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Verduras de hoja verde: consejos para un correcto lavado

Texto tomado y adaptado de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. Las verduras son una parte esencial en una dieta saludable y balanceada. Las verduras de hoja de verde, especialmente las anchas, como la lechuga, la espinaca, el repollo, la rúgula, la acelga, el kale y la col rizada, por ejemplo, brindan nutrientes y vitaminas que favorecen determinadas funciones del organismo e incluso, por sus propiedades, pueden proteger de enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer. No obstante, al igual que otras frutas y verduras pueden estar contaminadas con microorganismos perjudiciales para la salud. Estos pueden llegar al alimento a través de distintos medios: pueden estar presentes en la tierra del cultivo, en el agua con la que se riegan, en las instalaciones en donde se alistan y empacan, en los vehículos donde se transportan, en los estantes donde se comercializan o, incluso, en las mismas manos de quienes las manipulan en el proceso de compra. De ahí su importancia de lavarlas correctamente, sobre todo cuando se van a consumir crudas, ya que pueden originar enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) e intoxicaciones alimentarias. ¿Eres amante de las ensaladas o sueles incorporar este tipo de vegetales en tus comidas? Aquí te contamos cómo consumirlas con la mayor seguridad e higiene posible. Verduras prelavadas Hoy por hoy, en el mercado se encuentran presentaciones de verduras de hojas verdes que ya se venden prelavadas. Incluso, algunas contienen en sus embalajes etiquetas de “listas para comer” o “lavada tres veces” las cuales se han convertido en opciones para consumir en cualquier momento y lugar. Al respecto, los CDC señalan que estas presentaciones se pueden consumir irectamente ya que el proceso de lavado comercial elimina la mayor parte de la contaminación, aunque advierten que esto no garantiza el ciento por ciento de inocuidad. Por ello, también hay que verificar que el empaque esté completamente sellado con su cierre original, de modo que no haya tenido exposición a contaminación alguna. Pasos para un correcto lavado La mejor manera de lavar las verduras de hoja verde, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) es enjuagarlas bajo el agua de la llave. De acuerdo con esta autoridad sanitaria, los estudios muestran que esta medida elimina una gran parte de los microbios, así como la tierra presente en tallos y hojas. Los pasos para llevar a cabo este proceso de manera adecuada son los siguientes: • Lávate las manos durante 20 segundos con agua y jabón antes y después de manipular las verduras de hoja verde.• Quita las hojas rasgadas o dañadas. También se recomienda retirar las hojas exteriores de repollos y lechugas.• Enjuaga las hojas bajo el agua de la llave. Usa las manos para refregarlas suavemente por ambas caras, a fin de ayudar a eliminar suciedades. No es aconsejable ejarlas en remojo. Si lo haces en un recipiente, los microorganismos presentes en algunas hojas se pueden propagar a otras.• Deja escurrir las verduras en un recipiente totalmente aseado o seca las hojas con una toalla de papel completamente limpia. Uso de soluciones Puedes utilizar vinagre de cocina o jugo de limón para lavar las verduras de hojas verdes. Sin embargo, los CDC advierten que no están al tanto de estudios que demuestren la efectividad de estas prácticas. A su vez, no recomiendan utilizar jabones, detergentes, cloro, blanqueadores u otras soluciones presentes en el mercado para hacer la desinfección de las verduras. Por su parte, durante la pandemia el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia aconsejó utilizar una solución de hipoclorito de sodio para desinfectar las frutas y verduras. Según esta cartera la forma correcta de hacerlo es diluyendo 20 gotas de hipoclorito de sodio comercial en un litro de agua. Los ciudadanos deben ser cuidadosos en la proporción recomendada para evitar intoxicaciones por el uso inadecuado de este producto químico. El lavado no lo es todo Si bien un correcto lavado de las hojas verdes puede reducir la probabilidad de contraer alguna enfermedad o infección, la clave también está en la manipulación que de estas se haga en la cocina, durante la preparación de los alimentos. Algunos consejos que proporcionan los CDC son los siguientes: • Separa las frutas y verduras frescas de las carnes, las aves, los pescados o los mariscos crudos. Esto también aplica en el momento de las compras, cuando se ubican en el carrito del mercado, en las bolsas y, luego, en el refrigerador.• Usa tablas de cortar y utensilios para las frutas y verduras frescas diferentes a los que empleas para las carnes. Si esta no es una opción, lava con agua y jabón los elementos y pica por separado evitando que entren en contacto entre sí durante todo el proceso de preparación.• Si las verduras frescas entraron en contacto con carnes crudas o sus jugos, lo mejor será cocinarlas. En el caso de algunas hojas verdes,se pueden pasar por agua hirviendo durante algunos minutos.• Las ensaladas no deben permanecer sin refrigeración por más de dos horas. Referencias CDC (s.f.) Lechuga, otras verduras de hoja verde y seguridad de los alimentos. https://www.cdc.gov/foodsafety/es/communication/leafy-greens.html Ministerio de Salud y Protección Social (2020) Establecimientos de alimentos, bebidas y medicamentos con lineamientos por COVID-19 https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Establecimientos-de-alimentos-bebidas-y-medicamentos-con-lineamientos-por-COVID-19.aspx#:~:text=Lavar%20y%20desinfectar%20las%20frutas,producto%20indicado%20para%20este%20fin. Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año. Accede a la revista completa aquí.

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¡Cuidado con las afiliadoras de poste!

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) con información suministrada por el Ministerio del Trabajo. En 2021, las autoridades recibieron 400 denuncias relacionadas con 286 empresas que presuntamente realizaban la intermediación de la afiliación y el pago deaportes al Sistema de Protección Social. Las estafas a los trabajadores ascenderían a los cinco mil millones de pesos. Muy seguramente, transitando por las calles de tu ciudad o municipio habrás visto pegados sobre los postes de energía o en algunos muros afiches que invitan a la ciudadanía a afiliarse a las administradoras de seguridad social (EPS, Pensiones, ARL y Caja de Compensación) con solo marcar a un número, por una mínima cantidad de dinero mensual y sin requerir mayor documentación. Incluso, algunos prometen realizar el proceso a domicilio y generar beneficios en menos de dos horas. La oferta llega a ser tentadora para algunos trabajadores incautos. Lo que no saben es que estas afiliaciones son fraudulentas y que lgunas empresas que realizan este tipo de prácticas estarían estafando a las personas, convirtiéndose en captadoras ilegales de dinero. Así lo determinó el Ministerio del Trabajo que ha venido desarrollando investigaciones alrededor de este fenómeno en colaboración con otras entidades gubernamentales. De hecho, durante el 2021 la Unidad de Gestión Pensional y Contribuciones Parafiscales de la Protección Social, entidad adscrita al Ministerio de Hacienda, recibió y gestionó alrededor de 400 denuncias relacionadas con 286 empresas que presuntamente realizaban la intermediación de la afiliación y el pago de aportes al Sistema de la Protección Social de aproximadamente 60 000 trabajadores independientes, sin autorización del Ministerio de Salud, por lo que estarían cometiendo irregularidades en el uso de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA). De esta forma, las presuntas estafas por parte de las “afiliadoras de poste” ascendieron en 2021 a 5 mil millones de pesos. “Luego de conocer las denuncias de los ciudadanos, realizamos un trabajo juicioso con nuestros inspectores y fuimos a estos lugares para hacer una revisión a fondo. Increíblemente encontramos que estas oficinas, que serían captadoras de dinero, cobran hasta $200.000 mensuales por afiliar a los trabajadores a EPS, ARL y pensión, pero realmente los afilian solo uno o máximo ocho días. Esto significa que, si el trabajador tiene un accidente y requiere servicios de salud, nadie le va a responder, porque las afiliaciones son por períodos inferiores al mes, apenas por unos días” aseguró, Ángel Custodio Cabrera, Ministro del Trabajo. En poder de dicha cartera hay varios videos y documentos que serán entregados a la Policía Nacional y a la Fiscalía General de la Nación. Increíblemente encontramos que estas oficinas, que serían captadoras de dinero, cobran hasta $200.000 mensuales por afiliar a los trabajadores a EPS, ARL y pensión, pero realmente los afilian solo uno o máximo ocho días”. ¿Cómo operan las “afiliadoras de poste”? Tras las investigaciones llevadas a cabo, MinTrabajo pudo establecer que las “afiliadoras de poste” no cotizan por los treinta (30) días del mes, sino que reportan y pagan la seguridad social (pensiones, salud y riesgos laborales) por el valor correspondiente a un (1) día de cotización, máximo ocho (8) —en el mejor de los casos— y reportan el retiro del trabajador o independiente. De esta forma, se apropian indebidamente de los dineros que de buena fe les depositan los ciudadanos, no transfieren la totalidad de los recursos a cada una de las entidades del sistema o realizan su afiliación bajo una condición muy distinta a la que realmente han pactado consus clientes. No caigas en la trampa, el poste no afilia Los siguientes son aspectos que debes tener en cuenta con relación a las afiliaciones y el pago de aportes de seguridad social: • Si eres trabajador dependiente, quien debe realizar la afiliación y la cotización a la seguridad social es la empresa con la que tienes un vínculo laboral.• Si eres trabajador independiente o cuentas con un contrato por prestación de servicios puedes realizar los pagos sin ningún costo a través de los operadores de recaudo certificados, conocidos como “operadores PILA” y seguir el estado de aportes a la seguridad social en la página https://miseguridadsocial. gov.co/.• La función de intermediación en la afiliación y pago de aportes en la seguridad social solo la pueden realizar empresas que cuenten con autorización previa del Ministerio de Salud y Protección Social. Puedes consultar el listado de entidades autorizadas para la afiliación colectiva de trabajadores independientes al Sistema de Seguridad Social haciendo clic aquí. La importancia de acatar estas recomendaciones radica, por un lado, en que, si el trabajador no está afiliado por la empresa contratante, su afiliación no es válida; por otro, los trabajadores independientes que cotizan a través de “afiliadoras de poste” corren el riesgo de quedar totalmente desamparados en caso de accidente o enfermedad laboral. Trucos sencillos para conocer el estado de tus llantas (y si es hora de reemplazarlas) Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año. Accede a la revista completa aquí.

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Contaminación acústica: un problema creciente de salud pública en las grandes ciudades

Por Gerencia de Comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS) Los efectos adversos de la contaminación acústica en las ciudades son múltiples y constituyen una preocupación mundial creciente. Así lo destaca el primer capítulo del informe ‘Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios’ publicado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). De acuerdo con el estudio, los sonidos no deseados, prolongados y de alto nivel procedentes del tráfico vehicular, los ferrocarriles, los aeropuertos, las industrias, las turbinas eólicas e, incluso, algunas actividades de ocio, como eventos deportivos y conciertos, perjudican la salud en todas las edades y grupos sociales. Además, se está transformando en un problema de salud pública. “Cada vez hay más evidencia de que la exposición al ruido del tráfico es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos cardiovasculares y metabólicos como la hipertensión arterial, las enfermedades coronarias, la diabetes y el daño auditivo irreversible”,señala el informe. Pero la afectación no solo se da a nivel físico, sino también mental. El ruido de las ciudades incide drásticamente en un amplio espectro de consecuencias que van desde la angustia leve y temporal, molestias y dolores de cabeza, hasta trastornos del sueño y deterioro cognitivo. Por ejemplo, el informe señala que el ruido nocturno perturba el sueño y afecta el bienestar de las personas al día siguiente, lo que va en detrimento de su calidad de vida. “Los despertares inducidos por el ruido pueden desencadenar una serie de cambios fisiológicos y respuestas de estrés psicológico ya que el sueño cumple una función esencial en la regulación hormonal y el funcionamiento cardiovascular” sostiene el documento. Las personas más afectadas son los jóvenes, los adultos mayores y las comunidades marginadas que habitan en inmediaciones de carreteras con alto tráfico, zonas industriales o vecindarios alejados de los espacios verdes. Un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte acerca de los efectos devastadores del ruido urbano en la salud física y mental de las personas. Pero los seres humanos no son las únicas víctimas. Para muchas especies animales la comunicación acústica es vital puesto que utilizan señales sonoras para defender su territorio, advertir el peligro, localizar a sus pares, atraer pareja y cuidar a sus crías. En este sentido, si bien los animales pueden percibir los sonidos abruptos e impredecibles como una amenaza, las perturbaciones acústicas crónicas como el ruido del tráfico o de las industrias, puede interferir en sus procesos de comunicación y alterar los comportamientos en una variedad de especies. “Abandonar los sitios ruidosos puede parecer la respuesta obvia, pero algunos animales se adaptan a condiciones ruidosas, alterando su sincronización o patrón de vocalización”, destaca el informe que proporciona algunos ejemplos para ilustrar el problema. En las ciudades europeas —señala el documento— los petirrojos están empezando a cantar de noche para evitar interferencias acústicas altas durante el día, mientras que en los parques de Bogotá los gorriones de collar rufo, popularmente conocidos como“copetones”, están iniciando el coro al amanecer, mucho más temprano de lo habitual. Otras especies han modificado sus señales sonoras cambiando su frecuencia vocal, el tono o la amplitud para contrarrestar el ruido de las ciudades. De hecho, se ha obtenido evidencia de especies de aves, ranas e insectos con vocalizaciones naturales bajas que ahora cantan a frecuencias más altas o agudas que sus contrapartes que habitan en los bosques. Aunque, ciertamente, estas alteraciones les han permitido ser escuchados en ambientes ruidosos, los investigadores dicen que podrían ser consideradas menos atractivas por sus posibles parejas, lo que afectaría su éxito reproductivo e induciría a una disminución de las especies en los hábitats, con sus respectivasimplicaciones ecológicas. ¿Qué tan ruidosas son las ciudades? De acuerdo con las pautas de la Organización Mundial de la Salud de 1999 para el ruido en la comunidad, los límites recomendados están en los 55 decibeles (dB, LAeq) para áreas residenciales al aire libre y 70 dB LAeq para áreas comerciales y de tráfico. Sin embargo, los niveles de ruido aceptables se superan en muchas ciudades del mundo, entre ellas Nueva York, Argel, Bangkok, Damasco, Dhaka, Ho Chi Minh, Ibadan, Islamabad, Barcelona y El Cairo (los niveles de ruido de ciudades en los cinco continentes se pueden consultar en: https://www.unep.org/es/resources/fronteras-2022-ruido-llamas-y-desequilibrios) Algunas soluciones de planificación urbana Para los autores del informe, la reducción del ruido es un asunto de salud pública y se ha convertido en imperativo para los planificadores urbanos quienes deben crear y preservar espacios cada vez más tranquilos para ofrecer paisajes sonoros urbanos agradables. Algunas estrategias que deberán ser tenidas en cuenta son: Techos verdes La vegetación en ambientes urbanos puede absorber energía acústica y difundir el ruido. Las fachadas y techos verdes atenúan el sonido, tienen efectos visuales positivos y ayudan a amplificar los sonidos naturales al atraer la vida silvestre urbana. Cinturones de árboles La vegetación aumenta la absorción y reduce la propagación del sonido. Cuando los árboles se plantan y se conservan en una densidad de biomasa suficientemente alta al borde de avenidas y carreteras, adquieren la capacidad de proteger del ruido que emanan los vehículos. La atenuación se puede mejorar mediante la elección correcta de especies, tamaño del tronco, longitud y profundidad del cinturón, distancia de la fuente de ruido y esquema de plantación. Intervención de vía Las soluciones de ingeniería tienen como objetivo obstruir el camino entre la fuente y el receptor. Medidas como barreras acústicas alo largo de carreteras o vías férreas, bermas de tierra, gaviones, el uso de materiales de aislamiento acústico y características arquitectónicas en los edificios pueden romper la cadena de propagación del ruido. Otras soluciones incluyen la restricción del flujo vehicular en determinadas horas, el control de la velocidad y la construcción de motores más silenciosos, así como de vías de asfaltoporoso que reducen la propagación del ruido generado por el roce de las llantas. Conservación de ecosistemas Los beneficios para la salud mental vde los sonidos naturales y la tranquilidad se consideran servicios ecosistémicos psicológicos proporcionados por la

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Importancia de los drones en la gestión del riesgo de desastres en Colombia

Por José Ramón Carrero Guayazán / Ingeniero de Sistemas / Piloto profesional de drones / Team Leader Grupos Especiales de Búsqueda y Rescate y Equipos de Pilotos Profesionales de UAS/RPAS / Consultor en Tecnología UAS/RPAS – GdRD y Seguridad / 30 años de experiencia en Atención de Emergencias y Desastres en el sector público y privado en varios países. Cómo citar este artículo:Carrero, J. 2021Importancia de los drones en la gestión del riesgo de desastres en Colombia. Revista Protección & Seguridad No. 400 pág. 38 – 46. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/importancia-de-los-drones-en-la-gestion-del-riesgo-de-desastres-en-colombia/ Al igual que las computadoras, la programación lineal o los sistemas de transporte, los drones también evolucionaron para fortalecer, inicialmente, la respuesta de los Estados en sus confrontaciones militares. No obstante, hoy vemos cómo estos equipos y sistemas que, en un principio eran usados secretamente, cada vez más se incorporan en la industria 4.0 y están al alcance de cualquier persona. La palabra UAS (Sistemas de Aeronaves no Tripuladas, por sus siglas en inglés) incluye las expresiones UAV, RPA, RPAS, VANT, DRON o DRONE, independientemente de su sistema de propulsión, y son términos usados para identificar comúnmente las aeronaves piloteadas a distancia que conocemos como drones. Fue hacia el año 2006 cuando la Federal Aviation Administration (FAA) otorgó los primeros permisos comerciales para que drones no militares pudieran ser utilizados a nivel empresarial o profesional en diversas industrias. Desde entonces, las solicitudes se incrementaron exponencialmente e hicieron que, en 2012, el Congreso de los Estados Unidos aprobara la ley de reautorización de la FAA que entró en vigor en 2015 y que permitió abrir el espacio aéreo a estas aeronaves no tripuladas. De esta forma, inició su comercialización en ese país, un hecho que ha catapultado la utilización de los drones en muchos campos, incluyendo el recreativo, sobre el cual hoy los fabricantes tienen puesta la mira a nivel comercial. Por su parte, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha proporcionado el marco normativo general para que las autoridades de aviación civil en cada país generen las reglamentaciones del caso y puedan garantizar la operación segura de los UAS como nuevo componente del sistema aeronáutico mundial. Los drones y la gestión del riesgo de desastres en Colombia A nivel local, en Colombia, la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil (UAEAC), profirió la Resolución 04201 de 2018 la cual incorpora las disposiciones sobre operaciones con los UAS en el país, estableciendo definiciones, su ámbito de aplicación y restricciones, entre otras. De esta reglamentación están exentas las operaciones con equipos de menos de 250 gramos, las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y los organismos de socorro por su naturaleza y reglamentación propia. No obstante, en cualquier caso, se recomienda que todo piloto o explotador se registre, según su clase, ante la UAEAC. La regulación actual clasifica las operaciones con UAS de acuerdo con el riesgo operacional, definiendo tres tipos: Figura 1. Clasificación de las operaciones con UAS (Colombia) Figura 2. Recuento de registros en UAEAC de Colombia por marca y clase Al 30 de septiembre de 2021, en la plataforma de la UAEAC y según su reporte público, se encontraban registrados 987 explotadores o empresas, 2.108 operadores, 1.800 equipos o aeronaves y 10 proyectos experimentales. Como dato relevante, es preciso destacar que en el país la Aeronáutica Civil autoriza operaciones a 500 metros de altura con piloto en línea de vista y a 750 metros con otras tecnologías o con observador. Adicionalmente, toda operación que requiera permiso de la UAEAC deberá tramitarlo con 15 días de anticipación al vuelo y deberá contar con una póliza de responsabilidad civil. De otro lado, el uso de los drones en procesos de gestión del riesgo de desastres tales como conocimiento, reducción y manejo2 está favoreciendo la intervención de los organismos operativos encargados de la respuesta, así como de las entidades que participan en los Consejos de Gestión del Riesgo y que antes dependían del apoyo de aeronaves tripuladas en casos especiales de observación aérea. Los servicios que ofrecen los drones y su bajo costo de operación, en comparación con las aeronaves tripuladas, los convierten, sin duda alguna, en la herramienta tecnológica que se incorpora para facilitar las actividades relacionadas con la prevención y atención de emergencias. De esta manera, se viene adelantando la incorporación a sus fuselajes de dispositivos técnicos que permiten localizar personas y observar puntos críticos de riesgo. A esto se le suma la capacidad de transmisión en tiempo real y la grabación mediante cámaras de filmación, térmicas o multiespectrales, sensores y otros accesorios especializados que proporcionan información crucial para la toma de decisiones. Asumiendo los drones como tecnología innovadora, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-20303 sintetiza, dentro de sus prioridades de acción, que la innovación impulsada por la inversión pública y privada es esencial para aumentar la resiliencia de los países y del medio ambiente. En tal sentido, resulta fundamental para salvar vidas, prevenir y reducir las pérdidas y asegurar la recuperación y la rehabilitación efectivas. Por lo tanto, para Colombia, al ser país firmante, se convierte en una premisa de gobierno por lo que debe apoyar el uso de los UAS en forma responsable y coordinada con todos los actores. Figura 3. Uso de los drones en los procesos de Gestión del Riesgo de Desastres en Colombia El dron es una herramienta que se viene utilizando en los procesos que hacen parte de la Gestión del Riesgo de Desastres. En el proceso de Conocimiento del Riesgo, los sobrevuelos realizados con estas aeronaves capturan imágenes de video y fotografía que permiten hacer análisis de las amenazas presentes en un determinado territorio, con el fin de identificar y caracterizar escenarios potencialmentepeligrosos, ejercer observación permanente de los puntos identificados y monitorear su comportamiento. La información capturada mediante este tipo de dispositivos sirve de insumo para diseñar estrategias de intervención y emitir una comunicación a los servicios de emergencia y a la comunidad en caso de que el riesgo llegue a materializarse. De igual manera, en

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Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes: ‘gadgets’ del trabajador 4.0

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Salamanca, L. ( 2024). Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes: ‘gadgets’ del trabajador 4.0. Protección & Seguridad No. 400 (Noviembre – Diciembre – 2021), pág. 35- 39. https://ccs.org.co/portfolio/elementos-de-proteccion-personal-epp-inteligentes-gadgets-del-trabajador-4-0/ Las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) están revolucionando el entorno laboral y el campo de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) no ha sido ajeno a las transformaciones asociadas. En años recientes, los desarrollos en Inteligencia Artificial (AI), internet de las cosas (IoT), realidad virtual y aumentada, cloud computing y big data, entre otros, se han ido insertando en esta área con el propósito de aportar a una gestión más efectiva, controlada y oportuna de los riesgos laborales. En este sentido, aparecen los Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes cuya fabricación, diseño y funcionalidad incorpora innovaciones tecnológicas en materiales, componentes electrónicos portátiles y aplicaciones digitales que intentan mejorar la seguridad de los trabajadores al permitir que, tanto ellos, como los responsables del área de SST, logren monitorear parámetros del entorno, identificar riesgos y peligros reales o potenciales, realizar seguimiento al estado de salud del usuario y su ubicación en el espacio de trabajo, enviar advertencias e instrucciones y proporcionar información útil para que este tome decisiones informadas. Pese a las bondades que auguran estas nuevas tecnologías en los EPP y lo prometedoras que parecen, también se advierte que conllevarán cambios significativos en las dinámicas de trabajo, los comportamientos y las expectativas. Su desarrollo y adopción no solo implica abordar una serie de cuestiones conceptuales y tecnológicas relacionadas con asegurar su funcionalidad, implementación práctica, confiabilidad, seguridad, eficiencia y reducción de costos operativos, etc., sino que también requiere tener en cuenta su impacto potencial en los usuarios objetivo y las personas indirectamente expuestas a la influencia de estas tecnologías. Por lo tanto, la literatura alrededor del tema sugiere que podrían dar lugar a la aparición de nuevos peligros tanto físicos como psicosociales (CAO, 2013; Podgórski, et. al, 2016; Thierbach, 2020). Lo anterior, debido a que la explotación de estas tecnologías en el campo de la SST se considera “un fenómeno relativamente nuevo, por lo que aún se requieren más actividades de investigación e innovación para perfeccionar y fortalecer su potencial de aplicación práctica, garantizar la aceptabilidad de los usuarios y lograr el cumplimiento de los requisitos sociales y éticos” (Podgórski, et. al, 2016). A esto se añade, el requerimiento de normatividad, estándares y certificaciones que avalen estas innovaciones y garanticen que los ‘smart EPP’ realmente conduzcan a un mayor nivel de protección y seguridad para sus usuarios con altos índices de fiabilidad. Por ello, algunos investigadores y especialistas en el tema aconsejan ver este campo con cierto grado de cautela. En este sentido, un reporte elaborado por Thierbach (2020) comisionado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EUOSHA, por sus siglas en inglés) advierte que, para garantizar que los EPP inteligentes realmente conduzcan a un mayor nivel de protección, todaslas partes involucradas (desarrolladores, fabricantes, usuarios, autoridades competentes y grupos de estandarización) deben trabajar conjunta y colaborativamente para asegurarse de que el producto en sí no represente un peligro para el usuario y, para ello, se deben formular requisitos y procedimientos de prueba. El mismo organismo señala algunas limitaciones y desafíos que deben considerarse: Habiendo expuesto las anteriores consideraciones, en esta edición especial, Protección & Seguridad presenta algunas innovaciones tecnológicas recopiladas a través de una revisión de los últimos avances desarrollados por fabricantes de EPP y grupos de investigación en distintos países, así como alternativas presentadas en las más recientes ediciones de A+A, la principal feria internacional de seguridad, protección y salud en el trabajo. Algunas de estas soluciones son prototipos y otros están elaborados con base en normas técnicas. Por lo tanto, vale la pena resaltar que el propósito de este artículo no es otro que evidenciar las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen en el campo de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) sin que desde el Consejo Colombiano de Seguridad se esté avalando alguna de las innovaciones presentadas a continuación. Cascos inteligentes Elementos de protección visual (gafas de seguridad, gafas panorámicas y pantallas visuales) Gafas de relidad virtual y aumentada Mascarillas y respiradores Aplicaaciones móviles Tecnología textil Exoesqueletos Guantes Calzado Bibliografía y referencias Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 400 Noviembre – Diciembre – 2021

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El papel de la sostenibilidad empresarial en la creación de economías locales resilientes: oportunidades para la innovación de modelos de negocio

Por: José DiBella, investigador del ‘Proyecto Transform’[1]/ Director del Proyecto para Latinoamérica Waterloo, Canadá / Directora ejecutiva del Centro Interdisciplinario en Cambio Climático de la Universidad de Waterloo En los últimos dos años hemos visto cómo los múltiples impactos producidos por la propagación de la pandemia del coronavirus COVID-19 han evidenciado la fragilidad y las vulnerabilidades de las economías mundiales y locales. La emergencia sanitaria ha perturbado gravemente una amplia gama de sectores, poniendo de relieve la limitada capacidad de las pequeñas y medianas empresas (pymes) para resistir los impactos de tales alteraciones. La pandemia ha pasado de ser un peligro para la salud a un desastre en cascada que afecta a todo el sistema y que plantea cuestiones fundamentales sobre la capacidad de recuperación de las comunidades. La velocidad de sus impactos ha revelado las disparidades socioeconómicas preexistentes y la vulnerabilidad arraigada en las economías nacionales. En este contexto, hemos buscado evidencias de cómo las diferentes configuraciones empresariales y los modelos orientados a la sostenibilidad despliegan prácticas que influyen en la capacidad de las organizaciones para sobrevivir e, incluso, prosperar en tiempos de crisis y disrupción. Estas prácticas ofrecen modelos que pueden servir de base para un esfuerzo de recuperación basado en la sostenibilidad, fortaleciendo las capacidades organizativas y comunitarias mediante una forma de nuevos servicios empresariales, los cuales requieren promover la integración de nuevas habilidades para construir espacios y redes locales que propicien comunidades más resilientes. Esto requiere de un proceso de innovación para modelos de negocio capaces de reconocer y responder a los retos del futuro (Burch y Dibella, 2021). La pandemia nos ha revelado una oportunidad para interrogar más detenidamente el rol del sector privado en la vida social. Este momento de cambio nos deja lecciones importantes para continuar trabajando en acciones tendientes hacia una sociedad sostenible y preparada para los más frecuentes e intensos impactos del cambio climático. El proceso de recuperación y reorganización económica puede servir como plataforma para que las empresas logren dar un salto hacia modelos que presentan una alternativa económica, ecológica y socialmente justa, que fortalezca a las comunidades e impulse el bienestar individual y colectivo en un contexto de clima cambiante, además de la imperativa de continuar trabajando hacia el logro de las metas acordadas por los países en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y la nueva Agenda Urbana. Esta oportunidad permite pensar en la necesidad de crear resiliencia frente al cambio climático y ambiental. La resiliencia es la capacidad de un sistema (individuos, comunidades, sociedades, corporaciones o sistemas socioecológicos) para responder, funcionar y mejorar ante los impactos externos al sistema (Berkes y Ross, 2013). Al considerar la resiliencia desde la perspectiva de las empresas sostenibles, podemos pensar cómo las prácticas empresariales pueden dar forma o crear resiliencia en tres escalas. Individual La medida en que las prácticas empresariales pueden desarrollar la capacidad de los empleados para afrontar la adversidad (Berkes y Ross, 2013). Esto incluye prácticas para apoyar la salud mental de los trabajadores, crear una fuerte red social interna, garantizar que los trabajadores reciban salarios y beneficios decentes, permitir horarios de trabajo flexibles e incluir de manera significativa a los trabajadores en la toma de decisiones (Spreitzer et al., 2012). En conjunto, estas prácticas pueden ser la diferencia entre una empresa que sobrevive o fracasa en tiempos difíciles (Brown et al., 2019). Organizacional Se refiere al grado en que las operaciones de las empresas pueden continuar funcionando, reanudarse o adaptarse a los impactos externos. Esta escala se fomenta a través de recursos financieros flexibles, capacidad de virar y adaptar procesos operativos rápidamente, seguros y fondos para desastres e, incluso, la creación de nuevas alianzas para fortalecer las capacidades operativas. Comunitario La resiliencia de la comunidad se ve reforzada con la creación de un entorno que fomente la cultura de la innovación y la diversidad. El Centro Canadiense para la Renovación Comunitaria (2001) se refiere a la resiliencia comunitaria como el grado en que los miembros de la comunidad pueden prosperar en un entorno cambiante y precario. Cada una de las tres escalas aquí descritas es interdependiente y forma parte de una sociedad resiliente en su conjunto. Cinco recomendaciones para la innovación en la búsqueda de la sostenibilidad y la resiliencia Los tipos de prácticas que contribuyen estrategicamente a la sostenibilidad y a la resiliencia requieren de un ecosistema de apoyo financiero, técnico y de política pública que les facilite a las empresas iniciar procesos de innovación. Para potencializar dichos procesos en los modelos de negocio, hemos identificado diversos mecanismos que pueden facilitar la formación de capacidades para hacer frente a los impactos del cambio climático y, a su vez, promover la búsqueda de soluciones de sostenibilidad al paso y la escala necesarios para resolver los desafíos de la nueva época denominada “antropoceno”. En el estudio se identifican cinco elementos para la innovación de modelos de negocio que permiten reconocer e implementar estas prácticas de forma acelerada y de manera que sea consistente con los productos y servicios de cada empresa. Estos elementos se pueden considerar como una serie de recomendaciones para que las empresas fortalezcan sus sistemas de innovación. Contribuir y aprender del contexto Para identificar y perseguir prioridades específicas del contexto, las empresas deben establecer mecanismos que reconozcan y se basen en las conexiones profundas y complejas entre la empresa y sus entornos locales. La implementación de formas estratégicas de colaboración y un compromiso más cercano con los actores de la comunidad es fundamental para desarrollar capacidades transformadoras dentro de estas organizaciones. Cultivar un sentido más fuerte del lugar y los valores específicos del contexto puede impulsar la acción local y la sostenibilidad basada en el lugar. Esta contextualización puede manifestarse en mejorar las prácticas de contratación inclusivas o participar en la creación conjunta de ejercicios de sostenibilidad basados en territorio con la sociedad civil, los gobiernos locales o la comunidad. En la práctica, estos cambios operativos requieren

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Exoesqueletos, los avances tecnológicos puestos a disposición de la salud y la prevención de enfermedades

Por Luz Ángela Téllez Chavarro / Fisioterapeuta / Especialista en Salud Ocupacional / Especialista en Ergonomía / Magíster en Docencia Introducción En zoología el término <exoesqueleto> se refiere a una cubierta endurecida y rígida que protege el cuerpo de los artrópodos y otros invertebrados. También se le denomina así al esqueleto externo que recubre y protege el cuerpo de algunos animales haciendo las veces de una coraza protectora. De hecho, en su definición etimológica, “exo” proviene del griego y significa “afuera”, es decir, el exoesqueleto sostiene y protege el cuerpo desde afuera. También se denomina exoesqueleto a la construcción robótica que se ajusta sobre el cuerpo y que sirve para la movilidad y la locomoción de personas cuya movilidad está disminuida o perdida. Es así como en el ámbito de la tecnología, el término se aplica a la estructura o armazón artificial que recubre, total o parcialmente, el cuerpo de una persona y permite aumentar sus capacidades físicas. En ergonomía, los exoesqueletos se han transformado en un recurso importante desde su aplicación en este campo. Alrededor del año 1960, de acuerdo con los historiadores, la empresa General Electric Research (Estados Unidos) fue la pionera en el desarrollo del “hardiman”, un exoesqueleto de cuerpo entero que aumenta la capacidad de carga del usuario facilitando el levantamiento de objetos pesados (citado por Puebla, 2020). La literatura también reporta que, en países como Corea del Sur, la empresa Daewoo, perteneciente a la industria automotriz, diseñó un exoesqueleto con el que un trabajador podía levantar piezas de hasta 30 kilos con el mínimo esfuerzo y contaba con un sistema de energía de hasta cuatro horas de autonomía. Entre tanto, en España, en su planta valenciana, Ford desarrolló sus primeras pruebas con exoesqueletos en los operadores de su línea de montaje y ensamblaje de autos. La iniciativa obtuvo un galardón durante la VII edición de los Premios Asepeyo por mejores prácticas preventivas y de control de riesgo laboral. En Alemania, por su parte, los exoesqueletos industriales se han convertido en tendencia por facilitar el trabajo en tareas físicas y aumentar la productividad de los procesos. De este modo, se ha adoptado en los entornos laborales incursionando en la prevención de trastornos músculo esqueléticos al mitigar sobreesfuerzos realizados por los trabajadores. De otro lado, los exoesqueletos han sido utilizados en el campo de la rehabilitación física siendo, tal vez, una de sus aplicaciones más reconocidas. Incluso, en el área militar, algunos cuentan con certificados de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y de la Comunidad Económica (CE) en Europa. Finalmente, en la industria cinematográfica los exoesqueletos han adquirido protagonismo en películas en las que los actores realizan hazañas portando exotrajes. Colombia, por su parte, no ha sido ajena al uso de estas estructuras. En Yumbo (Valle del Cauca) se han realizado pruebas de un exoesqueleto diseñado por Freddy Luna, ingeniero mecánico de la Universidad de Antioquia, cuyo proyecto fue uno de los semifinalistas en América Latina del programa ‘Una idea para cambiar la historia’ de History Channel. Luna diseñó un modelo para permitir al ex director técnico de fútbol, Luis Fernando Montoya, la posibilidad de ponerse en pie tras resultar herido durante un asalto, hecho que derivó en una cuadriplejía irreversible. La propuesta fue acogida por la empresa de calzado de Rómulo Marín y le devolvió la posibilidad de trabajar a cuatro personas en condición de discapacidad física que eran dependientes del uso de sillas de ruedas. Esto demuestra que nuestro país ha venido avanzando en el uso de estos modelos tanto para el apoyo terapéutico en procesos de rehabilitación, como en algunas industrias donde se han convertido en una herramienta muy práctica dentro de las acciones de seguridad y salud en el trabajo para el reintegro laboral. También, cabe resaltar la contribución al diseño de exoesqueletos que desde la academia se ha realizado a través de los grupos de investigación, con el aporte multidisciplinario de profesionales de diversas áreas del conocimiento. Por ejemplo, la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito muestra,en su página institucional, algunos de sus desarrollos. Clasificación y viabilidad de su implementación De acuerdo con su fuente de alimentación, los exoesqueletos se clasifican en pasivos y activos. Así mismo, se categorizan según la zona corporal que protegen, bien sea brazos, espalda, manos o piernas. El exoesqueleto pasivo no tiene ninguna fuente de alimentación externa. Funciona a base de estructuras rígidas móviles, resortes y amortiguadores que distinguen la carga desde la zona corporal más afectada hasta otras zonas corporales con grupos musculares más potentes. En cambio, el exoesqueleto activo dispone de una fuente de alimentación externa que le proporciona energía por medio de baterías o pequeños motores eléctricos. En este caso, un software integrado en el dispositivo ofrece la fuerza extra necesaria para asistir los movimientos que efectúa la persona en cada momento. En términos de apoyo de zonas corporales, los exoesqueletos para miembros superiores ayudan a mantener los brazos elevados, descargando la tensión de la zona superior de la espalda y de los hombros. Sirven para minimizar el esfuerzo en trabajos que requieren subir y bajar los brazos de forma rápida y repetitiva y en aquellas posturas estáticas que exigen mantener los brazos elevados de forma continua para la manipulación y transporte de cargas. En la espalda, los exoesqueletos ayudan a mantener posiciones inclinadas de forma prolongada, disminuyendo el esfuerzo, descargando la tensión y protegiendo la zona lumbar. Lo mismo ocurre en trabajos que exigen mantener la espalda erguida y labores en los que el colaborador debe permanecer sentado. Entre tanto, el exoesqueleto para manos proporciona una fuerza adicional a esta extremidad en su conjunto para abrirla y cerrarla, ejercer agarre con una resistencia mantenida y en trabajos que requieren movimientos rápidos con manos y dedos. En cuanto a los usados en piernas, los exoesqueletos permiten mantener una postura semisentada, descargando la tensión de las piernas. También ofrecen la posibilidad de alternar la postura sentada a semisentada; facilitan el retorno venoso en

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La revolución industrial 4.0 y la seguridad y salud en el trabajo: origen y evolución

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Magíster en Salud Pública / Candidato a doctor en Ingeniería / Gerente técnico del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Carlos Bermúdez / Ingeniero de Sistemas / Especialista en Dirección y Gerencia de Proyectos / Docente en Especialización y Pregrado de Gerencia de Proyectos, Gobierno TI, Negociación TI, Gestión de servicios TI y Calidad en desarrollo Tecnológico / Consultor en transformación digital, industria 4.0, innovación y nuevas tecnologías / Gerente de Tecnología e Informática del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Los avances en ciencia y tecnología han hecho parte de la historia y evolución de la humanidad. La capacidad de dominar el fuego, la invención de la rueda, el desarrollo de la locomotora y, más tarde, la aparición del Internet sumado a un sinfín de avances logrados a través de las generaciones nos ha permitido visibilizar nuestra capacidad y nuestro potencial. No obstante, además de los grandes beneficios que nos presenta la tecnología y las posibilidades de aplicarlas en nuestra vida cotidiana, cada uno de estos desarrollos traen consigo nuevos peligros para los trabajadores y los usuarios. Si se analiza desde la prehistoria, el dominio del fuego y la elaboración de las primeras herramientas pudo generar los primeros accidentes de trabajo: cortaduras, quemaduras y aplastamientos harían parte de las estadísticas de los principales accidentes sufridos por estos trabajadores. Más adelante, la Primera Revolución Industrial provocó cambios en el mercado laboral con la invención de artefactos que sustituyeron algunas de las labores humanas. Por ejemplo, el trabajo manual fue reemplazado por una máquina de vapor, dejando de lado la dependencia del esfuerzo humano. Por su parte, la Segunda Revolución Industrial permitió la producción en masa utilizando energía eléctrica. Gracias a esto, la maquinaria fue cada vez menos voluminosa y funcionó más rápidamente (Badri et al., 2018; Min et al., 2019). Los cambios provocados por estas dos revoluciones también transformaron los accidentes de trabajo y se empezó a evidenciar una mayor cantidad de enfermedades de origen laboral dadas las alteraciones en la forma de trabajar. De hecho, hacia finales del siglo XIX, la exposición a productos químicos (polvos minerales, fibras, metales tóxicos), agentes biológicos (como el bacilo causante del ántrax), infecciones microbianas y radiaciones ionizantes estaba bien documentada. Lo mismo ocurría con respecto a la exposición a peligros físicos derivados de la utilización de maquinaria peligrosa, así como frente a los principales accidentes que tenían lugar en industrias como la minería, la marina mercante y las fábricas pequeñas y atestadas donde se registraban incendios y explosiones (Organización Internacional del Trabajo, 2019b). Más adelante en el tiempo, la implementación de líneas de montaje motorizadas y el desarrollo de la electrónica permitió que la producción se volviera cada vez más automatizada y centrada en el rendimiento, dando origen a la Tercera Revolución Industrial. Con la automatización surgieron oportunidades para optimizar los procesos de fabricación y mejorar la productividad a través del diseño de maquinaria más flexible, ergonómica y segura (Mesi, 2016, citado por Badri et al.,2018). Esta época también incorporó elementos de seguridad en las herramientas, equipos y máquinas, mientras que el desarrollo de la seguridad y la salud en el trabajo empezaba a evidenciar la importancia de la protección de los trabajadores, incorporando en las empresas los sistemas de gestión. El World Economic Forum (2016) señaló que hoy se observa el comienzo de la Cuarta Revolución Industrial en la que resaltan avances en genética, inteligencia artificial, robótica, nanotecnología, impresión 3D y biotecnología, por nombrar solo algunas innovaciones que se están construyendo y amplificando entre sí. Estos elementos sentarán las bases para una revolución más completa y abarcadora que cualquier otra que hayamos visto. Los sistemas inteligentes (hogares, fábricas, granjas, redes o ciudades) ayudarán a abordar problemas que van desde la gestión de la cadena de suministro hasta el cambio climático. Figura 1. Evolución de las revoluciones industriales Se espera que los cambios demográficos y socioeconómicos tengan un impacto casi tan fuerte en los modelos comerciales y las estructuras organizativas como el cambio tecnológico. La aplicación de la tecnología ya ha generado cambios sobre cuándo y dónde se trabaja en prácticamente todas las industrias ya que los lugares de trabajo de la era industrial dan paso a las prácticas laborales de la era digital, incluido el trabajo a distancia, el trabajo flexible y el trabajo a pedido (World Economic Forum, 2016). Se trata de una oportunidad de cambio y de repensar las dinámicas laborales. No en vano, la Organización Internacional del Trabajo (2019a) ha invitado a aprovechar el contexto actual para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial y mucho más. Finalmente, es importante considerar la velocidad de los cambios y la rapidez con la que, cada vez más, logramos integrarlos en nuestra vida cotidiana. De hecho, hay que considerar que, en promedio, las transformaciones entre la primera, la segunda y la tercera revolución industrial tardaron en ocurrir más de 90 años. Sin embargo, hoy, en medio de la cuarta revolución, las alteraciones apenas han tardado 52 años. Esto impulsaría, incluso, una quinta revolución industrial, que podría no dar el tiempo suficiente para identificar y analizar los efectos y consecuencias de los cambios sobre la seguridad y la salud de los trabajadores. Retos y oportunidades de la industria 4.0 El Banco Interamericano de Desarrollo (Basco et al., 2018) realizó una caracterización de la industria 4.0, encontrando los siguientes aspectos como los más relevantes de esta revolución industrial y sobre los cuales se pueden centrar los principales retos y oportunidades: La revolución 4.0 genera una amalgama ciberfísica que todo lo conecta en tiempo real: máquina-máquina, máquina-producto, producto-personas. Las empresas se integran en redes y colaboran con otros actores del ecosistema estableciendo modelos predictivos a merced de altos niveles de automatización, digitalización y conectividad. La reinvención de la geografía productiva global tiene efectos aún inciertos sobre el comercio

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Seguridad de procesos y accidentes mayores: revisión histórica, contexto colombiano y nueva normatividad

Por Johan Andrés García Meneses / Ingeniero Químico / Magíster en Ingeniería Química / Líder Técnico / Gerencia Técnica CCS. A lo largo de la historia, el ser humano ha desarrollado un instinto primitivo por mantenerse a salvo y protegerse a sí mismo. Tal instinto cobró relevancia y estuvo muy presente desde el siglo XIX, durante la revolución industrial, donde se desarrollaron procesos químicos más complejos que representaban amenazas y actividades peligrosas (Mannan, Chowdhury, & Reyes-Valdez, 2012). De hecho, se tiene registro que la seguridad de procesos nace a principios del siglo XIX con E.I. du Pont en Brandywine River (Delaware, Estados Unidos) en su fábrica de explosivos gracias a su preocupación de “entender los peligros con los que vivimos” (Klein, 2009). A pesar de que la idea de seguridad de procesos está presente desde hace más de 200 años, su desarrollo e implementación no ha sido constante y se ha visto afectada por la ocurrencia de accidentes. Con el objetivo de entender realmente el crecimiento de la seguridad de procesos, Mannan et al. (2012) plantea la división de los incidentes y las iniciativas ocurridas en tres espacios temporales: el primero de ellos, comprendido entre 1930 y 1970; el segundo, entre 1970 y 2000; y el último período comprendido entre el 2000 y el presente. El primer período estuvo enfocado en establecer regulaciones. Besserman y Mentzer (2017) presentan un estudio sobre las regulaciones de la seguridad de procesos a nivel global, resaltando en este primer periodo leyes aprobadas en Estados Unidos como la Ley Walsh-Healey para contratos públicos (1936), la Ley de seguridad de minas de carbón (1952), la Ley de seguridad para metales y no metales (1966) , la Ley de construcción de seguridad (1969) y la Ley de salud de minas de carbón y seguridad (1969). El segundo período estuvo caracterizado por la ocurrencia de algunos de los accidentes más impactantes y trágicos (ver tabla 1). Repasando algunos de los más conocidos y cuyas consecuencias han sido significativas no solo en el impacto a las personas y al medio ambiente, sino que han marcado un punto de inflexión para nueva legislación y generación de conocimiento como se podrá observar a continuación: El primero de junio de 1974, en Flixborough, Inglaterra, en una planta de producción de caprolactama una línea baipás presentó una ruptura resultando en la fuga de casi 40 toneladas de ciclohexano que causó una enorme nube de vapor explosiva.  Este trágico desastre dejó 28 personas fallecidas. No obstante, existió la posibilidad de que se hubieran presentado más de 500 fatalidades si el desastre hubiera ocurrido en un día de trabajo normal, pero ocurrió un fin de semana. Además, el radio de afectación fue de seis millas alrededor de la planta. Esta explosión significó un punto de partida para el avance de la seguridad de procesos en Reino Unido (Mannan, Chowdhury, & Reyes-Valdez, 2012) El 19 de noviembre de 1984, en una instalación de GLP (Gas Licuado del Petróleo) en San Juan Ixhuatepec (zona metropolitana de Ciudad de México), una falla en una válvula de seguridad de un tanque de almacenamiento de GLP causó una sobrepresión dentro del mismo, rompiendo una tubería. Esto condujo a una fuga seguida de violentas explosiones. Aproximadamente 500 personas murieron y más de 700 resultaron heridas. Este accidente representa la larga lista de explosiones BLEVE (acrónimo inglés de «boiling liquid expanding vapour explosion» que traduce explosión de vapores que se expanden al hervir el líquido). Ciudad de México claramente demostró el riesgo de las BLEVE en instalaciones y las lecciones aprendidas de este evento en particular, han impactado significativamente los estándares de diseño y operación (Mannan, Chowdhury, & Reyes-Valdez, 2012). Hasta el 6 de julio de 1988, Piper Alpha, un campo petrolero que se encontraba a unas 120 millas al noreste de Aberdeen, en Escocia, había estado 12 años en servicio y su principal trabajo era procesar petróleo. Esa noche, una serie de cuatro explosiones a causa de una fuga de gas de alta presión dejó un total de 167 muertos (incluyendo dos rescatistas) y la plataforma totalmente destruida (CCPS, 2012). En la madrugada del 3 de diciembre de 1984 en Bhopal, obreros de Union Carbide India Limited UCIL se encontraban realizando un procedimiento de rutina para la limpieza de la planta —más exactamente lavando con agua una tubería—sin tener en cuenta las medidas de seguridad necesarias. De hecho, olvidaron cerrar los tubos para impedir que el agua ingresara a las cisternas. Debido a la presión, partículas de cloruro de sodio fueron arrastradas de los tubos, las cuales, junto con el agua y el Isocianato de Metilo (MIC) reaccionaron generando mucho calor. Con ello aumentó considerablemente la presión dentro de la cisterna E-610 con más de 42 toneladas de MIC, rompiendo las válvulas y produciendo una fuga inevitable. En poco tiempo una nube cubrió el cielo de la planta y el viento la dirigió hacia zonas residenciales de Bhopal. Este gas se descompuso en fosgeno y cianuro, altamente tóxico para los seres vivos (Castrillón, 2015). Tres días después de la tragedia, el panorama era desolador. De acuerdo con Amnistía Internacional, se calculó que entre 7 mil y 10 mil personas murieron en este lapso y otras 570 mil quedaron expuestas a enfermedades crónicas y graves problemas de salud (Chemical Safety and Hazard Investigation Board). El 24 de marzo 1989, el Exxon Valdez encalló en el arrecife Bligh en Prince William Sound. Llevaba 1,2 millones de barriles de petróleo con destino a Washington. Con el accidente se derramaron 257 mil barriles de petróleo, de los que se recuperaron 17.000. Alrededor de 250.000 aves, 2.800 nutrias, 300 focas, 250 águilas calvas, 22 ballenas y millones de salmones murieron a causa del derrame (Ramos, 2004). En este segundo período, las industrias y muchos gobiernos alrededor del mundo fueron forzados a replantear las tecnologías y los sistemas de mantenimiento desde una perspectiva de seguridad de procesos. La explosión de Flixborough motivó la iniciativa del ACMH (Advisory Committe on Major Hazards); además, introdujo la evaluación de

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La revolución tecnológica de la sostenibilidad: oportunidades y desafíos

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Las nuevas tecnologías están adquiriendo un rol esencial en la sostenibilidad. Según la ONU (2017) la tecnología se convierte, cada vez más, en una aliada imprescindible de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ya que tiene el potencial de acelerar su cumplimiento, interconectar actores y reducir el coste de los procesos y acciones que se requieren para alcanzar las metas trazadas en la Agenda 2030. Para la muestra, el estudio #SMARTer2030 desarrollado por el Global e-Sustainability Initiative (GeSI, 2015) estimó que, al implementar soluciones digitales en distintos sectores de la economía, el total de emisiones globales de dióxido de carbono equivalente (CO2e) podría reducirse en 12 gigatoneladas (Gt) para 2030, por cuenta del uso de tecnologías limpias en los procesos de producción, la incorporación de energías alternativas renovables y biocombustibles, el aprovechamiento más eficiente de recursos, las transformaciones en la logística apoyadas por la digitalización y la virtualización, así como el desarrollo de cadenas de suministro circulares donde la inteligencia artificial y el internet de las cosas adquieren un rol central. Las posibilidades son enormes. Por mencionar algunos ejemplos, el Global Compact (2017) sostiene que tecnologías como el big data y el cloud computing permiten la recolección, el procesamiento y análisis de datos en tiempo real, lo cual facilita la toma de decisiones estratégicas en las organizaciones, así como la medición y el monitoreo permanente del desempeño económico, social y ambiental. En el sector agropecuario, los avances en la agricultura de precisión, el uso de drones y sensores, los sistemas de riego eficiente, el desarrollo de semillas resistentes a la variabilidad climática, la incorporación de maquinaria agrícola inteligente y la implementación de softwares que permiten mapear los cambios actuales y futuros en las precipitaciones, la temperatura, el rendimiento de los cultivos y la salud de las plantas, están ayudando a incrementar el rendimiento y la productividad de los cultivos. En este sentido, las buenas prácticas agrícolas soportadas en la tecnología están aportando a la eficiencia en el consumo de recursos naturales y agentes químicos (Cepal, 2021). De otro lado, el desarrollo de aplicaciones digitales que eliminan intermediarios y conectan a productores con consumidores son una tendencia en aumento que favorece, especialmente, a los pequeños productores. Incluso, de acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial (2020) titulado Harvesting Prosperity: technology and productivity growth in agriculture (Cómo cosechar prosperidad: mayor tecnología y productividad en la agricultura), los agricultores de los países en desarrollo deberán aumentar de forma drástica la innovación agrícola y el uso de la tecnología para satisfacer la creciente demanda de alimentos y hacer frente a los efectos adversos del cambio climático. En el tratamiento de aguas residuales, tanto en el sector industrial como en el de servicios públicos, se registran avances en el uso de tecnologías de ósmosis inversa, microfiltración y ultrafiltración; adopción de nanotecnología y desarrollo de biorreactores de membrana (MBR) entra otras innovaciones cuyo auge es cada vez más común en la gestión de vertimientos. De hecho, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) las posibilidades que brinda la cuarta revolución industrial también convergen en el desarrollo de infraestructuras más eficientes de provisión de agua potable. En su reporte Uso de tecnologías de la 4RI en agua y saneamiento en América Latina y el Caribe (2020), el organismo analiza diversos estudios de caso en las que start-ups, empresas y organizaciones de la sociedad civil están utilizando la Inteligencia Artificial, el internet de las cosas, el big data, el blockchain, la realidad virtual y aumentada, así como drones y sensores remotos para analizar flujos hídricos en tiempo real, detectar fugas y desperdicios, clausurar automáticamente sistemas cuando se detectan anomalías, desarrollar medidores inteligentes, monitorear lluvias y sequías, entre otros usos. En esta misma línea, algunas industrias están invirtiendo en automatización, robótica e inteligencia artificial no solo para optimizar la eficiencia de sus procesos y reducir el consumo de recursos y materias primas, sino también para clasificar residuos sólidos, extraer los materiales reciclables de manera más eficiente y reincorporarlos en el ciclo productivo mediante técnicas de separación de compuestos. A su vez, se busca aprovechar los residuos orgánicos en la obtención de nuevas fuentes de energía mediante biodigestores de vanguardia. En el sector manufacturero y alimenticio, algunas innovaciones tecnológicas le apuntan al ecodiseño y a la elaboración de envases y embalajes a partir de plástico reciclado y fibras vegetales, biopolímeros y nanomateriales que adquieren características biodegradables, reciclables e incluso compostables. En cuanto al sector transporte, la movilidad sostenible es uno de los principales retos que encaran las ciudades y en esa perspectiva las tecnologías de vanguardia están jugando un papel fundamental. Aquí destaca el desarrollo de vehículos con motores eléctricos e híbridos, la construcción de electrocorredores, así como la creación de aplicaciones digitales que favorecen el uso compartido del carro, el alquiler de bicicletas y monopatines eléctricos, la planeación eficiente de rutas para disminuir tiempos y ahorrar combustible y el uso eficiente del transporte público. Los impactos de estas transformaciones no son despreciables: según el informe Movilidad eléctrica:oportunidades para Latinoamérica (2019) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el despliegue de la movilidad eléctrica en América Latina significaría una disminución aproximada de 1,4 gigatoneladas de CO2 y un ahorro en combustibles cercano a 85.000 millones de dólares para el período 2016-2050. En el ámbito de la construcción, la energía solar y eólica se utiliza cada vez más en las edificaciones sostenibles. Sin embargo, también se están incorporando soluciones tecnológicas centradas en un uso más eficiente del recurso hídrico, la recolección y uso de aguas lluvia y la reutilización de aguas grises, la construcción de jardines verticales y techos verdes que liberan oxígeno y capturan CO2 y el uso de materiales inteligentes que, incluso, tienen la propiedad de autorrepararse, así como de cementos y aceros fabricados medianteprocesos más amigables con el medio ambiente. En este sentido,

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