Gestión de los riesgos

Importancia de los drones en la gestión del riesgo de desastres en Colombia

Por José Ramón Carrero Guayazán / Ingeniero de Sistemas / Piloto profesional de drones / Team Leader Grupos Especiales de Búsqueda y Rescate y Equipos de Pilotos Profesionales de UAS/RPAS / Consultor en Tecnología UAS/RPAS – GdRD y Seguridad / 30 años de experiencia en Atención de Emergencias y Desastres en el sector público y privado en varios países. Cómo citar este artículo:Carrero, J. 2021Importancia de los drones en la gestión del riesgo de desastres en Colombia. Revista Protección & Seguridad No. 400 pág. 38 – 46. Consejo Colombiano de Seguridad. https://ccs.org.co/portfolio/importancia-de-los-drones-en-la-gestion-del-riesgo-de-desastres-en-colombia/ Al igual que las computadoras, la programación lineal o los sistemas de transporte, los drones también evolucionaron para fortalecer, inicialmente, la respuesta de los Estados en sus confrontaciones militares. No obstante, hoy vemos cómo estos equipos y sistemas que, en un principio eran usados secretamente, cada vez más se incorporan en la industria 4.0 y están al alcance de cualquier persona. La palabra UAS (Sistemas de Aeronaves no Tripuladas, por sus siglas en inglés) incluye las expresiones UAV, RPA, RPAS, VANT, DRON o DRONE, independientemente de su sistema de propulsión, y son términos usados para identificar comúnmente las aeronaves piloteadas a distancia que conocemos como drones. Fue hacia el año 2006 cuando la Federal Aviation Administration (FAA) otorgó los primeros permisos comerciales para que drones no militares pudieran ser utilizados a nivel empresarial o profesional en diversas industrias. Desde entonces, las solicitudes se incrementaron exponencialmente e hicieron que, en 2012, el Congreso de los Estados Unidos aprobara la ley de reautorización de la FAA que entró en vigor en 2015 y que permitió abrir el espacio aéreo a estas aeronaves no tripuladas. De esta forma, inició su comercialización en ese país, un hecho que ha catapultado la utilización de los drones en muchos campos, incluyendo el recreativo, sobre el cual hoy los fabricantes tienen puesta la mira a nivel comercial. Por su parte, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha proporcionado el marco normativo general para que las autoridades de aviación civil en cada país generen las reglamentaciones del caso y puedan garantizar la operación segura de los UAS como nuevo componente del sistema aeronáutico mundial. Los drones y la gestión del riesgo de desastres en Colombia A nivel local, en Colombia, la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil (UAEAC), profirió la Resolución 04201 de 2018 la cual incorpora las disposiciones sobre operaciones con los UAS en el país, estableciendo definiciones, su ámbito de aplicación y restricciones, entre otras. De esta reglamentación están exentas las operaciones con equipos de menos de 250 gramos, las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y los organismos de socorro por su naturaleza y reglamentación propia. No obstante, en cualquier caso, se recomienda que todo piloto o explotador se registre, según su clase, ante la UAEAC. La regulación actual clasifica las operaciones con UAS de acuerdo con el riesgo operacional, definiendo tres tipos: Figura 1. Clasificación de las operaciones con UAS (Colombia) Figura 2. Recuento de registros en UAEAC de Colombia por marca y clase Al 30 de septiembre de 2021, en la plataforma de la UAEAC y según su reporte público, se encontraban registrados 987 explotadores o empresas, 2.108 operadores, 1.800 equipos o aeronaves y 10 proyectos experimentales. Como dato relevante, es preciso destacar que en el país la Aeronáutica Civil autoriza operaciones a 500 metros de altura con piloto en línea de vista y a 750 metros con otras tecnologías o con observador. Adicionalmente, toda operación que requiera permiso de la UAEAC deberá tramitarlo con 15 días de anticipación al vuelo y deberá contar con una póliza de responsabilidad civil. De otro lado, el uso de los drones en procesos de gestión del riesgo de desastres tales como conocimiento, reducción y manejo2 está favoreciendo la intervención de los organismos operativos encargados de la respuesta, así como de las entidades que participan en los Consejos de Gestión del Riesgo y que antes dependían del apoyo de aeronaves tripuladas en casos especiales de observación aérea. Los servicios que ofrecen los drones y su bajo costo de operación, en comparación con las aeronaves tripuladas, los convierten, sin duda alguna, en la herramienta tecnológica que se incorpora para facilitar las actividades relacionadas con la prevención y atención de emergencias. De esta manera, se viene adelantando la incorporación a sus fuselajes de dispositivos técnicos que permiten localizar personas y observar puntos críticos de riesgo. A esto se le suma la capacidad de transmisión en tiempo real y la grabación mediante cámaras de filmación, térmicas o multiespectrales, sensores y otros accesorios especializados que proporcionan información crucial para la toma de decisiones. Asumiendo los drones como tecnología innovadora, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-20303 sintetiza, dentro de sus prioridades de acción, que la innovación impulsada por la inversión pública y privada es esencial para aumentar la resiliencia de los países y del medio ambiente. En tal sentido, resulta fundamental para salvar vidas, prevenir y reducir las pérdidas y asegurar la recuperación y la rehabilitación efectivas. Por lo tanto, para Colombia, al ser país firmante, se convierte en una premisa de gobierno por lo que debe apoyar el uso de los UAS en forma responsable y coordinada con todos los actores. Figura 3. Uso de los drones en los procesos de Gestión del Riesgo de Desastres en Colombia El dron es una herramienta que se viene utilizando en los procesos que hacen parte de la Gestión del Riesgo de Desastres. En el proceso de Conocimiento del Riesgo, los sobrevuelos realizados con estas aeronaves capturan imágenes de video y fotografía que permiten hacer análisis de las amenazas presentes en un determinado territorio, con el fin de identificar y caracterizar escenarios potencialmentepeligrosos, ejercer observación permanente de los puntos identificados y monitorear su comportamiento. La información capturada mediante este tipo de dispositivos sirve de insumo para diseñar estrategias de intervención y emitir una comunicación a los servicios de emergencia y a la comunidad en caso de que el riesgo llegue a materializarse. De igual manera, en

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Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes: ‘gadgets’ del trabajador 4.0

Por Lizeth Viviana Salamanca Galvis / Comunicadora social con énfasis en periodismo / Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad / Líder de comunicaciones del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Cómo citar este artículo:Salamanca, L. ( 2024). Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes: ‘gadgets’ del trabajador 4.0. Protección & Seguridad No. 400 (Noviembre – Diciembre – 2021), pág. 35- 39. https://ccs.org.co/portfolio/elementos-de-proteccion-personal-epp-inteligentes-gadgets-del-trabajador-4-0/ Las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) están revolucionando el entorno laboral y el campo de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) no ha sido ajeno a las transformaciones asociadas. En años recientes, los desarrollos en Inteligencia Artificial (AI), internet de las cosas (IoT), realidad virtual y aumentada, cloud computing y big data, entre otros, se han ido insertando en esta área con el propósito de aportar a una gestión más efectiva, controlada y oportuna de los riesgos laborales. En este sentido, aparecen los Elementos de Protección Personal (EPP) inteligentes cuya fabricación, diseño y funcionalidad incorpora innovaciones tecnológicas en materiales, componentes electrónicos portátiles y aplicaciones digitales que intentan mejorar la seguridad de los trabajadores al permitir que, tanto ellos, como los responsables del área de SST, logren monitorear parámetros del entorno, identificar riesgos y peligros reales o potenciales, realizar seguimiento al estado de salud del usuario y su ubicación en el espacio de trabajo, enviar advertencias e instrucciones y proporcionar información útil para que este tome decisiones informadas. Pese a las bondades que auguran estas nuevas tecnologías en los EPP y lo prometedoras que parecen, también se advierte que conllevarán cambios significativos en las dinámicas de trabajo, los comportamientos y las expectativas. Su desarrollo y adopción no solo implica abordar una serie de cuestiones conceptuales y tecnológicas relacionadas con asegurar su funcionalidad, implementación práctica, confiabilidad, seguridad, eficiencia y reducción de costos operativos, etc., sino que también requiere tener en cuenta su impacto potencial en los usuarios objetivo y las personas indirectamente expuestas a la influencia de estas tecnologías. Por lo tanto, la literatura alrededor del tema sugiere que podrían dar lugar a la aparición de nuevos peligros tanto físicos como psicosociales (CAO, 2013; Podgórski, et. al, 2016; Thierbach, 2020). Lo anterior, debido a que la explotación de estas tecnologías en el campo de la SST se considera “un fenómeno relativamente nuevo, por lo que aún se requieren más actividades de investigación e innovación para perfeccionar y fortalecer su potencial de aplicación práctica, garantizar la aceptabilidad de los usuarios y lograr el cumplimiento de los requisitos sociales y éticos” (Podgórski, et. al, 2016). A esto se añade, el requerimiento de normatividad, estándares y certificaciones que avalen estas innovaciones y garanticen que los ‘smart EPP’ realmente conduzcan a un mayor nivel de protección y seguridad para sus usuarios con altos índices de fiabilidad. Por ello, algunos investigadores y especialistas en el tema aconsejan ver este campo con cierto grado de cautela. En este sentido, un reporte elaborado por Thierbach (2020) comisionado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EUOSHA, por sus siglas en inglés) advierte que, para garantizar que los EPP inteligentes realmente conduzcan a un mayor nivel de protección, todaslas partes involucradas (desarrolladores, fabricantes, usuarios, autoridades competentes y grupos de estandarización) deben trabajar conjunta y colaborativamente para asegurarse de que el producto en sí no represente un peligro para el usuario y, para ello, se deben formular requisitos y procedimientos de prueba. El mismo organismo señala algunas limitaciones y desafíos que deben considerarse: Habiendo expuesto las anteriores consideraciones, en esta edición especial, Protección & Seguridad presenta algunas innovaciones tecnológicas recopiladas a través de una revisión de los últimos avances desarrollados por fabricantes de EPP y grupos de investigación en distintos países, así como alternativas presentadas en las más recientes ediciones de A+A, la principal feria internacional de seguridad, protección y salud en el trabajo. Algunas de estas soluciones son prototipos y otros están elaborados con base en normas técnicas. Por lo tanto, vale la pena resaltar que el propósito de este artículo no es otro que evidenciar las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen en el campo de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (SST) sin que desde el Consejo Colombiano de Seguridad se esté avalando alguna de las innovaciones presentadas a continuación. Cascos inteligentes Elementos de protección visual (gafas de seguridad, gafas panorámicas y pantallas visuales) Gafas de relidad virtual y aumentada Mascarillas y respiradores Aplicaaciones móviles Tecnología textil Exoesqueletos Guantes Calzado Bibliografía y referencias Artículo técnico tomado de la Revista del Consejo Colombiano de Seguridad, Protección & Seguridad No. 400 Noviembre – Diciembre – 2021

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Agentes carcinógenos de tipo biológico, peligros presentes en el Trabajo

Por: Leidy Liceth Pérez Claros / Enfermera / Especialista en Salud ocupacional / Magister en Salud y Seguridad en el Trabajo / Líder técnica del CCS / Bogotá, Colombia / Agosto de 2020. Introducción El cáncer es una causa de morbilidad y mortalidad de impacto a nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el último informe publicado este año: World Cancer Report (OMS, 2020) estableció que una de cada seis personas muere al año por esta causa y este comportamiento se encuentra en ascenso. Por su parte para el año 2018, 18,1 millones de personas de todo el mundo presentaron cáncer y 9,6 millones murieron por esta enfermedad, estimando la OMS que para el 2040 la carga se duplicará a unos 29-37 millones de nuevos casos. Esta enfermedad corresponde a un proceso fisiopatológico en el cual las células presentan un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados cuya etiología es multicausal; específicamente, cuando se hace referencia a cáncer ocupacional, concierne al desarrollo de esta patología contraída como resultado de la exposición a agentes con capacidad de inducir carcinogénesis en el ser humano, presentes en las actividades inherentes a la labor o en el medio en que se desarrolla. Tal como sucede con la mayoría de las enfermedades laborales, el cáncer se desarrolla en un tiempo prologado supeditado al tiempo de exposición y a las características individuales propias de cada trabajador, por lo que la determinación del origen laboral se dificulta, incluso cuando no se tiene una trazabilidad de la exposición a los agentes carcinógenos en la historia laboral del trabajador, o cuando por desconocimiento de los profesionales de la salud no se contemplan los aspectos laborales dentro de la evaluación de los factores de riesgo de las personas que se diagnostican con esta enfermedad. En Colombia, mediante el Decreto 1477 de 2014 (modificado por el Decreto 676 de 2020) se establece la Tabla de Enfermedades Laborales expedida por el Ministerio del Trabajo, en la cual se han incluido algunos tipos de cáncer, sin embargo, no corresponden al grupo de enfermedades directas, es decir que para determinarse de origen laboral se debe demostrar relación causal de índole ocupacional. Los peligros que se han relacionado con estos tipos de cáncer son físicos (radiación ionizante y ultravioleta) y químicos, no obstante, aunque no se encuentren incluidos, los peligros biológicos son de gran importancia puesto que algunos agentes tienen la capacidad de desarrollar cáncer de forma directa (alterando la dinámica celular normal) e indirecta (afectando el sistema inmunológico o generando procesos de inflamación crónica). Agentes cancerígenos de tipo biológico La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer – IARC (por sus siglas en inglés: International Agency for Research on Cancer) como organismo de la OMS especializado en las investigaciones oncológicas, ha establecido 4 grupos de clasificación para cancerígenos (Grupo 1: el agente es carcinógeno para los humanos, Grupo 2A: el agente es probablemente carcinógeno para los sereshumanos, Grupo 2B: el agente es posiblemente carcinógeno para los seres humanos, Grupo 3: el agente no es clasificable en cuanto a su carcinogenicidad en seres humanos), concretamente dentro del grupo 1 a la fecha la IARC ha relacionado 11 agentes biológicos que se han comprobado como cancerígenos para los seres humanos, distribuidos de la siguiente manera: 1 bacteria, 7 virus y 3 parásitos, los cuales se enlistan en la tabla 1 y se relacionan con el tipo de cáncer que se ha asociado a cada uno. Es importante aclarar que esta clasificación no está relacionada con el ámbito laboral. Tabla 1. Agente cancerígeno de tipo biológico clasificado en el grupo 1 por la IARC. Exposición ocupacional a agentes cancerígenos de tipo biológico Dentro de los 11 agentes clasificados como cancerígenos para el ser humano en el grupo 1 de la IARC (Tabla 1), se encontró principalmente el reporte de 4 de estos agentes como peligros en lugares de trabajo, en los que se presenta la fuente y el mecanismo de transmisión ocupacional. En primera medida se destaca la bacteria incluida, la cual corresponde al bacilo Helicobacter pylori (H. pylori) que ha sido estudiado por la IARC desde 1994 y determinado como agente cancerígeno, dentro de los tipos de cáncer asociados en adultos se encuentra, el cáncer de estómago, linfoma MALT gástrico (tejido linfoide asociado a mucosas, MALT por sus siglas en inglés), esófago y otros tipos de cáncer menos frecuentes de: hígado, colon y recto, páncreas, pulmón, cabeza y cuello. La IARC plantea que existen varias líneas de evidencia que apuntan a que la carcinogénesis gástrica está asociada a la inflamación gástrica crónica y el estrés oxidativo resultante de la H. pylori, puesto que produce un recambio celular alterado acompañado por cambios en la expresión génica, metilación y mutación (OMS, 2020). El mecanismo de transmisión de este agente es de persona a persona y en el ámbito laboral se establece que es un peligro biológico que puede encontrarse en aquellos trabajos en los que hay contacto estrecho entre trabajadores con pacientes portadores de la H. pylori. A continuación, se exponen algunas publicaciones que muestran esta relación: Durante el 2018 se realizó una revisión de la literatura científica (Ofori et al. 2018) con el objetivo de identificar los peligros laborales para gastroenterólogos, dentro de los principales hallazgos relacionados con el agente causal H. pylori, los autores afirman haber encontrado varios artículos que exponían un alto riesgo de transmisión de la bacteria entre el personal del área de endoscopia, así mismo señalan que mediante un estudio de casos y controles con 122 gastroendoscopistas y enfermeras del área de endoscopía, se determinó que la infección por H. pylori fue más común en el personal del área de endoscopía que en la población general por lo que los investigadores concluyeron que este agente causal debería considerarse un riesgo ocupacional (Peters, 2011). Así mismo, en otro estudio, se informó que la incidencia de infección por H. pylori fue aproximadamente del 2,6% por año entre los endoscopistas y que en comparación con los casos control (no médicos), los endoscopistas tenían

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Los indicadores de desempeño en la industria desde la perspectiva de seguridad de procesos: diferencias, usos y lecciones aprendidas

Por María Camila Suárez Paba / Ingeniera Química / Magíster en Ingeniería Química / Doctora en Ingeniería – Universidad de Kioto (Japón) / Conocimiento y experiencia en desastres naturales que desencadenan accidentes industriales (Natech), medidas de prevención y mitigación para mejorar la capacidad de recuperación territorial a los riesgos Natech, seguridad de procesos y análisis cuantitativos de riesgos / Bogotá, Colombia / 2020. ¿Qué son los indicadores de desempeño? Es claro para los propietarios o administradores de instalaciones peligrosas, que deben conocer los riesgos existentes en estas. Esto se logra a través de una cultura de seguridad conocida y aceptada en toda la empresa y a través de la implementación de un sistema de gestión de la seguridad, que se revise y actualice periódicamente. Lo anterior permite que las instalaciones industriales estén preparadas ante cualquier accidente que pueda ocurrir. Sin embargo, para lograr tal estado, es importante que las organizaciones se apoyen en indicadores de desempeño de seguridad de procesos que, si se monitorean, pueden usarse para limitar o prevenir incidentes relacionados con el proceso (OECD, 2008). Es así como en la industria de procesos, los programas de mejora continua utilizan indicadores para medir el desempeño actual y futuro de sus procesos. Esto les permite obtener una mirada de las buenas prácticas y las oportunidades de mejora, lo que repercute en una mejora continua de la seguridad de sus operaciones (CCPS, 2011). Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que los indicadores de desempeño son herramientas utilizadas para monitorear el cumplimiento de los objetivos de un sistema, proporcionando información sobre los niveles de seguridad. Estos indicadores pueden tener diversos enfoques, ser abordados desde una perspectiva de la salud y seguridad en el trabajo o desde una perspectiva de seguridad de procesos, los cuales no necesariamente tienen una relación directa. A su vez, pueden tener un carácter retrospectivo o prospectivo. A pesar de las diversas alternativas existentes para plantear indicadores de desempeño, aún no se ha establecido una fórmula genérica que pueda ser adaptada a cualquier tipo de industria. Por lo tanto, la implementación de este tipo de indicadores depende de las características y particularidades de cada instalación industrial, sus procesos, sistemas de seguridad y cultura de seguridad de procesos, entre muchas otras variables. Es así que, tal como lo afirman Swuste y colaboradores, aún no se ha identificado la «solución milagrosa» en este sentido (Swuste et al., 2016). Debido precisamente a las múltiples alternativas, existen también diversas definiciones que abordan desde diferentes aristas los indicadores de desempeño. La Tabla 1 muestra un paralelo sobre algunas de las definiciones de los indicadores de seguridad de procesos, propuestas por diferentes autores, tanto desde una óptica de la literatura científica como desde la literatura profesional. Esto sugiere que aún no existe un consenso en la definición, pero si se observa detenidamente, el enfoque abordado es el mismo; esto es, evaluar la efectividad con que un sistema controla sus riesgos, mediante el cumplimiento de objetivos previamente establecidos que contemplan aspectos organizacionales, del proceso y de la infraestructura. Tabla 1. Definiciones de diversos autores sobre indicadores de seguridad de procesos. Adaptado de (Swuste et al., 2016) En la práctica, la gestión del desempeño se hace evidente en la selección de indicadores representativos que reflejen de forma realista el estado del entorno laboral y los procesos productivos. Por lo tanto, se utilizan para determinar qué tan alejado o cercano está el sistema de la situación óptima, de acuerdo con los estándares y objetivos definidos por el gerente de seguridad de procesos y su equipo. Pero la pregunta que surge entonces es ¿qué debe considerar una adecuada gestión del desempeño?, ¿indicadores retrospectivos, prospectivos o una combinación de ambos? ¿Indicadores retrospectivos, prospectivos o una combinación de ambos? Los indicadores retrospectivos son precursores de incidentes de pérdida de contención, mientras que los indicadores prospectivos miden la calidad del sistema de gestión (Knegtering and Pasman, 2009; Zwetsloot, 2009). Otras definiciones establecen que los primeros se refieren a “medidas de la ocurrencia y frecuencia de eventos que ocurrieron en el pasado, como el número de lesiones, enfermedades y muertes” (OSHA, 2019). Los segundos, por su parte, se refieren a “medidas proactivas, preventivas y predictivas que brindan información sobre el desempeño efectivo de sus actividades de seguridad y salud; es decir, que miden los eventos que conducen a lesiones, enfermedades y otros incidentes y revelan problemas potenciales en su programa de seguridad y salud (OSHA, 2019)”. Nótese, sin embargo, la distinción entre las dos aproximaciones: por una parte, la primera definición hace referencia a la seguridad de procesos y por otra, la segunda definición tiene un enfoque en seguridad industrial, es decir, la seguridad al trabajador. Esto denota que existen dos dimensiones de los indicadores de seguridad, a saber: seguridad personal versus indicadores de seguridad del proceso. La distinción entre indicadores de seguridad personal y de procesos es relativamente clara, pero a la hora de hacer esta distinción entre los indicadores prospectivos y los reactivos, las cosas se tornan algo confusas (Hopkins, 2009). Por lo anterior, resulta muy importante que esta diferencia esté claramente establecida cuando se trata de definir indicadores de desempeño. Lo anterior debido a que, de acuerdo con Hopkins, la seguridad industrial se enfoca en eventos de alta probabilidad, pero de baja consecuencia, como caídas o tropezones, mientras que la seguridad de procesos se concentra en eventos de baja probabilidad y alta consecuencia, como es el caso de incendios o explosiones (Hopkins, 2011). Lo anterior indica que el primero busca prevenir incidentes que puedan afectar a los trabajadores y el segundo prevenir un accidente mayor. Cabe mencionar que ambas aproximaciones no son mutuamente excluyentes y por el contrario son complementarias. Lo importante de la discusión es la relación causal entre las mediciones de desempeño proactivas (indicadores prospectivos) y las mediciones de resultados (indicadores retrospectivos). Esto es, las condiciones de seguridad modificables y los resultados no deseados. De acuerdo con Dyreborg (2009) un enfoque proactivo sugiere que desde una mirada de la seguridad de procesos se deban considerar

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Guía para la gestión del riesgo químico en lugares de trabajo Resumen Ejecutivo

Por: Diana Marcela Gil Bohórquez / Ingeniera Química / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Máster en MBA, Dirección y Administración de Empresas / Directora de Productos y Servicios en Mejora y Soluciones. Yady Cristina González / Ingeniera química / Especialista en Epidemiología / Contratista Componente de Seguridad Química Ministerio de Salud y Protección Social. Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / M.Sc. Salud Pública / PhD en Ingeniería (c) / Gerente Técnico del CCS. Hernán Darío Rentería / Médico cirujano / Especialista en Salud Ocupacional y en Toxicología Ocupacional / Gerente de DR HR LTDA. Introducción En el mundo se utilizan millones de sustancias químicas. En el Registro CAS (Chemical Abstract Service) se tienen identificadas más de 155 millones de sustancias desde principios de 1800. Este panorama hace necesario que la formulación de acciones preventivas para su manipulación deba ajustarse al tipo de sustancia y a las condiciones de su uso y producción. En este contexto, esta guía busca ser un instrumento utilizado en las empresas, por los responsables de seguridad y salud en el trabajo o por los académicos que quieren realizar la gestión del riesgo químico en áreas de trabajo con base en la identificación, análisis, evaluación y comunicación de peligros; permitiendo conocer elementos sobre seguridad, higiene industrial y salud laboral, entre otros aspectos. Antecedentes NormativosEl desarrollo normativo en Colombia en materia de sustancias contempla temas de prevención de Accidentes de Trabajo (AT) y Enfermedades Laborales (EL), higiene industria, seguridad industrial, prevención de accidentes mayores, emisiones contaminantes, gestión integral de residuos, pasivos ambientales, posconsumo, Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO), aire y salud, minería y salud, salud ambiental, seguridad en el uso de plaguicidas, seguridad en el uso de productos químicos en el hogar, seguridad en la producción y el uso de medicamentos, transporte de mercancías peligrosas, plaguicidas químicos de uso agrícola, fertilizantes, sustancias de control especial, entre otros. Adicionalmente, se cuenta con estándares técnicos nacionales e internacionales, tales como las Normas Técnicas Colombianas para el Transporte de Mercancías Peligrosas, las normas de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego – NFPA y las normas de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa, entre otras (Libro Naranja, Libro Púrpura, GRE 2016). Marco conceptualIncluye las definiciones de: riesgo (según el Decreto Único Reglamentario del Sector Trabajo y según el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos – SGA), producto químico (según el artículo 2° de la Ley 55 de 1993 y el SGA), producto químico peligroso (conforme con la aplicación de los criterios de clasificación de peligrosidad establecidos en el SGA), vías de ingreso y escenarios de exposición potencial. Identificación de peligros, evaluación y valoración del riesgo Sistemas de clasificación de peligros de las sustancias químicasSistema Globalmente ArmonizadoEl Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) es una iniciativa de las Naciones Unidas para estandarizar internacionalmente la clasificación química, el etiquetado y las Fichas de Datos de Seguridad (FDS) en el lugar de trabajo. En Colombia el SGA fue adoptado a través del Decreto 1496 de 2018. En relación con el SGA se desarrollan los siguientes aspectos Peligros de las sustancias químicas de acuerdo con el Sistema Globalmente Armonizado (SGA) Comunicación de peligros según SGA Etiquetado de las sustancias químicas Contiene información sobre los casos en los que se debe etiquetar o re etiquetar un producto, productos que no requieren etiquetado o re etiquetado que cumpla los requisitos del SGA, diseño de etiquetas, tamaño de la etiqueta, nombre de la sustancia, datos del proveedor, importador o fabricante, pictogramas, palabra de advertencia, indicación de peligro, consejos de prudencia, diseño de etiqueta según SGA, etiqueta de productos químicos trasvasados que no requieren cumplir con los requisitos del SGA, verificación del cumplimiento del etiquetado, recomendaciones para el etiquetado, mecanismos alternativos de etiquetado y etiquetado de productos de alta rotación y de envases pequeños. Fichas de Datos de Seguridad (FDS) de las sustancias químicas El proveedor de la sustancia química debe hacer entrega de la ficha de datos de seguridad de cada una de las sustancias químicas peligrosas, esta debe contar con todos los elementos definidos en el SGA y aquellos complementarios que estén definidos en la Ley 55 de 1993. La Ficha de Datos de Seguridad se compone de 16 secciones con información específica que puede clasificarse en los siguientes bloques: bloque a) Identificación de la sustancia y sus peligros. Este bloque se divide en 3 secciones: identificación del producto, identificación de peligros y composición/información sobre los componentes. Bloque b) Recomendaciones para situaciones de emergencia. Este bloque se divide en 3 secciones: primeros auxilios, medidas de lucha contra incendio y medidas que deben tomarse en caso de vertido accidental. Bloque c) Recomendaciones para el manejo de la sustancia. Este bloque se divide en 4 secciones: manipulación y almacenamiento, controles de exposición/protección personal, propiedades físicas y químicas, estabilidad y reactividad. Bloque d) Información toxicológica y eco toxicológica. Este bloque se divide en 3 secciones: información toxicológica, información eco-toxicológica, información relativa a la eliminación de los productos. Bloque e) Información complementaria. Contendrá aspectos relacionados con el transporte seguro de las sustancias químicas, la descripción de las normas reglamentarias existentes en el país que sean aplicables de manera específica a la sustancia y una sección denominada “otras informaciones”, que podrá contener las actualizaciones de la FDS, control de cambios, clasificación con otras metodologías y demás información que considere pertinente el responsable de la elaboración de la FDS. Frente a la verificación del cumplimiento de la FDS, la empresa deberá validar que contenga una mínima información y estructura que le permita evidenciar la calidad y coherencia de la información allí consignada. Existen otros aspectos que se pueden evaluar en las FDS, es el caso de la coherencia interna en aspectos como la información fisicoquímica y toxicológica con la clasificación de peligros, la definición de uso de EPP para la manipulación con mayores restricciones que para la atención de emergencias, etc. Es recomendable

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Manejo seguro de productos químicos en el hogar

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Ingeniero Ambiental y Sanitario / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / M.Sc. Salud Pública / PhD en Ingeniería (c) / Gerente Técnico del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS). Diana Marcela Gil Bohórquez / Ingeniera química / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Máster en MBA, Dirección y Administración de Empresas / Directora de Productos y Servicios en Mejora y Soluciones. Hernán Darío Rentería / Médico / Especialista en Salud Ocupacional y Toxicología ocupacional. Yady Cristina González Álvarez / Ingeniera química / Especialista en Epidemiología / Contratista Componente de Seguridad Química Ministerio de Saludy Protección Social. ¿Qué es un producto químico? Los productos químicos están definidos en Colombia, según el artículo 2° de la Ley 55 de 1993, como los elementos y compuestos químicos, y sus mezclas, ya sean naturales o sintéticos. Por su parte, el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) define una sustancia química como “un elemento químico y sus compuestos en estado natural u obtenidos mediante cualquier proceso de producción, incluidos los aditivos necesarios para conservar la estabilidad del producto y las impurezas que resulten del proceso utilizado, y excluidos los disolventes que puedan separarse sin afectar a la estabilidad de la sustancia ni modificar su composición”. ¿Qué es un producto químico peligroso? Se considera un producto químico peligroso a aquel que incluye características peligrosas para la salud, el ambiente y la infraestructura, conforme con la aplicación de los criterios de clasificación de peligrosidad establecidos en el SGA. Cabe señalar que Colombia a partir de 2018 adoptó el SGA y por lo tanto, una sustancia será considerada peligrosa siempre y cuando cumpla con al menos uno de los criterios de peligrosidad de este sistema, como se sintetiza en la ilustración. ¿Cuáles son las vías de ingreso de los productos químicos? Dentro de las vías de ingreso de las sustancias químicas al organismo se encuentra la vía respiratoria, cutánea y digestiva (Bernabé, Izcapa, Rivera, Arcos, & Bravo, 2014); la sustancia química deberá atravesar las membranas celulares para acceder al órgano donde se produce el efecto. Vía respiratoria Esta vía es la más común y por lo tanto la más importante, en especial para aquellos gases, vapores o sustancias sólidas o líquidas que poseen una presión de vapor alta o tienen mayor posibilidad de pasar al aire. Hay partículas que pueden ser retenidas a nivel de las vías respiratorias superiores y otras que pueden penetrar a través del sistema respiratorio. La sustancia química puede ingresar al cuerpo cuando la respiramos a través de la nariz o la boca. Cuando se huele una sustancia química, se está respirando. Pero ciertas sustancias químicas no tienen olor o la persona se acostumbra a él y deja de notarlo. El efecto está asociado al tamaño de la partícula, su estado físico y los peligros de la sustancia. Vía cutánea La piel es el órgano de mayor tamaño en el cuerpo humano y es una de las principales capas de protección del organismo para diversos agentes físicos, químicos y biológicos, y a su vez uno de los principales órganos expuestos a los productos químicos. Las sustancias que entran al organismo por vía dérmica deben atravesar una serie de capas que forman la piel hasta llegar a los capilares sanguíneos y poder ser absorbidos. Vía digestiva No es habitual que en el hogar se presente de manera directa la exposición a sustancias químicas por esta vía, por lo que comúnmente estas exposiciones están asociadas a accidentes derivados de inadecuadas condiciones de almacenamiento, uso y manejo de los productos químicos en el hogar. El efecto por esta vía puede estar asociado a peligros de corrosión o irritación directamente sobre el tracto digestivo o por los peligros asociados al metabolismo de las sustancias químicas. ¿Qué productos químicos se utilizan en el hogar? La mayoría de los productos que se encuentran en su hogar pueden contener sustancias químicas, por lo tanto, se debe ser cuidadoso al leer las etiquetas y en especial las advertencias, de tal forma que se puedan identificar fácilmente cuáles productos contienen sustancias químicas con características de peligrosidad. Entre los productos comúnmente utilizados en el hogar y que pueden contener sustancias químicas peligrosas, se incluyen: Desinfectantes para baños y cocinas, sanitizadores, blanqueadores. Productos de limpieza o mantenimiento del hogar, tales como: jabones, ceras, betunes, velas, limpiadores de desagües, limpiavidrios, desengrasantes, desmanchadores, pinturas, pegamentos, ambientadores, desinfectantes multiusos, ácido muriático (ácido clorhídrico), creolina, naftalina, varsol. Productos para automóviles almacenados en la casa, tales como anticongelantes o líquido para lavar parabrisas. Productos de belleza o para el cuidado de la salud, tales como medicamentos, alcohol antiséptico, cosméticos para el cabello y las uñas, cremas depilatorias, aditivos de tinturas para el cabello, lacas. Aerosoles y cebos para cucarachas. Insecticidas. Venenos para ratas y otros roedores. Productos para eliminar malezas. Productos para el cuidado de sus plantas y del jardín. Champú antipulgas o garrapatas, polvos y baños desinfectantes para mascotas. Productos químicos para piscinas. Combustibles como gasolina, ACPM. Juegos pirotécnicos y pólvora. ¿Cómo reconocer si las sustancias químicas utilizadas en el hogar son peligrosas? Una sustancia es clasificada como peligrosa si cumple alguno de los siguientes criterios: peligros físicos, refiriéndose a características de las sustancias que pueden generar daños sobre la infraestructura y los materiales; peligros a la salud, que se asocian a los efectos agudos o crónicos sobre la salud de las personas; y los peligros para el medio ambiente, que pueden afectar algún componente del medio natural, específicamente en el medio acuático o la capa de ozono. Revisa la etiqueta. Los productos químicos con características de peligrosidad deben tener los elementos de comunicación de peligros en la etiqueta.Uno de los elementos fundamentales para informar a los usuarios de sustancias químicas sobre los peligros de estas y las recomendaciones para su uso y manejo, son las etiquetas, que incluyen información para tomar medidas de precaución que eviten efectos indeseados sobre la salud y el ambiente, así como información de las medidas de actuación en caso de

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Ergonomía cognitiva con enfoque incluyente

Por: Andrea Catalina Beltrán Franco / Psicóloga / Especialista en Psicología Organizacional / Especialista en Salud y Seguridad en el Trabajo / Estudiante de maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo. En la actualidad, hablar de ergonomía desde una mirada simplista y reductiva, centrada únicamente por aspectos físicos, es poco aceptada por la comunidad científica, debido a que con el paso del tiempo este concepto también ha evolucionado, haciéndose complejo y abarcando diferentes áreas del conocimiento; por lo cual, ha requerido un abordaje más amplio como el propuesto por la teoría de los sistemas, que reconoce la importancia de la interrelación entre las diferentes partes de los sistemas con su entorno, del cual se retroalimentan constantemente. Desde este enfoque, y como aporte a las nuevas estrategias que sugieren en el estudio desarrollado por Dul, et.al. (2012) para fortalecer el abordaje y la aplicación de una ergonomía de alta calidad centrada, entre otras cosas, en una visión integradora del conocimiento, así como, en el rendimiento y el bienestar. Es relevante, que al estar en un momento del tiempo en el que prima lo tecnológico y, nuevamente, como ha sucedido en otros momentos de la historia, en el que podrían seguir reemplazándose trabajos que hasta ahora son desarrollados por personas, para ser asumidos por inteligencia artificial; surge la necesidad de fortalecer la educación a la población en estrategias de aprendizaje digital con ayuda de la ergonomía, y en especial, de la ergonomía cognitiva desde la cual se trabaje, a partir de una orientación incluyente, que facilite la adaptación de las personas a dichos cambios del entorno, reconociendo sus diferencias y/o características individuales, no solo a nivel físico sino también cognitivo. Como lo expresan en el libro de Cañas y Waerns (2001) “gran parte del trabajo en ergonomía cognitiva ha sido desarrollado en el nivel perceptual de la cognición” (p.20) así pues, los nuevos retos, propios de nuestra era de comunicación y tecnología conllevan a ocuparnos desde la psicología y la ergonomía cognitiva en estudios tales como: los procesos mentales implicados de acuerdo a edad, género, orientación, raza y demás variables sociodemográficas que inciden en la adaptación físico-mental de las prótesis en biomedicina, la educación a distancia, realidades virtuales, elementos de protección personal adaptados según el género, orientación y cultura, entre otros temas de interés; facilitando la interacción entre los seres humanos y los sistemas de su entorno. La ergonomía con enfoque incluyente se ha trabajado principalmente en el área física, con el diseño de espacios, herramientas y objetos para mujeres trabajadoras y población con necesidades especiales. Sin embargo, a nivel cognitivo no se evidencian muchos aportes en la investigación actual. A pesar de encontrarnos en el siglo XXI, sabemos que muchas personas en el lugar de trabajo son discriminadas por su identidad, sexo y orientación sexual, etc.; facilitando el acoso laboral y generando mayores exigencias mentales y físicas a partir de una organización heteronormativa de las labores. De esta manera, nos encontramos con personas que deben asumir funciones en su trabajo solo porque convencionalmente han sido asignadas según sexo, sin considerar las percepciones y expectativas que surgen a raíz de sus propios procesos identitarios y experiencia. Personas que a pesar de los avances en ergonomía física, usar elementos de protección que no se ajustan a sus características morfofísicas, y personas con constantes o producto de las características socioculturales que determinan otros roles en sus condiciones laborales, extralaborales e individuales. Es así como surge la propuesta de una nueva línea de estudio en ergonomía cognitiva, desde la cual se estudien a profundidad aspectos cognitivos con un enfoque incluyente y que, a futuro, también superen las estructuras socioculturales y laborales tradicionales. Desde esta perspectiva, analizar la ergonomía cognitiva aportaría a otros estudios de la ciencia de la salud que reconocen la importancia de investigar sobre la incidencia de variables como el género sobre diferentes fenómenos del contexto. Por ejemplo, en el trabajo realizado por Makarek y Persinger (1995) citados por Torres, et al. (2006) se afirma que: “las diferencias de género en el rendimiento cognitivo se han demostrado ya desde la infancia…” (p.409) estos autores también comentan que las investigaciones han demostrado que esto estaría relacionado con el impacto que tienen algunas hormonas como los estrógenos en el sistema nervioso central, específicamente en algunas estructuras involucradas en el proceso de memoria; por tanto, la forma como nos acercamos y comprendemos el mundo es diferente desde que comenzamos a interactuar con él. Por esto, no es difícil comprender que en diferentes áreas del conocimiento exista el interés sobre dichas diferencias, estudios centrados en la variable sexo, como el desarrollado por Torres, et al. (2006) en el que se concluye que: “Las mujeres superan a los hombres en tareas verbales, de velocidad perceptiva…tareas de memoria y aprendizaje verbal. Los hombres superan a las mujeres en tareas visoespaciales y resolución de problemas matemáticos” (p.413) Esto permitiría avanzar en la ergonomía cognitiva, debatiendo y profundizando en la comprensión sobre las formas en las que se relaciona hombre y mujer con los objetos y espacios de acuerdo con su contexto sociocultural y habilidades mentales. Cabe resaltar, que en la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo (s.f) de la OIT se enuncia que: “no se puede establecer ninguna diferencia en el desarrollo de la capacidad cognitiva entre dos sexos sin tener en cuenta este contexto social en el que se desarrolla el trabajo” (p. 29.93) De esta manera, se reconoce la importancia de entender al ser humano como un sujeto social que durante su desarrollo también se ve influenciado por el contexto socio cultural en el que haya crecido. Así mismo, investigaciones en ergonomía se han interesado en realizar aportes al enfoque incluyente, como la realizada por Guastello et al., (2014) en la que se aclara que a pesar que la variable sexo no fue objeto central de su investigación es importante estudiarla, debido a que notaron diferencias en cuanto a su objeto de estudio; y aunque las autoras, solo se limitan a dicha variable, estudiando

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Efectividad en la gestión de los programas de mantenimiento preventivo dentro del sistema de gestión de SSTA para las empresas contratistas RUC®

Efectividad en la gestión de los programas de mantenimiento preventivo dentro del sistema de gestión de SSTA para las empresas contratistas RUC®

Por Nasli Miranda Arandia / Ingeniera industrial / Especialista en Higiene y Salud Ocupacional / Magíster en Sistemas Integrados de Gestión / Profesional de Servicios II del CCS / Auditor RUC®. La inadecuada administración de un programa de mantenimiento de equipos, instalaciones y herramientas puede conllevar a la materialización de accidentes o fallas con impacto negativo a las personas, la operación o el medio ambiente. La implementación de actividades de mantenimiento preventivo y predictivo busca asegurar la capacidad de funcionamiento de los recursos  disponibles en la organización, que pueden sufrir deterioro debido a las condiciones de almacenamiento, exposición, tiempo de uso o desarrollo de los propios procesos productivos. La Guía RUC® indica que “toda empresa contratista, en armonía con las disposiciones legales vigentes, debe demostrar la existencia por escrito de su programa de mantenimiento preventivo de instalaciones, redes eléctricas, equipos de emergencia y otros equipos pertinentes” (RUC, 2021). Así mismo, el Decreto 1072 de 2015, en su artículo 2.2.4.6.24, establece que el empleador debe realizar, dentro de las medidas preventivas, el mantenimiento de las instalaciones, equipos y herramientas de acuerdo con los informes de inspecciones y los manuales de uso (Ministerio de Trabajo, 2015). De igual forma, los estándares mínimos en Seguridad y Salud en el Trabajo definidos mediante la Resolución 0312 de 2019 solicitan la implementación de “mantenimientos periódicos de instalaciones, equipos, máquinas y herramientas de acuerdo con los manuales y/o las fi chas técnicas de los mismos” (Ministerio de Trabajo, 2019). En este artículo se presenta una revisión de las principales estrategias útiles para tener en cuenta en el proceso de implementación de los programas de mantenimiento preventivo, buscando generar herramientas de apoyo para los responsables de su administración y lograr un impacto positivo en el sistema de gestión en SSTA, propendiendo siempre por la prevención de accidentes. Mantenimiento: conjunto de las acciones técnicas, administrativas y gerenciales durante el ciclo de vida de un bien destinadas a mantenerlo o repararlo para ponerlo en un estado en el que pueda realizar las funciones requeridas (UNE, 2018). Los recursos técnicos, tecnológicos y físicos requieren la adopción de actividades que aseguren el buen estado y funcionamiento de estos para poder identificar las estrategias de intervención. A continuación, presentamos los principales tipos de mantenimiento que se pueden presentar: Figura 1. Tipos de Mantenimiento Fuente: elaboración propia.   El objetivo de la implementación de los programas de mantenimiento preventivo es, precisamente, prevenir la falla del recurso y evitar la necesidad de acudir a mantenimientos correctivos. El mantenimiento preventivo puede ser programado en periodos definidos, predeterminado acorde al tiempo o unidades de uso, o con base en la condición y el estado identificado a través de los procesos de verificación. También se utilizan estrategias de mantenimiento predictivo que, por medio de actividades de inspección, análisis y diagnóstico, buscan identificar la degradación o desgaste de un elemento de forma que sea reparado, modificado o cambiado preventivamente para evitar un fallo. Por su parte, un mantenimiento correctivo implica la interrupción no programada de un proceso o actividad, y/o la afectación por consecuencias que la falla pudiese haber generado, como los son las fugas, un mayor consumo de recursos naturales para su funcionamiento (agua, energía, combustible), el daño de materiales, materias primas o insumos, la generación de accidentes que afecten a las personas o al medio ambiente, la parada no programada en los procesos y los retraso en las líneas de producción o servicios, entre otros. Esto indica que un mantenimiento correctivo siempre representará pérdidas para la organización. Estrategias para considerar en la formulación de un programa de mantenimiento preventivo 1. Identificar los recursos El primer paso será identificar los equipos, la maquinaria, las herramientas, la infraestructura y los demás elementos sensibles de mantenimiento que utiliza o se ven involucrados durante el desarrollo de las actividades, como se evidencia en la siguiente gráfica: Figura 2. Recursos a incluir dentro del programa de mantenimiento Fuente: elaboración propia. 2. Determinar las recomendaciones propias para el adecuado funcionamiento de cada recurso Surtido el paso anterior, se deberán definir los criterios particulares que cada recurso debe cumplir para poder mantener un adecuado funcionamiento y trazabilidad en su vida útil, definiendo, entre otros, los siguientes elementos con base en las recomendaciones del fabricante y los criterios técnicos aplicables (figura 3): Figura 3: Criterios a considerar frente a los recursos incluidos dentro del programa de mantenimiento Fuente: elaboración propia. La identificación de criterios adecuados para la selección, uso y mantenimiento, permiten contar con una menor probabilidad de daño o fallas en el recurso. 3. Establecer la periodicidad y tipo de intervención preventiva Con base en las recomendaciones del fabricante y la vida útil del recurso, se requiere definir la periodicidad y el tipo de intervención a realizar. Un mantenimiento preventivo puede estar constituido por actividades de inspección, cambio de piezas, lubricación y limpieza de partes, pruebas de funcionamiento, entre otros, a intervalos predeterminados de tiempo o periodos regulares como horas de operación, kilómetros recorridos, toneladas producidas, ciclos ejecutados. La complejidad y detalles de las actividades de intervención preventiva dependerán del tipo de recurso (equipo, máquina, infraestructura o herramienta). Con los programas de mantenimiento preventivo se conserva un grado de incertidumbre frente a la potencial falla de un equipo. Aunque se procede bajo recomendaciones del fabricante, las condiciones de uso, almacenamiento u operación pueden ocasionar deterioros o desgastes ocasionando una falla no identificada de alguno de sus componentes. En estos casos, los mantenimientos predictivos generan un gran aporte preventivo a la organización. A su vez, el mantenimiento predictivo también puede ser parte del mantenimiento preventivo, y busca, a través de actividades de inspección, análisis y diagnóstico, identificar la degradación o desgaste de un elemento de forma que sea reparado, modificado o cambiado preventivamente para evitar un fallo. Los mantenimientos predictivos generan un gran aporte preventivo a la organización; también puede ser parte del mantenimiento preventivo La planificación de las actividades de mantenimiento preventivo y/o predictivo estarán en concordancia con las recomendaciones del fabricante y criterios técnicos aplicables al recurso a intervenir. La organización debe

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Relato de átomos y moléculas

Relato de átomos y moléculas

Por Alejandro Aldana Pérez / Magíster en química / Bogotá, Colombia / 2020 A inicios del 2020, antes de la llegada del nuevo coronavirus, estalló un escándalo en el país. En un principio, uno podría haber pensado que el resonar del hecho estaba relacionado con temas de narcotráfico, carteles de la contracción, asesinatos de líderes sociales, el proceso de paz, el paramilitarismo, las chuzadas, la polarización, el ESMAD etc. Sin embargo, en esta ocasión la noticia no giraba en torno a los asuntos nombrados arriba. El acontecimiento estaba vinculado con la composición química de un medicamento de origen natural, elaborado a base de extracto de caléndula. De manera sorpresiva, en el amanecer del año veinte del siglo XXI, la química era el epicentro periodístico en Colombia. A grosso modo, el tema alrededor del fármaco era que este no estaba constituido de forma exclusiva de extracto de caléndula. Este hecho dejaba entredicho su clasificación como producto natural. Según los resultados reportados por los análisis químicos, ejecutados por una universidad pública del país, el medicamento presentaba alto contenido de un activo farmacológico conocido como diclofenaco (Correa, 2020). En este contexto, la situación en torno a dicho fármaco presentaba dos aristas por esclarecer. La primera de ellas es dejar claro que la presencia del diclofenaco en el fármaco nos conduce hacia el complejo camino de las restricciones relacionadas con los medicamentos tipo AINEs. Es decir, el diclofenaco, según los especialistas del tema, es un activo farmacéutico antiinflamatorio no esteroideo (AINEs), el cual en ciertas personas puede ocasionar episodios de alergias. Y aquí es crucial aclarar que el éxito del medicamento a base de caléndula radica en que este era una alternativa segura para aquellos individuos alérgicos a los AINES. Lo segundo que quedó en evidencia es que en el imaginario colectivo hay una manía de catalogar a los productos de origen natural como elixires de la curación y la inocuidad. En contraste, esa misma colectividad crucifica toda sustancia de origen sintético. A esto último lo etiquetan como “químico” y lo asocian con peligroso para la salud. En este orden de ideas, la química no debe asociarse sólo con lo negativo. Es lo mismo que la idea de concebir que la vida solo es tristeza y angustia. En ella también existe la felicidad y el sosiego. De igual manera, la química acoge lo peligroso y lo inocuo. Sin importar el origen sintético o natural de la sustancia. En este sentido, lo que se pretende probar es que lo natural no siempre implica inocuidad y para demostrarlo vayamos a la época de la antigua Roma. Los romanos se especializaron en el uso de pócimas venenosas. Estas fueron empleadas para aniquilar enemigos y ejecutar suicidios. También, fue la herramienta predilecta para derrocar a sus propios emperadores. El emperador Claudio, según relata la historia, fue asesinado por su esposa Agripina. La mujer aprovechó el gusto de su esposo por los hongos y le dio a comer unas setas venenosas. Las memorias cronológicas cuentan que Claudio no murió de inmediato. De acuerdo con los historiadores, el médico Xenophon introdujo una pluma en la garganta del envenenado, con el objeto de hacerle vomitar el material ponzoñoso. Sin embargo, se conoció que el doctor había untado la pluma con veneno. Finalmente, esta maniobra acabó con la vida del soberano (Cilliers, L., Retief, F. 2014). La versión expuesta arriba dice que al mandatario romano le suministraron setas venenosas. Se especula que estos hongos estaban relacionados con la Amanita phalloide (la oronja verde). No obstante, los hechos vinculados con la muerte de Claudio no son claros. Esto, debido a que algunos afirman que los hongos fueron envenenados de manera intencional. Independiente de cómo ocurrieron los hechos con relación al veneno, en algo sí están de acuerdo los historiadores: el asesinato se ejecutó con una sustancia proveniente de la naturaleza. Si la muerte de Claudio estuvo relacionada con la ingesta de oronja verde, ¿cuál fue la molécula causante del envenenamiento? La respuesta a este interrogante fue resuelta muchos años después de la era romana, por los químicos alemanes Wieland y Linen. Ellos lograron extraer de este hongo la sustancia conocida como la faloidina, que es una micotoxina que inhibe la síntesis proteica en las células del hígado. Esto trae como consecuencia una falla hepática irreversible (Kouznetsov, 1998). El caso de Claudio no fue el único asesinato cometido vinculado con productos de origen natural. Los hechos criminales de los romanos, con relación al empleo de sustancias venenosas, es vasto. Por ejemplo, se conoce que el filósofo Séneca fue inducido al suicidio por Nerón. La vía empleada fue la ingesta de cicuta. También se dice que el emperador Tito fue envenenado por su hermano menor con un molusco ponzoñoso. Asimismo, durante la antigua Roma, se cometieron crímenes ejecutados por mujeres diestras en la extracción de sustancias tóxicas de origen natural. Las más famosas fueron: Locusta, Martina y Canidia (Cilliers, L., Retief, F. 2014). En síntesis, en el apogeo del imperio romano, la naturaleza era la despensa química de la cual ellos echaban mano. En los sucesos anteriores, la muerte fue propiciada por sustancias letales de origen natural. Esto demuestra que no todo lo suministrado por la “pachamama” es inocuo. Por otra parte, a veces olvidamos que, durante toda nuestra existencia, llevamos a cuesta un extraordinario laboratorio de química conocido como el cuerpo humano. Este artefacto, para mantenerse vivo, se rige por procesos metabólicos y fisiológicos. Cuando hay alguna alteración en ese reactor químico natural, la ciencia médica entra en escena para tratar de restaurar el orden. Y esa labor es ejecutada con sustancias de origen natural o sintético. Es decir, la medicina recurre a los químicos. Finalmente, tal vez sea necesario apelar a la definición de la química para dejar claro este asunto. De tantas que hay, creo que la mejor de ellas, por su sencillez, fue hecha por un historiador, su nombre Yuval Noah Harari. Para él, esta ciencia se define de la siguiente manera: “(…) unos 300.000 años después de su aparición,

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Orientaciones para personas vacunadas

Orientaciones para personas vacunadas

Aunque las vacunas autorizadas contra la COVID-19 son altamente efectivas, es necesario que las personas que han recibido una o dos dosis continúen adoptando medidas de bioseguridad y no desatiendan las medidas básicas de protección, especialmente, ante la llegada de la nueva variante delta. Al respecto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron recientemente, en su página web, una serie de recomendaciones mediante las cuales invitan a las personas inmunizadas a seguir reduciendo el riesgo de contagio. Aquí recogemos algunas orientaciones: Continúe usando mascarilla o tapabocas, así como medidas de distanciamiento social. A su vez, evite las aglomeraciones y no olvide el lavado de manos cada dos horas. Si llega a entrar en contacto cercano con una persona sospechosa de COVID-19o confirmada, deberá realizarse la prueba PCR de3 a 5 días después de la exposición, incluso si no presenta síntomas. Si días después de aplicarse la vacuna experimenta síntomas asociados al virus, es recomendable que se aísle y se realice una prueba para descartar un posible contagio. Recuerde que las infecciones en personas totalmente vacunadas (es decir, que ya completaron su esquema de vacunación) ocurren solo en una pequeña proporción y sus efectos tienden a ser leves versus las personas no vacunadas. Algunos países como Estados Unidos y de la Unión Europea continúan exigiendo la prueba viral del SARS-CoV-2 negativa a los viajeros completamente vacunados. Antes de viajar a su destino consulte los requisitos de ingreso establecidos por las autoridades nacionales en cada territorio. De otro lado, el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia hizo un llamado para que las personas que han sido vacunadas no se realicen pruebas rutinarias de anticuerpos, una práctica que, al parecer, se ha incrementado gracias al aumento en la oferta de este tipo de pruebas en el mercado y al afán de la población por comprobar si, efectivamente, desarrollaron anticuerpos tras la aplicación de la vacuna. “Muchas de las pruebas que se consiguen en el mercado, particularmente a precios bajos, buscan anticuerpos contra la proteína N del virus. Por el contrario, vacunas como las desarrolladas por AstraZeneca, Janssen, Moderna y Pfizer sólo producen anticuerpos contra la proteína S, por lo que es obvio que las pruebas rápidas no sirven para detectar la presencia de anticuerpos (…) Por estas razones, las pruebas rápidas no pueden considerarse como una herramienta fiable para evaluar la protección conferida por la vacunación”, advirtió esa cartera a través de un comunicado. Referencias: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. (2021, 19 agosto). Recomendaciones interinas de salud pública para las personas completamente vacunadas. https://espanol.cdc.gov/. https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/fully-vaccinated-guidance.html  Ministerio de Salud y Protección Social. (2021, 10 agosto). Llamado ala no realización rutinaria de pruebas de anticuerpos tras vacunación [Comunicado de prensa]. https://www.minsalud.gov.co/Paginas/-Llamado-a-la-no-realizaci%C3%B3n-rutinaria-de-pruebas-de-anticuerpos-tras-vacunaci%C3%B3n.aspx Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año y encuentra un especial sobre las vacunas contra la COVID-19. Accede a la revista completa aquí

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