territorial a los riesgos Natech, seguridad de procesos y análisis cuantitativos de riesgos / Bogotá, Colombia / 2020. ¿Qué son los indicadores de desempeño? Es claro para los propietarios o administradores de instalaciones peligrosas, que deben conocer los riesgos existentes en estas. Esto se logra a través de una cultura de seguridad conocida y aceptada en toda la empresa y a través de la implementación de un sistema de gestión de la seguridad, que se revise y actualice periódicamente. Lo anterior permite que las instalaciones industriales estén preparadas ante cualquier accidente que pueda ocurrir. Sin embargo, para lograr tal estado, es importante que las organizaciones se apoyen en indicadores de desempeño de seguridad de procesos que, si se monitorean, pueden usarse para limitar o prevenir incidentes relacionados con el proceso (OECD, 2008). Es así como en la industria de procesos, los programas de mejora continua utilizan indicadores para medir el desempeño actual y futuro de sus procesos. Esto les permite obtener una mirada de las buenas prácticas y las oportunidades de mejora, lo que repercute en una mejora continua de la seguridad de sus operaciones (CCPS, 2011). Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que los indicadores de desempeño son herramientas utilizadas para monitorear el cumplimiento de los objetivos de un sistema, proporcionando información sobre los niveles de seguridad. Estos indicadores pueden tener diversos enfoques, ser abordados desde una perspectiva de la salud y seguridad en el trabajo o desde una perspectiva de seguridad de procesos, los cuales no necesariamente tienen una relación directa. A su vez, pueden tener un carácter retrospectivo o prospectivo. A pesar de las diversas alternativas existentes para plantear indicadores de desempeño, aún no se ha establecido una fórmula genérica que pueda ser adaptada a cualquier tipo de industria. Por lo tanto, la implementación de este tipo de indicadores depende de las características y particularidades de cada instalación industrial, sus procesos, sistemas de seguridad y cultura de seguridad de procesos, entre muchas otras variables. Es así que, tal como lo afirman Swuste y colaboradores, aún no se ha identificado la «solución milagrosa» en este sentido (Swuste et al., 2016). Debido precisamente a las múltiples alternativas, existen también diversas definiciones que abordan desde diferentes aristas los indicadores de desempeño. La Tabla 1 muestra un paralelo sobre algunas de las definiciones de los indicadores de seguridad de procesos, propuestas por diferentes autores, tanto desde una óptica de la literatura científica como desde la literatura profesional. Esto sugiere que aún no existe un consenso en la definición, pero si se observa detenidamente, el enfoque abordado es el mismo; esto es, evaluar la efectividad con que un sistema controla sus riesgos, mediante el cumplimiento de objetivos previamente establecidos que contemplan aspectos organizacionales, del proceso y de la infraestructura. Tabla 1. Definiciones de diversos autores sobre indicadores de seguridad de procesos. Adaptado de (Swuste et al., 2016) En la práctica, la gestión del desempeño se hace evidente en la selección de indicadores representativos que reflejen de forma realista el estado del entorno laboral y los procesos productivos. Por lo tanto, se utilizan para determinar qué tan alejado o cercano está el sistema de la situación óptima, de acuerdo con los estándares y objetivos definidos por el gerente de seguridad de procesos y su equipo. Pero la pregunta que surge entonces es ¿qué debe considerar una adecuada gestión del desempeño?, ¿indicadores retrospectivos, prospectivos o una combinación de ambos? ¿Indicadores retrospectivos, prospectivos o una combinación de ambos? Los indicadores retrospectivos son precursores de incidentes de pérdida de contención, mientras que los indicadores prospectivos miden la calidad del sistema de gestión (Knegtering and Pasman, 2009; Zwetsloot, 2009). Otras definiciones establecen que los primeros se refieren a “medidas de la ocurrencia y frecuencia de eventos que ocurrieron en el pasado, como el número de lesiones, enfermedades y muertes” (OSHA, 2019). Los segundos, por su parte, se refieren a “medidas proactivas, preventivas y predictivas que brindan información sobre el desempeño efectivo de sus actividades de seguridad y salud; es decir, que miden los eventos que conducen a lesiones, enfermedades y otros incidentes y revelan problemas potenciales en su programa de seguridad y salud (OSHA, 2019)”. Nótese, sin embargo, la distinción entre las dos aproximaciones: por una parte, la primera definición hace referencia a la seguridad de procesos y por otra, la segunda definición tiene un enfoque en seguridad industrial, es decir, la seguridad al trabajador. Esto denota que existen dos dimensiones de los indicadores de seguridad, a saber: seguridad personal versus indicadores de seguridad del proceso. La distinción entre indicadores de seguridad personal y de procesos es relativamente clara, pero a la hora de hacer esta distinción entre los indicadores prospectivos y los reactivos, las cosas se tornan algo confusas (Hopkins, 2009). Por lo anterior, resulta muy importante que esta diferencia esté claramente establecida cuando se trata de definir indicadores de desempeño. Lo anterior debido a que, de acuerdo con Hopkins, la seguridad industrial se enfoca en eventos de alta probabilidad, pero de baja consecuencia, como caídas o tropezones, mientras que la seguridad de procesos se concentra en eventos de baja probabilidad y alta consecuencia, como es el caso de incendios o explosiones (Hopkins, 2011). Lo anterior indica que el primero busca prevenir incidentes que puedan afectar a los trabajadores y el segundo prevenir un accidente mayor. Cabe mencionar que ambas aproximaciones no son mutuamente excluyentes y por el contrario son complementarias. Lo importante de la discusión es la relación causal entre las mediciones de desempeño proactivas (indicadores prospectivos) y las mediciones de resultados (indicadores retrospectivos). Esto es, las condiciones de seguridad modificables y los resultados no deseados. De acuerdo con Dyreborg (2009) un enfoque proactivo sugiere que desde una mirada de la seguridad de procesos se deban considerar

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Precauciones 2020 de seguridad con cilindros de gas

Por Óscar Mauricio Barajas Pinzón / Ingeniero mecánico / Magíster en Automatización Industrial / Loss Prevention Department Saudi Aramco / Abqaiq Arabia Saudita / Diciembre de Precauciones 2020. Introducción Los cilindros de gas son ampliamente utilizados en el país en la industria o en medicina. Los gases más utilizados son: nitrógeno, oxígeno, argón, dióxido de carbono, helio, acetileno, propano y GLP. El hecho de tener un gas almacenado a presión en un recipiente conlleva peligros que deben conocerse, con el propósito de manejar y controlar el riesgo, y mitigar las posibles consecuencias apropiadamente. El presente artículo busca explorar las principales precauciones de seguridad en cuanto a almacenamiento, transporte y uso de cilindros presurizados. Especiales consideraciones se mencionarán para el uso de equipos de oxicorte. Referencias documentales y normativas Los siguientes documentos y referencias normativas internacionales pueden utilizarse como guía: NFPA 55 “Standard for the Storage, Use, and Handling of Compressed Gases and Cryogenic Fluids in Portable and Stationary Containers, Cylinders and Tanks”. ISO 20475: Gas Cylinders, Cylinder bundles, periodic inspection and testing. ISO 22434: Transportable cylinders, inspection and maintenance of cylinder valves. OSHS 1910-101. Compressed Gases. Consideraciones durante transporte y manipulación de cilindros Los cilindros de gas comprimido tienen una gran variedad de forma y tamaños que debe ser estudiada y conocida en detalle por los usuarios. Figura 1. Diferentes formas y tamaños de cilindros Los cilindros deben manipularse, movilizarse y transportarse con precaución: Los cilindros deben tener instaladas las tapas protectoras en su parte superior para proteger la válvula cuando no se utilizan o cuando son transportados. Los cilindros deben asegurarse en posición vertical durante su movilización. Los cilindros deben identificarse correctamente. Las válvulas en los cilindros vacíos deben estar cerradas. Se deben utilizar canastas y carretillas de seguridad cuando son transportados. No se deben utilizar eslingas, cuerdas o dispositivos electromagnéticos para movilizar cilindros. Los cilindros no deben caerse ni usarse como rodillos o soporte para otros equipos. No utilizar tapas protectoras de válvula para enganchar dispositivos para elevación o movilización de cilindros. Los cilindros deben tener las etiquetas apropiadas, de acuerdo con la naturaleza del gas almacenado. Por ejemplo, las etiquetas DOT tienen información: Nombre del producto. Número de las Naciones Unidas asignado al gas, por ejemplo, UN 1006 para el Argón y UN 1013 para el dióxido de carbono. Rombo de las Naciones Unidas para facilitar identificación de peligros. Figura 2. Etiquetas DOT para identificación de cilindros Medidas de seguridad durante el almacenamiento Las siguientes medidas de seguridad deben implementarse durante el almacenamiento de cilindros a presión: Los cilindros deben almacenarse en posición vertical y deben asegurarse. Los cilindros que contienen oxígeno deben almacenarse, al menos, a 6 metros de cilindros que almacenan otras sustancias como el acetileno o a 1,5 metros de una barrera no combustible, tal como una pared resistente al fuego. Esta pared debe tener una resistencia de 30 minutos, como mínimo. No se deben almacenar cilindros a temperaturas mayores a 52 °C. Los cilindros vacíos deben estar debidamente identificados y deben almacenarse separadamente de los cilindros llenos. Se recomienda implementar medidas para restringir el acceso de personal no autorizado a la zona de almacenamiento. Para prevenir corrosión, los cilindros deben almacenarse preferiblemente en superficies que no estén en contacto directo con el suelo. El área debe estar seca, bien ventilada y libre de la acción del polvo o la humedad. Los cilindros deben asegurarse para evitar su caída. Las tapas protectoras deben instalarse para proteger las válvulas cuando estos cilindros son transportados o almacenados. Figura 3. Distancias para separación segura entre cilindros. Fuente: NFPA 55. [3] Especialmente el acetileno posee un peligro adicional y es su alta reactividad. Bajo determinadas condiciones, inclusive en ausencia de aire u oxígeno, el acetileno se puede descomponer en sus elementos esenciales: carbono e hidrógeno. Solo el personal entrenado debe operar los equipos de oxicorte. [5], [6], [7]. Inspección antes de uso Antes de su uso, los cilindros presurizados se deben inspeccionar visualmente, con el propósito de identificar una o más de las siguientes fallas: Precauciones durante uso de cilindros Las siguientes consideraciones de seguridad deben implementarse cuando se utilizan cilindros presurizados: Inspeccione los cilindros y sus conexiones. Utilice reguladores de presión aprobados para ser conectados en las válvulas. En equipos de oxicorte, atrapa llamas deben instalarse en los reguladores de presión y en la antorcha. Inspeccione los manómetros, reguladores, válvulas, mangueras, antorcha y cilindro para identificar daños. Se debe verificar la fecha de prueba hidrostática. No utilice un martillo o una llave para abrir las válvulas del cilindro. Si las válvulas no se pueden abrir manualmente, notifíquelo al proveedor. La persona que va a operar la válvula de un cilindro presurizado debe hacerse a un lado del cilindro y no ubicarse directamente en frente de la salida de gases. Antes de intentar controlar cualquier fuga en el cuerpo del cilindro o en mangueras y dispositivos asociados, primero cierre la válvula del cilindro. No utilizar aceite o grasa como lubricante en conexiones. Las roscas y acoples deben ser los mismos de la válvula del cilindro. Los cilindros deben protegerse de la luz solar, de la acción directa de llamas y cualquier fuente de calor. Los cilindros deben estar asegurados durante su utilización. Retire los cilindros que estén fuera de uso de las áreas de trabajo calientes donde se realicen cortes o soldaduras, o utilice un escudo resistente al fuego. Cierre siempre las válvulas de los cilindros vacíos. No utilice los cilindros como rodillos. Especialmente el acetileno puede formar compuestos explosivos cuando se encuentra en contacto con algunos metales, tales como cobre o plata. Los acoples de cobre no deben utilizarse en cilindros con acetileno. Las pruebas hidrostáticas de los cilindros deben realizarse cada 5, 10 o 12 años dependiendo de la naturaleza del almacenado y el tipo de cilindro utilizado. Las siguientes recomendaciones generales de seguridad deben considerarse cuando se utilizan equipos de oxicorte [2]: Las antorchas no deben dejarse desatendidas. Acoples comprimidos deben utilizarse en las conexiones de mangueras. Todas las conexiones, mangueras, tanques, reguladores y

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Guía para la gestión del riesgo químico en lugares de trabajo Resumen Ejecutivo

Por: Diana Marcela Gil Bohórquez / Ingeniera Química / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Máster en MBA, Dirección y Administración de Empresas / Directora de Productos y Servicios en Mejora y Soluciones. Yady Cristina González / Ingeniera química / Especialista en Epidemiología / Contratista Componente de Seguridad Química Ministerio de Salud y Protección Social. Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / M.Sc. Salud Pública / PhD en Ingeniería (c) / Gerente Técnico del CCS. Hernán Darío Rentería / Médico cirujano / Especialista en Salud Ocupacional y en Toxicología Ocupacional / Gerente de DR HR LTDA. Introducción En el mundo se utilizan millones de sustancias químicas. En el Registro CAS (Chemical Abstract Service) se tienen identificadas más de 155 millones de sustancias desde principios de 1800. Este panorama hace necesario que la formulación de acciones preventivas para su manipulación deba ajustarse al tipo de sustancia y a las condiciones de su uso y producción. En este contexto, esta guía busca ser un instrumento utilizado en las empresas, por los responsables de seguridad y salud en el trabajo o por los académicos que quieren realizar la gestión del riesgo químico en áreas de trabajo con base en la identificación, análisis, evaluación y comunicación de peligros; permitiendo conocer elementos sobre seguridad, higiene industrial y salud laboral, entre otros aspectos. Antecedentes NormativosEl desarrollo normativo en Colombia en materia de sustancias contempla temas de prevención de Accidentes de Trabajo (AT) y Enfermedades Laborales (EL), higiene industria, seguridad industrial, prevención de accidentes mayores, emisiones contaminantes, gestión integral de residuos, pasivos ambientales, posconsumo, Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO), aire y salud, minería y salud, salud ambiental, seguridad en el uso de plaguicidas, seguridad en el uso de productos químicos en el hogar, seguridad en la producción y el uso de medicamentos, transporte de mercancías peligrosas, plaguicidas químicos de uso agrícola, fertilizantes, sustancias de control especial, entre otros. Adicionalmente, se cuenta con estándares técnicos nacionales e internacionales, tales como las Normas Técnicas Colombianas para el Transporte de Mercancías Peligrosas, las normas de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego – NFPA y las normas de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa, entre otras (Libro Naranja, Libro Púrpura, GRE 2016). Marco conceptualIncluye las definiciones de: riesgo (según el Decreto Único Reglamentario del Sector Trabajo y según el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos – SGA), producto químico (según el artículo 2° de la Ley 55 de 1993 y el SGA), producto químico peligroso (conforme con la aplicación de los criterios de clasificación de peligrosidad establecidos en el SGA), vías de ingreso y escenarios de exposición potencial. Identificación de peligros, evaluación y valoración del riesgo Sistemas de clasificación de peligros de las sustancias químicasSistema Globalmente ArmonizadoEl Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) es una iniciativa de las Naciones Unidas para estandarizar internacionalmente la clasificación química, el etiquetado y las Fichas de Datos de Seguridad (FDS) en el lugar de trabajo. En Colombia el SGA fue adoptado a través del Decreto 1496 de 2018. En relación con el SGA se desarrollan los siguientes aspectos Peligros de las sustancias químicas de acuerdo con el Sistema Globalmente Armonizado (SGA) Comunicación de peligros según SGA Etiquetado de las sustancias químicas Contiene información sobre los casos en los que se debe etiquetar o re etiquetar un producto, productos que no requieren etiquetado o re etiquetado que cumpla los requisitos del SGA, diseño de etiquetas, tamaño de la etiqueta, nombre de la sustancia, datos del proveedor, importador o fabricante, pictogramas, palabra de advertencia, indicación de peligro, consejos de prudencia, diseño de etiqueta según SGA, etiqueta de productos químicos trasvasados que no requieren cumplir con los requisitos del SGA, verificación del cumplimiento del etiquetado, recomendaciones para el etiquetado, mecanismos alternativos de etiquetado y etiquetado de productos de alta rotación y de envases pequeños. Fichas de Datos de Seguridad (FDS) de las sustancias químicas El proveedor de la sustancia química debe hacer entrega de la ficha de datos de seguridad de cada una de las sustancias químicas peligrosas, esta debe contar con todos los elementos definidos en el SGA y aquellos complementarios que estén definidos en la Ley 55 de 1993. La Ficha de Datos de Seguridad se compone de 16 secciones con información específica que puede clasificarse en los siguientes bloques: bloque a) Identificación de la sustancia y sus peligros. Este bloque se divide en 3 secciones: identificación del producto, identificación de peligros y composición/información sobre los componentes. Bloque b) Recomendaciones para situaciones de emergencia. Este bloque se divide en 3 secciones: primeros auxilios, medidas de lucha contra incendio y medidas que deben tomarse en caso de vertido accidental. Bloque c) Recomendaciones para el manejo de la sustancia. Este bloque se divide en 4 secciones: manipulación y almacenamiento, controles de exposición/protección personal, propiedades físicas y químicas, estabilidad y reactividad. Bloque d) Información toxicológica y eco toxicológica. Este bloque se divide en 3 secciones: información toxicológica, información eco-toxicológica, información relativa a la eliminación de los productos. Bloque e) Información complementaria. Contendrá aspectos relacionados con el transporte seguro de las sustancias químicas, la descripción de las normas reglamentarias existentes en el país que sean aplicables de manera específica a la sustancia y una sección denominada “otras informaciones”, que podrá contener las actualizaciones de la FDS, control de cambios, clasificación con otras metodologías y demás información que considere pertinente el responsable de la elaboración de la FDS. Frente a la verificación del cumplimiento de la FDS, la empresa deberá validar que contenga una mínima información y estructura que le permita evidenciar la calidad y coherencia de la información allí consignada. Existen otros aspectos que se pueden evaluar en las FDS, es el caso de la coherencia interna en aspectos como la información fisicoquímica y toxicológica con la clasificación de peligros, la definición de uso de EPP para la manipulación con mayores restricciones que para la atención de emergencias, etc. Es recomendable

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Seguridad en el uso de productos químicos de consumo

Por: Daniel Arturo Quiroga Vargas / Ingeniero Químico / Especialista en Gerencia en Salud Ocupacional / Estudiante Maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo / Líder Técnico del CCS / Marzo 2020. Introducción Los denominados productos químicos de consumo, es decir aquellos destinados para su uso en los hogares, suelen estar implicados en incidentes relacionados con la salud. En Colombia, en el año 2018 el 11.4% de los reportes de intoxicaciones recibidos por Cisproquim® (correspondientes a 1199 de un total de 10562) involucraron productos de uso doméstico. La mayoría de los casos que se reportan con esta clase de sustancias son eventos de descuido, no intencionales, que afectan especialmente a menores de edad que encuentran este tipo de sustancias a su alcance (Consejo Colombiano de Seguridad [CCS], 2019). En los Estados Unidos, en el año 2016, se presentaron más de 2 millones de intoxicaciones con sustancias químicas tanto de forma intencional como sin intención, en las cuales los productos de consumo doméstico de limpieza y desinfección estuvieron dentro de las cinco clases de sustancias más involucradas, con un 7.2% de los casos. De acuerdo con las estadísticas, el grupo de población con mayor riesgo de intoxicación involuntaria son los niños menores de 6 años, que representaron casi la mitad de los reportes (Bearth & Siegrist, 2019). En el Reino Unido, según el U.K. National Poisons Information Service, la más importante ruta de exposición en los accidentes que involucraron productos químicos de consumo fue la ingestión involuntaria. En más de la mitad de los casos, el paciente expuesto al químico nocivo fue un menor de edad, y la mayoría de los productos involucrados consistió en detergente lavavajillas, lejía, desincrustante y limpiador multiusos (Bearth, Miesler & Siegrist, 2016). Problemática relacionada con los productos químicos de consumo Los consumidores cometen normalmente una serie de errores potencialmente peligrosos durante el ciclo de vida de estos productos, que incluye su transporte, uso, almacenamiento y eliminación. Los escenarios que implican el almacenamiento incorrecto de los productos de limpieza son realmente peligrosos; por ejemplo, transportar un producto de limpieza sellado en una bolsa con otros alimentos es un peligro para la salud (Bearth & Siegrist, 2019). La materialización de estos errores entre los consumidores se da por una serie de barreras como la falta de conciencia, ignorancia o mala interpretación de la información de seguridad que se presenta, así como aspectos conductuales o situacionales, entre los que se destacan las distracciones y la baja percepción del riesgo. Las personas pueden considerar el manejo seguro de productos químicos en el hogar como algo innecesario que consume mucho tiempo, o no sentirse personalmente responsables del uso seguro de estos productos. Investigaciones sugieren incluso que los consumidores aplican heurística simple (juicio intuitivo) para evaluar los riesgos de los productos químicos en el hogar, en lugar de basarse en información objetiva como los pictogramas o las declaraciones de peligro y seguridad (Bearth, Buchmüller, Bürgy & Siegrist, 2020). Respecto a las decisiones basadas en una heurística simple, se ha acuñado el concepto de «efecto halo», el cual denota la tendencia de las personas a considerar atributos irrelevantes al juzgar los atributos desconocidos de determinados productos. Por ejemplo, una persona que sucumbe al «efecto halo» y desestima el peligro intrínseco para la salud de un producto desincrustante (de características ácidas) por ser respetuoso con el medio ambiente, podría almacenarlo en un armario de cocina de fácil acceso y, por lo tanto, poner en riesgo a los niños que puedan llegar al armario, derramar o beber tal producto (Bearth & Siegrist, 2019). Barreras para el uso seguro de los productos químicos de consumo Los consumidores realizan frecuentemente una valoración del riesgo de los productos químicos domésticos a partir de una estrategia de decisión simple, basada en la confianza en las autoridades, en los fabricantes, o en la naturalidad percibida. Normalmente un consumidor carece de los recursos necesarios (por ejemplo, tiempo, motivación, atención, falta de educación) para aplicar una estrategia de análisis de riesgo estructurada (Bearth, Saleh & Siegrist, 2019). Las percepciones de riesgo en productos químicos de consumo son complejas y están basadas en conceptos erróneos, en lo que investigadores han denominado «toxicología intuitiva». En las personas, la percepción del riesgo se desarrolla en un doble sistema: un sistema inicial que procesa de forma automática e intuitiva las opciones a las que se enfrenta, y un segundo que procesa la información sistemáticamente. Dependiendo de la tarea en cuestión o de los recursos individuales disponibles (edad, género, ocupación, educación, formación, entre otros), uno de los dos sistemas es el dominante impulsor de elecciones y comportamiento. Un consumidor con información de ingredientes e instrucciones de seguridad tendría garantías para efectuar un manejo adecuado y seguro de un producto químico doméstico, pero el juicio de riesgo intuitivo podría interferir con el análisis sistemático, especialmente si una persona es emotiva o no cuenta con un tiempo suficiente para tomar una decisión (Bearth et al., 2016). Esta barrera para la valoración de los riesgos de los productos químicos de consumo por parte de los usuarios se evidencia en el denominado «halo verde», que es la noción de que los productos de limpieza biodegradables, naturales o que están etiquetados como ecológicos o verdes, son más seguros que aquellos regulares, subestimando su peligrosidad y potencializando su efecto con actitudes desenfadadas durante el transporte, almacenamiento, manipulación o eliminación de los mismos (Bearth et al., 2020). Algunas de estas actitudes incluyen dejarlos al alcance de los niños, trasvasarlos en recipientes de alimentos (por ejemplo, botellas de refrescos) o que imiten las formas de estos, o en lugares donde podrían confundirse con alimentos o bebidas (Bearth et al., 2016). A este respecto, la normatividad colombiana en el Decreto 1496 de 2018 del Ministerio del Trabajo, parágrafo 1 artículo 7, establece: “(…) Se prohíbe el trasvase de productos químicos en envases que cuenten con etiquetado de alimentos o formas que representan o indiquen alimentos (…)”. Otra barrera tiene que ver con que para los productos de consumo empleados con frecuencia en el hogar

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Manejo seguro de productos químicos en el hogar

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / M.Sc. Salud Pública / PhD en Ingeniería (c) / Gerente Técnico del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Diana Marcela Gil Bohórquez / Ingeniera química / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Máster en MBA, Dirección y Administración de Empresas / Directora de Productos y Servicios en Mejora y Soluciones. Hernán Darío Rentería / Médico / Especialista en Salud Ocupacional y Toxicología ocupacional. Yady Cristina González Álvarez / Ingeniera química / Especialista en Epidemiología / Contratista Componente de Seguridad Química Ministerio de Saludy Protección Social. ¿Qué es un producto químico? Los productos químicos están definidos en Colombia, según el artículo 2° de la Ley 55 de 1993, como los elementos y compuestos químicos, y sus mezclas, ya sean naturales o sintéticos. Por su parte, el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) define una sustancia química como “un elemento químico y sus compuestos en estado natural u obtenidos mediante cualquier proceso de producción, incluidos los aditivos necesarios para conservar la estabilidad del producto y las impurezas que resulten del proceso utilizado, y excluidos los disolventes que puedan separarse sin afectar a la estabilidad de la sustancia ni modificar su composición”. ¿Qué es un producto químico peligroso? Se considera un producto químico peligroso a aquel que incluye características peligrosas para la salud, el ambiente y la infraestructura, conforme con la aplicación de los criterios de clasificación de peligrosidad establecidos en el SGA. Cabe señalar que Colombia a partir de 2018 adoptó el SGA y por lo tanto, una sustancia será considerada peligrosa siempre y cuando cumpla con al menos uno de los criterios de peligrosidad de este sistema, como se sintetiza en la ilustración. ¿Cuáles son las vías de ingreso de los productos químicos? Dentro de las vías de ingreso de las sustancias químicas al organismo se encuentra la vía respiratoria, cutánea y digestiva (Bernabé, Izcapa, Rivera, Arcos, & Bravo, 2014); la sustancia química deberá atravesar las membranas celulares para acceder al órgano donde se produce el efecto. Vía respiratoria Esta vía es la más común y por lo tanto la más importante, en especial para aquellos gases, vapores o sustancias sólidas o líquidas que poseen una presión de vapor alta o tienen mayor posibilidad de pasar al aire. Hay partículas que pueden ser retenidas a nivel de las vías respiratorias superiores y otras que pueden penetrar a través del sistema respiratorio. La sustancia química puede ingresar al cuerpo cuando la respiramos a través de la nariz o la boca. Cuando se huele una sustancia química, se está respirando. Pero ciertas sustancias químicas no tienen olor o la persona se acostumbra a él y deja de notarlo. El efecto está asociado al tamaño de la partícula, su estado físico y los peligros de la sustancia. Vía cutánea La piel es el órgano de mayor tamaño en el cuerpo humano y es una de las principales capas de protección del organismo para diversos agentes físicos, químicos y biológicos, y a su vez uno de los principales órganos expuestos a los productos químicos. Las sustancias que entran al organismo por vía dérmica deben atravesar una serie de capas que forman la piel hasta llegar a los capilares sanguíneos y poder ser absorbidos. Vía digestiva No es habitual que en el hogar se presente de manera directa la exposición a sustancias químicas por esta vía, por lo que comúnmente estas exposiciones están asociadas a accidentes derivados de inadecuadas condiciones de almacenamiento, uso y manejo de los productos químicos en el hogar. El efecto por esta vía puede estar asociado a peligros de corrosión o irritación directamente sobre el tracto digestivo o por los peligros asociados al metabolismo de las sustancias químicas. ¿Qué productos químicos se utilizan en el hogar? La mayoría de los productos que se encuentran en su hogar pueden contener sustancias químicas, por lo tanto, se debe ser cuidadoso al leer las etiquetas y en especial las advertencias, de tal forma que se puedan identificar fácilmente cuáles productos contienen sustancias químicas con características de peligrosidad. Entre los productos comúnmente utilizados en el hogar y que pueden contener sustancias químicas peligrosas, se incluyen: Desinfectantes para baños y cocinas, sanitizadores, blanqueadores. Productos de limpieza o mantenimiento del hogar, tales como: jabones, ceras, betunes, velas, limpiadores de desagües, limpiavidrios, desengrasantes, desmanchadores, pinturas, pegamentos, ambientadores, desinfectantes multiusos, ácido muriático (ácido clorhídrico), creolina, naftalina, varsol. Productos para automóviles almacenados en la casa, tales como anticongelantes o líquido para lavar parabrisas. Productos de belleza o para el cuidado de la salud, tales como medicamentos, alcohol antiséptico, cosméticos para el cabello y las uñas, cremas depilatorias, aditivos de tinturas para el cabello, lacas. Aerosoles y cebos para cucarachas. Insecticidas. Venenos para ratas y otros roedores. Productos para eliminar malezas. Productos para el cuidado de sus plantas y del jardín. Champú antipulgas o garrapatas, polvos y baños desinfectantes para mascotas. Productos químicos para piscinas. Combustibles como gasolina, ACPM. Juegos pirotécnicos y pólvora. ¿Cómo reconocer si las sustancias químicas utilizadas en el hogar son peligrosas? Una sustancia es clasificada como peligrosa si cumple alguno de los siguientes criterios: peligros físicos, refiriéndose a características de las sustancias que pueden generar daños sobre la infraestructura y los materiales; peligros a la salud, que se asocian a los efectos agudos o crónicos sobre la salud de las personas; y los peligros para el medio ambiente, que pueden afectar algún componente del medio natural, específicamente en el medio acuático o la capa de ozono. Revisa la etiqueta. Los productos químicos con características de peligrosidad deben tener los elementos de comunicación de peligros en la etiqueta.Uno de los elementos fundamentales para informar a los usuarios de sustancias químicas sobre los peligros de estas y las recomendaciones para su uso y manejo, son las etiquetas, que incluyen información para tomar medidas de precaución que eviten efectos indeseados sobre la salud y el ambiente, así como información de las medidas de actuación en caso de

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Ergonomía cognitiva con enfoque incluyente

Por: Andrea Catalina Beltrán Franco / Psicóloga / Especialista en Psicología Organizacional / Especialista en Salud y Seguridad en el Trabajo / Estudiante de maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo. En la actualidad, hablar de ergonomía desde una mirada simplista y reductiva, centrada únicamente por aspectos físicos, es poco aceptada por la comunidad científica, debido a que con el paso del tiempo este concepto también ha evolucionado, haciéndose complejo y abarcando diferentes áreas del conocimiento; por lo cual, ha requerido un abordaje más amplio como el propuesto por la teoría de los sistemas, que reconoce la importancia de la interrelación entre las diferentes partes de los sistemas con su entorno, del cual se retroalimentan constantemente. Desde este enfoque, y como aporte a las nuevas estrategias que sugieren en el estudio desarrollado por Dul, et.al. (2012) para fortalecer el abordaje y la aplicación de una ergonomía de alta calidad centrada, entre otras cosas, en una visión integradora del conocimiento, así como, en el rendimiento y el bienestar. Es relevante, que al estar en un momento del tiempo en el que prima lo tecnológico y, nuevamente, como ha sucedido en otros momentos de la historia, en el que podrían seguir reemplazándose trabajos que hasta ahora son desarrollados por personas, para ser asumidos por inteligencia artificial; surge la necesidad de fortalecer la educación a la población en estrategias de aprendizaje digital con ayuda de la ergonomía, y en especial, de la ergonomía cognitiva desde la cual se trabaje, a partir de una orientación incluyente, que facilite la adaptación de las personas a dichos cambios del entorno, reconociendo sus diferencias y/o características individuales, no solo a nivel físico sino también cognitivo. Como lo expresan en el libro de Cañas y Waerns (2001) “gran parte del trabajo en ergonomía cognitiva ha sido desarrollado en el nivel perceptual de la cognición” (p.20) así pues, los nuevos retos, propios de nuestra era de comunicación y tecnología conllevan a ocuparnos desde la psicología y la ergonomía cognitiva en estudios tales como: los procesos mentales implicados de acuerdo a edad, género, orientación, raza y demás variables sociodemográficas que inciden en la adaptación físico-mental de las prótesis en biomedicina, la educación a distancia, realidades virtuales, elementos de protección personal adaptados según el género, orientación y cultura, entre otros temas de interés; facilitando la interacción entre los seres humanos y los sistemas de su entorno. La ergonomía con enfoque incluyente se ha trabajado principalmente en el área física, con el diseño de espacios, herramientas y objetos para mujeres trabajadoras y población con necesidades especiales. Sin embargo, a nivel cognitivo no se evidencian muchos aportes en la investigación actual. A pesar de encontrarnos en el siglo XXI, sabemos que muchas personas en el lugar de trabajo son discriminadas por su identidad, sexo y orientación sexual, etc.; facilitando el acoso laboral y generando mayores exigencias mentales y físicas a partir de una organización heteronormativa de las labores. De esta manera, nos encontramos con personas que deben asumir funciones en su trabajo solo porque convencionalmente han sido asignadas según sexo, sin considerar las percepciones y expectativas que surgen a raíz de sus propios procesos identitarios y experiencia. Personas que a pesar de los avances en ergonomía física, usar elementos de protección que no se ajustan a sus características morfofísicas, y personas con constantes o producto de las características socioculturales que determinan otros roles en sus condiciones laborales, extralaborales e individuales. Es así como surge la propuesta de una nueva línea de estudio en ergonomía cognitiva, desde la cual se estudien a profundidad aspectos cognitivos con un enfoque incluyente y que, a futuro, también superen las estructuras socioculturales y laborales tradicionales. Desde esta perspectiva, analizar la ergonomía cognitiva aportaría a otros estudios de la ciencia de la salud que reconocen la importancia de investigar sobre la incidencia de variables como el género sobre diferentes fenómenos del contexto. Por ejemplo, en el trabajo realizado por Makarek y Persinger (1995) citados por Torres, et al. (2006) se afirma que: “las diferencias de género en el rendimiento cognitivo se han demostrado ya desde la infancia…” (p.409) estos autores también comentan que las investigaciones han demostrado que esto estaría relacionado con el impacto que tienen algunas hormonas como los estrógenos en el sistema nervioso central, específicamente en algunas estructuras involucradas en el proceso de memoria; por tanto, la forma como nos acercamos y comprendemos el mundo es diferente desde que comenzamos a interactuar con él. Por esto, no es difícil comprender que en diferentes áreas del conocimiento exista el interés sobre dichas diferencias, estudios centrados en la variable sexo, como el desarrollado por Torres, et al. (2006) en el que se concluye que: “Las mujeres superan a los hombres en tareas verbales, de velocidad perceptiva…tareas de memoria y aprendizaje verbal. Los hombres superan a las mujeres en tareas visoespaciales y resolución de problemas matemáticos” (p.413) Esto permitiría avanzar en la ergonomía cognitiva, debatiendo y profundizando en la comprensión sobre las formas en las que se relaciona hombre y mujer con los objetos y espacios de acuerdo con su contexto sociocultural y habilidades mentales. Cabe resaltar, que en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo (s.f) de la OIT se enuncia que: “no se puede establecer ninguna diferencia en el desarrollo de la capacidad cognitiva entre dos sexos sin tener en cuenta este contexto social en el que se desarrolla el trabajo” (p. 29.93) De esta manera, se reconoce la importancia de entender al ser humano como un sujeto social que durante su desarrollo también se ve influenciado por el contexto socio cultural en el que haya crecido. Así mismo, investigaciones en ergonomía se han interesado en realizar aportes al enfoque incluyente, como la realizada por Guastello et al., (2014) en la que se aclara que a pesar que la variable sexo no fue objeto central de su investigación es importante estudiarla, debido a que notaron diferencias en cuanto a su objeto de estudio; y aunque las autoras, solo se limitan a dicha variable, estudiando

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Química sostenible: la vía para lograr el cumplimiento de los ODS

Por Daniel Arturo Quiroga Vargas / Ingeniero Químico / Especialista en Gerencia en Salud Ocupacional / Estudiante Maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo/ Líder Técnico del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) / Enero 2020. Introducción En el año 1987, la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, creada en 1983 por la Organización de las Naciones Unidas, presentó ante la Asamblea General de dicha entidad el informe denominado «Nuestro Futuro Común», que también es conocido como «Informe Brundtland»,debido a que la política y ex primera ministra noruega, Gro Harlem Brundtland, presidió tal Comisión (Bermejo, 2014). El informe conceptualizó que: “está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, duradero, o sea, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias” (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 1987, p.23). El desarrollo duradero o sostenible, como se visualizó en el Informe Brundtland: «No es un estado de armonía fijo, sino un proceso de cambio por el que la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación de los progresos tecnológicos y la modificación de las institucionesse vuelven acordes con las necesidades presentes tan bien como con las futuras. No pretendemos afirmar que este proceso sea fácil o sencillo (ONU, 1987, p.24).» En los años 80, cuando el medio ambiente empezaba a captar la atención mundial, la pobreza era catalogada como la causa y efecto de los problemas ambientales (degradación ambiental, extinción de especies de fauna y flora). En las dos primeras décadas del Siglo XXI, además de la pobreza hay otras problemáticas globales de inequidad que enfrenta la humanidad, relacionadas con los derechos humanos, la migración y los refugiados y la igualdad de género (Gunawan, Permatasari & Tilt, 2019). Es por esto que, el día 25 de septiembre de 2015, en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de 17 «Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS», con 169 metas asociadas, a alcanzar durante un periodo de 15 años, entre el 2016 y el 2030; para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda global (ONU, 2015). La agenda es ambiciosa, lo cual se patentiza en las necesidades globales de inversión para el cumplimiento de los ODS, que de acuerdo con estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo UNCTAD, están por el orden de USD $ 5-7 billones anuales(aproximadamente 7-9% del PIB Mundial) hasta el año 2030. Este paradigma de cumplimiento de los ODS, asegurar el futuro de la humanidad y potenciar la satisfacción presente de las necesidades y deseos humanos esenciales dentro de los límites ecológicos y de recursos del planeta, es muy relevante para la industria química global (Blum et al., 2017), un negocio de USD $ 4 billones que se extiende a todos los sectores de la economía y emplea directamente a más de siete millones de personas e, indirectamente a más de 20 millones (International Council of Chemical Associations [ICCA], 2017). Dado que la química se halla en el nivel molecular, es necesariamente relevante en una amplia gama de temáticas, que incluyen la salud, el bienestar, el agua limpia, la producción de alimentos, y la preservación de ecosistemas, entre otros (Anastas & Zimmerman, 2018). En concordancia con lo anterior, Anastas (2003) plantea que la sostenibilidad de la humanidad puede alcanzarse si la química fundamental, como base energética de nuestra sociedad y de nuestra economía, sufre transformaciones que le permitan proveer soluciones saludables en lugar de productos tóxicos, partiendo de materias primas renovables y no de fuentes agotables, y restaurando el ambiente antes que coadyuvando a su degradación. La química verde El primer enfoque sistemático de química alineada con la sostenibilidad fue introducido en el año 1991 por Anastas y Warner y se denominó «química verde». La definición acuñada por estos investigadores es la siguiente: “la química verde es el diseño de productos químicos y procesos que reduzcan o eliminen el uso y la generación de sustancias peligrosas” (Anastas & Warner, 1998). Los principios de la química verde constituyen un marco de lo que haría que un producto o proceso químico sea más ecológico (American Chemical Society [ACS], 2020), y son presentados a continuación de acuerdo con el trabajo publicado por Anastas y Warner (1998): Prevención: Es mejor prevenir el residuo que tratar o limpiar el residuo después de que se haya creado. Economía del átomo: Los métodos sintéticos deben diseñarse para maximizar la incorporación en el producto final de todos los materiales utilizados en el proceso. Síntesis de productos químicos menos peligrosos: Siempre que sea posible, los métodos sintéticos deben diseñarse para usar y generar sustancias que posean poca o ninguna toxicidad para la salud humana y el medio ambiente. Diseño de productos químicos más seguros: Los productos químicos deben diseñarse para preservar la eficacia de su función, mientras se reduce su toxicidad. Solventes y auxiliares más seguros: El uso de sustancias auxiliares (solventes, agentes de separación, etc.) debe evitarse siempre que sea posible, y sus efectos deben ser inocuos cuando se usan. Diseño con eficiencia energética: Los requisitos de energía deben ser reconocidos de acuerdo con sus impactos ambientales y económicos y deben minimizarse. Los métodos sintéticos deben desarrollarse a temperatura y presión ambiente. Uso de materias primas renovables: Una materia prima debe ser renovable en lugar de tratarse de una fuente agotable, siempre que sea técnica y económicamente posible. Reducción de derivados: La derivación innecesaria (uso de grupos de bloqueo, protección / desprotección, modificación temporal de procesos físicos / químicos) debe minimizarse o evitarse si es posible, porque tales pasos requieren reactivos adicionales y pueden generar residuos. Catálisis: Los reactivos catalíticos (tan selectivos como sea posible) son superiores a los reactivos estequiométricos. Diseño para la degradación: Los productos químicos deben diseñarse de modo que al final de su función se descompongan en productos de degradación inocuos que no persistan

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