Gestión de la SST

¿Cuál es la efectividad de las vacunas actuales contra la COVID-19?

¿Cuál es la efectividad de las vacunas actuales contra la COVID-19?

Fuente: Bogotá.gov.co. Junio de 2021. ¿Cuál es la efectividad de las vacunas actuales contra COVID-19? Recuperado de: https://bogota.gov.co/mi-ciudad/salud/cual-es-laefectividad-de-las-vacunas-contra-covid-19. En el marco del Primer Encuentro Latinoamericano de Vacunas Anti-COVID-19, espacio liderado por la Secretaría de Salud de  Bogotá, con el objetivo de compartir conocimientos frente a este tema por parte de la comunidad científica, María del Pilar Lemos, experta en salud pública e inmunología, hizo un análisis detallado y explicó cuál es la efectividad de las vacunas que se aplican a la población mundial para combatir los efectos del SARS-CoV-2, virus que genera la enfermedad de la COVID-19. Lemos es bióloga de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, Ph.D. en Inmunología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania e investigadora asociada en la División de Vacunas y Enfermedades Infecciosas del Fred Hutchinson Cancer Research Center. ¿Cuál es la efectividad de las vacunas contra COVID-19? En Bogotá, a la fecha, se aplican vacunas como Pfizer, Sinovac y Astrazeneca, biológicos que según disposición de su casa farmacéutica requieren de dos aplicaciones. Vacunas de otros laboratorios empezarán también a operar en Bogotá. Al respecto, María del Pilar Lemos, experta en salud pública e inmunología, explicó que las vacunas modernas desarrolladas contra la COVID-19 están diseñadas bajo métodos como: Vectores virales (vacunas AstraZeneca o Johnson&Johnson): es decir, que utilizan una versión inofensiva de un virus diferente llamado vector para enseñarle al cuerpo o sistema inmune a identificar el virus y defenderse contra el mismo. Material genético – RNA mensajero (vacunas Pfizer o Moderna): transportan las instrucciones genéticas del virus para que las células produzcan el antígeno o anticuerpo y entrenar al sistema inmune para combatir el virus. Células presentadoras de antígeno que, según la experta, están un poco demoradas por encontrarse en estudio. De esta manera, la experta precisó que la eficacia de estas vacunas está comprobada mediante estudios previos de tres fases en los que se vacuna a miles de personas voluntarias y mediante los cuales se comprueba que los biológicos son seguros y eficaces contra la enfermedad de la COVID-19, producida por el virus SARS-CoV-2, antes de implementar un programa de vacunación masiva de la población. Luego de que se comprueba la seguridad y efectividad de estas vacunas, la comunidad científica y entidades prestadoras de salud deben mantener un seguimiento detallado de farmacovigilancia para detectar cualquier efecto secundario adverso o imprevisto que se pueda presentar en alguna persona y tomar las medidas necesarias. En ese sentido, según Lemos, la vacuna Pfizer cuenta con las tres fases que demuestran una eficacia de más del 94 % de prevención de la enfermedad sintomática y excelente prevención de la mortalidad y hospitalización; se ha probado en 45 países y ya hay información aprobada para uso en adolescentes mayores de 12 años. La vacuna de AstraZeneca también completó sus tres fases de estudio, se ha probado en 29 países y en términos de eficacia, varios estudios del Reino Unido han demostrado un grado de protección de hasta el 74 %; en Brasil, del 62 % y en los Estados Unidos, del 72 %. En cuanto a la vacuna de virus inactivado como Sinovac, Lemos precisó que esta cuenta con dos fases de estudio, se han reportado muy pocos síntomas adversos asociados a esta vacuna, se ha comprobado una reducción de la mortalidad por el virus y una reducción de la enfermedad sintomática del 50 % en países como Brasil y del 91 % en Turquía. Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año y encuentra un especial sobre las vacunas contra la COVID-19. Accede a la revista completa aquí 

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Beneficios de vacunarse contra la COVID-19

Beneficios de vacunarse contra la COVID-19

Fuente: Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC). [15 de junio de 2021]. Beneficios de vacunarse contra el  COVID-19. Recuperado de: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/vaccine-benefits.html Las vacunas contra la COVID-19 son seguras Las vacunas contra la COVID-19 se desarrollaron con base en conocimientos científicos utilizados durante décadas. Las vacunas contra la COVID-19 no son experimentales. Atravesaron todas las etapas requeridas de los ensayos clínicos. Las pruebas y el monitoreo exhaustivos han demostrado que estas vacunas son seguras y efectivas. Las vacunas contra la COVID-19 se han sometido y continuarán siendo sometidas al monitoreo de seguridad más intensivo en la historia. Las vacunas contra la COVID-19 son efectivas Pueden evitar que contraigas y propagues el virus que causa la COVID-19. Las vacunas contra la COVID-19 también pueden evitar que te enfermes gravemente, aunque contraigas COVID-19. Vacunarse también puede proteger a las personas a tu alrededor, en especial aquellas con mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa de la COVID-19. La vacunación contra la COVID-19 es la manera más segura de ayudar a generar protección:  Vacúnate independientemente de que hayas tenido COVID-19. Los estudios han demostrado que la vacunación proporciona un fuerte refuerzo de protección en personas que se han recuperado de la COVID-19. La COVID-19 continúa siendo una amenaza para las personas que no están vacunadas. Algunas personas que contraen COVID-19 pueden enfermarse gravemente, lo que podría provocar su hospitalización, y algunas personas presentan problemas de salud permanentes por varias semanas después de haberse infectado, o incluso por más tiempo. Incluso las personas que no tuvieron síntomas cuando se infectaron pueden experimentar estos problemas de salud permanentes. Inmunidad después de vacunarse contra la COVID-19 Aún hay mucho que estamos aprendiendo acerca de las vacunas contra la COVID-19. No sabemos cuánto dura la protección en las personas que se vacunan. Lo que sí sabemos es que hay casos muy graves y muertes por COVID-19 en muchas personas. Si contraes la COVID-19, también corres el riesgo de contagiar a tus seres queridos, que podrían enfermarse gravemente. La opción más segura es vacunarse contra la COVID-19. En estos momentos, los datos sobre la efectividad de las vacunas en personas inmunodeprimidas, incluidas aquellas que toman medicamentos inmunodepresores, son limitados. Ninguna de las vacunas contra la COVID-19 pueden enfermarte de COVID-19 Ninguna de las vacunas contra la COVID-19 contiene el virus que causa el COVID-19 vivo, así que no es posible que una vacuna contra la COVID-19 te enferme. Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año y encuentra un especial sobre las vacunas contra la COVID-19. Accede a la revista completa aquí 

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Posibles efectos secundarios después de vacunarte contra la COVID-19

Posibles efectos secundarios después de vacunarte contra la COVID-19

Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC]. (25 de mayo de 2021). Posibles efectos secundarios  después de vacunarte contra la COVID-19. Recuperado de: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/expect/after.html La vacunación contra la COVID-19 ayudará a protegerte de contraer dicha enfermedad. Es posible que experimentes efectos secundarios, los cuales son signos normales de que tu organismo está generando protección. Estos efectos secundarios pueden afectar tu capacidad de realizar tus actividades diarias, pero deberían desaparecer al cabo de pocos días. Algunas personas no sufren efectos secundarios. Efectos secundarios comunes En el brazo donde recibiste la vacuna inyectable: Dolor. Enrojecimiento. Hinchazón. En el resto del cuerpo: Cansancio. Dolor de cabeza. Dolor muscular. Escalofríos. Fiebre. Náuseas. Para reducir el dolor y las molestias, donde recibiste la vacuna inyectable: Aplica un paño limpio, frío y húmedo sobre el área. Usa o ejercita tu brazo. Para reducir las molestias provocadas por la fiebre: Bebe mucho líquido. Usa ropa liviana. Si ya recibiste la segunda dosis Los efectos secundarios después de la segunda dosis pueden ser más intensos que los que experimentó después de recibir la primera. Estos efectos secundarios son signos normales de que su organismo está generando protección y deberían desaparecer al cabo de unos días. Cuándo llamar al médico En la mayoría de los casos, la molestia a causa del dolor o fiebre son un signo normal de que tu organismo está generando protección. Comunícate con tu médico o proveedor de atención médica: Si la irritación o sensibilidad en la zona de la inyección empeoran pasadas las 24 horas. Si tus efectos secundarios te preocupan o parecen no estar desapareciendo al cabo de algunos días. Tu organismo necesita tiempo para generar protección luego de aplicarte cualquier vacuna. Las personas se consideran completamente vacunadas dos semanas después de haber recibido la segunda dosis de las vacunas contra la COVID-19 o dos semanas después de haber recibido la vacuna contra la COVID-19 de dosis única. Debes seguir usando todas las herramientas disponibles para protegerte y proteger a otras personas hasta estar totalmente vacunado.   Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y podrás leerla desde cualquier lugar. No olvides leer esta segunda edición del año y encuentra un especial sobre las vacunas contra la COVID-19. Accede a la revista completa aquí

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Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19

Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19

Fuente: Centros para el control y a Prevención de Enfermedades [CDC]. (27 de mayo de 2021). Información para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19. Recuperado de: https://espanol.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/difffferent-vaccines/how-they-work.html Lo que necesitas saber Las vacunas contra el COVID-19 son seguras y efectivas. Puedes tener efectos secundarios después de vacunarte, pero son normales. Por lo general, el organismo necesita dos semanas después de haber recibido la vacuna completa para generar protección (inmunidad) contra el virus que causa la COVID-19. Si no te vacunaste sigue tomando todas las precauciones hasta estar totalmente vacunado. El sistema inmunitario: la defensa del organismo contra las infecciones Para entender cómo actúan las vacunas contra la COVID-19, es útil primero saber cómo combate las enfermedades nuestro organismo. Cuando los gérmenes, como el virus que causa la COVID-19, invaden nuestro organismo, atacan y se multiplican. Esta invasión, llamada infección, es lo que causa la enfermedad. Nuestro sistema inmunitario tiene diversas herramientas para combatir las infecciones. La sangre contiene glóbulos rojos que transportan oxígeno a los tejidos y órganos, y glóbulos blancos o inmunitarios que combaten las infecciones. Los diferentes tipos de glóbulos blancos combaten las infecciones de diferentes maneras: Los macrófagos son glóbulos blancos que absorben y digieren los gérmenes y las células muertas o a punto de morir. Los macrófagos dejan en el organismo los llamados “antígenos” que son partes de los gérmenes invasores. El organismo identifica los antígenos como peligrosos y estimula los anticuerpos para que los ataquen. Los linfocitos B son glóbulos blancos que actúan como defensa. Producen anticuerpos que atacan las partes del virus que dejaron atrás los macrófagos. Los linfocitos T son otro tipo de glóbulo blanco. Atacan a las células del organismo que ya están infectadas. La primera vez que una persona se infecta con el virus que causa la COVID-19, su cuerpo puede demorar varios días o semanas en desarrollar y usar todas las herramientas necesarias para combatir los gérmenes y vencer la infección. Después de la infección, el sistema inmunitario de la persona recuerda lo que aprendió sobre cómo proteger al organismo de la enfermedad. El organismo conserva algunos linfocitos T, conocidos como «células de memoria», que entran en acción rápidamente si el  organismo se vuelve a encontrar con el mismo virus. Cuando se detectan los antígenos familiares, los linfocitos B producen anticuerpos para atacarlos. Los expertos siguen estudiando para comprender durante cuánto tiempo estas células de memoria pueden proteger a una persona contra el virus que causa la COVID-19. Cómo actúan las vacunas contra la COVID-19 Las vacunas contra la COVID-19 ayudan a nuestro organismo a desarrollar inmunidad contra el virus que causa la COVID-19 sin que para ello tengamos que contraer la enfermedad. Los diferentes tipos de vacunas actúan de diversas formas para brindar protección. Pero, con todos los tipos de vacunas el organismo se queda con un suministro de linfocitos T de «memoria», además de linfocitos B que recordarán cómo combatir ese virus en el futuro. Por lo general, después de la vacunación, el organismo demora algunas semanas en producir linfocitos T y linfocitos B. Por consiguiente, es posible que una persona se infecte con el virus que causa la COVID-19 justo antes o justo después de vacunarse y que se enferme porque la vacuna no tuvo suficiente tiempo para generar protección. A veces, después de la vacunación, el proceso de generar inmunidad puede causar síntomas, por ejemplo, fiebre. Estos síntomas son normales y son una señal de que el organismo está desarrollando inmunidad. Tipos de vacunas Las vacunas ARNm contienen material del virus que causa la COVID-19, el cual instruye a nuestras células a crear una proteína inocua que es exclusiva del virus. Una vez que nuestras células copian la proteína, destruyen el material genético de la vacuna. Nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería estar presente y crea linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir el virus que causa el COVID-19 si nos infectamos en el futuro. Las vacunas de subunidades proteicas incluyen porciones inocuas (proteínas) del virus que causa la COVID-19, en lugar del germen completo. Una vez que recibimos la vacuna, nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería estar presente y crea linfocitos T y anticuerpos que recordarán cómo combatir el virus que causa la COVID-19 si nos infectamos en el futuro. Las vacunas de vectores contienen una versión modificada de otro virus diferente del que causa la COVID-19. Dentro de la envoltura del virus modificado, hay material del virus que causa la COVID-19. Esto se llama «vector viral». Una vez que el vector viral está en nuestras células, el material genético les da instrucciones a las células para que produzcan una proteína que es exclusiva del virus que causa la COVID-19. Con estas instrucciones, nuestras células hacen copias de la proteína. Esto despierta en nuestro organismo una respuesta y empieza a crear linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo combatir el virus si nos llegamos a infectar en el futuro. Algunas vacunas contra la COVID-19 deberán aplicarse en más de una dosis Para una vacunación completa, deberá recibir dos dosis de la misma vacuna contra el COVID-19. Dos dosis: si recibes una vacuna contra la COVID-19 que requiere la administración de dos dosis, se considera que estás completamente vacunado dos semanas después de la segunda dosis. Las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer-BioNTech, Moderna, Sinovac, Astrazeneca requieren la administración de dos dosis. Una dosis: si recibes una vacuna contra la COVID-19 que requiere la administración de una dosis, se considera que estás  completamente vacunado dos semanas después de la vacunación. La vacuna contra el COVID-19 Janssen de Johnson & Johnson solo requiere una dosis. Si han pasado menos de dos semanas desde que te vacunaste, o si aún tienes que recibir la segunda dosis, NO está totalmente protegido. Sigue tomando medidas para protegerte y proteger a los demás hasta que estés completamente vacunado (dos semanas después de la última dosis).   Sabías que la Revista Protección & Seguridad en la Comunidad es de acceso libre y

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Tendencias de la seguridad y salud en el trabajo para 2021

Tendencias de la seguridad y salud en el trabajo para 2021

Por: Yezid Fernando Niño Barrero / Gerente Técnico Consejo Colombiano de Seguridad / Bogotá, Colombia / Enero de 2021.  Después de un año complejo de cambios e incertidumbres, donde la planificación a largo plazo no fue posible y las decisiones se debieron tomar en el día a día, nos vemos enfrentados a un 2021 con la expectativa de saber si los cambios que tuvo el mundo se van a mantener o, por el contrario, volveremos a la “normalidad” que ya conocíamos. Esas expectativas de un nuevo año van a estar, seguramente, marcadas por el intento de cumplir las metas no alcanzadas en el 2020, metas que también estarán limitadas por una pandemia aún activa, en un año que inicia con nuevas cepas del virus y con las vacunas que se van aprobando poco a poco por las autoridades competentes en el mundo, pero aún con la certeza de que la pandemia no ha terminado. Durante la década del 2010 empresas y organizaciones empezaron a trazar planes a mediano plazo, muchas de ellas, en compañía de asesores, coach y motivadores. Trazaron metas con el lema “visión 20/20”, haciendo un juego de palabras entre el año 2020 y la agudeza visual esperada en una persona, lo que algunos pueden llamar “visión perfecta”. Sin embargo, el año 2020 no fue lo esperado: según la Unidad Macroeconómica de Análisis – UMAC, de la Universidad Nacional de Colombia, la industria manufacturera decreció -21,6 % frente al primer trimestre del 2019 y -25,4 % el segundo trimestre del mismo año (Urrea-Ríos & Piraján, 2020). Por otro lado, con corte al 30 de diciembre de 2020, el país había presentado un total de 6.231 casos confirmados de COVID-19 en empresas y un total de 22 muertes, 3.798 casos confirmados en las Fuerzas Militares y 1.752 en la Policía; así mismo, en el personal de salud se confirmaron un total de 10.082 casos, con 56 muertes en total[1]. Lo anterior muestra que, a parte de los graves impactos que ha tenido la pandemia en términos de salud pública, la afectación de los trabajadores de diferentes sectores económicos también ha sido muy alta y amerita tener en consideración estos datos, con el fin de limitar el impacto de la pandemia en 2021 hasta que sea claro su fin. Cerrando el año, el Departamento Administrativo de Nacional de Estadística (DANE) reportó, en el Informe de Mercado Laboral, que la tasa de desempleo para noviembre de 2020 fue de 13,3 % (DANE, 2020). Aunque la cifra ha mejorado con respecto al mes de mayo de 2020, que alcanzó el 21,4 %, aún está por encima de las cifras de antes de la pandemia. Esto sin contar que, según cifras publicadas en el Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo del Consejo Colombiano de Seguridad, para el tercer trimestre de 2020, el número de trabajadores afiliados al sistema general de riesgos laborales disminuyó en un total de 644.860, es decir, que más de 600 mil trabajadores ya no cuentan con la protección de una ARL, ya sea por pérdida de empleo o precarización de este. Los datos anteriores muestran que el impacto económico y productivo en las empresas, sumado a la afectación del empleo y la calidad de los puestos de trabajo, imponen retos importantes para la seguridad social del país y, en particular, para la seguridad y salud en el trabajo, que tendrá que ver cómo las empresas buscarán optimizar sus recursos, disminuyendo inversiones en seguridad. Sumado a esto, las ARL, golpeadas por el impacto de la enfermedad laboral y disminución de sus ingresos, seguramente reducirán sus inversiones en prevención, así mismo, menos empleos formales implican menos empleadores conscientes, que busquen implementar sistemas de gestión y prácticas en seguridad y salud en el trabajo para la protección de sus trabajadores y prevenir los accidentes de trabajo y las enfermedades laborales. Con este panorama, sin el ánimo de ser premonitorios ni hacer un ejercicio de prospectiva, haciendo un análisis de lo sucedido en el año 2020 y fundamentado en la experiencia obtenida, en datos de análisis bibliométricos de ciertas temáticas en seguridad y salud en el trabajo, y la revisión en diversos portales y fuentes de información, se plantean los siguientes temas que pueden ser tendencia en 2021 en materia de Seguridad y Salud en el trabajo (SST): Elementos de protección personal adaptables e inteligentes Desde hace algunos años se viene hablando de elementos de protección personal – EPP inteligentes, o dispositivos electrónicos que incorporan tecnología que pueden ayudar a proteger a los trabajadores. A partir del año 2012 se encuentra acuñada la expresión “Smart PPE” en publicaciones científicas reportadas por la base de datos Scopus. Así mismo, se viene hablando de la posibilidad de adaptar mejor los EPP a las condiciones antropométricas de los trabajadores, incluso hacerlos personalizables o “customizables” para el tipo de tarea a desarrollar. Una publicación reciente presenta un prototipo de casco inteligente que monitorea las condiciones en el entorno de los trabajadores y realiza una evaluación de riesgos casi en tiempo real, incorporado a la protección de los trabajadores aspectos como el Internet Industrial de las Cosas (IIoT) y la Inteligencia Artificial (IA) (Campero-Jurado, Márquez-Sánchez, Quintanar-Gómez, Rodríguez, & Corchado, 2020). 2021 puede ser un año para que la experiencia de la pandemia, en la necesidad de suministrar EPP para todos los trabajadores independiente del sector económico, sea capitalizada para fomentar el desarrollo de las nuevas tecnologías en la protección de los trabajadores. Perspectiva de género en la seguridad y salud en el trabajo Haciendo revisión de diferentes temáticas en materia de seguridad y salud se observó que, utilizando la herramienta VOSViewer, era prevalente la incorporación de términos como “male” y “female” en las investigaciones publicadas en los últimos cinco años. Lo que podría interpretarse como una incorporación reciente de la perspectiva de género en la investigación en SST. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) menciona que “reconocer la diversidad en la fuerza de trabajo, incluidas las diferencias de género, es esencial para garantizar la seguridad

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Prevención del cáncer ocupacional que puede ser causado por derivados clorados presentes en labores de limpieza y desinfección

Prevención del cáncer ocupacional que puede ser causado por derivados clorados presentes en labores de limpieza y desinfección

Por: Daniel Arturo Quiroga Vargas / Ingeniero químico / Especialista en gerencia en salud ocupacional / Estudiante maestría en salud y seguridad en el trabajo / Líder técnico del CCS / Agosto de 2020 Introducción Los efectos agudos sobre la salud, originados por la exposición a productos de limpieza y desinfección, son bastante conocidos. En el año 2019, de acuerdo con cifras consolidadas por el Consejo Colombiano de Seguridad, el Centro de Información de Seguridad sobre Productos Químicos (CISPROQUIM®) atendió 11.182 eventos de emergencia, de los cuales 769 (6.9%) de los casos correspondieron a intoxicaciones con desinfectantes domésticos, limpiadores, jabones y detergentes (Hernández, 2020a). Las estadísticas del Sistema Nacional de Datos Sobre Intoxicaciones de los Estados Unidos (NPDS, por su sigla en inglés), reportan que entre los años 2012 y 2016 los Centros Toxicológicos de dicho país recibieron un promedio de 44.000 consultas por año, relacionadas con productos que contienen Hipoclorito de Sodio; lo que corresponde al 2% del total de eventos atendidos anualmente. En Europa, por otra parte, información consolidada de los Centros Toxicológicos de Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Turquía, España y Portugal, da cuenta de 21.915 casos de intoxicación con Hipoclorito de Sodio en un periodo de tres años, involucrando todas las vías de exposición (Slaughter et al., 2019). Almacenamiento de productos de limpieza y desinfección. Fuente: 123rf.com En el marco de la actual pandemia por COVID-19, los productos químicos de limpieza y desinfección han sido ampliamente empleados dentro de la estrategia de prevención de la transmisión del agente patógeno SARS-CoV-2. En los Estados Unidos, tan solo entre Enero y Marzo de 2020 los Centros Toxicológicos atendieron un total de 45.550 consultas relacionadas con este tipo de sustancias (Chang et al., 2020). Para establecer las razones detrás de la materialización de dichos eventos, en el mes de mayo de 2020  los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), realizaron una encuesta a 502 adultos, encontrando que los usuarios de estos productos desarrollan prácticas de alto riesgo para su salud y la de personas cercanas, como la preparación insegura de soluciones, la mezcla de diferentes productos para “potenciar su efecto”, el almacenamiento al alcance de niños e individuos vulnerables, la aplicación de desinfectantes domésticos directamente sobre los productos alimenticios (frutas y verduras) y sobre las manos y la piel, así como su inhalación e incluso su ingestión (Gharpure et al., 2020). Los efectos crónicos sobre la salud de las personas expuestas ocupacionalmente a productos de limpieza y desinfección están asociados a enfermedades que se manifiestan con el tiempo, después de un periodo prolongado de exposición a “bajas” dosis de estas sustancias, por debajo del nivel que puede generar los efectos agudos descritos anteriormente. Como sucede con otras sustancias químicas, muchos de los efectos crónicos son aún desconocidos, por lo que es difícil establecer una relación entre la exposición y la enfermedad, a consecuencia del largo periodo de latencia (Niño-Barrero et al., 2020). Entre los posibles efectos crónicos sobre la salud de las personas que desarrollan labores de limpieza y desinfección, se encuentran el asma ocupacional, la exacerbación de asma de origen común, la bronquitis crónica (Bello et al., 2009), la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tanto por el uso directo de las sustancias químicas, como por una exposición indirecta o pasiva (Carder et al., 2019; Moual et al., 2014), la dermatitis irritativa de contacto, por agresión sobre la capa protectora externa de la piel (Araghi et al., 2020), y el cáncer de origen ocupacional (Dragani, 2020). En el presente artículo se abordará precisamente la prevención del cáncer de origen ocupacional que puede ser causado por los derivados clorados presentes en el ambiente laboral durante el desarrollo de estas actividades, generados a partir de reacciones del Hipoclorito de Sodio y de otros productos precursores de Cloro. Generación de derivados clorados en labores de limpieza y desinfección Blanqueadores, removedores de moho, limpiadores de inodoros, aerosoles de limpieza y  geles y polvos abrasivos contienen Hipoclorito de Sodio en una concentración aproximada del 5%, como único ingrediente activo o acompañado de otros elementos (surfactantes, fragancias, Cloruro de Sodio, Silicato de Sodio, Hidróxido de Sodio, antioxidantes y agentes antiespumantes) (Odabasi, 2008). Se ha establecido que el Hipoclorito de Sodio puede generar sustancias tóxicas a través de reacciones con compuestos orgánicos como los alcoholes, las cetonas y los ésteres (Bond et al., 2014), por lo que las etiquetas de productos químicos que lo contienen indican expresamente que se debe evitar su mezcla con otros agentes de limpieza. Específicamente, al ser mezclado con sustancias a base de Amonio, reacciona formando Cloraminas (NH2Cl y NHCl2), mientras que su mezcla con limpiadores de naturaleza ácida puede causar la liberación de Cloro gaseoso (Cl2) (Nazaroff & Weschler, 2004). Los productos comerciales con Hipoclorito de Sodio contienen estabilizantes que son añadidos para minimizar su reacción con componentes orgánicos en la formulación. Sin embargo, el largo tiempo que puede pasar entre la producción y el uso de la sustancia (incluso del orden de meses), permite que sean posibles reacciones entre el Hipoclorito y los surfactantes contenidos, de tal forma que se generen derivados clorados (Odabasi, 2008; Odabasi et al., 2014). Al respecto, estudios realizados por Shin y Lim (2017) y Ayri et al. (2020), identificaron y cuantificaron la generación de hasta nueve compuestos orgánicos volátiles halogenados (Cloroformo, Tetracloruro de Carbono, Tetracloroetileno, Clorobenceno, 2-clorotolueno, 4-clorotolueno, 1,2-diclorobenceno, 1,3-diclorobenceno y 1,4-diclorobenceno) y de dos ácidos haloacéticos (Ácido Dicloroacético, Ácido Tricloroacético), tras diversos análisis efectuados sobre productos de limpieza y desinfección adquiridos en la República de Corea, Estados Unidos, Alemania y Turquía. En cuanto al Cloroformo (CHCl3), la reacción del Cloro activo generado por el Hipoclorito de Sodio, con la materia orgánica natural presente en las superficies a tratar (mesas, cocinas, inodoros, etc.), puede formar dicho Trihalometano volátil (Andra et al., 2015; Odabasi, 2008). Este agente químico, de hecho, se encuentra presente en el agua potable como un subproducto de los procesos de tratamiento de esta (Lévesque et al., 2002; Odabasi, 2008; Wawryk et al., 2021), y su

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Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas

Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas

Diego Nahuel Gotelli del Centro de Información Química para Emergencias de Argentina estará en nuestro 52 Congreso de Seguridad, Salud y Ambiente.  Asiste al evento más importante de Latinoamérica. Mayor información en  www.congresoccs.org.co La utilización de los productos químicos, tanto en los diferentes procesos industriales como en las tareas en nuestros hogares, hace que debamos contar con cierta cantidad de estos materiales, y por ello, debemos prestar especial atención en cómo los almacenamos. Por ejemplo, en un laboratorio, el almacenamiento de productos químicos presenta unas características de peligrosidad que pueden materializarse en accidentes importantes si no se han tomado las medidas técnicas u organizativas necesarias. Estos riesgos están relacionados con la peligrosidad intrínseca de los productos, la cantidad almacenada, el tipo y tamaño del envase, la ubicación del depósito, la distribución dentro del mismo, su gestión, el mantenimiento de las condiciones de seguridad y el nivel de formación e información de los trabajadores usuarios del mismo. A su vez, en nuestras casas es común ver almacenados productos de limpieza junto a productos de consumo, sin una mínima separación, ni un sistema de contención ante un derrame. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el almacenamiento prolongado de productos químicos presenta ya por sí mismo un riesgo, puesto que pueden tener lugar reacciones de polimerización o de descomposición, con la formación de compuestos inestables o con acumulación de gas por descomposición lenta de la sustancia que llegue a romper el recipiente, el cual también puede envejecer volviéndose más frágil rompiéndose. El almacenamiento incorrecto de determinadas sustancias en una fábrica, laboratorio o taller puede dar origen a accidentes que afectan a la salud de las personas y también al medio ambiente. Para evitar estos problemas, en el almacenamiento de los productos químicos es necesario tener en cuenta determinadas precauciones y medidas de seguridad. A continuación, resumimos las normas más importantes en lo que a recipientes móviles se refiere. Criterios generales para el almacenamiento seguro de productos químicos Estos son algunos de los criterios para un correcto almacenamiento de productos químicos, tanto para el lugar de trabajo como para nuestros hogares. Comprobar que están adecuadamente etiquetados: en la etiqueta es donde está la primera información sobre los peligros de los productos químicos. Con ella podemos informarnos respecto a los efectos a la salud y el ambiente, y sobre cuáles son los elementos de protección personal necesarios. En el caso de productos de uso doméstico, debemos prestar especial atención cuando se adquieran productos fraccionados, asegurarnos de colocarle un rótulo y dejarlo fuera del alcance de los menores.   Disponer de su ficha de datos de seguridad (FDS): cuando manipulemos productos químicos en el ambiente laboral debemos contar con las FDS de dichos productos.   No guardar los productos químicos en recipientes abiertos: los envases adecuados son aquellos que pueden cerrarse después de utilizarse o al quedar vacíos. Con esto se evita la liberación no deseada de productos.   Llevar un registro actualizado de la recepción de los productos que permita evitar su envejecimiento y posible descomposición.   Agrupar y clasificar los productos por su peligro respetando las restricciones de almacenamientos conjuntos de productos incompatibles, así como las cantidades máximas recomendadas por tipo de depósito.   Prever los posibles accidentes que puedan dar lugar a derrames (por ejemplo, rotura de recipientes) o incluso salpicaduras/goteos que pueden producirse durante la manipulación rutinaria. Además de evitar la contaminación, también se evita que entren en contacto sustancias que reaccionan entre sí. Por ejemplo, para evitar que ácidos y bases entren en contacto, deben instalarse bandejas, cubas de retención o armarios para corrosivos que tengan la capacidad de retener derrames que pudieran producirse ante una fuga o rotura de envase.   Limitar la cantidad de productos a almacenar a la mínima cantidad posible para poder desarrollar cómodamente el trabajo del día a día. Un control de entradas y salidas facilitará su correcta gestión.   Disponer de una buena ventilación en las zonas de almacenamiento, especialmente donde se manipulen sustancias tóxicas o inflamables es fundamental. Además de la protección de los trabajadores frente a estas atmósferas peligrosas, la ausencia de vapores inflamables es una medida básica para evitar incendios y explosiones.   Adoptar procedimientos de orden y limpieza y comprobar que son seguidos por quienes manipulan las sustancias.   Prever los cambios bruscos de temperatura: existen productos como los aceites o las pinturas a los que les afectan las temperaturas extremas, alterando su viscosidad para procesos posteriores o incluso su calidad. En estos casos debemos prever un almacenamiento a temperatura controlada (almacenes o contenedores aislados, cámaras de calentamiento, mantas calefactoras), que además son eficientes energéticamente (ver ejemplo de cámaras de calentamiento a medida).   Formar e informar a quienes manipulan las sustancias sobre los peligros del almacenamiento de productos, cómo prevenirlos y cómo protegerse. *Fragmento tomado del artículo Almacenamiento y compatibilidad de sustancias químicas de la revista Protección & Seguridad Edición Especial 52 Congreso de SSA

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Construcción de la vigilancia de la salud de los trabajadores desde la inteligencia epidemiológica

Construcción de la vigilancia de la salud de los trabajadores desde la inteligencia epidemiológica

Por: Jorge Oswaldo Restrepo Villa / Médico Cirujano, Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) / Especialista en Gerencia de la Salud Ocupacional, Ces – Eafit / Especialista en Alta Dirección Estratégica, Universidad de los Andes / Magíster en Epidemiología, Universidad Ces / Magíster en Administración de Empresas con Énfasis en Sistemas de Gestión, Universidad del Mar, Chile / Docente Ces, UPB, Rosario y Politécnico Colombiano / Investigador / Consultor y Auditor de ISO 9001, ISO 14001, OHSAS 18001, ISO 22000 / Miembro de la Sociedad de Medicina del Trabajo / Presidente Emérito del Consejo Colombiano de Seguridad. Existe hoy conciencia de que hacer negocios, hacer empresa, tiene nuevas modalidades y retos. Se trata de encarar un esfuerzo y compromiso sostenido de reducir o abolir los riesgos que una organización enfrenta en sus diferentes actividades con el fin de tener personas sanas y empresas rentables. Esto lo expresa hoy por hoy la Organización Mundial del Comercio, OMC. Va existiendo consenso alrededor de que el mundo ha cambiado y que producir es un asunto de trascendental importancia, pero cuidando lo más sagrado de la existencia, el ser humano. No exageramos si decimos que la supervivencia de muchas especies, ecosistemas y hasta de nuestra propia condición humana hoy está amenazada y entonces depende de alcanzar niveles de consciencia más elevados, niveles que nos permitan encontrar nuevas formas de colaborar para hacer posible empresas y personas sanas para organizaciones productivas, sostenibles y responsables socialmente. Es claro hoy que los costos de accidentes y enfermedades laborales son incompatibles con los objetivos de las empresas. La única salida posible por lo tanto es planificar y hacer cosas diferentes, lo cual nos obliga a cambiar las formas tradicionales de enfrentar la realidad, dado que no han generado los cambios que se pretenden. El cuidado de la salud de las personas en su lugar de trabajo no encuentra aún los resultados esperados. La vigilancia epidemiológica tradicional parece no responder a los nuevos retos y oportunidades que el mundo encuentra en la confluencia de las diferentes ciencias para enfrentar los problemas. Las soluciones hoy no provienen de una sola disciplina, es preciso refrendar que asistimos a la aceptación de la complejidad, multidisciplinariedad, multidiversidad, como formas integrales y sostenibles de dar solución a dificultades. Los resultados de los esfuerzos para reducir y prevenir los riesgos laborales no parecen ir más allá de ciertos niveles. Ese planteamiento resulta ser un reto de lo que ahora se trabaja como Sistemas de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST). La vigilancia epidemiológica encuentra hoy nuevas formas, instrumentos, metodologías, tecnologías y conceptos que se plantean bajo el nombre de Inteligencia Epidemiológica. Se hace necesario, por todo lo anterior, aprovechar los avances de la inteligencia artificial y la big data, que nos ayuda a procesar todos los datos necesarios para realizar un mejor seguimiento a la salud de los trabajadores, que hoy integra: información sobre el puesto de trabajo, las mediciones ambientales de los contaminantes de exposición, los niveles de exposición, las exposiciones fuera del trabajo, la información de IPS del Sistema de Seguridad Social, las IPS contratadas por las empresas para las evaluaciones médicas de las personas y la información proveniente del entorno donde viven y trabajan las personas. 1. Realidad del proceso salud enfermedad  Según la OMS, los riesgos ocupacionales tales como traumatismos, ruidos, agentes carcinogénicos, partículas transportadas por el aire y riesgos ergonómicos representan una parte considerable de la carga de morbilidad derivada de enfermedades crónicas: 37% de todos los casos de dorsalgia-lumbalgia; 16% de pérdida de audición; 13% de enfermedad pulmonar obstructiva crónica; 11% de asma; 8% de traumatismos; 9% de cáncer de pulmón; 2% de leucemia; y 8% de depresión. Anualmente, 12,2 millones de personas, la mayoría de los países en desarrollo, mueren en edad laboral a causa de enfermedades no transmisibles. En la mayoría de los países, los problemas de salud relacionados con el trabajo ocasionan pérdidas que van del 4 al 6% del PIB. Las investigaciones han demostrado que las iniciativas en el lugar de trabajo pueden contribuir a reducir el ausentismo por enfermedad en un 27% y los costos de atención sanitaria para las empresas en un 26%. El panorama de  enfermedad laboral en Colombia no es menos preocupante, así lo demuestran cifras de Fasecolda, que tienen una tendencia de incremento notable. Figura 1. Evolución de las enfermedades laborales calificadas Discapacidad en Colombia La discapacidad también es un tema de preocupación por su repercusión en materia de impactos sociales y económicos para las personas y las empresas. dLas cifras de adicciones al alcohol, que se convierte en factor de riesgo y determinante del estado de salud, muestran incremento notable de prevalencia comparativa 2008-2013. Figura 2. Adicciones al alcohol. Comparativo 2008-2013 Lo mismo sucede con la adicción a sustancias ilícitas, cifras que siguen en crecimiento. Figura 3. Adicciones a sustancias ilícitas. Comparativo 2008-2013. Este panorama evidencia la necesidad de dar un vuelco a la manera de vigilar la salud de los trabajadores, si queremos reducir los niveles de riesgo y, con ello, reducir costos directos e indirectos para las personas y sus organizaciones, a la vez que mejorar la productividad. 2. Vigilancia actual de la salud de los trabajadores Hoy se sabe que la vigilancia de la salud de los trabajadores es prácticamente inexistente en la mediana y pequeña empresa, limitándose a realizar, las que lo practican, evaluaciones médicas que no tienen el carácter de seguimiento y evolución de la salud de sus trabajadores. De otro lado, en la gran empresa donde se reconocen esfuerzos mayores, dicha vigilancia es también tardía, reactiva, que se mueve por el encuentro de casos positivos de enfermedad laboral o relacionada con el trabajo, pero que dista mucho de encarar retos de predictibilidad, previsión y prevención. De igual manera la integración de los resultados de las actividades de la higiene (identificación y evaluación de riesgos), la seguridad en los puestos de trabajo y las acciones de medicina preventiva y del trabajo son nulas o muy precarias. Las empresas que cuentan con bases

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Ergonomía cognitiva en el diseño de ambientes de prevención

Ergonomía cognitiva en el diseño de ambientes de prevención

Por: Victorio Martínez Castro / Especialista en Medicina del Trabajo y Salud Ocupacional / Máster en ergonomía y Máster en desarrollo humano organizacional. La cognición incluye la búsqueda de informaciones, construcción de representaciones, razonamiento, toma de decisiones, planificación de la acción y control del resultado. Sin duda, actualmente en el ámbito del diseño de sistemas de personas-máquinas, la expresión latina “homo homini lupus” (“el hombre es un lobo para el hombre”) tenga más relevancia que nunca. Nos encontramos en un momento histórico donde los avances de la tecnología han podido contrarrestar, en gran medida, los fallos de los artefactos. Sin embargo, es sobre el llamado factor humano que recae la responsabilidad de la falla ante un sistema que en muchas ocasiones no  ha sido pensado para y con él. Desde esta conceptualización, parafraseando a Jacques Leplat, se introduce el concepto de neuroergonomía cognitiva como el conjunto de conocimientos neuropsicológicos pertinentes al análisis y a la solución de problemas ergonómicos desde el enfoque de la Ergonomía de la Actividad. La neuroergonomía cognitiva pretende ser un marco de acercamiento a la actividad humana, elaborado a través de elementos de diferentes sistemas integrados de dicho fenómeno. Comenzamos este acercamiento desde el constructivismo, donde se considera que el cerebro no es un mero recipiente donde se depositan las informaciones, sino una entidad que construye la experiencia y el conocimiento, los ordena y da forma, permitiendo así percibir la realidad gracias a nuestras estructuras mentales. Como indica en este sentido J. Bruner (2004) “conocemos el mundo de diferentes maneras, desde diferentes actitudes, y cada una de las maneras en que lo conocemos produce diferentes estructuras o representaciones o, en esencia, realidades”. En toda la psicología histórico-cultural, el concepto de “actividad” resulta crucial. No se trata de cualquier tipo de acción, sino de “actividad social”, práctica y compartida; en ella, hay intercambio simbólico y utilización de herramientas culturales para la mediación. En la actividad, así entendida, se encuentran las personas adultas y las que no lo son, las personas expertas y los aprendices. En la actividad se produce la creación de sentido y en ella, se integran los aspectos prácticos, emocionales, relacionales y cognitivos. Ergonomía centrada en la Actividad basada en las aportaciones de A.S. Leontiev, no considera las funciones aisladas como único factor a tener en cuenta, sino los comportamientos y razonamientos como se presentan en las situaciones naturales de trabajo actuales o futuras. No tiene en cuenta al usuario de los dispositivos técnicos, sino a la utilización que de éstos hace el operador. Percepción del riesgo “La actividad, en este enfoque, son los comportamientos, razonamientos, sentimientos del operador como actor. Un actor que tiene que desempeñar un papel, pero también debe dar una interpretación de ese papel, en función de las situaciones, la ergonomía de la actividad es una parte interesantísima de la revolución contextual”, descrita por J. Bruner. Resulta evidente que la percepción del riesgo por parte del operador es determinante a la hora de afrontar situaciones en las cuales un error (el consabido error humano) pueda originar un accidente o una catástrofe. Sin embargo, ¿se tienen en cuenta en los diseños la percepción del riesgo por parte del operador o incluso la variación de ésta debido al proceso de habituación? En este sentido, la evaluación del riesgo se contempla básicamente desde dos perspectivas: 1- Considera el riesgo como una característica objetiva de las condiciones de trabajo. 2- Considera el riesgo como una valoración subjetiva del trabajador. Estas dos perspectivas consistirán en dos visiones reduccionistas del fenómeno. Tanto el “realismo ingenuo” (el riesgo como una característica objetiva) como el «relativismo cultural» (el riesgo como una valoración subjetiva) no sirven para gestionar el riesgo. El punto de compromiso entre estas posturas extremas pasa por integrar dos aspectos: 1- El componente de subjetividad que comporta toda evaluación de riesgos y 2- La necesidad de procedimientos de medida del riesgo sistemáticos y replicables (Mariona Portell Vidal). Desde la  euroergonomía cognitiva, sostenemos la posibilidad de creación de tales instrumentos capaces de unificar ambas posturas. Toma de decisiones Tener la capacidad de predecir y de controlar el poder modulador y creador de la emoción en los procesos de percepción del riesgo y toma de decisiones en situaciones de riesgo, implicados ambos en el origen de la falla humana y los accidentes laborales, constituye una aportación necesaria para poder evitarlos. La neuroergonomía cognitiva pretende rellenar este vacío con propuestas operativas. Conciencia de la situación La percepción, comprensión y proyección son, según Endsley, los tres componentes esenciales de la conciencia situacional. Ellos dan soporte al mantenimiento activo de un modelo mental integrado en tres niveles jerárquicos. Sabemos que los seres humanos perciben estímulos de su contexto de manera diferente en función de la experiencia previa que hayan mantenido con ellos. Por lo tanto, la emoción enlazada a ese estímulo facilita su reconocimiento, entre otros. Es decir, el proceso de atención no se convierte en un proceso pasivo sino en un proceso activo, donde el ser humano percibe y da sentido a lo que le rodea en función de su historia experiencial. La neuroergonomía cognitiva permite conocer “la percepción” que un estímulo provoca en el operador, permitiendo evaluar el primer nivel jerárquico (la percepción) del proceso de conciencia de la situación, de manera que sea posible saber si el operador estará o no predispuesto a tener un problema de conciencia de la situación. Emoción Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente, que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endócrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. En la actualidad, se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico y que estos estados complejos tienen tres componentes: ◥ Fisiológicos: Es la primera reacción frente a un estímulo y son involuntarios; la respiración aumenta, hay cambios a nivel hormonal, se modifica el flujo sanguíneo. ◥ Cognitivos: La información es procesada a nivel consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva. ◥ Conductuales: Provoca un cambio en el comportamiento, gestos de la cara, movimiento

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Recomendaciones médico legales para el manejo de trabajadores con daño a la salud, recomendaciones y abuso del derecho

Recomendaciones médico legales para el manejo de trabajadores con daño a la salud, recomendaciones y abuso del derecho

  Por: Juan David Méndez / Médico y Cirujano / Abogado especialista en medicina del trabajo y laboral / Especialista egresado en valoración del daño corporal / Perito valorador del daño a la salud / Litigante en derecho médico, laboral, seguridad social y culpa patronal.   Las recomendaciones ocupacionales son prescripciones técnicas realizadas por un profesional en salud como parte de su proceso terapéutico o de intervención clínica según su área del conocimiento. Su objetivo es evitar la progresión de una noxa específica (enfermedad o accidente y sus secuelas). El fuero de discapacidad es la consecuencia jurídica que se erige en la relación obrero patronal cuando el primero posee restricciones en la participación o limitaciones en la actividad (deficiencias, discapacidades y minusvalías) que impiden el normal desempeño de su trabajo habitual. La estabilidad laboral u ocupacional reforzada es la protección constitucional derivada del ya mencionado fuero de discapacidad que genera en cabeza del empleador la carga procesal resultante del principio de solidaridad, de continuar el vínculo laboral de manera independiente al tipo de contrato, hasta tanto no obtenga el permiso del Inspector del Trabajo para dar por terminado o hacer efectiva la culminación del contrato de trabajo. Si bien el Decreto 1443 de 2014 compilado en el Decreto 1072 de 2015 no indica de manera expresa que se debe contar con un componente de medicina preventiva y del trabajo, considerándose ello un aspecto regresivo y excluyente de esta norma, se  desprende que es de capital importancia este componente, toda vez: Lo primero es realizar un diagnóstico situacional de la empresa: saber qué hay, qué tengo, con quién cuento y qué necesito para lograr un proceso seguro. Se debe tener una caracterización de la empresa en términos de la normatividad aplicable frente a los riesgos inherentes a su proceso productivo y aquellos transversales a todo el SG-SST. Sobre la aplicación de la Resolución 1010 de 1989, la Ley 1016 de 2006 y el cumplimiento del Decreto 1443 de 2014, entre otros, como la política interna para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas. Sobre el recurso humano necesario para el cumplimiento de los fines propios del SG-SST: horas médico, psicólogo o de otros profesionales especialistas en seguridad y salud en el trabajo y las ventajas estratégicas de la empresa frente a las aseguradoras del SG-SST, de manera que se permita un direccionamiento de las actividades de asesoría, asistencia técnica y de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. No sólo basta con conocer el total de trabajadores incapacitados, el diagnóstico más frecuente de incapacidad y caracterizar el ausentismo. Se debe engranar el Comité de Convivencia Laboral, el Comité Paritario de Seguridad y Salud en el Trabajo con un  manejo interdisciplinario que en todo caso, es más económico, que la materialización de un daño a la salud de un colaborador. Ante el deber objetivo de seguridad, la carga de la prueba en desvirtuar la culpa de la empresa frente a la materialización de un daño que se relaciona con su proceso productivo por el incumplimiento de las obligaciones de contractualmente tiene el empleador frente a sus colaboradores, no sólo lleva a la habitual “prudencia y diligencia”, sino que, obliga a entender, que en un Estado Social de Derecho, prima la dignidad humana y por consiguiente, no es admisible un proceso inseguro pretextando “el equilibrio económico de la empresa o del sistema”. Complementando lo anterior, sólo ante un manejo interdisciplinario, es posible hacer frente y realizar un adecuado seguimiento a los colaboradores con daño a la salud o tomar decisiones frente al proceso productivo para salvaguardar la integridad biopsicosocial del trabajador. Posterior a ello, debe definir el plan de acción dentro del SG-SST: 1. Focalizar los recursos finitos de la organización, en los acápites más prioritarios de intervención del SG-SST, sin olvidar los no tan prioritarios (trabaje en ellos). 2. Tenga en cuenta el riesgo de materialización del daño, su impacto social, comercial económico y a la salud. 3. Vislumbre la historia natural de las enfermedades o secuelas funcionales prevalentes en su región frente a los requisitos propios de su proceso productivo y adelántese mediante procesos de adecuación programada al trabajo. Ejemplo: empresa con trabajadores de alto riesgo en alturas utilizando una maquinaria ultra especializada. No realiza actividades de promoción de la salud ni prevención de la enfermedad ni ha tenido en cuenta las enfermedades como hipertensión, diabetes mellitus y obesidad, sin prevalentes en la población de la región. Sus trabajadores en su gran mayoría son analfabetas y sólo desarrollan o están capacitados en esa actividad. Con el tiempo, tiene el 60% de sus trabajadores con restricciones médicas derivadas de secuelas funcionales de esas enfermedades prevalentes, no hay sustrato para realizar un proceso de capacitación o entrenamiento para otras actividades del proceso productivo por el nivel académico y la edad de los trabajadores afectados. Su único camino para lograr la viabilidad económica de la empresa es lograr la autorización del Ministerio de Trabajo para dar por terminado el contrato aduciendo la imposibilidad de la empresa frente al proceso de reubicación, ¿lo logrará? Este panorama sería diferente, si la empresa capacita a sus trabajadores, vislumbra los cambios fisiológicos propios de la edad y las enfermedades prevalentes frente a las exigencias psicofísicas de su proceso productivo, se apoya en su caja de compensación familiar, ARL y SENA, para lograr procesos programados de reconversión de mano de obra. 3. Dinamice el seguimiento de los casos ya que el no hacerlo puede llevar a un largo tiempo de espera en procesos médicos y asistenciales de ágil resolución. Recuerde que “los dolientes” son el propio paciente, su familia y la empresa. 4. Evalúe los beneficios tributarios que la Ley 361 de 1997 trae a las empresas y si es el caso, con el acompañamiento del Sindicato e incluso del Ministerio de Trabajo, hágalo extensivo a trabajadores antiguos, previa asesoría integral por su abogado laboralista. 5. Se debe hacer seguimiento activo de los colaboradores con daño a la salud, de manera independiente al origen de la

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