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¿Cómo ayuda la actividad física a prevenir el cáncer?

Por: Dr. Manuel Villarán, Coordinador de Epidemiología e Investigación en Oncosalud, publicado en la página web de Oncosalud,  portal que habla de prevención, tratamientos, alimentación y señales de riesgo del cáncer. Que el ejercicio es muy beneficioso para la salud, ya nadie lo duda. A esto debemos agregarle que incluso puede ayudar a prevenir  ciertos tipos de cáncer. Siendo específicos, adoptar hábitos de vida saludables (lo cual incluye la alimentación) podría prevenir hasta el 30% de enfermedades oncológicas. Según estudios, al menos 150 minutos de ejercicios a la semana puede reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama, endometrio y colon. Es más, está demostrado que la práctica de algún deporte es beneficiosa también para aquellas personas que sufren algún tipo de cáncer. Veremos por qué. ¿Cómo nos ayuda el deporte? Con los ejercicios podemos reducir la grasa corporal y la concentración de ciertas hormonas que pueden incentivar la aparición de un cáncer. No olvidemos que la obesidad es una de las causas más conocidas de la enfermedad. Por otra parte, el ejercicio mejora el funcionamiento del aparato digestivo, por lo cual puede reducir el riesgo de sufrir cáncer de colon en un 24%. (Ref. Kruk J, Czerniak U. Physical activity and its relation to cancer risk: updating the evidence. Asian Pacific Journal of Cancer Prevention 2013; 14(7):3993-4003 y Wolin KY, Yan Y, Colditz GA, Lee IM. Physical activity and colon cancer  prevention: a meta-analysis. British Journal of Cancer 2009; 100(4):611-616). Por otro lado, los trabajos de tonificación y los ejercicios cardiovasculares pueden prevenir el cáncer de pulmón o el de mama. Ejercicios contra el cáncer de mama El cáncer de mama merece una mención aparte. Hay evidencias de que el ejercicio puede reducir el riesgo de sufrirlo en un 12%. (Wu Y, Zhang D, Kang S. Physical activity and risk of breast cancer: a meta-analysis of prospective studies. Breast Cancer Research and Treatment 2013; 137(3):869-882). Esto es válido tanto para prevenir su aparición como para evitar recaídas, independientemente de si tenemos antecedentes familiares. La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar como mínimo 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana para reducir el riesgo de sufrir este cáncer. Ello se debe a que el ejercicio disminuye el número de células de grasa que producen el estrógeno, una hormona muy relacionada con la enfermedad. Los ejercicios aeróbicos son aquellos como la caminata, el jogging, el baile, o el pedaleo. Además de los mencionados, también se recomiendan los ejercicios de fuerza, como las sentadillas, el curl de bíceps (levantamiento de pequeñas pesas), las planchas, y deportes como el cross fit o el boot camp. Empezando a ejercitarse En el caso de las personas que llevan mucho tiempo sin ejercitarse, la clave es ir de a pocos. En lugar de empezar con rutinas de 30 minutos diarias, se puede empezar con 10 minutos de caminata, ya sea tres veces al día o solo dos, por la mañana y por la noche. Subir escaleras también es una opción recomendable, ya que si se realiza con la intensidad suficiente puede ayudar a incrementar la frecuencia cardíaca y respiratoria. Y como se indicó, los ejercicios de tonificación previenen la pérdida de masa muscular y mejoran la densidad ósea. Por último, tengamos en cuenta que el deporte nos llevará, como consecuencia natural, a mejorar nuestra dieta. Estaremos más  motivados a consumir alimentos saludables, dejando de lado otras opciones que pueden ser cancerígenas, como la comida  chatarra, el alcohol o las bebidas azucaradas. ¿Y si ya fui diagnosticado? Tras un diagnóstico de cáncer, el ejercicio también puede hacer mucho por nosotros. Algunos de los problemas derivados de la enfermedad son el malestar y el cansancio; sin embargo, no debe renunciarse a la actividad física, siempre y cuando esté supervisada por profesionales. La fisioterapia, por ejemplo, ha demostrado ser muy efectiva en el tratamiento del cáncer de mama, sobre todo si ha habido una mastectomía. En estos casos suele producirse el linfedema (hinchazón del brazo en la zona de la cirugía), y los ejercicios en los miembros superiores pueden prevenirlo. Cada vez hay más evidencias acerca de los beneficios de la actividad física en la prevención del cáncer. No es necesario matricularse en un gimnasio, podemos empezar con una actividad leve que nos obligue a levantarnos de los sillones y la cama. Para que revises más consejos para mejorar tu salud.  

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Los alimentos y la prevención del cáncer

Fuente: www.cancer.net es un sitio web para pacientes de la American Society of Clinical Oncology ofrece la experiencia y los recursos a las personas que viven con cáncer y a las personas que las cuidan y que se preocupan por ellas. Algunos alimentos y partes de alimentos pueden aumentar el riesgo de cáncer o ayudar a prevenir el cáncer. Los investigadores estudiaron cómo los siguientes tipos de alimentos y partes de alimentos podrían afectar el crecimiento del cáncer: Alimentos de origen vegetal. Incluyen sustancias químicas naturales denominadas fitoquímicos: Los carotenoides, que se encuentran en verduras de color rojo, naranja, amarillo y algunas de color verde oscuro. Los polifenoles, que se encuentran en las hierbas, las especias, las verduras, el té verde, las manzanas y las bayas. Los compuestos de Allium, que se encuentran en las cebolletas, el ajo, el puerro y las cebollas. Antioxidantes. Incluyen el betacaroteno, el selenio y las vitaminas C y E. Los antioxidantes reducen el riesgo de daño de los oxidantes. Los oxidantes son sustancias que pueden provocar daño celular. Otras vitaminas y minerales. Incluyen el calcio, la vitamina D y las vitaminas del grupo B. Fibra alimentaria. La fibra ayuda a dar consistencia a las heces. Mueve los alimentos más rápidamente a través del sistema digestivo. Alimentos que contienen fibra: Cereales integrales y semillas, incluida la cebada, la avena y el centeno. Pan y pastas integrales. Legumbres, incluidos los frijoles negros, los garbanzos y las lentejas. Frutas y verduras. Proteína. Las siguientes son fuentes principales de proteína animal en la mayoría de las dietas: carne de res pescado carne de aves mariscos productos lácteos huevos De los alimentos mencionados, las carnes rojas y procesadas son las que generan mayor preocupación. Incluyen la carne de cerdo, de res, de ternera y de cordero. Las carnes rojas y procesadas se estudian con más frecuencia como factores de riesgo de cáncer. Relaciones entre los alimentos y el cáncer  Los alimentos contienen muchas cosas que pueden contribuir al riesgo de cáncer o a la prevención del cáncer. La mayoría de las personas comen y beben diversos alimentos. Esto genera interacciones que son difíciles de estudiar. A veces, los efectos varían según la cantidad que se come. Algunas investigaciones muestran que la preparación de los alimentos puede influir en el riesgo o los beneficios. Alimentos de origen vegetal Es probable que las frutas y las verduras brinden protección contra varios tipos de cáncer: cáncer de cabeza y cuello cáncer de esófago cáncer de estómago cáncer de pulmón cáncer de páncreas cáncer de próstata Estos hallazgos surgen del Proyecto de actualización continua (Continuous Update Project; en inglés), financiado por el Instituto Estadounidense de Investigación del Cáncer (American Institute of Cancer Research, AICR) y el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund, WCRF). Es probable que los fitoquímicos de las frutas y verduras actúen en conjunto para reducir el riesgo de cáncer. Algunos ayudan a regular las hormonas, como el estrógeno. Otros enlentecen el crecimiento de las células cancerosas o bloquean la inflamación. Muchos reducen el riesgo del daño provocado por los oxidantes. Los alimentos de origen vegetal que los investigadores estudiaron para la prevención del cáncer son los siguientes: Verduras crucíferas. Es probable que estos alimentos brinden protección contra algunos tipos de cáncer. Incluyen brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas, col china y col verde. Los estudios muestran que las verduras crucíferas brindan protección contra los siguientes tipos de cáncer: cáncer de cabeza y cuello cáncer de esófago cáncer de estómago Varios estudios de laboratorio sugieren que las verduras crucíferas ayudan a regular las enzimas. El complejo sistema de enzimas defiende al organismo del cáncer. Los estudios también muestran que las verduras crucíferas pueden detener el crecimiento de las células cancerosas. Sin embargo, estos efectos pueden variar en estudios realizados en personas. Licopeno. Este carotenoide se encuentra en los productos derivados del tomate. Otras fuentes importantes de licopeno son la toronja rosada, la sandía y el albaricoque. Los estudios muestran que pueden brindar protección contra varios tipos de cáncer, como los siguientes: cáncer de pulmón cáncer de estómago cáncer de próstata cáncer de colon cáncer oral cáncer de esófago Sin embargo, los investigadores todavía no encontraron una relación directa entre el licopeno y la reducción del riesgo de cáncer. Soja. La soja contiene fitoquímicos. Los estudios de laboratorio sugieren que ayuda a brindar protección contra algunos tipos de cáncer. Sin embargo, los estudios clínicos están definiendo más claramente el papel de la soja en la prevención del cáncer. La relación entre la soja y el riesgo de cáncer de mama es especialmente compleja. Los resultados de los estudios de investigación son contradictorios y confusos. La evidencia actual sugiere que está bien consumir cantidades limitadas de soja. Esto probablemente no aumentará el riesgo de cáncer de mama. Tres porciones por día de productos derivados de la soja pueden ser una cantidad segura. Sin embargo, los médicos recomiendan evitar las pastillas y los polvos concentrados de isoflavonas. Vitaminas, minerales y antioxidantes Su organismo necesita vitaminas y minerales. Estos ayudan al organismo a lo siguiente: realizar las funciones esenciales; crecer y desarrollarse; repararse. Algunas vitaminas, minerales y otros nutrientes son antioxidantes. Las investigaciones de su papel en la prevención del cáncer continúan porque los estudios muestran resultados mixtos. Una revisión de los ensayos clínicos realizados en personas muestra lo siguiente: Betacaroteno. Los suplementos de dosis altas de betacaroteno no parecen prevenir el cáncer. Los investigadores hallaron lo contrario en estudios realizados en personas que actualmente fuman y personas que dejaron de fumar. En realidad, los suplementos de dosis altas de betacaroteno aumentaron el riesgo de cáncer de pulmón. Calcio y vitamina D. La Iniciativa para la Salud de las Mujeres (Women’s Health Initiative, WHI) fue un estudio grande realizado en mujeres. Las participantes habían atravesado la menopausia y estaban en general bien nutridas. Los investigadores estudiaron los efectos de los suplementos de calcio y vitamina D. Los suplementos no afectaron la cantidad de diagnósticos nuevos de cáncer de colon. Folato.

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