Gestión del Riesgo de Desastres

El papel de la sostenibilidad empresarial en la creación de economías locales resilientes: oportunidades para la innovación de modelos de negocio

Por: José DiBella, investigador del ‘Proyecto Transform’[1]/ Director del Proyecto para Latinoamérica Waterloo, Canadá / Directora ejecutiva del Centro Interdisciplinario en Cambio Climático de la Universidad de Waterloo En los últimos dos años hemos visto cómo los múltiples impactos producidos por la propagación de la pandemia del coronavirus COVID-19 han evidenciado la fragilidad y las vulnerabilidades de las economías mundiales y locales. La emergencia sanitaria ha perturbado gravemente una amplia gama de sectores, poniendo de relieve la limitada capacidad de las pequeñas y medianas empresas (pymes) para resistir los impactos de tales alteraciones. La pandemia ha pasado de ser un peligro para la salud a un desastre en cascada que afecta a todo el sistema y que plantea cuestiones fundamentales sobre la capacidad de recuperación de las comunidades. La velocidad de sus impactos ha revelado las disparidades socioeconómicas preexistentes y la vulnerabilidad arraigada en las economías nacionales. En este contexto, hemos buscado evidencias de cómo las diferentes configuraciones empresariales y los modelos orientados a la sostenibilidad despliegan prácticas que influyen en la capacidad de las organizaciones para sobrevivir e, incluso, prosperar en tiempos de crisis y disrupción. Estas prácticas ofrecen modelos que pueden servir de base para un esfuerzo de recuperación basado en la sostenibilidad, fortaleciendo las capacidades organizativas y comunitarias mediante una forma de nuevos servicios empresariales, los cuales requieren promover la integración de nuevas habilidades para construir espacios y redes locales que propicien comunidades más resilientes. Esto requiere de un proceso de innovación para modelos de negocio capaces de reconocer y responder a los retos del futuro (Burch y Dibella, 2021). La pandemia nos ha revelado una oportunidad para interrogar más detenidamente el rol del sector privado en la vida social. Este momento de cambio nos deja lecciones importantes para continuar trabajando en acciones tendientes hacia una sociedad sostenible y preparada para los más frecuentes e intensos impactos del cambio climático. El proceso de recuperación y reorganización económica puede servir como plataforma para que las empresas logren dar un salto hacia modelos que presentan una alternativa económica, ecológica y socialmente justa, que fortalezca a las comunidades e impulse el bienestar individual y colectivo en un contexto de clima cambiante, además de la imperativa de continuar trabajando hacia el logro de las metas acordadas por los países en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y la nueva Agenda Urbana. Esta oportunidad permite pensar en la necesidad de crear resiliencia frente al cambio climático y ambiental. La resiliencia es la capacidad de un sistema (individuos, comunidades, sociedades, corporaciones o sistemas socioecológicos) para responder, funcionar y mejorar ante los impactos externos al sistema (Berkes y Ross, 2013). Al considerar la resiliencia desde la perspectiva de las empresas sostenibles, podemos pensar cómo las prácticas empresariales pueden dar forma o crear resiliencia en tres escalas. Individual La medida en que las prácticas empresariales pueden desarrollar la capacidad de los empleados para afrontar la adversidad (Berkes y Ross, 2013). Esto incluye prácticas para apoyar la salud mental de los trabajadores, crear una fuerte red social interna, garantizar que los trabajadores reciban salarios y beneficios decentes, permitir horarios de trabajo flexibles e incluir de manera significativa a los trabajadores en la toma de decisiones (Spreitzer et al., 2012). En conjunto, estas prácticas pueden ser la diferencia entre una empresa que sobrevive o fracasa en tiempos difíciles (Brown et al., 2019). Organizacional Se refiere al grado en que las operaciones de las empresas pueden continuar funcionando, reanudarse o adaptarse a los impactos externos. Esta escala se fomenta a través de recursos financieros flexibles, capacidad de virar y adaptar procesos operativos rápidamente, seguros y fondos para desastres e, incluso, la creación de nuevas alianzas para fortalecer las capacidades operativas. Comunitario La resiliencia de la comunidad se ve reforzada con la creación de un entorno que fomente la cultura de la innovación y la diversidad. El Centro Canadiense para la Renovación Comunitaria (2001) se refiere a la resiliencia comunitaria como el grado en que los miembros de la comunidad pueden prosperar en un entorno cambiante y precario. Cada una de las tres escalas aquí descritas es interdependiente y forma parte de una sociedad resiliente en su conjunto. Cinco recomendaciones para la innovación en la búsqueda de la sostenibilidad y la resiliencia Los tipos de prácticas que contribuyen estrategicamente a la sostenibilidad y a la resiliencia requieren de un ecosistema de apoyo financiero, técnico y de política pública que les facilite a las empresas iniciar procesos de innovación. Para potencializar dichos procesos en los modelos de negocio, hemos identificado diversos mecanismos que pueden facilitar la formación de capacidades para hacer frente a los impactos del cambio climático y, a su vez, promover la búsqueda de soluciones de sostenibilidad al paso y la escala necesarios para resolver los desafíos de la nueva época denominada “antropoceno”. En el estudio se identifican cinco elementos para la innovación de modelos de negocio que permiten reconocer e implementar estas prácticas de forma acelerada y de manera que sea consistente con los productos y servicios de cada empresa. Estos elementos se pueden considerar como una serie de recomendaciones para que las empresas fortalezcan sus sistemas de innovación. Contribuir y aprender del contexto Para identificar y perseguir prioridades específicas del contexto, las empresas deben establecer mecanismos que reconozcan y se basen en las conexiones profundas y complejas entre la empresa y sus entornos locales. La implementación de formas estratégicas de colaboración y un compromiso más cercano con los actores de la comunidad es fundamental para desarrollar capacidades transformadoras dentro de estas organizaciones. Cultivar un sentido más fuerte del lugar y los valores específicos del contexto puede impulsar la acción local y la sostenibilidad basada en el lugar. Esta contextualización puede manifestarse en mejorar las prácticas de contratación inclusivas o participar en la creación conjunta de ejercicios de sostenibilidad basados en territorio con la sociedad civil, los gobiernos locales o la comunidad. En la práctica, estos cambios operativos requieren

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La revolución tecnológica de la sostenibilidad: oportunidades y desafíos

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Las nuevas tecnologías están adquiriendo un rol esencial en la sostenibilidad. Según la ONU (2017) la tecnología se convierte, cada vez más, en una aliada imprescindible de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ya que tiene el potencial de acelerar su cumplimiento, interconectar actores y reducir el coste de los procesos y acciones que se requieren para alcanzar las metas trazadas en la Agenda 2030. Para la muestra, el estudio #SMARTer2030 desarrollado por el Global e-Sustainability Initiative (GeSI, 2015) estimó que, al implementar soluciones digitales en distintos sectores de la economía, el total de emisiones globales de dióxido de carbono equivalente (CO2e) podría reducirse en 12 gigatoneladas (Gt) para 2030, por cuenta del uso de tecnologías limpias en los procesos de producción, la incorporación de energías alternativas renovables y biocombustibles, el aprovechamiento más eficiente de recursos, las transformaciones en la logística apoyadas por la digitalización y la virtualización, así como el desarrollo de cadenas de suministro circulares donde la inteligencia artificial y el internet de las cosas adquieren un rol central. Las posibilidades son enormes. Por mencionar algunos ejemplos, el Global Compact (2017) sostiene que tecnologías como el big data y el cloud computing permiten la recolección, el procesamiento y análisis de datos en tiempo real, lo cual facilita la toma de decisiones estratégicas en las organizaciones, así como la medición y el monitoreo permanente del desempeño económico, social y ambiental. En el sector agropecuario, los avances en la agricultura de precisión, el uso de drones y sensores, los sistemas de riego eficiente, el desarrollo de semillas resistentes a la variabilidad climática, la incorporación de maquinaria agrícola inteligente y la implementación de softwares que permiten mapear los cambios actuales y futuros en las precipitaciones, la temperatura, el rendimiento de los cultivos y la salud de las plantas, están ayudando a incrementar el rendimiento y la productividad de los cultivos. En este sentido, las buenas prácticas agrícolas soportadas en la tecnología están aportando a la eficiencia en el consumo de recursos naturales y agentes químicos (Cepal, 2021). De otro lado, el desarrollo de aplicaciones digitales que eliminan intermediarios y conectan a productores con consumidores son una tendencia en aumento que favorece, especialmente, a los pequeños productores. Incluso, de acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial (2020) titulado Harvesting Prosperity: technology and productivity growth in agriculture (Cómo cosechar prosperidad: mayor tecnología y productividad en la agricultura), los agricultores de los países en desarrollo deberán aumentar de forma drástica la innovación agrícola y el uso de la tecnología para satisfacer la creciente demanda de alimentos y hacer frente a los efectos adversos del cambio climático. En el tratamiento de aguas residuales, tanto en el sector industrial como en el de servicios públicos, se registran avances en el uso de tecnologías de ósmosis inversa, microfiltración y ultrafiltración; adopción de nanotecnología y desarrollo de biorreactores de membrana (MBR) entra otras innovaciones cuyo auge es cada vez más común en la gestión de vertimientos. De hecho, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) las posibilidades que brinda la cuarta revolución industrial también convergen en el desarrollo de infraestructuras más eficientes de provisión de agua potable. En su reporte Uso de tecnologías de la 4RI en agua y saneamiento en América Latina y el Caribe (2020), el organismo analiza diversos estudios de caso en las que start-ups, empresas y organizaciones de la sociedad civil están utilizando la Inteligencia Artificial, el internet de las cosas, el big data, el blockchain, la realidad virtual y aumentada, así como drones y sensores remotos para analizar flujos hídricos en tiempo real, detectar fugas y desperdicios, clausurar automáticamente sistemas cuando se detectan anomalías, desarrollar medidores inteligentes, monitorear lluvias y sequías, entre otros usos. En esta misma línea, algunas industrias están invirtiendo en automatización, robótica e inteligencia artificial no solo para optimizar la eficiencia de sus procesos y reducir el consumo de recursos y materias primas, sino también para clasificar residuos sólidos, extraer los materiales reciclables de manera más eficiente y reincorporarlos en el ciclo productivo mediante técnicas de separación de compuestos. A su vez, se busca aprovechar los residuos orgánicos en la obtención de nuevas fuentes de energía mediante biodigestores de vanguardia. En el sector manufacturero y alimenticio, algunas innovaciones tecnológicas le apuntan al ecodiseño y a la elaboración de envases y embalajes a partir de plástico reciclado y fibras vegetales, biopolímeros y nanomateriales que adquieren características biodegradables, reciclables e incluso compostables. En cuanto al sector transporte, la movilidad sostenible es uno de los principales retos que encaran las ciudades y en esa perspectiva las tecnologías de vanguardia están jugando un papel fundamental. Aquí destaca el desarrollo de vehículos con motores eléctricos e híbridos, la construcción de electrocorredores, así como la creación de aplicaciones digitales que favorecen el uso compartido del carro, el alquiler de bicicletas y monopatines eléctricos, la planeación eficiente de rutas para disminuir tiempos y ahorrar combustible y el uso eficiente del transporte público. Los impactos de estas transformaciones no son despreciables: según el informe Movilidad eléctrica:oportunidades para Latinoamérica (2019) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el despliegue de la movilidad eléctrica en América Latina significaría una disminución aproximada de 1,4 gigatoneladas de CO2 y un ahorro en combustibles cercano a 85.000 millones de dólares para el período 2016-2050. En el ámbito de la construcción, la energía solar y eólica se utiliza cada vez más en las edificaciones sostenibles. Sin embargo, también se están incorporando soluciones tecnológicas centradas en un uso más eficiente del recurso hídrico, la recolección y uso de aguas lluvia y la reutilización de aguas grises, la construcción de jardines verticales y techos verdes que liberan oxígeno y capturan CO2 y el uso de materiales inteligentes que, incluso, tienen la propiedad de autorrepararse, así como de cementos y aceros fabricados medianteprocesos más amigables con el medio ambiente. En este sentido,

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Resiliencia y continuidad de negocios: un reto para las pymes en la gestión del riesgo y la reducción de desastres

Por Jacqueline Mesa Sierra / Ingeniera Forestal / Especialista en Gestión Medioambiental / Magíster en Salud y Seguridad en el Trabajo / Gerente Técnica del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Mesa, J. Resiliencia y continuidad de negocios: un reto para las pymes en la gestión del riesgo y la reducción de desastres. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/resiliencia-y-continuidad-de-negocios-un-reto-para-las-pymes-en-la-gestion-del-riesgo-y-la-reduccion-de-desastres/ Importancia de las pymes Aunque la definición y clasificación de la pequeña y mediana empresa (pyme) se basa en criterios diferentes entre los países, en términos generales, es clara y evidente la importancia económica y social que representa para las regiones y los países siendo, en muchos casos, la base de los mercados mundiales, nacionales y locales. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dos de cada tres personas trabajan en una pyme y en muchos países estas organizaciones representan hasta el 99 % de las empresas en la economía (UNDRR, Zodrow & Hendel-Blackford, 2020). Del mismo modo, se estima que existen 162,8 millones de pymes estructuradas, de las cuales alrededor de 96,3 millones se encuentran en mercados emergentes, representando el 90 % de todas las empresas y el 50 % del PIB en la mayoría de los países del mundo (UNDRR, Zodrow & Hendel-Blackford, 2020). A nivel regional, por ejemplo, en la Unión Europea (UE) el 99,8 % de todas las empresas se consideran pymes, emplean al 66 % de la población activa total y representan el 56,4 % del valor agregado. Así mismo, son consideradas una de las más importantes fuentes de éxito para el desarrollo económico. Por lo tanto, para la UE es clave garantizar un entorno beneficioso para las pyme de tal manera que, con ello, se asegure el desarrollo económico exitoso del continente (Comisión Europea, 2015, citado por Trenkle, 2020). Para el caso de Latinoamérica, las pymes constituyen más del 95 % del total de negocios establecidos y absorben más del 85 % del empleo total en la mayoría de los países de la región (Banco Interamericano para el Desarrollo, 2000, citado por Espinosa et al., 2015). En este sentido, de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), es necesario analizar y gestionar los riesgos en las pymes si se desea mejorar la vida y los medios de subsistencia de las personas en todo el mundo, pero, principalmente en las economías emergentes y en crecimiento. Pymes en Colombia En Colombia, la Ley 590 de 2000, modificada por la Ley 905 del 2004, define el tamaño de las empresas según el valor de los activos y el número de empleados1. De acuerdo con el Banco Mundial, las pymes representan una parte importante de la economía colombiana, aunque no están bien documentadas en las estadísticas oficiales y se puede encontrar disparidad entre los datos reportados por el DANE, la Superintendencia de Sociedades y Confecámaras. Del mismo modo, el verdadero tamaño del mercado de las pymes se subestima debido a la informalidad (World Bank, 2007).  Aun así, y con los datos disponibles, se puede afirmar que las pymes en Colombia tienen un gran impacto en la economía: representan cerca el 96,4 % del parque empresarial nacional y generan el 80 % del empleo total (Plata, 2009, citado por Espinosa et al., 2015), aun cuando se caracterizan por sus elevadas tasas de cierre según estudios del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), citado por Espinosa et al., 2015. La mayoría de las investigaciones del BID y FUNDES relacionadas con las pymes se concentran en indagar sobre los factores  externos que afectan al desempeño de estas organizaciones. Entre estos aparecen la disponibilidad de mecanismos de crédito, trámites administrativos relaciones con el sector gubernamental, instituciones financieras, proveedores, distribuidores, personal y, en general, con el entorno al que está expuesto (Espinosa et al., 2015). En este sentido, los principales obstáculos de las pymes para su desarrollo en Colombia según Sánchez, et al., 2007, citados por Hernández et al. (2014) son las restricciones al crédito, las dificultades en la identificación y el acceso a la tecnología adecuada, la formalización y la absorción de nuevas tecnologías, las limitaciones técnicas y competitivas que imponen las escalas de producción, la deficiente infraestructura física, la falta de asociatividad empresarial, la carencia de directivos con capacidad gerencial y pensamiento estratégico y la dificultad de cimentar la articulación del sector con la gran empresa y con los sistemas de compras. Impacto de los desastres en las empresas Los riesgos relacionados con desastres se podrían clasificar en dos grandes grupos: los intensivos y los extensivos. Los intensivos se refieren a eventos extremos relacionados con amenazas existentes, como, por ejemplo, terremotos o tsunamis de magnitudes catastróficas que, se estima, podrían ocurrir cada 500 o 1000 años. En otras palabras, es probable que aún no hayan ocurrido y su predicción se realiza por medios probabilistas. Los extensivos, por su parte, se relacionan principalmente con eventos pequeños, localizados y altamente frecuentes como lo son las inundaciones, los deslizamientos, las remociones en masa, las sequías, los incendios forestales, entre otros fenómenos. En este último caso, el deterioro constante de los ecosistemas, la ampliación de las fronteras agropecuarias y la expansión de áreas urbanas incrementan los niveles de amenaza permanente ante eventos extensivos. En consecuencia, este tipo de riesgos influye de manera constante y radical en la reducción de la competitividad y, por ende, en el desarrollo local y nacional siendo las personas de las zonas rurales y urbanas de bajos ingresos, así como las pymes y el sector informal, los que asumen la mayoría de los costos de los desastres extensivos (Naciones Unidas, 2013). Teniendo en cuenta la frecuencia y el impacto cada vez mayor, los riesgos relacionados con el cambio climático y los desastres naturales son una preocupación creciente para los líderes empresariales de todo el mundo. De acuerdo con el Informe Anual de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial, cuyos resultados se basan en los comentarios de los líderes empresariales, los principales riesgos globales considerados en términos de probabilidad

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La gestión del riesgo de desastres y la resiliencia empresarial. Una oportunidad para la continuidad de los negocios

Por Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y  Salud Ocupacional / Magíster en Salud Pública / Candidato a doctor en Ingeniería. Cómo citar este artículo:Niño, Y. La gestión del riesgo de desastres y la resiliencia empresarial. Una oportunidad para la continuidad de los negocios. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/la-gestion-del-riesgo-de-desastres-y-la-resiliencia-empresarial/ Es habitual ver cómo los diferentes desastres de origen natural afectan a comunidades, especialmente y en mayor medida a personas en condiciones de vulnerabilidad que están ubicadas en zonas de riesgo. Ya sea que se trate de sismos o terremotos, movimientos en masa, inundaciones, sequías, avenidas torrenciales o cualquier evento de origen natural, lo que más se observa es el impacto que estos fenómenos producen en las poblaciones que habitan en condiciones de pobreza. No obstante, en los medios de comunicación también se evidencia el impacto que sufren los micro y pequeños empresarios por estos eventos, situaciones en las que resalta la pérdida de productos y afectaciones de la infraestructura. En este sentido, es frecuente escuchar que estas empresas “lo han perdido todo”, lo que evidencia una falta de preparación para prevenir y atender este tipo de eventos. En menor medida se escucha que estos eventos afecten a las grandes industrias de manera directa. Sin embargo, la ocurrencia de casos de desastre que afectan también a las pequeñas empresas impacta las cadenas de suministro de aquellas de mayor tamaño. Por ende, una gran empresa no solo debe velar por su resiliencia, sino por la de su cadena de suministro. Muestra de ello está en la experiencia de varios fabricantes de vehículos quienes, con el desastre ocurrido en Japón, por cuenta de un terremoto y un posterior tsunami que azotó a esa región en 2011, vieron afectada su producción a nivel mundial. Particularmente, en el caso de Toyota se señaló que “la compañía japonesa anunció que su producción bajó en marzo [de ese año] un 62,7 % respecto al mismo mes del año anterior debido a los problemas de suministro. Además, su producción no se normalizará en todo el mundo hasta noviembre o diciembre, lo que generará retrasos en los pedidos” (El País, 2011). No obstante, tras ese evento, la empresa emprendió una estrategia de mejoramiento y un plan de continuidad del negocio con sus proveedores clave, que la llevó a ser «el único fabricante de automóviles adecuadamente equipado para hacer frente a la escasez de chips» (Shirouzu, 2021), situación generada por la pandemia de la COVID-19. Ahora bien, es claro que se debe fortalecer la resiliencia en el sector privado, pero no se puede ver como un tema aislado e individual de cada una de las compañías. Al contrario, este debe ser un trabajo articulado entre el gobierno nacional, las autoridades locales, las grandes empresas, las mipymes y la comunidad en general. Así, para que una empresa pueda asegurar su resiliencia requiere que su infraestructura resista el evento amenazante; sus procesos y operaciones tengan continuidad; sus trabajadores estén sanos, seguros y saludables; y, así mismo, que los proveedores clave y los clientes que recibirán los productos y servicios, continúen en operación. Todo lo anterior requiere de infraestructura y servicios públicos funcionando, carreteras para el movimiento de mercancías de entrada y de salida, transporte público para el desplazamiento de los trabajadores a las empresas. En otras palabras, se requiere que todo el andamiaje de la sociedad en general sea resiliente para que los negocios puedan continuar. Margareta Wahlström, representante especial del secretario general de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, señaló en 2015 que “el sector privado es el defensor perfecto del pensamiento resiliente debido a su relación directa con consumidores, clientes y proveedores, y puede dirigir la demanda pública hacia productos y servicios sensibles al riesgo. Un nuevo enfoque de colaboración entre los gobiernos y la empresa privada basado en la confianza creará comunidades resistentes a los desastres”. La expresión de la funcionaria resalta el papel del sector privado, no como un actor más dentro de la gestión del riesgo de desastres, sino como un promotor e influenciador principal. De acuerdo con lo señalado en el Informe de Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, 2019), se ha constatado que algunas empresas del sector privado van más allá de las consideraciones de responsabilidad social y reconocen la RRD como un modo de asegurar la competitividad y la continuidad de las operaciones en caso de desastre. A su vez, los gobiernos y los sectores empresariales están cada vez más concientizados acerca de la necesidad de reforzar la resiliencia de sus actividades y las de sus proveedores —incluidas las pymes—, frente a los desastres y al clima. Así mismo, la inversión privada determina en gran medida el riesgo de desastres. En la mayoría de las economías, el sector privado es el responsable de entre el 70 % y el 85 % de la inversión total. Por lo tanto, la clave para reducir los riesgos de manera efectiva reside en que el sector privado invierta en ingeniería teniendo en cuenta los riesgos (UNDRR, 2019; UNISDR, 2015). Ante esto, el Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres (ONU, 2015) señala que “enfrentar los factores subyacentes al riesgo de desastres mediante inversiones públicas y privadas basadas en información sobre estos riesgos es más rentable que depender principalmente de la respuesta y la recuperación después de su ocurrencia, y contribuye al desarrollo sostenible”. Importancia de la gestión del riesgo de desastres Basado en la información dispuesta por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, 2021), durante 2020 se registraron: Por otro lado, se ha indicado que el costo de los desastres en la región de América Latina y el Caribe durante la última década ha alcanzado los 35.000 millones de dólares, una cuarta parte del monto total a nivel global y ha afectado a unas 67 millones de personas (SELA, 2016). Es así como los desastres generan efectos en las empresas, las comunidades

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Hallazgos clave del más reciente informe de cambio climático: la humanidad inicia una carrera contrarreloj

Hallazgos clave del más reciente informe de cambio climático: la humanidad inicia una carrera contrarreloj.

Fuente. Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Periodista / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) El sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) confirma que no hay vuelta atrás en algunos cambios que ya están afectando al planeta y advierte que, si el nivel actual de emisiones globales se mantiene, estaríamos a poco tiempo de superar la barrera de 1,5°C, un escenario crítico para la supervivencia humana. “Un código rojo para la humanidad”. Así fue como el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó las conclusiones del más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado el pasado 9 de agosto. Se trata de un reporte histórico que supera las 3.500 páginas y que fue elaborado por 234 expertos y científicos de 66 países, con la contribución de 517 autores y la revisión de más de 14 mil estudios que condensan años y años de investigación, convirtiéndose así en la comprensión física más actualizada del sistema climático y reuniendo los últimos avances en materia de simulaciones regionales y globales. En líneas gruesas, el documento revela que el cambio climático es un fenómeno que ya afecta a todas las regiones del planeta, sin excepción alguna, con un impacto negativo acelerado y una intensificación prolongada sin precedentes en la historia de la humanidad. Así mismo, advierte que los efectos del calentamiento global son irrefutables y prácticamente irreversibles o, que al menos, se necesitarán varios siglos, e incluso, milenios para restituir el orden inicial. Con respecto al umbral establecido por el Acuerdo de París, en 2015, el cual buscaba mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5°C, el informe es escéptico: “a menos que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera inmediata, rápida y a gran escala, este será un objetivo inalcanzable”, afirma. No obstante, el grupo de trabajo del IPCC enfatiza que, si bien una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), metano y otros agentes contaminantes podrían mejorar la calidad del aire, también reconocen que se requerirá entre 20 y 30 años para que las temperaturas mundiales se estabilicen. A su vez, advierte que, de llegar a ese límite, el nivel de tolerancia sería crítico para la agricultura y la salud, lo que pondría en peligro la supervivencia misma de la humanidad, un riesgo cada vez más cercano pues el análisis de la data prevé que la temperatura mundial promediada durante los próximos 20 años alcanzará o superará un calentamiento de 1,5°C. En otras palabras, la ventana de tiempo que tenemos para cumplir el compromiso de París se está cerrando aceleradamente y, según la mirada de los expertos, la humanidad inicia una carrera contrarreloj para evitar un colapso global. “Las campanas de alarma son ensordecedoras (…) Este informe debe sonar como una sentencia de muerte para el carbón y los combustibles fósiles antes de que destruyan nuestro planeta”, sostuvo Guterres a través de un comunicado. Los resultados del análisis surgen en un momento en que el planeta experimenta los embates del incremento de las temperaturas. La misma semana de su divulgación varias regiones de Europa sufrían intensas olas de calor. Incluso, en la isla italiana de Sicilia, las temperaturas rompieron récord histórico al llegar a los 48,8°C, una cifra que no se alcanzaba desde 1977, cuando se registraron 48°C en Atenas, Grecia, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Lo anterior es apenas una muestra inequívoca de las señales de alarma que evidencia el informe, según el cual muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, como las olas de calor, las lluvias torrenciales, las sequías y los ciclones tropicales, se han vuelto cada más frecuentes y graves como nunca en la historia. En este sentido, el informe incluye un atlas interactivo de los impactos regionales presentes y futuros, una herramienta que permitirá a los responsables de políticas y a todas las demás partes interesadas contar con información relevante para el diseño de políticas climáticas más acertadas. Pese a que la ONU ha instado a “actuar con decisión para evitar una catástrofe climática” y ha invitado a los países firmantes del Acuerdo de París a redoblar sus esfuerzos en materia de reducción de emisiones, el pasado primero de agosto el organismo informó que el 42 % de los países involucrados incumplieron el plazo para renovar sus compromisos y presentar propuestas actualizadas para evitar que continúe aumentando el calentamiento global. China, India, Arabia Saudita, Sudáfrica, Siria y otros 82 países conforman el listado de los rezagados. Hallazgos del reporte a grandes rasgos Es incuestionable que la influencia humana ha modificado la atmósfera, el océano y la tierra. La dependencia de los combustibles fósiles es la razón por la que el planeta ya se ha calentado 1,1°C con respecto a niveles preindustriales. La escala de los recientes cambios en el sistema climático en su conjunto y el estado actual de muchos aspectos del sistema climático no tienen precedentes durante muchos siglos o miles de años. Muestra de ello es que, desde 1979, el planeta ha perdido el 40% del hielo en el Ártico. Muchos cambios generados por las emisiones de gases de efecto invernadero pasadas y futuras serán irreversibles durante siglos o milenios, especialmente, en lo que respecta a los cambios en las corrientes oceánicas, las capas de hielo y el nivel del mar. Las sequías que ocurrían, en promedio, una vez cada 10 años, ahora ocurren con un 70 % más de frecuencia, cada 3 años. En el otro extremo, las tormentas hoy se presentan con un 30 % más de frecuencia. La temperatura de la superficie global seguirá aumentando hasta mediados de siglo en todos los escenarios de emisiones considerados. El calentamiento global de 1,5 °C y 2°C se superará durante el siglo XXI a menos que se produzcan reducciones profundas en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero en los próximos años. Debido

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Preparación ante desastres durante la pandemia del COVID-19

Preparación ante desastres durante la pandemia del COVID-19

Fuente: Cruz Roja. (2021) Preparación ante desastres durante la pandemia de COVID-19. Recuperado de: https://www.redcross.org/cruz-roja/obtener-ayuda/tipos-de-emergencias/consejos-de-seguridad-para-coronavirus/preparacion-ante-desastres.html Estamos pasando momentos difíciles a medida que enfrentamos los impactos de la pandemia de la enfermedad de coronavirus. Es probable que el COVID-19 esté con nosotros durante un largo tiempo y es por eso por lo que debemos prepararnos de manera diferente para otros desastres que puedan afectar a nuestras comunidades. Es difícil pensarlo, pero otros desastres, como huracanes e incendios forestales, aún pueden suceder. Saber qué peligros pueden afectar a su comunidad y aprender qué hacer antes, durante y después de cada uno te ayudará  estar a salvo y a fortalecer tu capacidad de adaptación para que puedas recuperarte o “levantarte” rápidamente. Existen acciones que puedes tomar para prepararte, a la vez que te proteges del COVID-19 durante un desastre. Usa esta guía para planificar. ¿Qué desastres podría enfrentar? Algunos desastres, tales como inundaciones o incendios domésticos, pueden ocurrir en cualquier lugar. Otros, incluyendo terremotos y huracanes, son más comunes en determinadas regiones. Para entender sus riesgos locales: Identifica los posibles desastres en tu área. Familiarízate con las acciones que puedes tomar para mantenerte a salvo. Conoce el plan de respuesta de tu comunidad para cada desastre y determina si estos planes han sido adaptados al COVID-19. Obtén información de contacto de los gobiernos y las agencias estatales, locales y tribales y de las agencias de gestión de emergencia estatal. ¿Cómo cubriré mis necesidades básicas en un desastre durante la pandemia? Los desastres pueden causar desafíos repentinos como el corte de la energía eléctrica, bloqueo de caminos, interrupción de la respuesta de los servicios de emergencias y el cierre de tiendas y farmacias durante un período de tiempo extendido. La COVID-19 agrega un problema más a esta situación compleja. Prepárate ahora para tener habilidades esenciales y poder tener cubiertas tus necesidades básicas. Aprende habilidades que salvan vidas, como primeros auxilios y RCP. Arma dos kits de emergencia y ten suministro de medicamentos recetados para un mes. Comienza con esta lista de suministros básicos. Personaliza tu kit para cubrir sus necesidades. Incluye desinfectante y artículos de higiene como jabón y desinfectantes para manos para protegerse contra la COVID-19. Puede que algunos suministros sean difíciles de conseguir y la disponibilidad será menor durante un desastre, por eso comienza a recolectarlos ahora. » Kit para quedarse en casa (suministros de emergencia para dos semanas): incluye todo lo que necesitas para quedarte en casa durante al menos dos semanas con artículos tales como alimentos, agua, suministros de limpieza y desinfectante, jabón, productos de papel y artículos de higiene personal. » Kit de evacuación (tres días de suministros en un “bolso de evacuación”): el segundo kit debe ser una versión liviana y más pequeña que puedas llevar contigo si debes salir de tu hogar rápidamente. Incluye todo lo que necesitas para abastecerte por ti mismo durante tres días de alimentos, comida, artículos de higiene personal, suministros de limpieza y desinfectante que puedas usar si estás fuera de casa (pañuelos de papel, desinfectante de manos con 60 % de alcohol y toallas de desinfección). Asegúrate de que tienes tapabocas de tela, tales como mascarillas y bufandas, para todas las personas en tu hogar, de tal manera que puedan llevar uno de manera segura. Los tapabocas de tela no reemplazan al distanciamiento social físico. Continúa manteniendo una distancia de aproximadamente 2 metros entre tú y los demás en público. No se deben colocar tapabocas de tela en niños pequeños menores de 2 años, una persona que tenga dificultad para respirar o que no pueda sacarse el tapabocas sin asistencia. » Un suministro de medicamentos recetados que te dure un mes así como medicamentos de venta libre, como jarabes para la tos y medicamentos para reducir la fiebre y suministros o equipamiento médico. Mantén estos artículos juntos en un contenedor separado para que pueda llevárselos si tiene que evacuar. ¿Cómo planifico para un desastre durante una pandemia? Planifica lo que harás antes, durante y después de cada tipo de desastre. Las diferentes emergencias requieren diferentes acciones para mantenerte seguro. Asegúrate de que puedes enterarte rápidamente acerca de un peligro. Ten acceso a alertas climáticas y notificaciones comunitarias. Asegúrate de que puedes recibir notificaciones oficiales incluso durante una pérdida de energía. Sigue siempre las instrucciones de las autoridades locales. Regístrate para recibir las alertas de emergencia gratuitas que tu comunidad pueda ofrecer. Considera comprar una radio a baterías. Conoce qué tipo de notificaciones esperar y qué hacer cuando las recibas. Por ejemplo, un aviso para estar “en guardia” significa que debería estar listo para actuar; una “alarma” significa que debe tomar acción de inmediato. Conozca las señales naturales de alarma de un peligro, puede que no siempre recibas una alerta oficial. Debido al COVID-19, debes mantenerte actualizado acerca de la información y restricciones de tus autoridades de salud pública locales ya que esto puede afectar tus acciones y recursos e instalaciones disponibles. ¿Quedarse o irse? Algunos desastres requieren que te quedes donde estás para mantenerte seguro. Otros desastres requieren que vayas a otro lado para mantenerte seguro. Si necesitas ir a otro lado, piensa acerca de estas preguntas: ¿Dónde iré? ¿Cómo llegaré allí? ¿Dónde me quedaré? ¿Cómo puedo ayudar a protegerme del COVID-19? ¿Qué llevaré conmigo? Por ejemplo, en el caso de un huracán o un incendio forestal puede que necesites dejar tu hogar rápidamente y viajar a un lugar seguro fuera del área afectada. Si las autoridades te aconsejan que evacúes, debes estar preparado para irte inmediatamente con tu kit de evacuación (“bolso de evacuación” de suministros de emergencia). Planifica ahora si necesitarás ayuda para irte o si necesitarás compartir el transporte. Pregunta a amigos o familiares fuera de tu área si puedes quedarte con ellos. Habla y ve si tienen síntomas de COVID-19 o si tienen gente en sus hogares con un riesgo mayor de sufrir una enfermedad grave. Si tienen síntomas o personas con riesgo mayor en su hogar, realiza otros arreglos. Habla con hoteles, moteles y campings para

Preparación ante desastres durante la pandemia del COVID-19 Leer más »