Porfolio

Custodia de producto: la gestión de riesgos desde el diseño hasta la eliminación

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis Líder de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad. En 2019, el segundo informe de Perspectivas de los productos químicos a nivel mundial, presentado durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Nairobi, advirtió que la producción mundial y el consumo de productos químicos viene experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años. Para la muestra, el documento señala que la capacidad de producción química actual es de 2.300 millones de toneladas y se prevé que se dupliqué hacia el 2030 impulsada por el crecimiento de sectores industriales de uso intensivo de productos químicos como el agrícola, el farmacéutico, el textil, la construcción y la electrónica, por mencionar algunos ejemplos. Sin embargo, pese a los esfuerzos y compromisos que los productores vienen desarrollando para maximizar los beneficios y minimizarlos impactos, el informe sostiene que muchas sustancias químicas peligrosas aún continúan siendo liberadas al medio ambiente en grandes cantidades que afectan la calidad del aire, del agua, del suelo y de los alimentos, lo que pone en riesgo la vida de los seres humanos y los animales (PNUMA, 2019). No en vano, la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible incluye esta preocupación en dos de sus 17 ODS. En el número 3 ‘Salud y Bienestar’ se menciona la reducción sustancial del número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos, asícomo la contaminación del medio ambiente. Por su parte, el número 12 ‘Producción y consumo responsables’ establece la gestión y desecho de productos químicos y se proponía, como meta al 2020, lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclode vida, de conformidad con los marcos internacionales convenidos y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente” (Naciones Unidas, 2015). A pesar de este marco de actuación, el mismo Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente se mostraba escéptico y en el citado informe concluyó que los países no cumplirían con el objetivo acordado por lo que instaba a tomar medidas urgentes para reducir daños aún mayores en la salud humana y las economías (PNUMA, 2019). “Que el auge de los productos químicos se convierta en un escenario positivo o en uno catastrófico dependerá de cómo manejemos este gran desafío”, señaló Joyce Msuya, directora ejecutiva interina de ONU Medio Ambiente. “Lo que está claro es que debemos hacer mucho más y hacerlo unidos”, añadió la vocera durante la presentación del documento. Entre las recomendaciones que el organismo proporciona, tanto a productores como a autoridades y gobiernos, están las siguientes (PNUMA, 2019): • Abordar las brechas y vacíos en la legislación.• Desarrollar y adoptar cadenas de suministro sostenibles basadas en un enfoque de reducción de riesgos.• Robustecer y perfeccionar la evaluación y la gestión de riesgos de los productos químicos en todo su ciclo de vida.• Fortalecer los aspectos de gestión de residuos y productos químicos en las políticas corporativas de sostenibilidad, los modelos de negocio y la rendición de cuentas.• Intercambiar conocimientos sobre estrategias, instrumentos e iniciativas exitosas.• Educar e innovar: integrar la química verde y sostenible en las políticas y programas de educación, investigación e innovación.• Empoderar a los trabajadores, consumidores y ciudadanos en el conocimiento y gestión de los riesgos para protegerse a sí mismos y al medio ambiente. Productos más seguros en todo su ciclo de vida: un enfoque de gestión Bien podría decirse que una gran mayoría de estas recomendaciones convergen en un solo concepto: Custodia de producto o, en inglés, Product Stewardship. Para la Asociación de Industrias Químicas (CIA, por sus siglas en inglés), se trata de un enfoque que “integra todos los aspectos de la gestión de la salud, la seguridad y el medio ambiente de un producto a lo largo de su ciclo de vida,teniendo en cuenta los requisitos reglamentarios existentes y emergentes, las presiones sociales y las mejores prácticas comerciales” (CIA, 2019). No obstante, el término no se restringe tan solo a la industria química. Su adopción ha permeado otros sectores que, como ya se mencionaba, cada vez hacen un uso más intensivo de sustancias químicas en sus procesos productivos. El Product Stewardship Institute (s.f.) lo define como “el acto de hacer que los productos [cualquiera que sea su naturaleza] sean más seguros para las personas y el planeta, desde el diseño hasta la eliminación”, de modo que se concentra en “minimizar los impactos sociales, ambientales, de salud y de seguridad tanto del producto en sí mismo como de su empaque o embalaje”. Estos impactos pueden ocurrir a lo largo del ciclo de vida de un producto y están asociados con el consumo de materiales y energía; la generación de residuos y sustancias tóxicas, la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación de ecosistemas. Inmerso en este concepto está el de ‘Responsabilidad Extendida del Productor’ (o Extended Producer Responsibility-EPR) puesto que se considera que, en la custodia o administración de productos, los fabricantes son quienes tienen la mayor capacidad y, por lo tanto, la mayor responsabilidad para reducir los impactos ambientales de los productos que ponen en los mercados (EPA, s.f). De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, en el mundo, muchas empresas y multinacionales se están involucrando activamente en la custodia de sus productos a partir de acciones como la reducción o sustitución del uso de sustancias tóxicas en sus procesos de elaboración, la mitigación de los efectos del producto en la salud humana y el medio ambiente, el desarrollo de estrategias de producción más limpia y de eficiencia energética, la introducción del ecodiseño para favorecer la reutilización, reciclabilidad o biodegradación de sus componentes, la creación de mecanismos de devolución o retorno y gestión de envases (en algunos casos asociados a programas posconsumo) y, finalmente, la adopción de enfoques

Custodia de producto: la gestión de riesgos desde el diseño hasta la eliminación Leer más »

Diez recomendaciones para la gestión de residuos químicos

Jacqueline Mesa Sierra Ingeniera forestal Especialista en Gestión Medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo / Líder técnica / Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Los residuos químicos no son exclusivos de la industria química. También son generados en diversos sectores como el minero, el manufacturero, l automotriz, el industrial, el agropecuario y el educativo (en laboratorios), entre otros. Incluso se producen en diferentes procesos a pequeña escala, incluyendo el hogar. En este sentido, es clave comprender los diferentes impactos, problemas y peligros que se pueden generar por su inadecuada gestión. En el presente artículo se describe la importancia de prevenir la generación de dichos residuos como principal herramienta de gestión. A su vez, se abordan los principios de la química verde como la base para el diseño de nuevos productos desde un punto de vista ecológico y cómo en ese proceso deben vincularse términos actuales como la economía circular para, a partir de allí, dirigirse a la gestión de lo que, en últimas, se denominará “residuo químico”. De la misma manera se analiza el panorama de las sustancias y los residuos químicos categorizados en Colombia como “peligrosos” y autorreportado por las organizaciones como “Respel” en la plataforma del Ideam. Al finalizar se dan recomendaciones puntuales para las organizaciones sobre la gestión de residuos químicos. A continuación, se listan algunas recomendaciones para tener en cuenta en la gestión de los residuos químicos que son transversales a cualquier sector económico y requieren de un alto compromiso y liderazgo. 1. Revisar los procesos internos de tal manera que se evite generar el residuo. Cuando se pierden grandes porciones de las materias primas iniciales utilizadas en un proceso debido al diseño original, se generan inexorablemente desechos que, por definición, son indeseables (Anastas & Eghbali, 2009). En este sentido es clave realizar un análisis detallado del proceso productivo, buscando una mejora continua en las diferentes actividades y subactividades, incluyendo la etapa de diseño del producto. El objetivo es que al final del proceso productivo se reduzca o elimine la posibilidad de generar residuos. 2. Caracterizar y cuantificar el tipo de residuo y las cantidades generadas. En este caso, la organización debe tener claramente identificado el tipo de residuos o desechos químicos que está generando en sus procesos, así como las cantidades producidas. La caracterización se debe dar también en términos de si el residuo químico es peligroso o no peligroso, teniendo en cuenta el nivel de inflamabilidad, corrosividad, reactividad y toxicidad. 3. Reducción, reciclaje y tratamiento en el punto de generación del residuo químico (en la fuente). Si es posible dentro del proceso, realizar tratamiento al residuo químico para reducir su nivel de peligrosidad o repensar el proceso para el reciclaje de la sustancia. 4. Definir la recolección, transporte y almacenamiento temporal de residuos químicos (peligrosos y no peligrosos) al interior de la organización. Precisar los procedimientos y protocolos a llevar a cabo en cada dependencia y por cada tipo de residuo generado. El almacenamiento debe realizarse en recipientes adecuados para cada sustancia y se deben tener en cuenta las matrices de compatibilidad, entre otros aspectos. También se deben considerar aspectos de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) mediante los cuales se garantice que los trabajadores que realicen las actividades de recolección, transporte y almacenamiento temporal fueron capacitados y conocen los peligros y riesgos relacionados con la manipulación de las sustancias caracterizadas. 5. Rotular y etiquetar adecuadamente todos los residuos químicos de acuerdo con la normatividad vigente. Aunque se defina como “residuo”, sigue siendo un producto químico, razón por la cual se deben cumplir los requisitos legales relacionados con el etiquetado y la rotulación de las sustancias. 6. Definir la recolección y transporte del residuo químico a nivel externo. Es de alta importancia que el proceso de recolección y transporte externo se lleve a cabo cumpliendo la normatividad vigente. En el caso de contratación de un tercero para prestar el servicio, es necesario que se revise de manera detallada el cumplimiento de los requisitos legales aplicables y el proceso se controle de manera permanente. La contratación externa no exime al productor de la responsabilidad en relación con el residuo y su destinación. 7. Definir el tipo de aprovechamiento, tratamiento y destinación final que se dará al residuo generado. Es clave identificar estos aspectos toda vez que de ello dependerá el nivel de impacto que el residuo generará. Después de generar el residuo, priorizar actividades de aprovechamiento y tratamiento resulta indispensable como paso previo a tomar la opción de disposición final. En cualquiera de los casos definidos, es necesario contar con la documentación y el seguimiento que soporte el cumplimiento legal del tercero que realizará el proceso. 8. Medir y controlar el proceso. Parte de la gestión implica un alto compromiso en el control y registro de todos los procesos realizados. Por lo tanto, llevar un control detallado ayudará a tener información pertinente en el momento de tomar decisiones. 9. Tener en cuenta la responsabilidad extendida de productor. Tanto si se es generador de la sustancia o consumidor, se debe tener claridad de la responsabilidad extendida que tienen las organizaciones. Esto quiere decir que el productor debe ser partícipe de la gestión de los residuos que se generan y gestionar, a nivel de la cadena de suministro, alianzas que apoyen la gestión adecuada de los residuos. 10. Mejora continua del proceso de gestión de residuos químicos. La mejora continua del proceso es clave toda vez que el análisis de las circunstancias y la búsqueda de soluciones novedosas por parte de las organizaciones puede llevar a la reestructuración de procesos, la búsqueda de opciones tecnológicas y la optimización de los recursos. Incluir en la gestión de residuos químicos actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) es esencial para la generación de soluciones que reduzcan el impacto de los residuos. 11. Capacitación y entrenamiento a todo el personal involucrado (tanto operativo como quien toma las decisiones). En este aspecto es fundamental que dentro de la organización todos los colaboradores conozcan la importancia de

Diez recomendaciones para la gestión de residuos químicos Leer más »

La gestión del riesgo asociado al uso de sustancias químicas

Por Yezid Niño Barrero, Gerente técnico del CCS. Ingeniero ambiental y sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Magíster en Salud Pública / Candidato a doctor en Ingeniería. La gestión del riesgo químico es una preocupación que, en los últimos años, se ha ido incrementando a nivel mundial. Uno de los principales referentes de esta preocupación tuvo lugar en 1992 en el Programa 21 de las Naciones Unidas, donde se lanzó la propuesta de promover la “gestión ecológicamente racional de los productos químicos tóxicos, incluida la prevención del tráfico internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos” (Naciones Unidas, 1992). En esta dirección, el organismo propuso seis líneas de acción a saber: • Expansión y aceleración de la evaluación internacional de los riesgos de los productos químicos.• Armonización de la clasificación y el etiquetado de los productos químicos.• Intercambio de información sobre los productos químicos tóxicos y sobre el riesgo que entrañan los productos químicos.• Organización de programas de reducción de riesgos.• Fomento de la capacidad y los medios nacionales para la gestión de losproductos químicos.• Prevención del tráfico internacional ilícito de productos tóxicos y peligrosos. Durante los últimos años, tales compromisos se han desarrollado en mayor o menor medida y han empezado a marcar el camino para la gestión del riesgo, afrontando una realidad que muestra que las sustancias químicas son tan diversas como sus usos en todos los aspectos de la vida, desde la extracción de materias primas y la fabricación de productos primarios, hasta su incorporación en elementos que se utilizan a nivel doméstico. Por lo tanto, todas las personas presentan algún grado de exposición a las sustancias, lo que hace que gestionar el riesgo asociado a su uso sea un reto de mayor importancia. El Chemical Abstact Service (CAS), que lleva el registro de las sustancias químicas, indica que en su base de datos cuenta con más de “192 millones de sustancias orgánicas e inorgánicas, incluidas aleaciones, compuestos de coordinación, minerales, mezclas, polímeros y sales” (CAS, n.d.). Esta gran cantidad de sustancias, muchas de ellas presentes en la vida cotidiana, requiere de todas las herramientas para lograr gestionar de manera adecuada los riesgos asociados a su uso. En Colombia, en 2016, el país definió la ‘Política de Gestión del Riesgo asociado al Uso de Sustancias Químicas’ mediante la expedición del Conpes 3868, el cual “busca integrar de manera coherente los procesos de gestión del riesgo y las etapas del ciclo de vida de las sustancias químicas para cubrir el amplio espectro de los problemas asociados a su uso, visto desde la óptica de dos objetos de interés: (i) la sustancia química y (ii) las instalaciones donde se usan; al tiempo que se fortalece la articulación y el compromiso de las entidades responsables del proceso de gestión” (Conpes, 2016). Esta política define varios elementos que se debían desarrollar en el país con un plazo al 2020, incluyendo dos programas principales y unos instrumentos para la generación y fortalecimiento de capacidades. Los programas establecidos son el Programa de Gestión de Sustancias Químicas de Uso Industrial (PGSQUI) y el Programa de Prevención de Accidentes Mayores (PPAM). Adicional a los aspectos relacionados con el fortalecimiento de capacidades institucionales, se definieron dos aspectos para el desarrollo de esta política: la implementación del Sistema Globalmente Armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos (SGA) y el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC). + El cumplimiento de las metas trazadas en el Plan de Acción y Seguimiento del Conpes no se alcanzó dentro de los plazos definidos. Sin embargo, en 2021, se vieron grandes avances en la regulación sobre las sustancias químicas, lo cual abrió un panorama nuevo de responsabilidades y obligaciones de las empresas colombianas. Así mismo, el país se posicionó con regulaciones que se ajustan a los requisitos establecidos en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En adelante, los empresarios tendrán que incorporar dentro de sus requisitos legales las siguientes normas:• Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos y su aplicación en los lugares de trabajo.• Programa de Prevención de Accidentes Mayores (PPAM) y posteriores reglamentaciones.• Gestión integral de las sustancias químicas de uso industrial, incluida su gestión del riesgo.• Registro de emisiones y transferencia de contaminantes (RETC). De los diferentes instrumentos normativos, l RETC es el único sobre el que, a la echa, no se ha expedido el marco normativo, aunque sí se ha venido avanzando en su construcción bajo el liderazgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y con la participación de otros actores del sector público y privado. Sistema Globalmente Armonizado (SGA) En el año 2018, bajo el Decreto 1496, Colombia adoptó el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de productos químicos (SGA) definiendo cuatro ámbitos de aplicación: Productos químicos dirigidos al consumidor Plaguicidas químicos de uso agrícola Etapa de transporte Lugares de trabajo Dentro de los principales aspectos establecidos en este decreto se encuentra que los fabricantes, importadores y distribuidoresson los responsables de clasificar sus productos, etiquetarlos y suministrar las Fichas de Datos de Seguridad (FDS) de acuerdo con los lineamientos definidos en el SGA, resaltando lo que está definido en la Ley 55 de 1993. Así mismo, dentro de las responsabilidades del empleador, se estableció que deberá “garantizar que en los lugares de trabajo, cuando se manipulen sustancias químicas, se cumpla lo referente a la identificación de productos químicos, evaluación de la exposición, controles operativos y capacitación a los trabajadores”. De esta forma, deja a cargo del Ministerio del Trabajo y del Ministerio de Salud y de la Protección Social la definición de las acciones que deben desarrollar los empleadores para la aplicación del SGA a los productos químicos en los lugares de trabajo, las acciones enfocadas en la protección de la seguridad y salud de los trabajadores frente al uso y manejo de estos, así como la definición de las fuentes de información recomendadas para la clasificación de los peligros de productos químicos utilizados en los entornos laborales. Más adelante, en 2021, se

La gestión del riesgo asociado al uso de sustancias químicas Leer más »

Seguridad química: intoxicación por plomo. Once preguntas y respuestas

Tomado y adaptado de: https://www.who.int/es/news-room/questions-andanswers/item/chemicalsafety-lead-poisoning La OMS determinó que el plomo es una de las 10 sustancias químicas más peligrosas para la salud pública y que requiere la intervención de los Estados miembros para proteger la salud de los trabajadores, los niños y las mujeres en edad reproductiva. No obstante, la exposición a este metal aún es alta. Para dar una idea, la misma entidad señala que la fabricación y venta de pinturas con plomo todavía es permitida en más del 60 % de los países y que más de tres cuartas partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor, lo que supone una fuente constante y futura de exposición. Para concienciar acerca de los peligros del plomo y de la necesidad de adoptar medidas preventivas, la OMS ha publicado en su sitio web diversa información sobre este metal, así como orientaciones técnicas y material para campañas de promoción. En esta edición de Salud, Trabajo y Ambiente recogemos once preguntas y respuestas esenciales para aumentar el conocimiento alrededor del tema. «El saturnismo o intoxicación por plomo es producto de la exposición excesiva del ser humano a este metal, que puede producirse al inhalar humos y partículas que lo contienen”. ¿Qué es el plomo? El plomo es un metal tóxico presente de forma natural en la corteza terrestre que tiene numerosos usos, como la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos de motor y el almacenamiento de energía o su inclusión en pigmentos, pinturas, soldaduras, municiones, esmaltes cerámicos, joyas, juguetes y algunos cosméticos y medicinas tradicionales. Aunque se han eliminado los aditivos de plomo de la gasolina para vehículos de motor [1], este metal se sigue utilizando en algunos combustibles aeronáuticos (Avgas) para aviones con motores de pistón. El tratamiento, el uso y la eliminación del plomo pueden contaminar el medio ambiente, los alimentos y el agua, con la consiguiente exposición humana. Debido a que el plomo es un elemento químico, persiste como posible fuente de exposición una vez liberado al medio ambiente. ¿Qué es la intoxicación por plomo? El saturnismo o intoxicación por plomo es producto de la exposición excesiva del ser humano a este metal, que puede producirse al inhalar humos y partículas que lo contienen (por ejemplo, procedentes de la fundición); al ingerir polvo (por ejemplo, virutas de pintura con plomo); agua (canalizada a través de tuberías de plomo); o alimentos contaminados (almacenados en recipientes revestidos o soldados con plomo). Esta exposición puede durar un tiempo breve (intoxicación aguda) o prolongado (intoxicación crónica). Hasta la fecha, no se ha demostrado que haya un nivel concreto de exposición al plomo que no sea perjudicial. Por ello, algunas autoridades sanitarias definen la exposición excesiva como la presencia en la sangre de una concentración superior al valor general de referencia en la población, que suele ser la concentración de plomo en sangre en el 2,5 % o el 5 % de la población con mayor exposición, es decir, en el percentil 97,5 o 95, respectivamente. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América se establecióen 2012 un valor de referencia de 5 μg/dl, basándose en el percentil 97,5 de las concentraciones sanguíneas de plomo encontradas enlos niños menores de 6 años entre 2008 y 2012 [2]. En Francia, la concentración de 5 μg/dl es el valor del percentil 98 para los niños menores de 7 años [3]. ¿Cuáles son los efectos en la salud de la exposición al plomo? El plomo, que no tiene ninguna función biológica en el organismo, se acumula en él y afecta prácticamente todos sus sistemas. Los estudios realizados hasta la fecha no han podido encontrar niveles de exposición sin efectos nocivos para los niños o los adultos [4]. Aunque todos los grupos de edad pueden sufrir los efectos nocivos crónicos del plomo para la salud, los más afectados son los niños pequeños porque su sistema nervioso en desarrollo es más vulnerable, incluso, a niveles de exposición que no causan síntomas y signos manifiestos. La exposición en la primera infancia puede provocar una reducción de la capacidad cognitiva, dislexia, déficit de atención y conductas antisociales. Además, puede ocasionar hipertensión, insuficiencia renal y toxicidad en el sistema inmunitario y los órganos reproductores. La absorción de grandes cantidades de plomo puede causar coma, convulsiones e, inclusive, la muerte. Los niños que sobreviven a unaintoxicación grave por este metal pueden sufrir daños neurológicos permanentes, como sordera y discapacidad intelectual. «La absorción de grandes cantidades de plomo puede causar coma, convulsiones e, inclusive, la muerte”. Según los cálculos del Instituto de Sanimetría y Evaluación Sanitaria, los efectos a largo plazo de la exposición al plomo han provocadoen todo el mundo 900.000 defunciones y la pérdida de 21,7 millones de años de vida a causa de discapacidades y muertes (años de vida ajustados en función de la discapacidad), en su mayor parte en países de ingresos medianos y bajos. Además, este instituto estimó que, en 2019, la exposición al plomo ocasionó el 62,5 % de la carga mundial de déficit del desarrollo cognitivo sin otra causa evidente (como la hereditaria), el 8,2 % de la carga mundial de cardiopatía hipertensiva, el 7,2 % de la carga mundial de cardiopatía isquémica yel 5,65 % de la carga mundial de accidentes cerebrovasculares [5]. De acuerdo con la versión de 2021 de la publicación Public health impact of chemicals: knowns and unknowns de la OMS, casi la mitad de los dos millones de vidas perdidas por exposición a sustancias químicas registradas en 2019 fueron consecuencia de la exposición al plomo y las enfermedades cardiovasculares que ocasiona [6]. ¿Cuáles son las fuentes de exposición humana al plomo? Debido a que el plomo tiene muchas aplicaciones, las posibles fuentes de exposición son numerosas y abarcan la contaminación presente en el medio ambiente por el reciclaje de baterías de plomo y las operaciones de minería y fundición de plomo no controladas debidamente; el uso de medicamentos tradicionales que contienen plomo; los esmaltes cerámicos con plomo utilizados en

Seguridad química: intoxicación por plomo. Once preguntas y respuestas Leer más »

Es imperativo incluir la reducción del riesgo de desastres en la planificación de proyectos y sus presupuestos”: Nahuel Arenas

Nahuel Arenas García, Jefe Adjunto para las Américas de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). En conversación con Protección & Seguridad, el jefe adjunto para las Américas de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) habló de los desafíos que tienen los gobiernos y las empresas de la región en construcción de resiliencia. El Informe de Evaluación Global (GAR2022) publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) revela datos preocupantes: en las últimas dos décadas se produjeron anualmente entre 350 y 500 desastres de mediana y gran escala que tuvieron origen antropocéntrico, es decir, se derivaron de comportamientos y actividades humanas. Adicionalmente, estos desastres, como nunca antes, tienen una escala y una intensidad que va en aumento, con mayor cantidad devíctimas fatales o afectadas por pérdidas en sus medios de vida, lo que impacta negativa y profundamente los logros obtenidos en materia de progreso económico y social. De hecho, el informe estima que los desastres afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo que pierden, en promedio, el 1 % de su Producto Interno Bruto (PIB) al año debido a desastres, en comparación con el 0,1 % y el 0,3 % que pierden, poreste mismo motivo, los países desarrollados. A lo anterior se suman falencias en los procesos de recuperación y reconstrucción dado que las cifras de cobertura de los seguros enlos países en desarrollo son, con frecuencia, inferiores al 10 %, y en algunos casos cercanas a cero, como lo señala el documento. Esto indica que la infraestructura, los equipos o el patrimonio afectado por los desastres no suelen estar asegurados, lo que incrementa las pérdidas y socava las posibilidades de superar la crisis. Por si fuera poco, el GAR2022 advierte que, según la tendencia, el mundo podría enfrentarse a 1,5 desastres diarios de aquí a 2030 lo que revertiría los avances sociales y económicos logrados hasta el momento en algunas regiones. Para no ir tan lejos, en América Latina, la pandemia de la COVID-19 ya lo demostró: según la Cepal, entre 2020 y 2021 las personas en situación de pobreza extrema se incrementaron en cerca de cinco millones pasando de una tasa del 13,1 % al 13,8 % en 2021, un retroceso de 27 años en la lucha contra este flagelo. “Lo primero que tenemos que entender es que los desastres no son naturales. Los eventos que los originan sí pueden ser de índole natural, tecnológica o biológica, pero se transforman en desastres porque no hacemos bien la tarea en materia de prevención, mitigación y control, tomamos decisiones que no son las acertadas y que generan mayor exposición o vulnerabilidad”, afirma Nahuel Arenas, jefe adjunto para las Américas de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). Desde su perspectiva, la visión predominante en materia de gestión de riesgos tanto del sector público como privado en la región es absolutamente reactiva. Si bien sostiene que se han dado importantes pasos en el fortalecimiento de sistemas de respuesta, la atención continúa centrada en la atención de emergencias mientras que persiste todo un camino por recorrer en materia de construcción de resiliencia. Incluso, señala que hay países en las Américas que invierten más recursos en encarar desastres que en programas sociales y ambientales. Lamentablemente, hoy por hoy, estamos generando más riesgos que acciones para promover sistemas e infraestructuras resilientes y este es el círculo vicioso que tenemos que romper». “Es imperativo incluir la reducción del riesgo de desastres en la planificación y el desarrollo de proyectos, en la evaluación de las inversiones, así como en los presupuestos (…). Si las inversiones que hagamos, cualquiera que sean, no contemplan criterios de identificación, comprensión, evaluación y mitigación del riesgo, ese proyecto va a generar exposición o vulnerabilidad para las personasy el entorno mismo”, enfatiza Arenas. Por ejemplo, si al momento de construir un proyecto de infraestructura, llámese carretera, puente, edificio, colegio u hospital, no se tiene en cuenta el ordenamiento territorial, los atlas de riesgo de la zona, la planificación urbana o rural, las normas de sismorresistencia o la tecnología hídrica para reducir riesgos de inundación, por mencionar algunos elementos, se termina generando una inversión que, según Arenas, muy probablemente va a ocasionar nuevos peligros y/o aumentará el nivel de riesgo, expondrá la vida de sus usuarios y generará cuantiosas pérdidas económicas. No será una obra resiliente, sino vulnerable en todo sentido. Esto se explica, de acuerdo con el análisis del GAR 2022, porque la humanidad aún tiene una percepción errónea del riesgo basada en un exceso de optimismo, infravaloración de los peligros y amenazas y un convencimiento de “invencibilidad”, lo que conduce a tomar decisiones políticas, financieras y de desarrollo que agravan las vulnerabilidades existentes. Es lo que la UNDRR denomina una “espiral de autodestrucción”, pues señala que al ignorar deliberadamente el riesgo y no integrarlo en la toma de decisiones, el mundo está financiando eficazmente su propia destrucción. “Lamentablemente, hoy por hoy, estamos generando más riesgos que acciones para promover sistemas e infraestructuras resilientes y este es el círculo vicioso que tenemos que romper”, afirma Arenas. La clave, según el experto, está en empezar a ver las inversiones en reducción del riesgo no como un costo sino como una inversión inteligente. “El hospital o la escuela más cara que puede existir es la que no sobrevive a un huracán, a un movimiento de masa o una inundación—añade el representante de la UNDRR—. Entonces, tenemos que pasar de visiones estrechas y cortoplacistas de rentabilidad a pensar que, en un mundo que se ve cada vez más afectado por la variabilidad climática, las crisis sistémicas y las amenazas de todo tipo, debemos garantizar que las inversiones estén blindadas y, por lo tanto, sean sostenibles en el tiempo”. Otro aspecto sobre el que llama la atención Arenas es la necesidad de dejar de pensar los desastres como eventos de proporciones mayúsculas y

Es imperativo incluir la reducción del riesgo de desastres en la planificación de proyectos y sus presupuestos”: Nahuel Arenas Leer más »

Impacto de las nuevas tecnologías en la Seguridad y Salud en el Trabajo agrícola y forestal

Por:Alun Jones / CIHEAM (Centro Internacional de Estudios Agronómicos Avanzados) Martina Jakob / Ph. D. / Instituto Leibniz de Ingeniería Agrícola y Bioeconomía e.V. (ATB) / Miembro de Sacurima. John McNamara / Ph. D. / Teagasc (Autoridad Irlandesa de Desarrollo Agrícola y Alimentario / Vicepresidente de Sacurima / Gestión de proyectos.Annick Starren / Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, (EU-OSHA). Traducido por Gerencia de Comunicaciones del CCS. Disponible en https://osha. europa.eu/es/publications/cobots-robots-and-dronesimpact-digital-technology-oshagriculture-and-forestry AntecedentesEste resumen de políticas aborda el impacto en la agricultura de las nuevas tecnologías en la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) y se basa en el informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA) sobre el futuro del agro y la SST que proporciona un análisis exhaustivo de los riesgos nuevos y emergentes y su impacto en la SST en el sector (EU-OSHA, 2020a). Introducción La digitalización de la agricultura o la agricultura inteligente son conceptos amplios utilizados para cubrir el área de desarrollo tecnológico digital en el sector. Estos conceptos incluyen el uso de drones, sensores, geolocalización o posicionamiento mediante sistemas satelitales, automatización y robotización, big data, Internet de las cosas, inteligencia artificial (IA) y realidad aumentada. Otro término comúnmente utilizado es ‘Agricultura 4.0’ que cubre la agricultura inteligente o de precisión ombinando las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) con dispositivos de detección para permitir el uso preciso de insumos con el fin de optimizar la producción de alimentos y prevenir la degradación ambiental, así como agilizar la disponibilidad de datos para facilitar la gestión agrícola (Klerkx y Rose, 2020). La agricultura inteligente ha sido objeto de mucha atención en el sector siendo identificada como una de las pocas innovaciones que potencialmente podría generar un cambio de paradigma en la productividad y una mayor producción de alimentos. Si bien las salas de ordeño robóticas vienen siendo usadas desde hace tiempo, los desarrollos más recientes, como las cosechadoras robóticas, los recolectores mecánicos de frutas y las máquinas de deshierbe, son solo algunos ejemplos de la revolución tecnológica que está teniendo lugar en la agricultura. Sin embargo, la adopción de tecnologías inteligentes en el sector ha tendido a ir por detrás de otros sectores y su despliegue es desigual siendo adoptadas con mayor frecuencia por explotaciones agrícolas más grandes, en ciertas prácticas o cultivos específicos y en ciertas regiones europeas. Impacto de la agricultura inteligente y la digitalización en la SST El sector agrícola y forestal ya es uno de los sectores laborales más peligrosos. Sin embargo, las nuevas tecnologías ofrecen la posibilidad de mejorar la SST en este ámbito. Existe un gran potencial para mejorar dichos aspectos en el lugar de trabajo mediante la incorporación de características de seguridad, salud y ergonomía en el desarrollo de las tecnologías de la agricultura inteligente, así como en el diseño de las granjas y los cultivos y de los procesos e instalaciones de manipulación de los animales. En las siguientes secciones, se analizará el potencial de la agricultura inteligente para mejorar la SST en el sector. También se examinarán los nuevos riesgos que podrían surgir si la introducción de las nuevas tecnologías digitales no se gestiona de forma eficaz. La agricultura inteligente y las mejoras en materia de SST Los desarrollos de la agricultura inteligente tienen el potencial de reducir los factores de riesgo en materia de SST y mejorar el entorno de trabajo. Pueden reducir la carga de trabajo mediante la sustitución de la mano de obra y la minimización de la exposición al riesgo. Algunos ejemplos se encuentran en Noguchi (2013), relacionados con la producción de cultivos y Jago et al. (2013), relacionados con la ganadería lechera. Al sustituir la mano de obra, se elimina el riesgo de lesiones en el lugar de trabajo, lo que mejora la SST. Los ejemplos incluyen la recolección mecánica de cultivos (por ejemplo, papas y fruta), el ordeño automatizado de ganado lechero y la tecnología de las cosechadoras forestales. La adopción de tecnologías como las telecomunicaciones, la automatización y la agricultura de precisión¹ fomenta sistemas de gestión más eficientes (incluidos los sistemas de gestión del tiempo), aumenta la rentabilidad de las explotaciones, minimiza los impactos ambientales adversos y mejora la sostenibilidad de la producción agrícola, a la vez que se mejoran las normas de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST). Las soluciones de agricultura inteligente tienen el potencial de simplificar los sistemas de trabajo y mejorar el control de procesos y la gestión de los sistemas de seguridad. Esto optimizará la organización del trabajo y, como resultado, podría dar lugar a mejoras en la SST. Sin embargo, persisten desafíos en muchas áreas de la agricultura debido a la irregularidad y la imprevisibilidad del entorno de trabajo(suelo, topografía, cultivos y ganado, clima, etc.), lo que hace que la “detección” sea particularmente desafiante (Wang, C., 2013). Lo más probable es que un paso intermedio sea la implementación de la ‘co-robótica’: diseñar robots para trabajar junto con trabajadores humanos, con los robots manejando tareas simples y mecánicas mientras las personas continúan realizando las acciones más complejasy delicadas (Downing, 2018). Como se ha evidenciado con la adopción de tecnologías como los sistemas de ordeño automatizado, la conciliación de la vida personaly laboral de los ganaderos mejorará porque podrán gestionar y monitorear máquinas y sistemas de forma virtual, es decir, a distanciaen cualquier momento. Los ejemplos incluyen: monitoreo de espacios de cría de cerdos o aves de corral a través de un teléfono móvil, el uso de una cámara remota para vigilar el ganado cerca del momento del parto o el empleo de sistemas de riego automatizados para determinar cuándo y dónde irrigar y cuánta agua aplicar (Wang, D. et al., 2013). La prevención de los trastornos musculoesqueléticos (TME) a través de mejoras ergonómicas será uno de los más importantes beneficios de la introducción de tecnologías inteligentes en la agricultura y la silvicultura. Los TME son una de las condiciones de salud más comunes que sufren los

Impacto de las nuevas tecnologías en la Seguridad y Salud en el Trabajo agrícola y forestal Leer más »

Teletrabajo saludable y seguro. Resumen técnico

Por Organización Mundial de la Salud (OMS) y Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2021 Traducido por Gerencia de Comunicaciones del CCS Disponible en https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_dialogue/—lab_admin/documents/publication/wcms_836250.pdf Nota aclaratoria: del documento original se extrajeron los apartados que, para el propósito de esta publicación y el público al que se dirige, se consideraron más pertinentes y prácticos. Los interesados pueden consultar el informe completo en el link previamente proporcionado. Mensajes clave El teletrabajo es la práctica de trabajar de forma remota utilizando Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), las cuales tiene un papel importante y creciente en el lugar de trabajo y un impacto potencial en la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores. Cuando se organiza y realiza correctamente, el teletrabajo puede ser beneficioso para la salud física y mental y el bienestar social. Puede mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, reducir el tráfico vehicular y el tiempo destinado a los desplazamientos y disminuir la contaminación del aire, todo lo cual puede, indirectamente, mejorar la salud física y mental. El teletrabajo también puede tener beneficios sociales y de salud pública. Los entornos de teletrabajo pueden no cumplir con los estándares de seguridad y salud ocupacional disponibles en los lugares de trabajo tradicionales. Entornos físicos y diseños del lugar de trabajo deficientes, así como equipos y apoyos inadecuados pueden provocar trastornos musculoesqueléticos, fatiga visual y lesiones. Trabajar en un entorno digital en aislamiento físico de los compañeros de trabajo, junto con las posibles dificultades para gestionar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en lugares por fuera del control directo del empleador, puede dar lugar a problemas de salud mental y conductas poco saludables. Proteger y promover la salud y el bienestar en el teletrabajo requiere un conjunto integral de medidas para proporcionar un entorno de trabajo saludable y seguro, incluida una organización adecuada del trabajo. Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores tienen un papel en la protección y promoción de la salud y la seguridad durante el teletrabajo, incluida la ergonomía, la salud mental y el bienestar, tal como se define en el Convenio de la OIT sobre seguridad y salud en el trabajo (1981) y el Marco Promocional para la Seguridad en el Trabajo y Convenio sobre la Salud (2006). Se deben desarrollar programas para promover el teletrabajo saludable y seguro. Dichos programas deben brindar asistencia para evaluar y gestionar los factores de riesgo para la salud y la seguridad; entre otros, el puesto de trabajo, los equipos informáticos y periféricos y el soporte TIC remoto. Los servicios de salud ocupacional pueden ofrecer apoyo ergonómico, de salud mental y psicosocial. Los trabajadores deben colaborar con los empleadores en la implementación de estas medidas, cooperando con su empleador y cumpliendo con sus propios deberes de salud y seguridad para garantizar condiciones dignas y seguras para el teletrabajo. Impacto del teletrabajo en la salud Resultados de salud física Existe una amplia evidencia sobre el impacto del trabajo prolongado con los equipos de cómputo, en una serie de dolencias físicas (por ejemplo, daño musculoesquelético y fatiga visual) en entornos de oficina. Sin embargo, pocos estudios han evaluado específicamente el impacto en el escenario del teletrabajo. Pese a ello, las investigaciones realizadas han evidenciado impactos tanto positivos como negativos en la salud física. que los trabajadores generalmente consideran que el teletrabajo tiene un efecto positivo en su salud, pero puede generar problemas derivados del diseño del puesto de trabajo y las largas horas laboradas (7). Así mismo, dos estudios informaron reducciones en la presión arterial —un estudio basado en cuestionarios del personal académico encontró que los teletrabajadores tenían menos problemas relacionados con la hipertensión arterial (8) y un estudio de trabajadores del gobierno sueco mostró que la presión arterial era significativamente más alta durante el trabajo en la oficina que durante el teletrabajo (9). Si bien esta modalidad se ha utilizado más recientemente durante la pandemia ocasionada por la COVID-19 para prevenir la propagación del virus, también se ha descubierto que algunos teletrabajadores también han tenido problemas para continuar trabajando cuando están enfermos, lo que se ha denominado presentismo por enfermedad (10). No obstante, estos estudios son preliminares. Por ende, se necesitará más investigación para determinar los verdaderos impactos del teletrabajo para diferentes trabajadores y durante períodos de tiempo más prolongados. Resultados de salud mental Antes de la aparición de la COVID-19, el teletrabajo a menudo se basaba en acuerdos individuales entre un trabajador y un empleador(por ejemplo, para abordar mejor el equilibrio entre la vida laboral y personal). Sin embargo, en respuesta a la pandemia, se adoptó como parte de las medidas sociales y de salud pública, lo que podría dar lugar a un desajuste potencial de las preferencias de los trabajadores. Varios estudios realizados antes de a pandemia de la COVID-19 indicaron que el teletrabajo podría reducir el estrés relacionado con el trabajo (11–14); mientras que otros evidenciaron un aumento del estrés (15–17). Así mismo, cinco investigaciones (incluida una revisión), realizadas antes o durante la pandemia de la COVID-19, informaron que el aislamiento social es un posible efecto adverso para la salud asociado con el teletrabajo (7, 15, 18–20). Otro análisis informó una mayor incidencia de soledad, irritabilidad, preocupación y culpa entre los teletrabajadores (21). Por el contrario, otro estudio basado en la revisión de los datos demográficos de los empleados, las reclamaciones médicas, las evaluaciones de riesgos para la salud y las horas de conectividad remota informó un riesgo reducido de depresión entre los que teletrabajaban en comparación con los que no lo hacían (22). De otro lado, una investigación realizada en los EE.UU. durante la emergencia sanitaria informó que los participantes que trabajaban desde casa pasaban más tiempo de calidad con mascotas y familiares, aunque trabajar desde la oficina brindaba más oportunidades para socializar y generaba menos conflictos entre el trabajo y la familia (19). A su vez, un estudio español desarrollado durante el confinamiento domiciliario demostró que no teletrabajar contribuía a un mejor equilibrio ocupacional que conduce al bienestar

Teletrabajo saludable y seguro. Resumen técnico Leer más »

Exposición a sustancias químicas peligrosas en el trabajo e impactos en la salud: una revisión global

Por Organización Internacional del Trabajo (OIT), Traducido por Gerencia de Comunicaciones del CCS. Disponible en https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—ed_dialogue/—lab_admin/documents/publication/wcms_811455.pdf Nota aclaratoria: del documento original se extrajeron los apartados que, para el propósito de esta publicación y el público al que se dirige, se consideraron más pertinentes y prácticos. Los interesados pueden consultar el informe completo en el link previamente proporcionado. Antecedentes Los trabajadores de todo el mundo se enfrentan a una crisis sanitaria mundial debido a la exposición laboral a productos químicos tóxicos. Cada año, más de mil millones de trabajadores están expuestos a sustancias peligrosas, incluidos contaminantes, polvos, vapores y humos en sus entornos de trabajo. Muchos de estos trabajadores pierden la vida después de dichas exposiciones, sucumbiendo a enfermedades fatales, cánceres y envenenamientos, o por lesiones fatales luego de incendios o explosiones. También se debe considerar la carga adicional que enfrentan los trabajadores y sus familias por lesiones no fatales que resultan en discapacidad, enfermedades crónicas debilitantes y otras secuelas de salud que, lamentablemente, en muchos casos permanecen invisibles. Todas estas muertes, lesiones y enfermedades son totalmente prevenibles. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha reconocido durante mucho tiempo que la protección de los trabajadores frente a los productos químicos peligrosos es esencial para garantizar poblaciones saludables y entornos sostenibles. No obstante, los trabajadores siguen estando desproporcionadamente expuestos a productos químicos en casi todos los sectores. La producción de productos químicos, así como las industrias que los utilizan se están expandiendo, lo que significa un alto potencial para una mayor exposición ocupacional. Además, con la introducción de nuevos productos químicos cada año, los mecanismos para regular la exposición, como la implementación de límites de exposición ocupacional, luchan por mantenerse al día. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de tomar medidas e implementar medidas efectivas para prevenir impactos negativos sobre los trabajadores, sus familias y comunidades más amplias. En respuesta a la creciente preocupación internacional por la seguridad química se desarrolló el Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a Nivel Internacional (SAICM, por sus siglas en inglés) que sirviera como marco de políticas para promover la seguridad química. Las consideraciones sobre la exposición ocupacional deben estar en el centro del SAICM y se necesitan medidas aún más fuertes en este nuevo marco para proteger a los trabajadores de las exposiciones químicas. Esta revisión global se llevó a cabo con el fin de proporcionar una base de evidencia sólida para los esfuerzos en materia de políticas. Como tal, representa un análisis necesario y completo de las tendencias y prioridades recientes cuando se trata de proteger la salud y la seguridad de los trabajadores frente a la exposición a sustancias químicas en el lugar de trabajo. Hallazgos principales Las principales exposiciones químicas identificadas como prioridades incluyen: Amianto Sílice Metales pesados Disolventes Tintes Nanomateriales manufacturados (MNM) Productos químicos perfluorados (PFAS) Sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC) Pesticidas Contaminación del aire en el lugar de trabajo Para la gran mayoría de las exposiciones químicas, no existen datos para estimaciones locales, regionales y globales y el número detrabajadores expuestos ni siquiera puede estimarse. Solo un número limitado de exposiciones ocupacionales químicas se consideran, controlan y regulan en los lugares de trabajo. Debido a la falta de información completa sobre la exposición química de los trabajadores y los resultados respectivos, como la muerte, el cáncer, etc., los cálculos de la carga global de la enfermedad a menudo faltan o están severamente subestimados. Si bien se han eliminado gradualmente algunos productos químicos peligrosos, todavía se utilizan varias sustancias tóxicas en todo el mundo y los trabajadores de los países de ingresos bajos y medianos están particularmente expuestos. El cáncer es la principal causa de muerte relacionada con el trabajo. Se han identificado más de 200 sustancias diferentes como carcinógenos humanos, conocidos o probables, y muchas de estas exposiciones ocurren en los entornos laborales. Las exposiciones ocupacionales a sustancias químicas tienen efectos tóxicos en diferentes sistemas del cuerpo, incluidos los sistemas reproductivo, cardiovascular, respiratorio e inmunológico, así como en órganos específicos como el hígado y el cerebro. Acciones prioritarias Esta revisión demuestra claramente la necesidad de una acción rápida para proteger a los trabajadores en varios sectores económicos en todo el mundo. Las acciones clave para garantizar la protección de los colaboradores y los esfuerzos de prevención incluyen límites de exposición ocupacional estrictos y basados en evidencia, medidas en el lugar de trabajo siguiendo la jerarquía de control y eliminación, así como restricciones químicas. Los puntos clave incluyen los siguientes aspectos: Las políticas para la gestión racional de los productos químicos siempre deben seguir un enfoque de sistemas, como se describe en el Convenio No. 187 de la OIT sobre el Marco Promocional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Las normas internacionales del trabajo son cruciales para responder a la crisis de salud ocupacional que plantean los productos químicos. Los convenios clave de la OIT relacionados con la gestión segura de productos químicos, incluidos el Convenio sobre Productos Químicos No. 170 de la OIT y el Convenio sobre Prevención de Accidentes Industriales Mayores No. 174, deben ratificarse e implementarse como una prioridad. Debe establecerse una cultura preventiva de seguridad y salud a nivel nacional y en el lugar de trabajo, con diversas partes interesadas, involucradas en todos los niveles. Se deben establecer, actualizar, implementar y hacer cumplir los límites de exposición ocupacional (LEO), armonizados y basados en evidencia, para los principales productos químicos peligrosos. A nivel del lugar de trabajo se recomienda un enfoque programático para la gestión racional de los productos químicos, así como una estrategia que involucre la identificación de los productos químicos, la evaluación integral de los riesgos y la implementación de medidas de control. Las medidas preventivas deben implementarse siguiendo la Jerarquía de Controles, como se establece en la guía de la OIT. Existe una necesidad urgente de repositorios de datos globales armonizados y bases de datos de información sobre la exposición química y los efectos resultantes en la salud de los trabajadores. Se debe considerar como prioridad la investigación

Exposición a sustancias químicas peligrosas en el trabajo e impactos en la salud: una revisión global Leer más »

Conducta suicida: alternativas de prevención desde los entornos laborales

Por Ana Mayerli Monsalve Mantilla, enfermera magíster en administración en salud / Profesora del Departamento de Enfermería Clínica de la Facultad de Enfermería, Pontificia Universidad Javeriana. Ángela Yadira Villamil Benavides, enfermera magíster en enfermería con profundización en salud mental / Profesora del Departamento de Enfermería Clínica de la Facultad de Enfermería, Pontificia Universidad Javeriana La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada cinco personas en el trabajo padece de algún trastorno en su salud mental, lo cual en muchos casos es ocultado por parte del trabajador con el finde facilitar la adquisición o el mantenimiento de un trabajo. Como resultado, se puede observar un aumento del ausentismo laboral, menor productividad, dificultades en el ambiente laboral, entre otras consecuencias negativas en términos humanos y económicos (Organización Mundial de la Salud, 2017). De acuerdo con lo anterior, es fundamental construir un ambiente sano en el trabajo ya que los entornos laborales son el espacio natural de jóvenes y adultos en el cual transitan una parte importante de sus vidas. Las diversas alteraciones en la salud mental y el aumento progresivo de la conducta suicida han generado una necesidad de búsqueda de estrategias que mitiguen su impacto a nivel individual y colectivo en estos ámbitos. Desde la Salud y la Seguridad en el Trabajo (SST) es crucial fomentar estos espacios donde los empleados puedan expresar, sin repercusiones, su situación particular. Así mismo, incluir como prioridad en sus agendas el diseño, implementación y evaluación de programas que busquen impulsar el cuidado personal y colectivo de la salud mental, aspecto que, sin duda alguna, repercutirá de manera positiva en la reducción de los casos de conductas suicidas. Introducción En la actualidad, los entornos laborales enfrentan un gran reto: el cuidado de la salud mental de los trabajadores en un escenario en el que los problemas y trastornos de la salud mental, que pueden llegar hasta la conducta suicida, se han incrementado. A su vez, con la reciente pandemia por la COVID-19 se agudizaron los trastornos de salud mental (Organización Panamericana de la Salud, 2020) lo que conlleva a que desde las áreas de Salud y Seguridad en el Trabajo se identifique la importancia de conocer más sobre este fenómeno, de tal manera que se pueda intervenir de manera oportuna y eficaz. En Colombia, la Ley de Salud Mental define este aspecto como “un estado dinámico que se expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la interacción de manera tal que les permite a los sujetos, individuales y colectivos, desplegar sus recursos emocionales, cognitivos y mentales” (Ley 1616 de 2013). En otras palabras, la salud mental es crucial para que las personas se sientan plenas y puedan desempeñar actividades vitales como relacionarse, estudiar y trabajar. En el presente artículo se destacan algunas de las alternativas de prevención frente a la conducta suicida desde los entornos laborales, las cuales provienen de la revisión de la literatura disponible desde el 2006 al 2022 y que, sin duda alguna, se convierten en una base para la construcción de políticas, programas y estrategias que se pueden desarrollar, implementar y evaluar en los entornos laborales. Desarrollo La conducta suicida es un entramado complejo de pensamientos y comportamientos autolesivos que pueden presentarse de manera progresiva y llevar a una persona a atentar contra su propia vida. En la tabla 1 se describen algunos aspectos en la progresión de esta conducta. Si nos remitimos a la normatividad vigente, en la Ley 1010 de 2006 “por medio de la cual se adoptan medidas para prevenir, corregir y sancionar el acoso laboral y otros hostigamientos en el marco de las relaciones de trabajo”, se vislumbran aquellas modalidades de maltrato laboral que puede ir desde obstaculizar el crecimiento personal y el irrespeto hasta la persecución laboral o la violencia física (Congreso de Colombia, 2006). Es importante tener en cuenta que estas y otras modalidades de acoso (mobbing) pueden generar problemas de salud de los trabajadores, ausentismo o estrés que, en algunos casos, pueden ser parte de los factores desencadenantespara la conducta suicida (Escudero García & Marhuenda Amoros, 2019; Observatorio Vasco de Acoso Moral, 2012; Trujillo Flores et al., 2007). Ahora bien, la Resolución 2646 de 2008 establece disposiciones y define responsabilidades para identificar, evaluar, prevenir, intervenir y monitorear la exposición a factores de riesgo psicosocial en el trabajo. De esta manera, permite evaluar y, por ende, controlar los diversos componentes del riesgo psicosocial (Ministerio de la Protección Social, 2008). En términos generales, estas evaluaciones son llevadas a cabo por medio de encuestas de riesgo psicosocial, consultas médicas de salud laboral o inspecciones de los lugares de trabajo, rol que, en su gran mayoría, es desempeñado por el área de SST en compañía de integrantes del Comité Paritario de Seguridad y Salud en el Trabajo (COPASST). La función de dicho comité es indispensable en las empresas para apoyar las actividades del área de SST, pero también para discutir sobre situaciones que se presenten y afecten a los trabajadores, reflexionar sobre estrategias de mejora del área laboral, entre otras. Así mismo, la Resolución 652 de 2012 establece laconformación del Comité de Convivencia Laboral en entidades públicas y empresas privadas y dicta otras disposiciones (Ministerio de Trabajo, 2012). Finalmente, la Ley 1616 de 2013 ordena al Ministerio de Salud y Protección Social y, por supuesto, a las direcciones territoriales de salud, implementar sistemas de vigilancia epidemiológica en eventos de salud mental incluyendo, entre otros aspectos, la conducta suicida. Además, en su artículo 9 destaca la importancia de implementar acciones de promoción de la salud mental y prevención del trastorno mental en el escenario laboral. Entre dichas acciones se encuentran el fomento del buen trato, la inclusión social y la prevención de las violencias, incluyendo hostigamiento, acoso y suicidio (Ley 1616 de 2013). Impacto del fenómeno en cifras Según la OMS, unas 800 mil personas se suicidan cada año en el mundo, lo que representa una tasa estimada de 11,4 muertes por cada 100 mil habitantes. Estas muertes por voluntad propia representan

Conducta suicida: alternativas de prevención desde los entornos laborales Leer más »

Suicidios en los entornos laborales: un fenómeno que reta la gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo

Por Leidy Liceth Pérez Claros, líder técnica del CCS. Enfermera / Especialista en Salud Ocupacional / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo El trabajo va más allá de la producción de bienes y servicios. Adquiere, además, una concepción social que desarrolla la dimensión productiva de los seres humanos, siendo fundamental para la vida misma. No obstante, implica exigencias físicas y mentales que pueden tener efectos tanto positivos como negativos. Por ello, desde la disciplina de la Seguridad y la Salud en el Trabajo se han realizado esfuerzos para intervenir favorablemente las condiciones laborales y de salud que garanticen lugares de trabajo seguros y saludables, lo que repercute en el bienestar de las personas. Precisamente, respecto a las condiciones de salud de los trabajadores se ha hecho más preciso el abordaje de afectaciones de índole físico al presentarse, de alguna manera, mayor objetividad en los procesos de salud–enfermedad. Sin embargo, en cuanto a aspectos mentales se refiere, la subjetividad, la cultura, las creencias y, quizás, el estigma existente frente a los problemas o trastornos mentales hacen que su gestión se convierta en un reto y un desafío por intervenir. A lo anterior se suma la multicausalidad que puede darse en los procesos de tipo mental. Esto se debe a que un trabajador es un ser humano holístico que fuera y dentro del trabajo continúa siendo la misma persona. Por ende, sus cargas mentales pueden ser de origen laboral, pero también de tipo personal o social y, a su vez, pueden influenciar la dinámica misma de estos escenarios indistintamente. Uno de los fenómenos que permite ilustrar el infortunado panorama de esta relación es el suicidio. Este aparece asociado a problemas ytrastornos mentales (tales como la depresión o los trastornos asociados al abuso de sustancias, entre otros) y se acompaña de diferentes factores de riesgo que actúan de forma acumulativa para aumentar la vulnerabilidad de una persona a adoptar comportamientos suicidas, incluyendo aspectos individuales (por ejemplo, los intentos de suicidio previos, los trastornos mentales, el consumo nocivo de alcohol o drogas, las pérdidas económicas, el dolor crónico y los antecedentes familiares de suicidio), así como factores psicosociales asociados a coyunturas judiciales, discriminación, aislamiento, relaciones conflictivas, abuso físico o psicológicoy problemas académicos o de trabajo (Organización Internacional del Trabajo, 2016). 2595 personas fallecieron a causa del suicidio, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses durante el 2021, siendo esta cifra mayor con respecto al número de casos registrados en 2020 (2420 eventos), pero inferior a lo reportado en 2019 (2643 suicidios). Los suicidios son un problema de interés de salud pública a nivel mundial que cobra la vida de aproximadamente 700.000 personascada año (Organización Mundial de la Salud, 2021) sin contar la cifra de personas que lo intentan. Por su parte, en Colombia, según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses durante el 2021, 2595 personas fallecieron a causa del suicidio, siendo esta cifra mayor con respecto al número de casos registrados en 2020 (2420 eventos), pero inferior a lo reportado en 2019 (2643 suicidios). De estos indicadores cabe resaltar que el 71 % de los casos ocurridos en 2021 tuvo lugar en los grupos etarios correspondientes entre los 18 y los 59 años. Esto indica una prevalencia del fenómeno en la edad productiva (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2022). Desde el punto de vista laboral, la Organización Internacional del Trabajo afirma que, si bien en los últimos años se ha prestado mayor atención a los suicidios relacionados con el trabajo, la proporción se desconoce por falta de información sobre el origen de los suicidios reportados. Sin embargo, los datos disponibles son alarmantes (Organización Internacional del Trabajo, 2016). Los resultados de investigaciones realizadas sobre este fenómeno han permitido establecer que dentro de los factores psicosociales relacionados con el trabajo y el suicidio están los problemas económicos (incluido el desempleo), los conflictos interpersonales (incluidos el bullying, el mobbing y el acoso), el escaso control y capacidad de decisión, el precario apoyo social, las elevadas exigencias psicológicas y los largos horarios de trabajo (Organización Internacional del Trabajo, 2016). Cifras de suicidio reportadas por Cisproquim® en Colombia Cisproquim® es el Centro de Información de Seguridad sobre Productos Químicos del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), el cual se encarga de brindar asesoría para el manejo de las emergencias que involucren sustancias químicas con el fin de evitar o mitigar las consecuencias de estos eventos. Dentro de las emergencias que se registran, se incluyen los eventos producidos de forma intencional, tales como el intento de suicidio. Protección & Seguridad expone en esta edición la descripción de dichos eventos con la particularidad de que fueron hechos que se presentaron en lugares de trabajo para el periodo de tiempo comprendido entre el 2017 y el 2021. Sin embargo, es importante señalar que, aunque se desarrollaron en el ámbito laboral se desconoce si corresponden a un evento de origen laboral o común,- de acuerdo con la información del observatorio del CCS. Durante el 2017 y el 2021 se atendieron 141 casos de intento de suicidio presentados en lugares de trabajo. Frente a la distribución anual, tal como se puede evidenciar en la figura 1, el año con el mayor número de casos registrados fue el 2019 con 41 casos lo que corresponde al 29 % del total. Le sigue el 2021 con 29 eventos (21 %) y el 2017 con 28 eventos (20 %). Por su parte, los años con elmenor número de reportes fueron el 2018 y el 2020 con 24 y 19 casos, respectivamente. Frente a la zona en la que se presentaron tales eventos se encuentra que el 57 % ocurrió en zona urbana y el restante (43 %), en zona rural (figura 2). Frente a la jornada se evidencia que cerca del 80 % de los casos se presentaron en la mañana y en la tarde (figura 3). Así mismo, frente al uso de las sustancias utilizadas en los intentos de suicidio, los plaguicidas puntúan

Suicidios en los entornos laborales: un fenómeno que reta la gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo Leer más »