Salud mental: claves para cuidarla y recomendaciones para brindar ayuda
Fuente: Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Periodista / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) Se aproxima el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y cada persona puede hacer su contribución para evitar este flagelo. Por eso, el CCS habló con Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social sobre algunas herramientas útiles para fortalecer la salud mental, identificar signos de alarma y ofrecer o solicitar ayuda a tiempo. Sin duda alguna, la pandemia ha tenido un impacto profundo en la salud mental de la población a nivel mundial y ha puesto nuevamente este asunto en la agenda pública como una prioridad. No solo la rápida dispersión del virus y su potencial letal en adultos mayores o personas con comorbilidades, sino también las medidas de confinamiento adoptadas por las autoridades y el cese de la actividad económica durante varios meses hicieron mella en el bienestar físico y emocional de un buen porcentaje de la población. Y es que con los cambios abruptos en la cotidianidad derivados de la emergencia sanitaria se instalaron nuevos estresores: miles de muertes diarias, destrucción de empleos, pérdida de capacidad adquisitiva, profundización de las inequidades sociales, incremento de las violencias en los hogares, sobreabundancia de información y pánico han sido los ingredientes de un cóctel nocivo para la salud mental. En este escenario cambiante y complejo las emociones entraron en juego: temor al contagio, angustia, ansiedad, incertidumbre, soledad, desesperanza, dolor por la pérdida de un ser querido o de un empleo, impotencia, rabia, frustración y escepticismo son algunos de los sentimientos que aún hoy coexisten y son experimentados por la población, sin distinción de edad. Incluso, una investigación desarrollada por la Asociación de Expertos en Psicosociología Aplicada (AEPA) durante los primeros meses de la pandemia en Colombia, Perú, México, España y Chile reveló que más del 60 % de la población encuestada experimentaba una o más de esas emociones. Adicionalmente, evidenció que las personas no adoptan o no cuentan con herramientas para cuidar su salud mental. Según el reporte, el 45 % de las personas consultadas no utiliza técnicas antiestrés, el 33 % no limita ni selecciona las noticias que recibe, el 24 % no implementa ni conserva una rutina, el 16 % ha descuidado su aspecto físico y no tiene hábitos saludables, el 13 % no sabe o no es capaz de gestionar sus emociones, el 9 % no logra reconocer sus fortalezas, el 8 % ha aumentado el consumo de tabaco, alcohol y drogas y el 5 % suele tener pensamientos negativos. A nivel local, el Estudio de Resiliencia y Riesgos en Salud Mental realizado a finales de 2020 en Colombia por el Ministerio de Salud y Protección Social, evidenció que los riesgos asociados a problemas y trastornos mentales se triplicaron durante la pandemia con respecto a los indicadores previos, los cuales de por sí ya eran alarmantes en el país. Grosso modo, la investigación señala que los colombianos aumentaron sus riesgos de depresión y ansiedad, mientras que las tasas de ideación e intento de suicidio, así como de consumo de sustancias psicoactivas conservaron una tendencia similar a la observada antes de la pandemia. La estigmatización de la salud mental, una enorme barrera Muchas personas aún consideran que la salud mental tiene que ver exclusivamente con trastornos y enfermedades mentales y, en consecuencia, consideran que solicitar ayuda cuando enfrentan situaciones emocionales podría resultar exagerado pues tienen una noción errónea según la cual “los psicólogos son para los locos”. Nada más alejado de la realidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el que la persona es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”. En este sentido positivo, la OMS señala que la salud mental es fundamental para interactuar con los demás, ganar el sustento, superar retos y disfrutar plenamente de la vida. Por lo tanto, es un aspecto que va más allá de la ausencia de trastornos mentales. Pese a lo anterior, en Colombia, la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) reveló que solo la mitad de las personas que saben que tienen una necesidad en salud mental deciden consultar los servicios de salud. “Eso es lo que se denomina como “barreras actitudinales para el acceso a los servicios”. Hay quienes consideran que solicitar ayuda cuando presentan un malestar emocional es motivo de vergüenza. Solo cuando enfrentan necesidades sociales muy graves, que afectan de manera intensa su vida cotidiana, familiar, comunitaria o laboral, se ven forzados a consultar. El peso de ese estigma y los prejuicios alrededor del tema son una de las grandes preocupaciones del país y allí todos tenemos una tarea muy importante en poder comprender que las afectaciones en salud mental son muy comunes”, señala Nubia Bautista, médico psiquiatra y subdirectora de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social. Seis claves para cuidar y fortalecer la salud mental 1. Preste atención a sus emociones y sentimientos. Si bien puede que no sea fácil reconocerlos porque suelen ser confusos o difíciles de asimilar, el hecho de permitirse sentir tristeza, angustia, dolor o frustración posibilita encontrar alternativas, nuevas soluciones y formas distintas de hacer las cosas. No ignore sus emociones. Al contrario, reconózcalas, comprenda qué situaciones las desencadenan y capitalícelas a su favor, para aprender de ellas en el día a día. Incorporar en la rutina diaria ejercicios de respiración, de relajación y/o meditación, puede ayudarle a gestionar sus pensamientos positivamente. 2. Cultive sus relaciones sociales y fortalezca los lazos afectivos con padres, hermanos, hijos, demás familiares, pareja, amigos e incluso, vecinos y compañeros de trabajo. La calidad de estos vínculos tiene un impacto profundo en la salud mental porque implica la posibilidad de dar y recibir afecto, de construir confianza, de estar atento a las necesidades del otro y de contar con una red robusta de apoyo
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