Porfolio

Incrementar el desempeño en la gestión de la SST: una apuesta que fortalece la cadena de suministro del Ingenio Carmelita S.A.

Por: Gerencia de Comunicaciones / Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) Cómo citar este artículo Gerencia de Comunicaciones (2023). Incrementar el desempeño en la gestión de la SST: una apuesta que fortalece la cadena de suministro del Ingenio Carmelita S.A. Revista Protección & Seguridad. No. 408. (marzo – abril 2023). pág. 75-79. https://ccs.org.co/portfolio/incrementar-desempeno-gestion-sst-ingenio-carmelita/ En lugar de descartar micro y pequeñas empresas prestadoras de servicios con debilidades y brechas en el cumplimiento de los requisitos mínimos legales vigentes en Seguridad y Salud en el Trabajo, esta empresa agroindustrial les ayuda a mejorar su desempeño y las acompaña en el proceso para convertirlas en proveedoras y aliadas estratégicas. Desconocimiento de la normatividad vigente, falta de personal competente en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) y un precario cumplimiento del Sistema de Gestión de la SST (con niveles inferiores al 60 %) eran algunas de las principales debilidades que, hacia el 2020, tenían las micro y pequeñas empresas que ofrecían servicios al Ingenio Carmelita, una de las compañías agroindustriales más importantes del suroccidente colombiano. Justamente para ese año, este ingenio, ubicado entre los municipios de Riofrío y Yotoco, en el Valle del Cauca, empezó a registrar una baja asignación de servicios externos tales como montaje industrial o mantenimiento correctivo y preventivo en equipos. La razón: las empresas contratistas de la región no lograban cumplir con los requisitos mínimos legales de seguridad industrial y laboral. La situación generó una alta acumulación de servicios requeridos sin ejecución y trajo como consecuencia un impacto negativo en la generación de empleos. Según el ingenio, para el 2020, varias empresas contratistas de la región dejaron de recibir asignación de servicios, viendo interrumpido su desarrollo y crecimiento. La situación motivó a la organización a desarrollar un programa para fortalecer su cadena de suministros, que generara valor económico y social en su área de influencia. Para ello, empezó por clasificar a las empresas con las que trabaja para el desarrollo de su negocio. Así, se definieron tres categorías: 1) empresas filiales, aquellas que realizan actividades asociadas al core del ingenio: corte manual de la caña, adecuación, preparación y siembra del cultivo y servicios generales al interior de plantas y oficinas; 2) empresas in house, que prestan servicios internos de manera permanente como, por ejemplo, mantenimientos correctivos y preventivos de los equipos; y 3) empresas dinámicas, que prestan servicios de manera esporádica, entre estos, calibraciones, balanceos y análisis vibracionales de la maquinaria. Fortaleciendo el tejido empresarial alrededor de la cultura en SST Con este panorama, Ingenio Carmelita se propuso como objetivo incrementar la conciencia y las capacidades de las empresas contratistas y subcontratistas de la región alrededor de la implementación y mejora continua de sus Sistemas de Gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST). De esta forma, buscaba apalancar a sus aliados estratégicos ayudándoles a cumplir la normatividad mínima legal vigente de modo que lograran alcanzar los estándares mínimos de seguridad y, así, pudieran prestar sus servicios a la organización. Así las cosas, una vez se identifica que una empresa contratista o subcontratista presenta dificultades para garantizar el cumplimiento de los requisitos mínimos en SST, Ingenio Carmelita activa un proceso de acompañamiento para ayudarle a cerrar sus brechas. “Esto incluye reuniones presenciales y recorridos por las oficinas, plantas y demás infraestructuras de esas empresas por parte de personal especializado del ingenio donde les ayudamos a identificar los diferentes riesgos y peligros y a diseñar los mecanismos de control para cada caso”, señala Karen Soto Díaz, supervisora de Higiene y Seguridad Industrial del Ingenio Carmelita. Adicionalmente, Soto indica que realizan un acompañamiento a través del cual socializan los aspectos clave que las empresas contratistas del ingenio deben tener en cuenta para el adecuado diligenciamiento documental durante el proceso de inscripción como proveedores y durante la ejecución de las actividades asignadas. “En caso de que haya desconocimiento normativo o que surjan inquietudes alrededor de asuntos laborales, se crean mesas de diálogo dirigidas por personal especialista en el tema”, agrega Soto. Como parte de este proceso, el Ingenio desarrolló una herramienta virtual que compila los aspectos más relevantes del Sistema de Gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo. El instrumento proporciona una clasificación según el tipo de actividad a desarrollar, que les permite a los postulantes identificar fácilmente los requerimientos mínimos a cumplir para la ejecución de una determinada labor. Además, relaciona cada requerimiento legal con su artículo específico para consulta y ampliación de la información por parte del interesado. De igual manera, orienta sobre la documentación que se debe anexar para iniciar la contratación de un bien o servicio, así como las certificaciones de competencia y aptitud del personal que sea asignado al proyecto. Una vez la información es cargada, el ingenio verifica la documentación adjunta. En caso de identificar novedades, desviaciones o inconsistencias en la información, se retroalimenta a la empresa postulante y, de ser necesario, se programan reuniones para resolver inquietudes y brindar orientación. En caso de que la empresa contratista no cuente con los recursos técnicos o con el personal competente para construir y acopiar la documentación solicitada, se programan jornadas de acompañamiento para definir, paso a paso, las acciones que conduzcan a lograr los cumplimientos legales. “Si se identifican novedades críticas como un cumplimento del SG-SST por debajo del 60 % damos un plazo de 60 días para la implementación en el cual se programa auditoría de seguimiento para validar avances”. Si se identifican dificultades puntuales como, por ejemplo, que la empresa contratista no cuente con el conocimiento para implementar su propia matriz de elementos de protección personal, el ingenio entra a brindar acompañamiento y realiza la entrega de los elementos adecuados para desarrollar la labor, dando luz verde al inicio de actividades. No obstante, le notifica a la empresa que es su responsabilidad garantizar el stock adecuado para dar continuidad a las labores, y con ellos, al contrato. Más allá de una relación contractual Una vez las empresas logran cumplir con los requisitos mínimos, se autoriza su inscripción como contratista o subcontratista. Pero hasta

Incrementar el desempeño en la gestión de la SST: una apuesta que fortalece la cadena de suministro del Ingenio Carmelita S.A. Leer más »

Sistema de acreditación: una herramienta para fortalecer la mejora continua y la madurez del SG-SST

Por: Jacqueline Mesa Sierra / Gerente técnica CCS Ingeniera forestal / Especialista en gestión medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo Yuber Liliana Rodríguez Rojas / Doctora en administración magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo con énfasis en investigación / Auditora interna HSEQ / fisioterapeuta / Investigadora, docente universitaria y consultora empresarial Cómo citar este artículo Mesa Sierra, J., Rodríguez Rojas, Y.L (2023). Sistema de acreditación: una herramienta para fortalecer la mejora continua y la madurez del SG-SST. Revista Protección & Seguridad. No. 408. (marzo – abril 2023). pág. 17-19. https://ccs.org.co/portfolio/sistema-acreditacion-fortalecer-mejora-continua-sg-sst/ El 30 de diciembre de 2022 el Ministerio del Trabajo emitió la Resolución 5350 mediante la cual establece el tiempo para el reconocimiento y otorgamiento del certificado de acreditación en excelencia en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST). En el ámbito global, la acreditación es considerada como una herramienta de calidad que complementa otras estrategias de excelencia en la gestión de las organizaciones. Esto se logra en la medida en que el contenido de los estándares y la metodología de acreditación son adoptados por las organizaciones para garantizar la estructura y los procesos que conllevan a la mejora de la calidad, a la protección de la salud y al fomento de la seguridad en los entornos laborales (Nicklin et al., 2021). En este sentido, la acreditación es una herramienta que impulsa el mejoramiento del desempeño y conlleva a la madurez de los sistemas de gestión; además, tiene el potencial de fortalecer la cultura organizacional si se adopta como parte integral de la estrategia de liderazgo (Desveaux et al., 2017). Esta herramienta es usada por las organizaciones como un mecanismo de garantía de calidad y de mejora de esta. Es importante precisar que estos dos conceptos están relacionados dado que buscan cerrar las brechas de desempeño. No obstante, la garantía de la calidad compara el desempeño con las normas existentes, mientras que la mejora de la calidad tiene como objetivo aumentar continuamente las expectativas de desempeño e impulsar a la organización hacia su crecimiento (Nicklin et al., 2021) y su madurez en la gestión organizacional. En Colombia la construcción conceptual de la calidad y de lineamientos de acreditación ha tenido un amplio desarrollo, particularmente, en sectores como la educación por medio del Consejo Nacional de Acreditación adscrito al Consejo Nacional de educación Superior – CESU; en la salud a través del Sistema Único de Acreditación en Salud el cual contempla los estándares de ISQua¹; y en la industria y el comercio mediante el Subsistema Nacional de la Calidad (SICAL), creado con el fin de fortalecer la calidad de bienes y servicios en las organizaciones e impactar su productividad. En el ámbito de los riesgos laborales, en 2011, fue emitido el Decreto 2923 por el cual se generaron lineamientos para establecer el Sistema de Garantía de Calidad del Sistema General de Riesgos Laborales sin que a la fecha haya sido reglamentado. Posteriormente, la Ley 1562 de 2012 indicó la creación del Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad del Sistema General de Riesgos Laborales que contempla cuatro componentes a saber: el Sistema de Estándares Mínimos, la Auditoría para el Mejoramiento de la Calidad en Seguridad y Salud en el Trabajo y Riegos Laborales, el Sistema de Acreditación y el Sistema de Información para la Calidad. En línea con lo anterior, en 2022 el Ministerio del Trabajo, mediante la Resolución 5350 del 30 de diciembre, establece el tiempo inicial de doce (12) meses para que la Dirección de Riesgos Laborales lleve a cabo las actividades necesarias para estructurar el Sistema de Acreditación en Seguridad y Salud en el Trabajo y, de esta manera, se establezcan los procesos para el reconocimiento y otorgamiento del certificado de acreditación en excelencia en Seguridad y Salud en el Trabajo determinando por la normatividad. Frente a este propósito, el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) ha tenido la oportunidad de aportar en la construcción de los insumos técnicos. En este proceso la premisa clave ha sido que se reconozca a las empresas y organizaciones que buscan la excelencia en seguridad y salud en el trabajo, independientemente de su tamaño y actividad económica, de tal manera que se les garantice igualdad de oportunidades tanto a las organizaciones grandes como a las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MiPymes) frente al acceso a este reconocimiento. Con el plazo definido, y posterior a los procesos de estructuración por parte del Ministerio del Trabajo, se espera que las organizaciones con excelencia en los SG-SST puedan ser acreditadas en los próximos años. Referencias ICONTEC. (n.d.). Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación, ICONTEC. Primer organismo de américa latina acreditado por ISQua, desde el año 2009. Retrieved February 22, 2023, from https:// acreditacionensalud.org.co/isqua-2/ Desveaux, L., Mitchell, J. I., Shaw, J., & Ivers, N. M. (2017). Understanding the impact of accreditation on quality in healthcare: A grounded theory approach. International Journal for Quality in Health Care, 29(7), 941-947. https://doi.org/10.1093/intqhc/mzx136 Ministerio del Trabajo. (2022). Resolución 5350 del 2022. Nicklin, W., Engel, C., & Stewart, J. (2021). Accreditation in 2030. International Journal for Quality in Health Care, 33(1), 1-5. https://doi. org/10.1093/intqhc/mzaa156

Sistema de acreditación: una herramienta para fortalecer la mejora continua y la madurez del SG-SST Leer más »

Cadenas mundiales de suministro: retos y oportunidades para la seguridad y salud en el trabajo

Por: Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Líder de comunicaciones del CCS / Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en responsabilidad social y sostenibilidad Cómo citar este artículo Salamanca Galvis, L.V. (2022). Cadenas mundiales de suministro: retos y oportunidades para la seguridad y salud en el trabajo. Protección & Seguridad. No. 403. (mayo – junio 2022). pág. 24-26. https://ccs.org.co/portfolio/cadenas-suministro-retos-oportunidades-sst/ La producción de bienes y servicios cada vez aparece más fragmentada y dispersa como consecuencia del surgimiento y expansión de las cadenas mundiales de suministro (CMS). De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre el 60 y el 80 % del comercio internacional pasa por este tipo de mecanismos (OIT, s.f.), lo que convierte a las CMS en una representación por excelencia de la economía globalizada. El término CMS abarca la organización transfronteriza de las actividades necesarias para producir bienes o servicios y llevarlos hasta los consumidores e incluye las operaciones de inversión extranjera directa, de abastecimiento internacional —especialmente entre multinacionales occidentales y proveedores radicados en economías en desarrollo— y de externalización de actividades (EU-OSHA, 2020). De acuerdo con la OIT (2018), entre los beneficios que se le atribuyen al crecimiento de las relaciones de suministro transnacionales está la generación de empleo, la creación de nuevas oportunidades para el desarrollo económico y social, el fomento de emprendimientos, la transferencia de tecnología, la evolución hacia actividades de mayor valor añadido y la mejora de la productividad y la competitividad. No obstante, el organismo advierte que “las deficiencias en algunas cadenas mundiales de suministro han contribuido a los déficits de trabajo decente en las condiciones laborales, en ámbitos como el de la seguridad y salud en el trabajo, los salarios y los horarios, e influyen en la relación laboral y la protección que esta puede ofrecer” (OIT, 2016). También aclara que, si bien en muchos países ya existían problemas relativos al trabajo decente antes de que entraran a participar en las cadenas mundiales de suministro, se ha evidenciado que la actividad de estas cadenas ha contribuido a perpetuar e, inclusive, agravar dichos problemas o ha planteado nuevas dificultades. Los escándalos por abusos laborales protagonizados por reconocidas empresas de los sectores agrícola, textil, manufacturero y tecnológico, entre otros, y tragedias como las ocurridas en los últimos años en fábricas de Bangladesh y Pakistán, han suscitado una preocupación mundial por la gestión de la Seguridad y la Salud en el Trabajo a lo largo y ancho de las cadenas mundiales de suministro instando a emprender acciones encaminadas a garantizar condiciones de trabajo decentes. Muestra de ello es la Resolución relativa al trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro adoptada en 2016 durante la 105 Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), la cual plantea un mandato concreto a la OIT para que lidere iniciativas que conduzcan a resolver las brechas de gobernanza en las cadenas de suministro ya sean sectoriales, regionales, nacionales e internacionales. En este sentido, desde el 2019 el organismo viene desarrollando, entre otros proyectos, estudios de caso sobre los incentivos y las limitaciones que existen para mejorar la Seguridad y la Salud en el Trabajo en las cadenas de valor del aceite de palma en Indonesia, del lichi en Madagascar y del café en Colombia. Precisamente, para conocer cuáles han sido los avances y desafíos de las acciones emprendidas en materia de gestión de riesgos laborales en el encadenamiento comercial del producto insignia de nuestro país, el 55 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente contará con la participación de Schneider Guataqui Cervera, coordinador nacional de proyectos en SST de la OIT. En su conferencia ‘La seguridad y la salud del trabajo como elemento fundamental en la sostenibilidad en la cadena de suminis tros’, Guataqui abordará los factores que inciden en la prevalencia de accidentes de trabajo y enfermedades laborales asociadas a cada proceso productivo y cómo estos impactan sobre la rentabilidad empresarial. También presentará, como caso de estudio, los principales resultados y lecciones aprendidas de las estrategias adoptadas en materia de SST en la industria cafetalera colombiana, así como el impacto que han tenido en la mejora del desempeño social y económico del sector. Este ingeniero industrial, especialista en Gerencia en SST y magíster en Calidad y Gestión Integral, quien desde el Ministerio del Trabajo lideró el proceso de implementación de la política pública del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo SG–SST (Decreto 1072 de 2015) en Colombia y hoy brinda apoyo técnico a los países andinos desde la OIT, centrará su ponencia en las claves para construir y consolidar una cultura de seguridad y salud positiva mediante el diálogo social. “Una cultura en la que el gobierno, los empleadores y los trabajadores participan activamente en iniciativas destinadas a asegurar un ambiente de trabajo seguro y saludable, mediante un sistema de derechos, responsabilidades y deberes bien definidos, y en la que se conceda la máxima prioridad al principio de prevención”, sostiene Guataqui. De acuerdo con el experto, la pandemia de la COVID-19 que ha padecido el mundo en los últimos años ha planteado nuevos retos para la SST, “demostrando que el diálogo social ha sido particularmente decisivo a la hora de abordar sus impactos y futuras crisis en el mundo del trabajo y que apoya, no solo la protección de los trabajadores, sino también la supervivencia y la continuidad de las empresas”. Por eso, aunado a su experiencia en el proyecto «Mejorar la seguridad y salud en el trabajo en la cadena de suministro del café en Colombia» en su charla dará a conocer cómo fomentar el diálogo social en aras de crear una cultura de prevención, cuál es el papel de los interlocutores sociales en este sentido, por qué se requiere la cooperación entre empleadores y trabajadores para una gestión eficaz de la SST y cuál es el valor de exponer las preocupaciones asociadas. Referencias OIT. (2018). La seguridad y salud en el trabajo en las cadenas mundiales de valor. Kit de inicio. Evaluación de los incentivos y las limitaciones para mejorar la

Cadenas mundiales de suministro: retos y oportunidades para la seguridad y salud en el trabajo Leer más »

Abecé de la ley de plásticos de un solo uso

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) Cómo citar este artículo Gerencia de Comunicaciones. (2024). Abecé de la ley de plásticos de un solo uso. Protección & Seguridad en la Comunidad No. 53. (enero – marzo 2024). pág. 07-11. https://ccs.org.co/portfolio/abece-ley-plasticos-de-solo-uso Recuerdas esas épocas en las que se usaban vasos, platos y cubiertos plásticos en las celebraciones que, luego, se desechaban en una gran bolsa de basura?, ¿qué decir de los pitillos, las bolsas plásticas para mercar y los mezcladores de bebidas? ¿o de los empaques de icopor donde se alistaba la comida para llevar? Este tipo de productos serán cosa del pasado en Colombia. El 7 de julio de 2024 entró en vigor la primera parte de la ley que prohíbe los denominados “productos plásticos de un solo uso”. Así, a partir de esa fecha, no podrán ser comercializados o distribuidos en el territorio nacional productos concebidos para ser utilizados una sola vez o cuya composición no incorpore materias primas recicladas o no permita su reutilización o biodegrabilidad. Sin embargo, existen muchas dudas en torno al alcance de la ley, sus excepciones y los productos que podrán seguir siendo comercializados. En esta edición de Protección & Seguridad en la Comunidad presentamos un abecé con el propósito de contribuir a clarificar el nuevo panorama de consumo de plásticos que afrontará el país en los siguientes años. De acuerdo con la Ley 2232 de 2022, los plásticos de un solo uso son aquellos “productos que no han sido concebidos, diseñados o introducidos en el mercado para realizar múltiples circuitos, rotaciones o usos a lo largo de su ciclo de vida, independientemente del uso repetido que le otorgue el consumidor”. En otras palabras, son desarrollados para ser usados una sola vez y desechados con un tiempo de vida útil demasiado corto. B. ¿Cuáles son los productos que prohíbe la Ley 2232 de 2022? El artículo 5 de la Ley 2232 de 2022 prohíbe la introducción en el mercado, comercialización y distribución de los siguientes productos: En un plazo de dos años, se deberán dejar de producir y comercializar: • Bolsas de punto de pago utilizadas para embalar, cargar o transportar paquetes y mercancías, excepto aquellas reutilizables o de uso industrial. • Bolsas utilizadas para embalar periódicos, revistas, publicidad y facturas, así como las utilizadas en las lavanderías para empacar ropa lavada. • Rollos de bolsas vacías en superficies comerciales para embalar, cargar o transportar paquetes y mercancías o llevar alimentos a granel, excepto para los productos de origen animal crudos. • Mezcladores y pitillos para bebidas. • Soportes plásticos para las bombas de inflar. • Soportes plásticos de los copitos de algodón o hisopos flexibles con puntas de algodón. Así mismo, en un plazo de 8 años: • Envases o empaques, recipientes y bolsas para contener líquidos no preenvasados, para consumo inmediato, para llevar o para entregas a domicilio. • Platos, bandejas, cuchillos, tenedores, cucharas, vasos y guantes para comer. • Confeti, manteles y serpentinas. • Envases o empaques y recipientes para contener o llevar comidas o alimentos no preenvasados conforme a la normatividad vigente, para consumo inmediato, utilizados para llevar o para entregas a domicilio. • Láminas para servir, empacar, envolver o separar alimentos de consumo inmediato, utilizados para llevar o para entrega a domicilio. • Mangos para hilo dental o porta hilos dentales de uso único. • Empaques, envases o cualquier recipiente empleado para la comercialización al consumidor final de frutas, verduras y tubérculos frescos que, en su estado natural, cuenten con cáscaras; hierbas aromáticas frescas, hortalizas frescas y hongos frescos. • Adhesivos, etiquetas o cualquier distintivo que se fije a los vegetales. Quedan exceptuados de la prohibición y sustitución gradual los plásticos de un solo uso que se utilizan para: • Propósitos médicos por razones de asepsia e higiene; y para la conservación y protección médica, farmacéutica y/o de nutrición clínica que no cuenten con materiales alternativos para sustituirlos. • Contener productos químicos cuya manipulación genera riesgo para la salud humana o para el medio ambiente. • Contener y conservar alimentos, líquidos y bebidas de origen animal, así como alimentos o insumos húmedos, elaborados o preelaborados, que por razones de higiene y seguridad alimentaria necesitan estar en bolsas o recipientes de plástico de un solo uso. Fines específicos que, por razones de higiene o salud, requieren de una bolsa o recipiente plástico de un solo uso, de conformidad con las normas sanitarias. • Prestar servicios en los establecimientos que brindan asistencia médica y para el uso por parte de personas con discapacidad. • Los plásticos de un solo uso cuyos sustitutos, en todos los casos, tengan un impacto ambiental y humano mayor de acuerdo con resultados de Análisis de Ciclo de Vida que incorporen todas las etapas del ciclo de vida del plástico. • Empaques o envases de productos de la canasta familiar como los que contienen líquidos y bebidas de origen animal (por ejemplo, la leche) y aquellos que sean empaques de productos como cereales y leguminosas (arroz, avenas, fríjoles, pastas, etc.). • Empacar o envasar residuos peligrosos, de acuerdo con la normatividad vigente. • Aquellos productos fabricados con un ciento por ciento de materia prima plástica reciclada proveniente de material posconsumo nacional, certificada por organismos acreditados para tal fin por parte del Gobierno Nacional. • Materiales no plásticos reutilizables o biodegradables. • Plásticos cuyos componentes se degradan en condiciones ambientales naturales. • Alternativas biodegradables en condiciones naturales provenientes de los desechos agrícolas. • Productos elaborados a partir de materiales plásticos reciclados y que pasan por un proceso de reciclaje efectivo, que cuentan con una cadena de valor que permite su aprovechamiento o tienen metas individualizadas en el marco de la economía circular y de la Responsabilidad Extendida del Productor. No se permitirá el ingreso ni el uso de plásticos de un solo uso a las áreas protegidas como parques nacionales, páramos, humedales Ramsar (máxima categoría de protección a nivel mundial), ecosistemas marinos sensibles y reservas de biósfera (zonas de ecosistemas terrestres o costeros/marinos, o

Abecé de la ley de plásticos de un solo uso Leer más »

Gestión sostenible en la cadena de suministro: retos y barreras para las pymes. Una reflexión desde la ANDI

Carlos Herrera, vicepresidente de desarrollo sostenible de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI). Cómo citar este artículo Carlos Herrera. (2024). Gestión sostenible en la cadena de suministro: retos y barreras para las pymes. Una reflexión desde la ANDI. Protección & Seguridad No. 414. (marzo – abril 2024). pág. 34-36. https://ccs.org.co/portfolio/gestion-sostenible-cadena-suministro-retos-barreras-pymes-andi/ La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental para las empresas que buscan no solo el éxito económico, sino también contribuir positivamente a la sociedad, al tiempo que preservan y regeneran el medio ambiente. En este contexto, las pequeñas y medianas empresas (pymes) juegan un papel crucial en la cadena de suministro al ser actores que pueden apalancar las iniciativas en la materia y convertirse en aliados estratégicos de las empresas ancla a la hora de adoptar buenas prácticas. No obstante, enfrentan desafíos particulares debido a su naturaleza, capacidad de gestión y acceso a recursos y conocimiento. Para arrojar luz sobre este tema, hablamos con Carlos Herrera, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) quien compartió las necesidades identificadas, así como las dificultades que enfrentan las pymes en su camino hacia la sostenibilidad. P&S: en términos de gestión de la sostenibilidad de la cadena de suministro, ¿qué aspectos son relevantes para las empresas a la hora de contratar o articular acciones con las mipymes? Carlos Herrera: las empresas están comprometidas con alcanzar altos estándares sociales y ambientales, muchos de ellos asociados con respuestas a desafíos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la inequidad. Las estrategias incluyen acciones internas orientadas a temas como la eficiencia en el uso de recursos naturales y la descarbonización, a lo que se suman iniciativas implementadas con los proveedores para que impulsen la eficiencia en sus procesos, la medición de la huella de carbono, el cumplimiento de reglas laborales y directrices de protección de los Derechos Humanos, entre otras Dependiendo del sector y del contexto donde la empresa desarrolle sus actividades, algunos de estos temas son parte de las condiciones para contratar a un proveedor. En muchos casos, se espera que también sean parte de los requerimientos que los mismos proveedores hagan a su cadena de suministro, generando un efecto cascada, que involucra empresas de diferentes tamaños. P&S: ¿cuáles son las necesidades que la ANDI ha identificado en las empresas para respaldar a las pequeñas y medianas, con el objetivo de fortalecer su gestión de la sostenibilidad? C.H.: resulta importante que las empresas fijen objetivos de largo plazo y promuevan que sus proveedores, a la vez, fijen sus propios propósitos acorde a sus actividades, capacidades y entorno regulatorio. Aquí las empresas pueden jugar un papel importante al hacer a las pymes parte de su estrategia general, compartiendo información, buenas prácticas y espacios de aprendizaje, transfiriendo conocimientos y generando acompañamiento para introducir buenas prácticas. Los temas varían según el sector y las particularidades regionales, pero, sin duda, aspectos comunes son la descarbonización, las prácticas de economía circular, los derechos laborales, la competencia y la transparencia. P&S: ¿qué dificultades encuentran en la gestión sostenible de las pequeñas y medianas empresas? C.H.: el contexto no siempre ayuda ya que los cambios en las políticas, un marco legal inadecuado y un contexto social inestable dificulta el crecimiento de las pymes y hace difícil la gestión sostenible. Teóricamente, la práctica de la sostenibilidad debe contribuir a generar empresas más eficientes y competitivas, pero esto no siempre es posible debido a limitaciones en torno al conocimiento, la disponibilidad de recursos, la competencia desleal y los obstáculos para transferencia de tecnología. A ello se suma la disponibilidad de personal entrenado y los costos que pueden afectar el valor de los productos. Además, muchos consumidores no reconocen los esfuerzos en sostenibilidad de estas empresas y no están dispuestos a preferir sus productos o servicios o pagar un poco más a quien tiene mejores prácticas en sostenibilidad. P&S: ¿la ANDI cuenta con programas de apoyo para mipymes a través de los cuales apoyan su gestión en sostenibilidad? De ser así, ¿cuáles son?, ¿en qué consisten y cómo pueden acceder estas organizaciones a tales iniciativas? C.H.: muchas empresas afiliadas a la ANDI, así como la misma asociación tienen proyectos que apoyan la implementación de buenas prácticas, emprendimientos, negocios inclusivos, prácticas de economía circular, digitalización, descarbonización o protección de la biodiversidad. Son diversos frentes que tiene el empresariado con el convencimiento de que no es posible avanzar hacia un país más competitivo y justo sin el involucramiento de las pymes. Dependiendo del tema hay oficinas transversales, sectoriales o regionales, que se pueden consultar para buscar contactos con quienes manejan dichos temas. P&S: ¿cuál es el principal desafío que identifican con respecto a la gestión de la sostenibilidad en las empresas, particularmente las pequeñas? C.H.: se requiere un entorno propicio para las pequeñas empresas, con reglas acordes a su capacidad, pocos trámites, acceso a información y recursos. Muchas reglas y requerimientos gubernamentales dirigidas a las empresas no diferencian su tamaño y capacidad de gestión. Por esto, un desafío en materia de sostenibilidad es contar con un entorno adecuado que promueva la formalidad y que oriente a las pequeñas y medianas empresas a prácticas de gestión sostenible que contribuyan a hacerlas más competitivas, ampliar sus mercados y mejorar las condiciones de sus empleados.

Gestión sostenible en la cadena de suministro: retos y barreras para las pymes. Una reflexión desde la ANDI Leer más »

Mipymes: el imprescindible escenario de la sostenibilidad

Lina Fernanda Sánchez Alvarado, comunicadora social y periodista / magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos Cómo citar este artículo Sánchez Alvarado, L F. (2024). Mipymes: el imprescindible escenario de la sostenibilidad Una reflexión desde la ANDI. Protección & Seguridad No. 418. (noviembre – diciembre 2024). pág. 22-25. https://ccs.org.co/portfolio/mipymes-imprescindible-escenario-sostenibilidad/ En la muy sonada Conferencia de las Partes (COP16), realizada en octubre pasado en Cali (Colombia), se abordó la crisis global de la biodiversidad. En una charla centrada en el papel del sector privado como aliado de la naturaleza, se resaltó una frase clave: “la sostenibilidad no es solo un compromiso con el planeta, sino una garantía de supervivencia a largo plazo para las empresas” (Uniandes, s.f). En ello coincide Diana Puerta, directora de las maestrías en Sostenibilidad de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, quien asegura que las organizaciones están llamadas a una conversación necesaria y apremiante alrededor de este tema: “afrontamos una triple crisis: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación —explica la académica—. Las empresas deben reconocer el sentido de urgencia para la acción, la gestión del riesgo y la identificación de la oportunidad” (Uniandes, 2024). Pero, ¿es este un desafío que solo compete a las grandes empresas? Definitivamente no, hay que tener en cuenta que las pequeñas y medianas empresas representan el 94,2 % del tejido empresarial, son el motor de la economía nacional y, por lo tanto, el abordaje de la sostenibilidad resulta ineludible también para ellas. Así mismo, en el marco de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), “las pymes adquieren un alto grado de importancia en las dimensiones social, económica y ambiental, bajo el respeto profundo de los Derechos Humanos y con la interrelación entre grupos de interés basados en la integridad y en la transparencia; elementos centrales de la sostenibilidad”, como lo señala Mauricio López, director ejecutivo del Pacto Global Red Colombia (2024). De hecho, siete de los 17 ODS contienen asuntos que tienen relación con las pymes (véase la tabla 1). “El papel de estas pequeñas y medianas empresas se considera clave para asegurar la prosperidad de los territorios, generar empleo, ofrecer oportunidades de formación y desarrollo de carreras profesionales y, por lo tanto, conseguir la erradicación de las desigualdades” (Pacto Mundial Red española, 2019). Así las cosas, la transición hacia la sostenibilidad debe ser considerada una meta para cualquier empresa, sin importar su tamaño, no solo por su responsabilidad como actores sociales, sino por los beneficios que reporta para su propio desempeño corporativo, tal y como lo refiere Natalia Soto, asociada senior del Departamento de Derecho Ambiental de la firma Lloreda Camacho. Soto es enfática al asegurar que este proceso no implica comenzar desde cero, ya que muchas empresas probablemente ya realizan acciones que, aunque aisladas o desarticuladas, aportan de una u otra forma a la sostenibilidad. No obstante, señala la importancia de consolidar estas iniciativas en una estrategia integral, lo que requerirá esfuerzos administrativos y financieros iniciales que podrían ser significativos. “Cada empresa debe avanzar gradualmente según sus posibilidades, priorizando la identificación y gestión de sus impactos, así como sus grupos de interés”. La experta explica que en el país existen normas que buscan promover la adopción de prácticas empresariales sostenibles que, por el momento, están enfocadas en el sector financiero. Destaca, por ejemplo, el capítulo XV de la Circular Básica Jurídica de la Superintendencia de Sociedades que establece recomendaciones para que las empresas identifiquen y reporten sus impactos bajo estándares internacionales. Implementación que aún es voluntaria, pero que en el corto plazo será obligatoria para las empresas grandes y, en el mediano, para las pymes. Otra norma que destaca es el Marco mundial Kunming-Montreal, aprobado bajo el Convenio de Diversidad Biológica 2022, y en el que Colombia se comprometió a contar, para el 2030, con medidas administrativas o normativas que promuevan que las grandes empresas controlen, evalúen y comuniquen sus riesgos, dependencias y efectos sobre la biodiversidad, así como las de sus cadenas de suministro. Aunque estas medidas no están dirigidas directamente a las pymes, “al formar parte de las cadenas de suministro de las grandes empresas, sí se verán en la necesidad de implementar esquemas de identificación, monitoreo y reporte de sus impactos y riesgos con relación a la biodiversidad —destaca Soto—. Comenzar la transición permitirá a las pymes tener bases para el momento en el que se exija la implementación y reporte de prácticas sostenibles”. Cuatro razones para apostarle a la sostenibilidad Mauricio López, director ejecutivo del Pacto Global Red Colombia (2024) escribió recientemente que integrar la sostenibilidad en todas sus dimensiones de manera integral no solo es posible, sino esencial para la supervivencia y el éxito en el mundo actual, pues una empresa que no se sume a esta apuesta tendrá un futuro con mayor incertidumbre. Aquí cuatro razones para que las pymes le apuesten a la sostenibilidad. Abrazar este desafío, en palabras de Sandra Vilardy, exviceministra de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, creará un valor compartido, garantizando la prosperidad de las organizaciones y la salud del planeta y de las personas. Un reto que requiere una mentalidad innovadora y responsable (Administración Uniandes, 2024). Algunas iniciativas En el país, varias iniciativas han permitido que las pymes se sumen a este tránsito, ajustando sus estrategias y poniendo en marcha planes que están beneficiando al tejido empresarial, a las comunidades y al medio ambiente. Con base en lo anterior, es innegable que la sostenibilidad no es una responsabilidad exclusiva de las grandes corporaciones, sino una necesidad que involucra a todos los actores del tejido empresarial, incluidas las pymes, que representan una porción significativa de la economía global. A medida que las regulaciones y las expectativas sobre sostenibilidad se incrementan, las pequeñas y medianas empresas deben reconocer la urgencia de adaptarse a esta nueva realidad. Si bien el camino hacia la sostenibilidad puede presentar desafíos, es innegable que las oportunidades que ofrece son considerables. Integrar prácticas sostenibles no solo contribuye a la

Mipymes: el imprescindible escenario de la sostenibilidad Leer más »

Síndrome de Boreout: del aburrimiento a la insatisfacción laboral

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis, líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Imagina llegar a la oficina o a tu lugar de trabajo cada día y sentir que las horas se hacen eternas. Tus tareas son repetitivas y monótonas hasta el aburrimiento. Te sientes desmotivado. No encuentras nuevos retos y sientes que tu potencial está siendo desperdiciado. Este es el día a día de muchas personas que sufren del “Síndrome de Boreout”, un problema cada vez más común en el entorno laboral. El término fue acuñado en 2007 por los psiquiatras suizos Philippe Rothlin y Peter R. Werder para conceptualizar las manifestaciones psicológicas y comportamentales que aparecen en un trabajador cuando experimenta escasa exigencia por parte de sus superiores y aburrimiento o desinterés crónico en su trabajo de manera prolongada. Como consecuencia, se siente insatisfecho, desinteresado y apático con la labor que desempeña e, incluso, puede llegar a sentirse inútil y despreciado (García, 2012, como se citó en Medina, 2015). Así, a diferencia del burnout que surge del estrés y la sobrecarga de trabajo, el boreout se origina en la falta de estímulo y motivación laboral, siendo un fenómeno que aqueja, cada vez, a mayor número de trabajadores. Según un estudio realizado por la consultora Plurum y citado por el diario económico Portafolio (2021), tan solo en 2019 el 80 % de los más de 45.000 trabajadores colombianos pertenecientes a 60 organizaciones nacionales y multinacionales que fueron encuestados, manifestaron que se sentían insatisfechos con sus trabajos. A su vez, un 40 % admitió sentirse poco valorados en sus empresas “mientras que el 77 % afirmó que, de sentirse mucho menos aburridos con las actividades que realizaban, harían sus tareas con mayor entusiasmo y rendimiento” (Portafolio, 2021). Impacto en la productividad Dado que el boreout les impide a las personas desempeñarse satisfactoriamente, el fenómeno tiene un alto impacto en la productividad de las organizaciones. Rothlin y Werder señalan que los trabajadores que padecen este síndrome, suelen permanecer en sus trabajos ya sea por necesidad económica, por falta de nuevas oportunidades laborales o por resignación frente a las circunstancias (como se citó en Agudelo, 2020). Esta situación los obliga a desarrollar mecanismos para paliar el aburrimiento y así, poder sentirse algo más productivos. Por ello, como lo indica EUDE Business School (2022) en uno de los artículos de su blog, terminan “matando” el tiempo realizando otras actividades como hacer compras en línea, desarrollar quehaceres personales o consultar redes sociales. Otras estrategias incluyen parecer agobiados por la cantidad de trabajo que tienen a cargo para, así, poder rechazar trabajo extra o hacer solo aquello que les corresponde, sin ningún grado de proactividad, innovación y agregación de valor, lo que se explica por la falta de autoexigencia. “El síndrome de boreout es un preludio del presentismo laboral y se trata de sentir la obligación de estar en el lugar de trabajo durante horas sin saber qué hacer”, advierten los expertos de EUDE Business School (2022). Lo peor, según Sinergye (s.f.), una consultora en gestión de recursos humanos con presencia en 17 países es que “el problema puede alargarse durante meses o años, ya que quien sufre síndrome de boreout no colapsa tan rápidamente como sí ocurre cuando hay mucho estrés o sobrecarga. Además, el estigma que recae sobre la falta de productividad hace que se evite hablar del tema”, indica. Esto no solo repercute en la eficiencia y calidad de los procesos que están a cargo del trabajador afectado y, por ende, en la productividad de la organización en general, sino también en el crecimiento personal y profesional del trabajador, así como en su salud mental, ya que la desmotivación puede conducir a generar enfermedades laborales que afectan el bienestar de los trabajadores como lo son trastornos de estrés, ansiedad y depresión. De igual forma, se pueden producir accidentes laborales debido a actos inseguros cometidos por el trabajador. “Las consecuencias perjudiciales para las empresas son altas tasas de rotación, pérdida de productividad e insatisfacción laboral en el seno de la plantilla, lo que generaría un mal ambiente y, como consecuencia, dificultades tanto para retener talento como para atraerlo”, añaden los especialistas de Sinergye. Síntomas a los que se debe prestar atención Una cosa es que identifiquemos que ciertas funciones o tareas nos producen tedio y otra muy diferente es sentir apatía por el trabajo de manera constante, siendo esta una sensación que se prolonga por días, semanas y/o meses. Por eso, es clave estar alerta a los síntomas del boreout. De acuerdo con Juan Moisés de la Serna (2024), doctor en psicología, entre las manifestaciones más habituales se encuentran las siguientes: • Cansancio físico y mental, incluso antes de haber empezado la jornada de trabajo, debido a la falta de descanso del día anterior y a la desmotivación con la que acude a su puesto. • Sentimientos persistentes de aburrimiento y desinterés hacia las tareas asignadas. • Apatía y desmotivación a la hora de participar en las actividades de la empresa lo que hace que el trabajador se limite a cumplir estrictamente con sus funciones y se marche cuanto antes del trabajo. • Insatisfacción laboral y permanente frustración con respecto a sus funciones laborales. • Tendencia a desconectarse mentalmente del trabajo, lo que puede manifestarse en distracciones frecuentes (como el uso excesivo de internet o del celular para fines no laborales). • Simulación de ocupación: algunas personas pueden fingir estar ocupadas para evitar la percepción de que no tienen suficiente trabajo, lo que puede llevar a un ciclo de culpa y ansiedad. Principales causas Si bien la desmotivación y el aburrimiento en el trabajo puede estar asociados a factores propios del trabajador como la falta de interés personal en las tareas asignadas, una baja autoevaluación de sus propias capacidades o una actitud pasiva hacia su desarrollo profesional, en muchos casos, este fenómeno hunde sus raíces en factores organizacionales. Al respecto, los académicos de EUDE Business School (2022) enlistan algunas de las causas que podrían influenciar el nivel de satisfacción laboral de

Síndrome de Boreout: del aburrimiento a la insatisfacción laboral Leer más »

Aplicar altos estándares de HSE, una decisión estratégica en la industria petrolera

Carlos Martín Castro Cerón, ingeniero de petróleos, especialista en Salud, Seguridad y Medio Ambiente (HSE) / experto en evaluación de riesgos y realización de evaluaciones de cumplimiento HSE. El sector petrolero —con su vasta red de operaciones y su intrínseca relación con recursos naturales finitos— ha sido epicentro de discusiones sobre salud, seguridad y medio ambiente. Esta industria, debido a la naturaleza volátil y, a menudo, peligrosa de sus operaciones, ha tenido que enfrentarse a múltiples desafíos relacionados con la protección de sus trabajadores y del medio ambiente (Tveit & Walderhaug, 2018). Desde los inicios de la explotación petrolera, los graves incidentes ocurridos han puesto de relieve la necesidad de implementar protocolos de seguridad cada vez más rigurosos. Desastres notables como el de Piper Alpha, en 1988, y el derrame de Deepwater Horizon, en 2010, han llevado a la industria a una introspección profunda y a la búsqueda de innovaciones en términos de seguridad y protección ambiental (Kaiser, 2015; Birkland, 2011). En este contexto, la ingeniería de petróleos juega un papel esencial: no solo se ocupa de la extracción eficiente de hidrocarburos, sino que también tiene la responsabilidad de asegurarse de que este proceso se realice de manera segura y sostenible. Con el avance tecnológico, esta disciplina ha desarrollado herramientas y métodos que no solo mejoran la eficiencia de la producción, sino que también reducen los riesgos asociados a las operaciones petroleras (Holden, 2013). Es evidente que la integración de las normas de Salud, Seguridad y Medio Ambiente (HSE, por sus siglas en inglés: Health, Safety, and Environment) no son simplemente un complemento, sino una parte integral de la ingeniería de petróleos moderna. Las universidades y las instituciones de formación que ofrecen este programa han reconocido esta realidad e incorporado la formación en HSE como parte esencial de sus currículos (Speight, 2011). Desde los albores de la industria petrolera, las preocupaciones relacionadas con la salud y la seguridad han sido una constante y en décadas recientes, la conciencia ambiental ha añadido otra dimensión a estas preocupaciones. Sin embargo, su historia temprana estuvo marcada por prácticas que hoy por hoy serían inaceptables. Durante la fiebre del petróleo de finales del siglo XIX, la falta de regulaciones y la carrera por explotar y producir el crudo resultaron en condiciones de trabajo peligrosas que provocaron un alto número de accidentes (Yergin, 1991). La explosión y posterior incendio de la plataforma petrolera Piper Alpha en el Mar del Norte, en 1988, fue un punto de inflexión que condujo a cambios significativos en la percepción y gestión del riesgo en la industria petrolera. El desastre llevó a la industria a reevaluar y fortalecer sus prácticas de HSE (Cullen, 1990). Con el derrame de petróleo del Exxon Valdez, en 1989, la atención se centró en las preocupaciones ambientales, llevando a la industria a revisar y a mejorar sus protocolos para prevenir derrames y minimizar el daño (Jernelöv, 2010). Por su parte, el derrame de Deepwater Horizon, en 2010, en el Golfo de México, uno de los peores desastres ambientales en la historia de Estados Unidos, resaltó la necesidad de crear sistemas de gestión de seguridad más robustos, así como la importancia de una cultura de prevención en la industria petrolera (Freudenburg & Gramling, 2011). Actualmente, las normas de HSE en este sector son el resultado de una evolución impulsada por incidentes desafortunados, avances tecnológicos y un crecimiento en la conciencia social y ambiental entre los directivos, especialistas y todos los actores involucrados en el proceso de exploración y explotación petrolera. La ingeniería de petróleos, con sus habilidades y competencias especializadas, juega un papel crucial en la fase inicial de diseño y planificación de cualquier proyecto petrolero. Esta etapa preparatoria es el punto de partida para establecer sólidos protocolos HSE ya que establece la base sobre la que se edificarán todas las operaciones subsiguientes. Desde esta fase de conceptualización es vital incluir los aspectos de HSE para que la infraestructura a desarrollar contemple aspectos ergonómicos, humanos, ambientales, de sostenibilidad y de compliance, así como las posibles contingencias, para mejorar el bienestar en todo el entorno de ese proyecto. Durante el diseño y la planificación, los ingenieros tienen en cuenta factores como la geología del sitio, las tecnologías disponibles, las características específicas del hidrocarburo y, lo que es más importante, las posibles amenazas para la salud humana, la seguridad y el medio ambiente (Lees, 1996). Esta consideración anticipada permite que los equipos diseñen sistemas y protocolos que reduzcan al mínimo el riesgo de accidentes y derrames y que protejan el capital natural en la zona de influencia (Skogdalen & Vinnem, 2012). Por ejemplo, en el diseño de instalaciones petroleras se deben considerar medidas de seguridad de todos los niveles de la jerarquía de control de riesgos como lo son los sistemas de detección y prevención de incendios, los equipos de protección personal y los sistemas de ventilación adecuados, entre otros. Además, se deben implementar prácticas y procedimientos seguros para las operaciones diarias tales como el manejo y el almacenamiento adecuado de sustancias químicas, el control de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y la gestión de residuos. El impacto de estas decisiones es profundo. Por ejemplo, la elección sobre el tipo de plataforma a utilizar en un campo petrolero offshore puede determinar el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, el riesgo de derrames de petróleo y la seguridad de los trabajadores en condiciones climáticas adversas (Thompson, 2015). Además, la selección de tecnologías de perforación y extracción, así como las técnicas de manejo y almacenamiento se determinan en esta fase y tienen un impacto directo en la eficiencia operativa, la salud y seguridad de los trabajadores y la protección del medio ambiente (Mannan, 2005). En esencia, la fase de diseño y planificación es una oportunidad para que la ingeniería de petróleos integre las normas HSE desde el inicio, sentando las bases para operaciones más seguras y ambientalmente responsables. El corazón de cualquier operación petrolera reside en su etapa de operación y mantenimiento conocido como ‘O&M’.

Aplicar altos estándares de HSE, una decisión estratégica en la industria petrolera Leer más »

Mipymes sostenibles: su importancia, los desafíos y la ruta para avanzar

Jacqueline Mesa Sierra, Gerente técnica del CCS / Ingeniera forestal / Especialista en gestión medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo Al hablar de mipymes es posible que su importancia se perciba de manera fragmentada, lo que dificulta comprender plenamente el impacto que tienen en las economías a nivel global. Aunque la definición y clasificación de micro, pequeña y mediana empresa (mipyme) se basa en criterios diferentes de acuerdo con cada país1, en términos generales es clara y evidente la importancia económica y social que representan para las regiones y los países siendo, en muchos casos, la base de los mercados mundiales, nacionales y locales. Se estima que existen 162,8 millones de pymes establecidas, de las cuales, cerca de 96,3 millones se encuentran en mercados emergentes lo que representa casi el 90 % de todas las empresas y el 50 % del PIB en la mayoría de los países del mundo (UNDRR, Zodrow & Hendel-Blackford, 2020) citado por Mesa Sierra (2021). De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dos de cada tres personas trabajan en una pyme y en muchos países representan hasta el 99 % de las empresas en la economía. Como ejemplo, en toda la Unión Europea (UE) el 99,8 % de todas las empresas son pymes, emplean al 66 % de la población activa total y representan el 56,4 % del valor agregado. Así mismo, son consideradas una de las más importantes fuentes de éxito para el desarrollo económico, por lo cual, para la UE, es clave garantizar un entorno beneficioso para estas organizaciones de tal manera que se asegure el éxito del desarrollo económico de Europa (Comisión Europea 2015 citado por Trenkle (2020). Para el caso de Latinoamérica y el Caribe de acuerdo con la OCDE y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe -CAF (2024), las mipymes constituyen el 99,5 % de las empresas y casi nueve de cada diez pertenecen a la categoría de microempresas. Además, contribuyen con aproximadamente el 60 % del empleo productivo formal. Estos aspectos demuestran el papel fundamental que tienen las mipymes en el panorama social y económico de las diferentes regiones, por lo que es clave y necesario que se dé relevancia a la sostenibilidad como factor transformador de las mismas. Sin embargo, antes de hacer referencia a los beneficios que puede llegar a tener mipymes sostenibles, es necesario identificar las principales dificultades que tienen la gran mayoría (con pocas excepciones) de las mipymes en la región, entre los que se pueden destacar los siguientes: • Dificultades de financiación y acceso al crédito. Este es, quizá, uno de los principales retos para las mipymes, especialmente, para las micro y pequeñas empresas, que en sus primeros años dependen del capital propio de los fundadores o socios. Esta situación se agrava en el caso de aquellas que son lideradas por mujeres (OCDE, CAF, 2024). En Colombia, por ejemplo, casi no existen productos financieros para mipymes con menos tres años de creación formal, lo que limita su capacidad de crecimiento, genera una alta presión sobre los recursos personales y reduce considerablemente las oportunidades de mejora. • Deficiencias en mejoras continúas a nivel operativo y bajo nivel de innovación. De acuerdo con el sector en el que se generen los productos o se presten los servicios, las mipymes enfrentan una dificultad significativa para avanzar a nivel operativo. Dado que las inversiones suelen ser limitadas, la asignación de presupuestos para la mejora continua y la innovación de procesos puede no ser necesariamente prioritaria puesto que los recursos disponibles se destinan principalmente a mantener la operación en funcionamiento. Lo anterior, limita su capacidad para desarrollar negocios o vínculos comerciales con empresas de mayor tamaño o integrarse a economías de escala. Además, según la OCDE y la CAF (2024), estas restricciones impiden acelerar la innovación, manteniendo los procesos productivos anclados a tecnologías obsoletas o de baja productividad. • Sobrecostos y baja productividad. Aunque las mipymes generan una parte significativa del empleo, el valor que agregan en sus procesos es limitado. Dicha diferencia es mayor en las mipymes de América Latina y el Caribe, en donde la participación en el Producto Interno Bruto (PIB) regional es de tan solo el 25 %, situación que contrasta con la de los países de la Unión Europea, donde este indicador alcanza, en promedio, el 56 % (Dini & Stumpo, 2020)2. La productividad es especialmente baja en las micro y pequeñas empresas, lo que refleja desafíos estructurales que impiden su competitividad y sostenibilidad económica. • Administración y operación multitareas. En las mipymes es común encontrar esquemas de administración multitarea en las cuales los propietarios y los trabajadores vinculados (en muchos casos familias) tienen roles y funciones múltiples, lo que impide visualizar de manera estratégica las necesidades de cambio y ajuste. Además, diversos estudios y reportes sobre el desempeño de estas empresas señalan una carencia generalizada de directivos con habilidades gerenciales y pensamiento estratégico. • Dificultad en el acceso a tecnología. A pesar de los avances significativos en el acceso a tecnologías por parte de las mipymes tras la COVID-19 (de acuerdo con informes publicados sobre el tema), persisten brechas importantes en la adecuada identificación y adopción de soluciones tecnológicas y otras innovaciones. Esto incluye dificultades básicas en el acceso a internet de banda ancha, en desarrollo de habilidades digitales por parte de los trabajadores y en la digitalización de los procesos, entre otros aspectos. Esta brecha es aún más evidente en las mipymes de zonas rurales o alejadas de las zonas de mayor desarrollo. • Falta de asociatividad. La ausencia de redes de colaboración y gremios fortalecidos impide a las mipymes integrarse en modelos asociativos con otras empresas para generar economías de escala y bienes colectivos con los cuales puedan verse fortalecidas. Esta falta de asociatividad también impide el aprendizaje continuo, derivado de las buenas prácticas que deberían ser diseminadas a través de estas redes de trabajo. • Alta vulnerabilidad ante el cambio climático y los desastres. Los

Mipymes sostenibles: su importancia, los desafíos y la ruta para avanzar Leer más »

Trabajo decente y protección del valor empresarial

Por John Karakatsianis, abogado especialista en derecho administrativo y derecho laboral / Docente universitario en derecho laboral, gestión sostenible, derechos humanos, ética y gobierno corporativo / Socio fundador de Karakatsianis & Llamas KLC, firma experta en asesoría jurídica y gestión sostenible El ser humano, todo ser humano, es el centro, principio y fin de la estrategia en cualquier organización contemporánea. No puede ser de otra forma cuando el mercado mundial exige, en forma contundente, que las empresas y sus cadenas de suministro evidencien su compromiso con el respeto hacia los Derechos Humanos, los derechos laborales, la protección del ambiente, la transparencia y el buen gobierno.¹ Ya en la Cumbre del Milenio, iniciando el siglo XXI, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, invitó a las empresas a comprometerse con aspectos fundamentales de la gestión sostenible, condensados en los ‘Diez Principios del Pacto Mundial’ y sobre los cuales pidió a sus signatarios comunicar progreso en su adopción y extensión en la cadena de abastecimiento.² Aceptó la ONU que los informes de gestión de las empresas, elaborados a partir de la adopción de los estándares GRI (Global Reporting Initiative), constituyeran evidencia de dicha comunicación de progreso. En efecto, los estándares GRI3 indagan sobre la materialidad de los temas y aspectos de la gestión sostenible. Particularmente, en relación con el trabajo decente, se destacan los estándares GRI 401 (empleo), GRI 402 (relaciones trabajador-empresa), GRI 403 (Salud y Seguridad en el Trabajo), GRI 404 (formación y enseñanza), GRI 405 (diversidad e igualdad de oportunidades), GRI 406 (no discriminación), GRI 407 (libertad de asociación y negociación colectiva), GRI 408 (trabajo infantil) y GRI 409 (trabajo forzoso u obligatorio). Es así como este marco —uno de los más universales para la elaboración de memorias de sostenibilidad— exige informar sobre la gestión de estos riesgos no solo en la organización, sino también en la cadena de suministro. Así mismo, ya desde finales del siglo XX el Dow Jones Sustainability Index (hoy conocido como S&P ESG Indices) incorporó los temas Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) —incluyendo en este último ámbito, la ética y la gestión financiera— ya contenidos en el estándar GRI4 y originados en las expectativas de los grupos de interés en relación con organizaciones sostenibles. Con base en lo anterior, el valor social de las organizaciones descansa en la calidad de las relaciones y el cumplimiento de mejores prácticas con cada uno de sus grupos de interés comenzando por la relación con sus trabajadores, una de sus partes interesadas más directas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), primera agencia del sistema internacional, de carácter tripartito —es decir, que incorpora no solo a los gobiernos de los países parte, sino también a los trabajadores y a los empleadores— define el trabajo decente como “…la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para todos, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres…”. En el mismo sentido, durante la Asamblea General de la ONU de septiembre de 2015, cuando se adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los pilares del programa de trabajo decente de la OIT (creación de empleo, protección social, derechos en el trabajo y diálogo social) se convirtieron en eje central de la llamada Agenda 2030. Por ende, el ODS 8 se formuló con el enfoque de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible capaz de generar empleo pleno y productivo, así como trabajo decente que mejore la calidad de vida y beneficie a todas las personas por igual sin perjudicar el medioambiente. Y es que el mundo del trabajo afronta desafiantes retos profundizados, además, tras la pandemia por la COVID-19 que vivió la humanidad en los últimos años. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU):  “Antes del inicio de la pandemia en 2020, el crecimiento medio de la economía mundial ya había disminuido. La pandemia ha provocado la peor recesión económica mundial desde la gran depresión y ha tenido un impacto negativo masivo en el tiempo de trabajo y los ingresos. En 2020, se perdió el 8,8 % de las horas de trabajo mundiales en comparación con la cifra del cuarto trimestre de 2019; este porcentaje implica la pérdida de 255 millones de puestos de trabajo a tiempo completo, cuatro veces superior al porcentaje de horas perdidas durante la crisis financiera mundial de 2009. Entre la población activa, los jóvenes y las mujeres se vieron especialmente afectados por la crisis del mercado laboral” (ONU, s.f.). Sin embargo, desde 2019 la ‘Declaración del Centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo’ adoptada en la 108ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo ya reconocía que “en el mundo del trabajo están teniendo lugar profundas transformaciones” y consideraba también “que la pobreza, la desigualdad y la injusticia, así como los conflictos, los desastres y otras emergencias humanitarias que persisten en muchas partes del mundo constituyen una amenaza para esos avances y para el logro de la prosperidad compartida y el trabajo decente para todos” (OIT, 2019). Por ello, la declaración profundiza en la necesidad de asegurar el trabajo decente en la cadena de suministro global. En efecto, para este organismo, la globalización, la automatización, la digitalización, los cambios demográficos, el cambio climático, así como el gran progreso que ha experimentado la automatización y la digitalización hacen impostergable la necesidad de fortalecer no solo la garantía del trabajo decente, sino su necesaria adaptación y transición hacia dichos procesos y tendencias que están cambiando la fisonomía del mundo del trabajo5. Paralelamente, desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)6, hasta la OIT, el Foro Económico Mundial7 y los diferentes actores del mercado, como los Fondos de Inversión Responsable o de Impacto (PRI)8 coinciden en la necesidad de fortalecer los procesos de

Trabajo decente y protección del valor empresarial Leer más »