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Posibles efectos secundarios después de vacunarte contra la COVID-19

Posibles efectos secundarios después de vacunarte contra la COVID-19

Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC]. (25 de mayo de 2021). Posibles efectos secundarios  después de vacunarte contra la COVID-19. Recuperado de: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/expect/after.html La vacunación contra la COVID-19 ayudará a protegerte de contraer dicha enfermedad. Es posible que experimentes efectos secundarios, los cuales son signos normales de que tu organismo está generando protección. Estos efectos secundarios pueden afectar tu capacidad de realizar tus actividades diarias, pero deberían desaparecer al cabo de pocos días. Algunas personas no sufren efectos secundarios. Efectos secundarios comunes En el brazo donde recibiste la vacuna inyectable: Dolor. Enrojecimiento. Hinchazón. En el resto del cuerpo: Cansancio. Dolor de cabeza. Dolor muscular. Escalofríos. Fiebre. Náuseas. Para reducir el dolor y las molestias, donde recibiste la vacuna inyectable: Aplica un paño limpio, frío y húmedo sobre el área. Usa o ejercita tu brazo. Para reducir las molestias provocadas por la fiebre: Bebe mucho líquido. Usa ropa liviana. Si ya recibiste la segunda dosis Los efectos secundarios después de la segunda dosis pueden ser más intensos que los que experimentó después de recibir la primera. Estos efectos secundarios son signos normales de que su organismo está generando protección y deberían desaparecer al cabo de unos días. Cuándo llamar al médico En la mayoría de los casos, la molestia a causa del dolor o fiebre son un signo normal de que tu organismo está generando protección. Comunícate con tu médico o proveedor de atención médica: Si la irritación o sensibilidad en la zona de la inyección empeoran pasadas las 24 horas. Si tus efectos secundarios te preocupan o parecen no estar desapareciendo al cabo de algunos días. Tu organismo necesita tiempo para generar protección luego de aplicarte cualquier vacuna. Las personas se consideran completamente vacunadas dos semanas después de haber recibido la segunda dosis de las vacunas contra la COVID-19 o dos semanas después de haber recibido la vacuna contra la COVID-19 de dosis única. Debes seguir usando todas las herramientas disponibles para protegerte y proteger a otras personas hasta estar totalmente vacunado.   Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año y encuentra un especial sobre las vacunas contra la COVID-19. Accede a la revista completa aquí

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Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19

Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19

Fuente: Centros para el control y a Prevención de Enfermedades [CDC]. (27 de mayo de 2021). Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19. Recuperado de: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/difffferent-vaccines/how-they-work.html Lo que necesitas saber Las vacunas contra el COVID-19 son seguras y efectivas. Puedes tener efectos secundarios después de vacunarte, pero son normales. Por lo general, el organismo necesita dos semanas después de haber recibido la vacuna completa para generar protección (inmunidad) contra el virus que causa la COVID-19. Si no te vacunaste sigue tomando todas las precauciones hasta estar totalmente vacunado. El sistema inmunitario: la defensa del organismo contra las infecciones Para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19, es útil primero saber cómo combate las enfermedades nuestro organismo. Cuando los gérmenes, como el virus que causa la COVID-19, invaden nuestro organismo, atacan y se multiplican. Esta invasión, llamada infección, es lo que causa la enfermedad. Nuestro sistema inmunitario tiene diversas herramientas para combatir las infecciones. La sangre contiene glóbulos rojos que transportan oxígeno a los tejidos y órganos, y glóbulos blancos o inmunitarios que combaten las infecciones. Los diferentes tipos de glóbulos blancos combaten las infecciones de diferentes maneras: Los macrófagos son glóbulos blancos que absorben y digieren los gérmenes y las células muertas o a punto de morir. Los macrófagos dejan en el organismo los llamados “antígenos” que son partes de los gérmenes invasores. El organismo identifica los antígenos como peligrosos y estimula los anticuerpos para que los ataquen. Los linfocitos B son glóbulos blancos que actúan como defensa. Producen anticuerpos que atacan las partes del virus que dejaron atrás los macrófagos. Los linfocitos T son otro tipo de glóbulo blanco. Atacan a las células del organismo que ya están infectadas. La primera vez que una persona se infecta con el virus que causa la COVID-19, su cuerpo puede demorar varios días o semanas en desarrollar y usar todas las herramientas necesarias para combatir los gérmenes y vencer la infección. Después de la infección, el sistema inmunitario de la persona recuerda lo que aprendió sobre cómo proteger al organismo de la enfermedad. El organismo conserva algunos linfocitos T, conocidos como «células de memoria», que entran en acción rápidamente si el  organismo se vuelve a encontrar con el mismo virus. Cuando se detectan los antígenos familiares, los linfocitos B producen anticuerpos para atacarlos. Los expertos siguen estudiando para comprender durante cuánto tiempo estas células de memoria pueden proteger a una persona contra el virus que causa la COVID-19. Cómo actúan las vacunas contra la COVID-19 Las vacunas contra la COVID-19 ayudan a nuestro organismo a desarrollar inmunidad contra el virus que causa la COVID-19 sin que para ello tengamos que contraer la enfermedad. Los diferentes tipos de vacunas actúan de diversas formas para brindar protección. Pero, con todos los tipos de vacunas el organismo se queda con un suministro de linfocitos T de «memoria», además de linfocitos B que recordarán cómo combatir ese virus en el futuro. Por lo general, después de la vacunación, el organismo demora algunas semanas en producir linfocitos T y linfocitos B. Por consiguiente, es posible que una persona se infecte con el virus que causa la COVID-19 justo antes o justo después de vacunarse y que se enferme porque la vacuna no tuvo suficiente tiempo para generar protección. A veces, después de la vacunación, el proceso de generar inmunidad puede causar síntomas, por ejemplo, fiebre. Estos síntomas son normales y son una señal de que el organismo está desarrollando inmunidad. Tipos de vacunas Las vacunas ARNm contienen material del virus que causa la COVID-19, el cual instruye a nuestras células a crear una proteína inocua que es exclusiva del virus. Una vez que nuestras células copian la proteína, destruyen el material genético de la vacuna. Nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería estar presente y crea linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir el virus que causa el COVID-19 si nos infectamos en el futuro. Las vacunas de subunidades proteicas incluyen porciones inocuas (proteínas) del virus que causa la COVID-19, en lugar del germen completo. Una vez que recibimos la vacuna, nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería estar presente y crea linfocitos T y anticuerpos que recordarán cómo combatir el virus que causa la COVID-19 si nos infectamos en el futuro. Las vacunas de vectores contienen una versión modificada de otro virus diferente del que causa la COVID-19. Dentro de la envoltura del virus modificado, hay material del virus que causa la COVID-19. Esto se llama «vector viral». Una vez que el vector viral está en nuestras células, el material genético les da instrucciones a las células para que produzcan una proteína que es exclusiva del virus que causa la COVID-19. Con estas instrucciones, nuestras células hacen copias de la proteína. Esto despierta en nuestro organismo una respuesta y empieza a crear linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir el virus si nos llegamos a infectar en el futuro. Algunas vacunas contra la COVID-19 deberán aplicarse en más de una dosis Para una vacunación completa, deberá recibir dos dosis de la misma vacuna contra el COVID-19. Dos dosis: si recibes una vacuna contra la COVID-19 que requiere la administración de dos dosis, se considera que estás completamente vacunado dos semanas después de la segunda dosis. Las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer-BioNTech, Moderna, Sinovac, Astrazeneca requieren la administración de dos dosis. Una dosis: si recibes una vacuna contra la COVID-19 que requiere la administración de una dosis, se considera que estás  completamente vacunado dos semanas después de la vacunación. La vacuna contra el COVID-19 Janssen de Johnson & Johnson solo requiere una dosis. Si han pasado menos de dos semanas desde que te vacunaste, o si aún tienes que recibir la segunda dosis, NO está totalmente protegido. Sigue tomando medidas para protegerte y proteger a los demás hasta que estés completamente vacunado (dos semanas después de la última dosis).   Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y

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Tendencias de la seguridad y salud en el trabajo para 2021

Tendencias de la seguridad y salud en el trabajo para 2021

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Gerente Técnico Consejo Colombiano de Seguridad / Bogotá, Colombia / Enero de 2021.  Después de un año complejo de cambios e incertidumbres, donde la planificación a largo plazo no fue posible y las decisiones se debieron tomar en el día a día, nos vemos enfrentados a un 2021 con la expectativa de saber si los cambios que tuvo el mundo se van a mantener o, por el contrario, volveremos a la “normalidad” que ya conocíamos. Esas expectativas de un nuevo año van a estar, seguramente, marcadas por el intento de cumplir las metas no alcanzadas en el 2020, metas que también estarán limitadas por una pandemia aún activa, en un año que inicia con nuevas cepas del virus y con las vacunas que se van aprobando poco a poco por las autoridades competentes en el mundo, pero aún con la certeza de que la pandemia no ha terminado. Durante la década del 2010 empresas y organizaciones empezaron a trazar planes a mediano plazo, muchas de ellas, en compañía de asesores, coach y motivadores. Trazaron metas con el lema “visión 20/20”, haciendo un juego de palabras entre el año 2020 y la agudeza visual esperada en una persona, lo que algunos pueden llamar “visión perfecta”. Sin embargo, el año 2020 no fue lo esperado: según la Unidad Macroeconómica de Análisis – UMAC, de la Universidad Nacional de Colombia, la industria manufacturera decreció -21,6 % frente al primer trimestre del 2019 y -25,4 % el segundo trimestre del mismo año (Urrea-Ríos & Piraján, 2020). Por otro lado, con corte al 30 de diciembre de 2020, el país había presentado un total de 6.231 casos confirmados de COVID-19 en empresas y un total de 22 muertes, 3.798 casos confirmados en las Fuerzas Militares y 1.752 en la Policía; así mismo, en el personal de salud se confirmaron un total de 10.082 casos, con 56 muertes en total[1]. Lo anterior muestra que, a parte de los graves impactos que ha tenido la pandemia en términos de salud pública, la afectación de los trabajadores de diferentes sectores económicos también ha sido muy alta y amerita tener en consideración estos datos, con el fin de limitar el impacto de la pandemia en 2021 hasta que sea claro su fin. Cerrando el año, el Departamento Administrativo de Nacional de Estadística (DANE) reportó, en el Informe de Mercado Laboral, que la tasa de desempleo para noviembre de 2020 fue de 13,3 % (DANE, 2020). Aunque la cifra ha mejorado con respecto al mes de mayo de 2020, que alcanzó el 21,4 %, aún está por encima de las cifras de antes de la pandemia. Esto sin contar que, según cifras publicadas en el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad, para el tercer trimestre de 2020, el número de trabajadores afiliados al sistema general de riesgos laborales disminuyó en un total de 644.860, es decir, que más de 600 mil trabajadores ya no cuentan con la protección de una ARL, ya sea por pérdida de empleo o precarización de este. Los datos anteriores muestran que el impacto económico y productivo en las empresas, sumado a la afectación del empleo y la calidad de los puestos de trabajo, imponen retos importantes para la seguridad social del país y, en particular, para la seguridad y salud en el trabajo, que tendrá que ver cómo las empresas buscarán optimizar sus recursos, disminuyendo inversiones en seguridad. Sumado a esto, las ARL, golpeadas por el impacto de la enfermedad laboral y disminución de sus ingresos, seguramente reducirán sus inversiones en prevención, así mismo, menos empleos formales implican menos empleadores conscientes, que busquen implementar sistemas de gestión y prácticas en seguridad y salud en el trabajo para la protección de sus trabajadores y prevenir los accidentes de trabajo y las enfermedades laborales. Con este panorama, sin el ánimo de ser premonitorios ni hacer un ejercicio de prospectiva, haciendo un análisis de lo sucedido en el año 2020 y fundamentado en la experiencia obtenida, en datos de análisis bibliométricos de ciertas temáticas en seguridad y salud en el trabajo, y la revisión en diversos portales y fuentes de información, se plantean los siguientes temas que pueden ser tendencia en 2021 en materia de Seguridad y Salud en el trabajo (SST): Elementos de protección personal adaptables e inteligentes Desde hace algunos años se viene hablando de elementos de protección personal – EPP inteligentes, o dispositivos electrónicos que incorporan tecnología que pueden ayudar a proteger a los trabajadores. A partir del año 2012 se encuentra acuñada la expresión “Smart PPE” en publicaciones científicas reportadas por la base de datos Scopus. Así mismo, se viene hablando de la posibilidad de adaptar mejor los EPP a las condiciones antropométricas de los trabajadores, incluso hacerlos personalizables o “customizables” para el tipo de tarea a desarrollar. Una publicación reciente presenta un prototipo de casco inteligente que monitorea las condiciones en el entorno de los trabajadores y realiza una evaluación de riesgos casi en tiempo real, incorporado a la protección de los trabajadores aspectos como el Internet Industrial de las Cosas (IIoT) y la Inteligencia Artificial (IA) (Campero-Jurado, Márquez-Sánchez, Quintanar-Gómez, Rodríguez, & Corchado, 2020). 2021 puede ser un año para que la experiencia de la pandemia, en la necesidad de suministrar EPP para todos los trabajadores independiente del sector económico, sea capitalizada para fomentar el desarrollo de las nuevas tecnologías en la protección de los trabajadores. Perspectiva de género en la seguridad y salud en el trabajo Haciendo revisión de diferentes temáticas en materia de seguridad y salud se observó que, utilizando la herramienta VOSViewer, era prevalente la incorporación de términos como “male” y “female” en las investigaciones publicadas en los últimos cinco años. Lo que podría interpretarse como una incorporación reciente de la perspectiva de género en la investigación en SST. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) menciona que “reconocer la diversidad en la fuerza de trabajo, incluidas las diferencias de género, es esencial para garantizar la seguridad

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¿Cómo ha estado la siniestralidad laboral en el sector de la construcción?

¿Cómo ha estado la siniestralidad laboral en el sector de la construcción?

El Observatorio de la Seguridad y Salud en el Trabajo, del Consejo Colombiano de Seguridad, entregó cifras sobre accidentes de trabajo, enfermedades laborales y muertes con causas asociadas al trabajo, particularmente en lo correspondiente al sector económico de la construcción, con relación al comportamiento los últimos tres años (desde 2018 hasta febrero de 2021). Octubre presenta las tasas más altas de accidentalidad en los tres años consecutivos 2018, 2019 y 2020. El reporte de enfermedad laboral para el año 2020 tuvo un aumento porcentual de 27,1% en comparación con el año 2018 y un aumento de 145% en relación con el año 2019. La actividad “Construcción edificaciones para uso residencial” presentó el mayor número de enfermedades laborales acumuladas, con un total de 328 (37,7 %), para 2018 a 2021. Durante 2020 se presentaron 57 muertes de trabajadores de la construcción, con una tasa de 6,4 muertes por cada 100.000 trabajadores. Enero de 2018 presentó la más alta tasa de mortalidad, en los últimos tres años. A continuación, se presenta el informe. Sobre los trabajadores Durante el periodo analizado, se evidencia una disminución de 6,7 % en el número de trabajadores dependientes en el sector, pasando de cerca de 924.772 trabajadores en 2018 a 862.782 en 2020. En lo transcurrido del año 2021, el promedio de trabajadores a febrero aumentó levemente a 876.668. Aunque, en general, los trabajadores independientes para el año 2020 representan solo el 3,5 % del total de los trabajadores reportados, en este grupo se presenta una tendencia diferente en comparación con los trabajadores dependientes, ya que tuvo un aumento de 57,8 %, pasando de 18.229 trabajadores en 2018 a 28.769 trabajadores en 2020. En lo transcurrido del año 2021 esta tendencia sigue en aumento y cierra el mes de febrero con un promedio de 30.912 trabajadores. Gráfica 1. Trabajadores dependientes vs independientes por año. La actividad que concentra el mayor número de trabajadores independientes es Construcción de edificaciones para uso residencial, que incluye solo la construcción de casas, edificios, caminos, ferrocarriles, presas, calles y/o oleoductos, con un 31% del total reportado para el año 2020. Es Bogotá la que reporta el mayor número de trabajadores independientes, con 9.689. Ver Gráfica 2. Gráfica 2. Trabajadores independientes por departamento. Accidentalidad laboral Al realizar el análisis de las tasas de accidentalidad anual y de manera mensual en diferentes años, que incluyen 2018, 2019, 2020 y 2021 (enero y febrero), se identifican los siguientes aspectos relevantes: Durante el año 2020 se presentaron un total de 984 accidentes en el sector construcción, con una tasa de 6,4 accidentes por cada 100 trabajadores, siendo esta la mayor con respecto a la tasa nacional que fue de 4,4 accidentes por cada 100 trabajadores. Teniendo en cuenta lo anterior, se podría inferir que en promedio se presentaron 156 accidentes laborales por día en el sector construcción durante ese año. Gráfica 3. Tasa de accidentalidad por año y mes. Los meses con mayor tasa mensual de accidentalidad para el año 2020 fueron septiembre y octubre con 0,7 accidentes por cada 100 trabajadores; abril fue el que presentó menor tasa con 0,1 accidentes por cada 100 trabajadores. Octubre presenta las tasas más altas de accidentalidad en los tres años consecutivos 2018, 2019 y 2020. Durante enero y febrero de 2021 se han reportado 9833 accidentes de trabajo (que representa el 17,3 % del total de accidentes reportados en el 2020). Para enero y febrero de 2021, la tasa de accidentalidad es menor comparada con las presentadas durante los años 2018, 2019 y 2020 para los mismos meses. Al revisar con detalle la distribución de la accidentalidad por actividades económicas dentro de este sector, se encontraron los siguientes aspectos a resaltar: Durante 2020, las actividades que presentaron las mayores tasas de accidentalidad fueron Construcción de edificaciones para uso no residencial y Trabajos de preparación de terrenos para obras civiles, con una tasa de 7,4 accidentes por cada 100 trabajadores, cada una. Sin embargo, Construcción de edificaciones (que incluye construcción de casas, edificios, caminos, ferrocarriles, presas, calles y/o oleoductos) es la actividad que acumuló el mayor número de accidentes, con un total de 20.875 accidentes (37 % del total de accidentes del sector), con 57 accidentes diarios en promedio. En contraste, “Trabajos de pintura y terminación de muros y pisos” (que incluye talleres de pintura duco) presentó la menor tasa de accidentes del sector, con 1,8 accidentes por cada 100 trabajadores. La actividad Construcción de edificaciones para uso no residencial presentó para febrero y septiembre del 2020 la mayor tasa de accidentalidad mensual, con 0,8 accidentes por cada 100 trabajadores, comparada con los demás meses del mismo año. En lo transcurrido del año 2021 (enero y febrero), las actividades “Construcción de edificaciones para uso no residencial” y “Trabajos de preparación de terrenos para obras civiles” han presentado las mayores tasas de accidentalidad mensuales, con 0,7 accidentes por cada 100 trabajadores. Sin embargo, es la actividad Construcción de edificaciones para uso residencial la que tiene en esos dos meses del año, el mayor número de eventos, con 3550 accidentes (36 % de total de accidentes del sector durante los dos meses). Relacionado con la distribución geográfica de la accidentalidad, se puede evidenciar los siguientes datos relevantes en el análisis: Para el año 2020, el departamento de Risaralda presentó la mayor tasa de accidentalidad con 11,3 accidentes por cada 100 trabajadores, seguido por Guaviare, con una tasa de 11,0 accidentes por cada 100 trabajadores. Sin embargo, Antioquia reporta el mayor número de eventos, con 15.686 accidentes de trabajo, seguido por Bogotá, con un total de 13.778 accidentes. La menor tasa de accidentes la presentó el departamento de Amazonas, con 0,8 accidentes por cada 100 trabajadores. Del mismo modo, durante febrero, Guaviare presentó la tasa de accidentalidad mensual más alta de todos los departamentos durante el año, con 2,4 accidentes por cada 100.000 trabajadores. En lo trascurrido del año 2021, en enero de 2021, Guaviare presentó la tasa de accidentalidad mensual más alta histórica desde 2018, con 3 accidentes por cada

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Prevención del cáncer ocupacional que puede ser causado por derivados clorados presentes en labores de limpieza y desinfección

Prevención del cáncer ocupacional que puede ser causado por derivados clorados presentes en labores de limpieza y desinfección

Por: Daniel Arturo Quiroga Vargas / Ingeniero químico / Especialista en gerencia en salud ocupacional / Estudiante maestría en salud y seguridad en el trabajo / Líder técnico del CCS / Agosto de 2020 Introducción Los efectos agudos sobre la salud, originados por la exposición a productos de limpieza y desinfección, son bastante conocidos. En el año 2019, de acuerdo con cifras consolidadas por el Consejo Colombiano de Seguridad, el Centro de Información de Seguridad sobre Productos Químicos (CISPROQUIM®) atendió 11.182 eventos de emergencia, de los cuales 769 (6.9%) de los casos correspondieron a intoxicaciones con desinfectantes domésticos, limpiadores, jabones y detergentes (Hernández, 2020a). Las estadísticas del Sistema Nacional de Datos Sobre Intoxicaciones de los Estados Unidos (NPDS, por su sigla en inglés), reportan que entre los años 2012 y 2016 los Centros Toxicológicos de dicho país recibieron un promedio de 44.000 consultas por año, relacionadas con productos que contienen Hipoclorito de Sodio; lo que corresponde al 2% del total de eventos atendidos anualmente. En Europa, por otra parte, información consolidada de los Centros Toxicológicos de Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Turquía, España y Portugal, da cuenta de 21.915 casos de intoxicación con Hipoclorito de Sodio en un periodo de tres años, involucrando todas las vías de exposición (Slaughter et al., 2019). Almacenamiento de productos de limpieza y desinfección. Fuente: 123rf.com En el marco de la actual pandemia por COVID-19, los productos químicos de limpieza y desinfección han sido ampliamente empleados dentro de la estrategia de prevención de la transmisión del agente patógeno SARS-CoV-2. En los Estados Unidos, tan solo entre Enero y Marzo de 2020 los Centros Toxicológicos atendieron un total de 45.550 consultas relacionadas con este tipo de sustancias (Chang et al., 2020). Para establecer las razones detrás de la materialización de dichos eventos, en el mes de mayo de 2020  los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), realizaron una encuesta a 502 adultos, encontrando que los usuarios de estos productos desarrollan prácticas de alto riesgo para su salud y la de personas cercanas, como la preparación insegura de soluciones, la mezcla de diferentes productos para “potenciar su efecto”, el almacenamiento al alcance de niños e individuos vulnerables, la aplicación de desinfectantes domésticos directamente sobre los productos alimenticios (frutas y verduras) y sobre las manos y la piel, así como su inhalación e incluso su ingestión (Gharpure et al., 2020). Los efectos crónicos sobre la salud de las personas expuestas ocupacionalmente a productos de limpieza y desinfección están asociados a enfermedades que se manifiestan con el tiempo, después de un periodo prolongado de exposición a “bajas” dosis de estas sustancias, por debajo del nivel que puede generar los efectos agudos descritos anteriormente. Como sucede con otras sustancias químicas, muchos de los efectos crónicos son aún desconocidos, por lo que es difícil establecer una relación entre la exposición y la enfermedad, a consecuencia del largo periodo de latencia (Niño-Barrero et al., 2020). Entre los posibles efectos crónicos sobre la salud de las personas que desarrollan labores de limpieza y desinfección, se encuentran el asma ocupacional, la exacerbación de asma de origen común, la bronquitis crónica (Bello et al., 2009), la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tanto por el uso directo de las sustancias químicas, como por una exposición indirecta o pasiva (Carder et al., 2019; Moual et al., 2014), la dermatitis irritativa de contacto, por agresión sobre la capa protectora externa de la piel (Araghi et al., 2020), y el cáncer de origen ocupacional (Dragani, 2020). En el presente artículo se abordará precisamente la prevención del cáncer de origen ocupacional que puede ser causado por los derivados clorados presentes en el ambiente laboral durante el desarrollo de estas actividades, generados a partir de reacciones del Hipoclorito de Sodio y de otros productos precursores de Cloro. Generación de derivados clorados en labores de limpieza y desinfección Blanqueadores, removedores de moho, limpiadores de inodoros, aerosoles de limpieza y  geles y polvos abrasivos contienen Hipoclorito de Sodio en una concentración aproximada del 5%, como único ingrediente activo o acompañado de otros elementos (surfactantes, fragancias, Cloruro de Sodio, Silicato de Sodio, Hidróxido de Sodio, antioxidantes y agentes antiespumantes) (Odabasi, 2008). Se ha establecido que el Hipoclorito de Sodio puede generar sustancias tóxicas a través de reacciones con compuestos orgánicos como los alcoholes, las cetonas y los ésteres (Bond et al., 2014), por lo que las etiquetas de productos químicos que lo contienen indican expresamente que se debe evitar su mezcla con otros agentes de limpieza. Específicamente, al ser mezclado con sustancias a base de Amonio, reacciona formando Cloraminas (NH2Cl y NHCl2), mientras que su mezcla con limpiadores de naturaleza ácida puede causar la liberación de Cloro gaseoso (Cl2) (Nazaroff & Weschler, 2004). Los productos comerciales con Hipoclorito de Sodio contienen estabilizantes que son añadidos para minimizar su reacción con componentes orgánicos en la formulación. Sin embargo, el largo tiempo que puede pasar entre la producción y el uso de la sustancia (incluso del orden de meses), permite que sean posibles reacciones entre el Hipoclorito y los surfactantes contenidos, de tal forma que se generen derivados clorados (Odabasi, 2008; Odabasi et al., 2014). Al respecto, estudios realizados por Shin y Lim (2017) y Ayri et al. (2020), identificaron y cuantificaron la generación de hasta nueve compuestos orgánicos volátiles halogenados (Cloroformo, Tetracloruro de Carbono, Tetracloroetileno, Clorobenceno, 2-clorotolueno, 4-clorotolueno, 1,2-diclorobenceno, 1,3-diclorobenceno y 1,4-diclorobenceno) y de dos ácidos haloacéticos (Ácido Dicloroacético, Ácido Tricloroacético), tras diversos análisis efectuados sobre productos de limpieza y desinfección adquiridos en la República de Corea, Estados Unidos, Alemania y Turquía. En cuanto al Cloroformo (CHCl3), la reacción del Cloro activo generado por el Hipoclorito de Sodio, con la materia orgánica natural presente en las superficies a tratar (mesas, cocinas, inodoros, etc.), puede formar dicho Trihalometano volátil (Andra et al., 2015; Odabasi, 2008). Este agente químico, de hecho, se encuentra presente en el agua potable como un subproducto de los procesos de tratamiento de esta (Lévesque et al., 2002; Odabasi, 2008; Wawryk et al., 2021), y su

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La ventilación como una herramienta en la prevención del contagio de la COVID-19

La ventilación como una herramienta en la prevención del contagio de la COVID-19

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Gerente técnico Consejo Colombiano de Seguridad / Bogotá, Colombia / Marzo de 2021 Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, los responsables de seguridad y salud en el trabajo de las empresas han tenido el gran reto de ir aprendiendo poco a poco sobre las medidas preventivas que se pueden adoptar para evitar el contagio de sus trabajadores. En febrero de 2020, el escaso conocimiento sobre los mecanismos de contagio nos llevó a tomar medidas que en algunos casos resultaban extremas; en otros casos, algunas medidas se consideraron por sí mismas peligrosas. El caso de las cabinas de desinfección fue uno de esos ejemplos donde, buscando un beneficio de prevención el contagio, se puso en riesgo la salud de las personas. En su momento el Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), el Ministerio de Salud y Protección Social y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzaron distintas advertencias sobre el riesgo que traían este tipo de dispositivos (CCS, 2020; INVIMA, 2020; MinSalud, 2020; OPS, 2020). Recientemente, otras medidas se han señalado como innecesarias debido a que no previenen el contagio, tales como la desinfección de zapatos y el uso de tapetes impregnados con desinfectantes; estas medidas, si bien no se espera que generen una afectación directa en las personas o les cause algún riesgo, sí ocasionan un aumento en el uso de sustancias químicas y exposición de los trabajadores encargados de la limpieza en las instalaciones. Para la definición de medidas de prevención del contagio es importante entender cómo se produce dicho contagio; frente a esto, la Organización Mundial de la Salud (2020b) ha señalado que la COVID-19 “se propaga entre las personas, principalmente, cuando una persona infectada está en contacto cercano con otra persona, el virus se puede propagar a través de pequeñas partículas líquidas expulsadas por una persona infectada a través de la boca o la nariz al toser, estornudar, hablar, cantar o resoplar”. Por otro lado, algunos estudios empezaron a mostrar la posibilidad de la transmisión por vía de aerosoles o vía aérea (Erath et al., 2020), lo que empezó a generar alertas desde diferentes sectores académicos para que se tomaran medidas de protección frente a esta vía de exposición al virus. Actualmente, en las recomendaciones sobre el uso de tapabocas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 1 de diciembre de 2020, se señala que “la transmisión por aerosoles puede producirse en entornos y circunstancias particulares, sobre todo en lugares cerrados, abarrotados de gente y mal ventilados, en los que personas infectadas pasan mucho tiempo con otras. Algunos estudios sugieren que estas circunstancias se darían en restaurantes, ensayos de coros, clases de gimnasia, clubes nocturnos, oficinas y lugares de culto” (Organización Mundial de la Salud, 2020). Frente a este aspecto es importante entender que las personas emiten pequeñas gotas, puede haber entre 40.000 y más de dos millones de gotas liberadas por un estornudo, en comparación con menos de 100.000 por tos y 3.000 por hablar en voz alta (Qian & Zheng, 2018), y las gotas mas pequeñas de menos de 5 micras pueden permanecer en el aire, incluso durante horas (Erath et al., 2020). En caso de no tener una buena ventilación en el lugar, estas gotas se pueden concentrar en la habitación, oficina o espacio cerrado, aumentando el riesgo de los ocupantes a contraer la enfermedad, de allí la importancia en el uso de protección respiratoria, el distanciamiento y la adecuada ventilación. Figura  1: Columnas térmicas producidas por una persona en un entorno inactivo. Tomado de Bhagat et al., (2020). Para entender la propagación de estas gotas en el aire, Bhagat et al. (2020) desarrollaron un estudio bajo dos condiciones, con y sin tapabocas. De acuerdo con las imágenes de la Figura 1, en los paneles (a – c) no se usa tapabocas, mientras que en los paneles (d – f) se usa un tapabocas desechable de tres capas no quirúrgica. El sujeto en la imágenes a y d está sentado tranquilamente respirando por la nariz, en las imágenes b y e es cuando habla a un volumen de conversación y en las imágenes c y f, el sujeto se encuentra riendo (Bhagat et al., 2020). Esto nos muestra que el uso de protección respiratoria es útil para evitar la propagación de las microgotas; a través de esta medida, la persona infectada reduce el rango de expansión de las microgotas en el espacio donde se encuentra. Ventilación en lugares de trabajo Actualmente, en un escenario de reactivación económica, se han permitido cada vez más lugares de trabajo habilitados, lo que genera más espacios de interacción entre las personas; en algunos de estos espacios se debe mantener el tapabocas en forma permanente y en otros, como los restaurantes, se presentan momentos en los cuales las personas deben retirarse su Elemento de Protección Personal (EPP), generando situaciones de alta propagación de gotas y aerosoles sobre todo el espacio. Frente a los diferentes escenarios de interacción de personas, es fundamental entender que la estimación del riesgo de infección por transmisión a través del aire tiene una relación directa con la ventilación, la cual cuenta con tres elementos clave: la tasa de ventilación, la dirección del flujo y el patrón del flujo de aire, como se muestra en la Figura 2 (Qian & Zheng, 2018). Figura  2: Tres elementos clave de la ventilación que afectan la transmisión por el aire. Tomado de Qian & Zheng, (2018). Frente a estos tres elementos, Qian & Zheng (2018) señalan que una tasa de ventilación más alta puede diluir el aire contaminado dentro del espacio más rápidamente y disminuir el riesgo de infección cruzada; la dirección de flujo controlada tiene como objetivo prevenir infecciones cruzadas entre diferentes salas o cubículos, lo que indica que es un método eficaz para evitar la transmisión aérea de largo alcance entre habitaciones. Finalmente, mantener la dirección del flujo de aire de los cubículos limpios a

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Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas

Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas

Diego Nahuel Gotelli del Centro de Información Química para Emergencias de Argentina estará en nuestro 52 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente.  Asiste al evento más importante de Latinoamérica. Mayor información en  www.congresoccs.org.co La utilización de los productos químicos, tanto en los diferentes procesos industriales como en las tareas en nuestros hogares, hace que debamos contar con cierta cantidad de estos materiales, y por ello, debemos prestar especial atención en cómo los almacenamos. Por ejemplo, en un laboratorio, el almacenamiento de productos químicos presenta unas características de peligrosidad que pueden materializarse en accidentes importantes si no se han tomado las medidas técnicas u organizativas necesarias. Estos riesgos están relacionados con la peligrosidad intrínseca de los productos, la cantidad almacenada, el tipo y tamaño del envase, la ubicación del depósito, la distribución dentro del mismo, su gestión, el mantenimiento de las condiciones de seguridad y el nivel de formación e información de los trabajadores usuarios del mismo. A su vez, en nuestras casas es común ver almacenados productos de limpieza junto a productos de consumo, sin una mínima separación, ni un sistema de contención ante un derrame. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el almacenamiento prolongado de productos químicos presenta ya por sí mismo un riesgo, puesto que pueden tener lugar reacciones de polimerización o de descomposición, con la formación de compuestos inestables o con acumulación de gas por descomposición lenta de la sustancia que llegue a romper el recipiente, el cual también puede envejecer volviéndose más frágil rompiéndose. El almacenamiento incorrecto de determinadas sustancias en una fábrica, laboratorio o taller puede dar origen a accidentes que afectan a la salud de las personas y también al medio ambiente. Para evitar estos problemas, en el almacenamiento de los productos químicos es necesario tener en cuenta determinadas precauciones y medidas de seguridad. A continuación, resumimos las normas más importantes en lo que a recipientes móviles se refiere. Criterios generales para el almacenamiento seguro de productos químicos Estos son algunos de los criterios para un correcto almacenamiento de productos químicos, tanto para el lugar de trabajo como para nuestros hogares. Comprobar que están adecuadamente etiquetados: en la etiqueta es donde está la primera información sobre los peligros de los productos químicos. Con ella podemos informarnos respecto a los efectos a la salud y el ambiente, y sobre cuáles son los elementos de protección personal necesarios. En el caso de productos de uso doméstico, debemos prestar especial atención cuando se adquieran productos fraccionados, asegurarnos de colocarle un rótulo y dejarlo fuera del alcance de los menores.   Disponer de su ficha de datos de seguridad (FDS): cuando manipulemos productos químicos en el ambiente laboral debemos contar con las FDS de dichos productos.   No guardar los productos químicos en recipientes abiertos: los envases adecuados son aquellos que pueden cerrarse después de utilizarse o al quedar vacíos. Con esto se evita la liberación no deseada de productos.   Llevar un registro actualizado de la recepción de los productos que permita evitar su envejecimiento y posible descomposición.   Agrupar y clasificar los productos por su peligro respetando las restricciones de almacenamientos conjuntos de productos incompatibles, así como las cantidades máximas recomendadas por tipo de depósito.   Prever los posibles accidentes que puedan dar lugar a derrames (por ejemplo, rotura de recipientes) o incluso salpicaduras/goteos que pueden producirse durante la manipulación rutinaria. Además de evitar la contaminación, también se evita que entren en contacto sustancias que reaccionan entre sí. Por ejemplo, para evitar que ácidos y bases entren en contacto, deben instalarse bandejas, cubas de retención o armarios para corrosivos que tengan la capacidad de retener derrames que pudieran producirse ante una fuga o rotura de envase.   Limitar la cantidad de productos a almacenar a la mínima cantidad posible para poder desarrollar cómodamente el trabajo del día a día. Un control de entradas y salidas facilitará su correcta gestión.   Disponer de una buena ventilación en las zonas de almacenamiento, especialmente donde se manipulen sustancias tóxicas o inflamables es fundamental. Además de la protección de los trabajadores frente a estas atmósferas peligrosas, la ausencia de vapores inflamables es una medida básica para evitar incendios y explosiones.   Adoptar procedimientos de orden y limpieza y comprobar que son seguidos por quienes manipulan las sustancias.   Prever los cambios bruscos de temperatura: existen productos como los aceites o las pinturas a los que les afectan las temperaturas extremas, alterando su viscosidad para procesos posteriores o incluso su calidad. En estos casos debemos prever un almacenamiento a temperatura controlada (almacenes o contenedores aislados, cámaras de calentamiento, mantas calefactoras), que además son eficientes energéticamente (ver ejemplo de cámaras de calentamiento a medida).   Formar e informar a quienes manipulan las sustancias sobre los peligros del almacenamiento de productos, cómo prevenirlos y cómo protegerse. *Fragmento tomado del artículo Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas de la revista Protección & Seguridad Edición Especial 52 Congreso de SSA

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Indicadores de seguridad como predictores de accidentes catastróficos

Indicadores de seguridad como predictores de accidentes catastróficos

Conclusiones de la investigación del CSB: Explosión de la plataforma de BP en el Golfo de México-2010 Por: Rafael Moure-Eraso / Dedicado profesionalmente a la seguridad y salud de los trabajadores por 48 años / Ph.D en  Environmental Health / 2 Masters en Higiene Industrial y en Ingeniería Química y un Bachelor de Ingeniería Química / Fue profesor titular y Jefe de Departamento en Universidad de Massachusetts Lowell por 23 años / Autor de: “Catastrophe Prevention as Sustainability: Systems Approach, Process Safety Performance Indicators in Investigations of Mayor Environmental Disasters. Chapter 2 in International Sustainability Stories   El desarrollo moderno de la ciencia de gerenciamiento de seguridad de procesos nace de una tragedia que conmovió al mundo industrial en Bhopal, India, en diciembre de 1984. Mas de 3.000 habitantes de la ciudad de Bhopal murieron inmediatamente después del escape químico atribuido directamente a la inhalación de MIC (Metil Isocianato). Este intermediario químico era utilizado y almacenado en la producción del plaguicida Sevin manufacturado en esta localidad por Union Carbide/Gobierno Indio. Mas de 200.000 personas fueron afectadas seriamente por inhalaciones químicas. De estos 200.000, el 50% sufrieron muertes prematuras. A raíz de la convulsión que originó este siniestro, en el campo de ingeniería de seguridad se desarrollaron nuevos sistemas para organizar la producción química de una forma más enfocada hacia la seguridad de procesos. El desarrollo de la ciencia moderna de seguridad de procesos tiene como punto de partida el desastre de Bhopal. En reacción al siniestro, el gobierno de EE. UU. reformó las normas de seguridad industrial enfocadas en prevención de catástrofes y organizó una nueva agencia independiente (no dependiente del EPA o de la OSHA) dentro del gobierno federal para investigar siniestros en la industria petroquímica, con miras a su prevención futura. Esta agencia es el U.S. Chemical Safety and Hazard Investigation Board (CSB) que inició operaciones en 1998. Las características especiales de esta agencia investigadora son descritas en detalle en mi presentación en el 52 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente, indicando la metodología que es utilizada por sus ingenieros y técnicos para conducir investigaciones. Desde principios de los años 2000, CSB concluyó que la mejor manera de reparar un sistema industrial imperfecto es analizar las causa raíces de sus fallos. El mensaje ha sido: “Prevenir es mucho menos costoso que reparar”. La CSB ha conducido más de 150 investigaciones de catástrofes en la industria química en los EE. UU. Una de lecciones aprendidas en CSB es que el desarrollo moderno de un nuevo gerenciamiento de seguridad de procesos basado en prevención de siniestros depende de mediciones de indicadores cuantitativos de seguridad. CSB encontró que los indicadores cuantitativos de seguridad industrial son los predictores más efectivos para la prevención de accidentes mayores. En la presentación se hará una discusión detallada de qué son y cómo se clasifican los indicadores de seguridad para predecir accidentes y su aplicación (Process Safety Performance Indicators – PSPI). Indicadores prospectivos (leading) son índices cuantitativos de datos acumulados antes de un accidente que se usan para análisis. Indicadores retrospectivos (lagging) son índices cuantitativos de datos acumulados después de un accidente. También se presentarán las diferencias entre indicadores cuantitativos de seguridad personal e indicadores cuantitativos de seguridad de procesos. El accidente de la plataforma exploradora Macondo-Deewater/Horizon en el Golfo de México es un gran ejemplo para ilustrar los usos de indicadores cuantitativos. La plataforma era de propiedad de TransOcean Ltd (TO) y operada por British Petroleum (BP). La explosión tuvo lugar en marzo de 2010. La investigación de CSB demostró que los sistemas utilizados para la medición de la seguridad de procesos se ignoraron mayormente en preferencia a mediciones de indicadores de seguridad personal y en indicadores retrospectivos. Accidentes graves son eventos de baja frecuencia. La investigación demostró que las medidas cuantitativas de seguridad personal no contribuyen mayormente a predecir accidentes catastróficos. Un sumario de los hallazgos y recomendaciones de la investigación es presentado con énfasis en el uso de la empresa de indicadores y su política de conceder bonificaciones como premios por actividades de seguridad en la plataforma. Después del siniestro los ejecutivos de TO recibieron grandes bonificaciones en efectivo por “logros” en seguridad de las operaciones de extracción, a pesar de las 11 muertes, 17 heridos graves y la explosión que causó la pérdida total de la plataforma. Ejemplos de mediciones de indicadores cuantitativos de seguridad en plataformas de extracción de petróleo en alta mar de procesos están en uso en Noriega, UK y Australia. Así como el procedimiento gerencial de usar indicadores de seguridad para prevenir accidentes catastróficos. En conclusión, sí ha habido progreso en el desarrollo de indicadores de seguridad (PSPI) (“leading”/“lagging”) respondiendo directamente a las recomendaciones del CSB a la compañía BP y al API en 2007. (CSB-Investigación –Explosión en Refinería BP-Port Artur TX 2007). Y aunque desafortunadamente estas recomendaciones fueron ignoradas por BP en 2010 en el siniestro Deepwater/Horizon, la tendencia en la industria petroquímica internacional es la de desarrollar y aplicar indicadores cuantitativos de seguridad de procesos como la base para un gerenciamiento exitoso de la seguridad de procesos químicos.

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Construcción de la vigilancia de la salud de los trabajadores desde la inteligencia epidemiológica

Construcción de la vigilancia de la salud de los trabajadores desde la inteligencia epidemiológica

Por: Jorge Oswaldo Restrepo Villa / Médico Cirujano, Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) / Especialista en Gerencia de la Salud Ocupacional, Ces – Eafit / Especialista en Alta Dirección Estratégica, Universidad de los Andes / Magíster en Epidemiología, Universidad Ces / Magíster en Administración de Empresas con Énfasis en Sistemas de Gestión, Universidad del Mar, Chile / Docente Ces, UPB, Rosario y Politécnico Colombiano / Investigador / Consultor y Auditor de ISO 9001, ISO 14001, OHSAS 18001, ISO 22000 / Miembro de la Sociedad de Medicina del Trabajo / Presidente Emérito del Consejo Colombiano de Seguridad. Existe hoy conciencia de que hacer negocios, hacer empresa, tiene nuevas modalidades y retos. Se trata de encarar un esfuerzo y compromiso sostenido de reducir o abolir los riesgos que una organización enfrenta en sus diferentes actividades con el fin de tener personas sanas y empresas rentables. Esto lo expresa hoy por hoy la Organización Mundial del Comercio, OMC. Va existiendo consenso alrededor de que el mundo ha cambiado y que producir es un asunto de trascendental importancia, pero cuidando lo más sagrado de la existencia, el ser humano. No exageramos si decimos que la supervivencia de muchas especies, ecosistemas y hasta de nuestra propia condición humana hoy está amenazada y entonces depende de alcanzar niveles de consciencia más elevados, niveles que nos permitan encontrar nuevas formas de colaborar para hacer posible empresas y personas sanas para organizaciones productivas, sostenibles y responsables socialmente. Es claro hoy que los costos de accidentes y enfermedades laborales son incompatibles con los objetivos de las empresas. La única salida posible por lo tanto es planificar y hacer cosas diferentes, lo cual nos obliga a cambiar las formas tradicionales de enfrentar la realidad, dado que no han generado los cambios que se pretenden. El cuidado de la salud de las personas en su lugar de trabajo no encuentra aún los resultados esperados. La vigilancia epidemiológica tradicional parece no responder a los nuevos retos y oportunidades que el mundo encuentra en la confluencia de las diferentes ciencias para enfrentar los problemas. Las soluciones hoy no provienen de una sola disciplina, es preciso refrendar que asistimos a la aceptación de la complejidad, multidisciplinariedad, multidiversidad, como formas integrales y sostenibles de dar solución a dificultades. Los resultados de los esfuerzos para reducir y prevenir los riesgos laborales no parecen ir más allá de ciertos niveles. Ese planteamiento resulta ser un reto de lo que ahora se trabaja como Sistemas de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST). La vigilancia epidemiológica encuentra hoy nuevas formas, instrumentos, metodologías, tecnologías y conceptos que se plantean bajo el nombre de Inteligencia Epidemiológica. Se hace necesario, por todo lo anterior, aprovechar los avances de la inteligencia artificial y la big data, que nos ayuda a procesar todos los datos necesarios para realizar un mejor seguimiento a la salud de los trabajadores, que hoy integra: información sobre el puesto de trabajo, las mediciones ambientales de los contaminantes de exposición, los niveles de exposición, las exposiciones fuera del trabajo, la información de IPS del Sistema de Seguridad Social, las IPS contratadas por las empresas para las evaluaciones médicas de las personas y la información proveniente del entorno donde viven y trabajan las personas. 1. Realidad del proceso salud enfermedad  Según la OMS, los riesgos ocupacionales tales como traumatismos, ruidos, agentes carcinogénicos, partículas transportadas por el aire y riesgos ergonómicos representan una parte considerable de la carga de morbilidad derivada de enfermedades crónicas: 37% de todos los casos de dorsalgia-lumbalgia; 16% de pérdida de audición; 13% de enfermedad pulmonar obstructiva crónica; 11% de asma; 8% de traumatismos; 9% de cáncer de pulmón; 2% de leucemia; y 8% de depresión. Anualmente, 12,2 millones de personas, la mayoría de los países en desarrollo, mueren en edad laboral a causa de enfermedades no transmisibles. En la mayoría de los países, los problemas de salud relacionados con el trabajo ocasionan pérdidas que van del 4 al 6% del PIB. Las investigaciones han demostrado que las iniciativas en el lugar de trabajo pueden contribuir a reducir el ausentismo por enfermedad en un 27% y los costos de atención sanitaria para las empresas en un 26%. El panorama de  enfermedad laboral en Colombia no es menos preocupante, así lo demuestran cifras de Fasecolda, que tienen una tendencia de incremento notable. Figura 1. Evolución de las enfermedades laborales calificadas Discapacidad en Colombia La discapacidad también es un tema de preocupación por su repercusión en materia de impactos sociales y económicos para las personas y las empresas. dLas cifras de adicciones al alcohol, que se convierte en factor de riesgo y determinante del estado de salud, muestran incremento notable de prevalencia comparativa 2008-2013. Figura 2. Adicciones al alcohol. Comparativo 2008-2013 Lo mismo sucede con la adicción a sustancias ilícitas, cifras que siguen en crecimiento. Figura 3. Adicciones a sustancias ilícitas. Comparativo 2008-2013. Este panorama evidencia la necesidad de dar un vuelco a la manera de vigilar la salud de los trabajadores, si queremos reducir los niveles de riesgo y, con ello, reducir costos directos e indirectos para las personas y sus organizaciones, a la vez que mejorar la productividad. 2. Vigilancia actual de la salud de los trabajadores Hoy se sabe que la vigilancia de la salud de los trabajadores es prácticamente inexistente en la mediana y pequeña empresa, limitándose a realizar, las que lo practican, evaluaciones médicas que no tienen el carácter de seguimiento y evolución de la salud de sus trabajadores. De otro lado, en la gran empresa donde se reconocen esfuerzos mayores, dicha vigilancia es también tardía, reactiva, que se mueve por el encuentro de casos positivos de enfermedad laboral o relacionada con el trabajo, pero que dista mucho de encarar retos de predictibilidad, previsión y prevención. De igual manera la integración de los resultados de las actividades de la higiene (identificación y evaluación de riesgos), la seguridad en los puestos de trabajo y las acciones de medicina preventiva y del trabajo son nulas o muy precarias. Las empresas que cuentan con bases

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Ergonomía cognitiva en el diseño de ambientes de prevención

Ergonomía cognitiva en el diseño de ambientes de prevención

Por: Victorio Martínez Castro / Especialista en Medicina del Trabajo y Salud Ocupacional / Máster en ergonomía y Máster en desarrollo humano organizacional. La cognición incluye la búsqueda de informaciones, construcción de representaciones, razonamiento, toma de decisiones, planificación de la acción y control del resultado. Sin duda, actualmente en el ámbito del diseño de sistemas de personas-máquinas, la expresión latina “homo homini lupus” (“el hombre es un lobo para el hombre”) tenga más relevancia que nunca. Nos encontramos en un momento histórico donde los avances de la tecnología han podido contrarrestar, en gran medida, los fallos de los artefactos. Sin embargo, es sobre el llamado factor humano que recae la responsabilidad de la falla ante un sistema que en muchas ocasiones no  ha sido pensado para y con él. Desde esta conceptualización, parafraseando a Jacques Leplat, se introduce el concepto de neuroergonomía cognitiva como el conjunto de conocimientos neuropsicológicos pertinentes al análisis y a la solución de problemas ergonómicos desde el enfoque de la Ergonomía de la Actividad. La neuroergonomía cognitiva pretende ser un marco de acercamiento a la actividad humana, elaborado a través de elementos de diferentes sistemas integrados de dicho fenómeno. Comenzamos este acercamiento desde el constructivismo, donde se considera que el cerebro no es un mero recipiente donde se depositan las informaciones, sino una entidad que construye la experiencia y el conocimiento, los ordena y da forma, permitiendo así percibir la realidad gracias a nuestras estructuras mentales. Como indica en este sentido J. Bruner (2004) “conocemos el mundo de diferentes maneras, desde diferentes actitudes, y cada una de las maneras en que lo conocemos produce diferentes estructuras o representaciones o, en esencia, realidades”. En toda la psicología histórico-cultural, el concepto de “actividad” resulta crucial. No se trata de cualquier tipo de acción, sino de “actividad social”, práctica y compartida; en ella, hay intercambio simbólico y utilización de herramientas culturales para la mediación. En la actividad, así entendida, se encuentran las personas adultas y las que no lo son, las personas expertas y los aprendices. En la actividad se produce la creación de sentido y en ella, se integran los aspectos prácticos, emocionales, relacionales y cognitivos. Ergonomía centrada en la Actividad basada en las aportaciones de A.S. Leontiev, no considera las funciones aisladas como único factor a tener en cuenta, sino los comportamientos y razonamientos como se presentan en las situaciones naturales de trabajo actuales o futuras. No tiene en cuenta al usuario de los dispositivos técnicos, sino a la utilización que de éstos hace el operador. Percepción del riesgo “La actividad, en este enfoque, son los comportamientos, razonamientos, sentimientos del operador como actor. Un actor que tiene que desempeñar un papel, pero también debe dar una interpretación de ese papel, en función de las situaciones, la ergonomía de la actividad es una parte interesantísima de la revolución contextual”, descrita por J. Bruner. Resulta evidente que la percepción del riesgo por parte del operador es determinante a la hora de afrontar situaciones en las cuales un error (el consabido error humano) pueda originar un accidente o una catástrofe. Sin embargo, ¿se tienen en cuenta en los diseños la percepción del riesgo por parte del operador o incluso la variación de ésta debido al proceso de habituación? En este sentido, la evaluación del riesgo se contempla básicamente desde dos perspectivas: 1- Considera el riesgo como una característica objetiva de las condiciones de trabajo. 2- Considera el riesgo como una valoración subjetiva del trabajador. Estas dos perspectivas consistirán en dos visiones reduccionistas del fenómeno. Tanto el “realismo ingenuo” (el riesgo como una característica objetiva) como el «relativismo cultural» (el riesgo como una valoración subjetiva) no sirven para gestionar el riesgo. El punto de compromiso entre estas posturas extremas pasa por integrar dos aspectos: 1- El componente de subjetividad que comporta toda evaluación de riesgos y 2- La necesidad de procedimientos de medida del riesgo sistemáticos y replicables (Mariona Portell Vidal). Desde la  euroergonomía cognitiva, sostenemos la posibilidad de creación de tales instrumentos capaces de unificar ambas posturas. Toma de decisiones Tener la capacidad de predecir y de controlar el poder modulador y creador de la emoción en los procesos de percepción del riesgo y toma de decisiones en situaciones de riesgo, implicados ambos en el origen de la falla humana y los accidentes laborales, constituye una aportación necesaria para poder evitarlos. La neuroergonomía cognitiva pretende rellenar este vacío con propuestas operativas. Conciencia de la situación La percepción, comprensión y proyección son, según Endsley, los tres componentes esenciales de la conciencia situacional. Ellos dan soporte al mantenimiento activo de un modelo mental integrado en tres niveles jerárquicos. Sabemos que los seres humanos perciben estímulos de su contexto de manera diferente en función de la experiencia previa que hayan mantenido con ellos. Por lo tanto, la emoción enlazada a ese estímulo facilita su reconocimiento, entre otros. Es decir, el proceso de atención no se convierte en un proceso pasivo sino en un proceso activo, donde el ser humano percibe y da sentido a lo que le rodea en función de su historia experiencial. La neuroergonomía cognitiva permite conocer “la percepción” que un estímulo provoca en el operador, permitiendo evaluar el primer nivel jerárquico (la percepción) del proceso de conciencia de la situación, de manera que sea posible saber si el operador estará o no predispuesto a tener un problema de conciencia de la situación. Emoción Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente, que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endócrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. En la actualidad, se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico y que estos estados complejos tienen tres componentes: ◥ Fisiológicos: Es la primera reacción frente a un estímulo y son involuntarios; la respiración aumenta, hay cambios a nivel hormonal, se modifica el flujo sanguíneo. ◥ Cognitivos: La información es procesada a nivel consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva. ◥ Conductuales: Provoca un cambio en el comportamiento, gestos de la cara, movimiento

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